Eres un cabrón
Por razones que no vienen al caso, no me hablaba con la chica protagonista. Una noche de fiesta y un poco de alcohol hicieron el resto.
La historia que a continuación voy a contar, he de decir que no sucedió realmente, aunque está parcialmente basada en hechos reales y sus personajes son también reales. Por supuesto, los nombres y las localizaciones son inventadas.
Me llamo Alex, y lo que voy a contar me sucedió hace ya algunos años, cuando tenia 18. Actualmente tengo 23 años.
Todo empezó cuando, un día como tantos otros, navegando por Internet encontré por casualidad una foto de una muchacha en una situación mas o menos comprometida. Nada especial. Nada, excepto que era exactamente igual a una amiga mía llamada Sara. Sabia que era imposible que fuera ella, ya que la foto era de una actriz porno poco conocida, pero aun así, cree una cuenta de email, y mande la foto de forma anónima a mi amiga. Esto llevo a una serie de mensajes por su parte y por la mía bastante subida de tono. Ella, al principio no sabia que yo era el de los mensajes, pues seguíamos viéndonos con normalidad, pero por razones que no vienen al caso, me descubrió. La chica tenía novio y esto, comprensiblemente, no le sentó muy bien. Le pedí disculpas, pero después de un periodo de hostilidad, dejamos de hablarnos, pero no de vernos, ya que veraneábamos en el mismo pueblo.
Fué en uno de esos veranos cuando ocurrió lo que nos ocupa. Eran las fiestas del pueblo, había una gran verbena en la plaza y todas las peñas estaban de fiesta. Yo había bebido bastante, aunque aún controlaba más o menos mis actos. Recuerdo que eran sobre las 04.30h, cuando entré al local de una de las peñas que se encontraba vacío, buscando algo de beber. Al principio no me di cuenta, pero al rato oí un ruido detrás de mí y al girarme me encontré a Sara tumbada en un sofá, totalmente borracha. Sara es morena, no esta especialmente buena, pero siempre había tenido algo que me excitaba. Mide en torno a 1.70 m, un pelín rellenita, y con unos pechos realmente increíbles. (Ciertamente, yo no los recordaba así, puesto que hacia tiempo que no la veía. Más tarde me entere que se había hecho cirugía menor para realzarlos). Llevaba un top negro bastante marcado que, junto con la postura en la que se encontraba, dejaba gran parte de sus tetas a la vista. Sus caderas estaban apenas cubiertas por una falda que se había subido casi en su totalidad, y con las piernas semiabiertas se alcanzaba a ver un tanga de color rosa. En ese momento se me olvidó por completo para que había entrado. Me acerqué a ella, estaba en un estado de semiinconsciencia, le toque el hombro y dije:
-¡Sara!. -No contestó. La zarandeé-.
-Sara, ¿qué haces aquí?-
No me contesto, apenas podía hablar. Solo balbuceó un par de palabras que no llegue a entender. Ante tal panorama, estoy seguro de que alguno de ustedes ya se imaginaran lo que hice a continuación: la lleve a su casa. Cogí su brazo y pasándomelo por detrás de la nuca, hice que se levantara. Nada mas salir de allí, empezó a vomitar. No puedo decir que fuera muy agradable, pero yo había tomado la resolución de llevármela de allí y no desistí por un problemilla de nada (a quien no le han vomitado alguna vez en los zapatos). Vivía relativamente cerca de allí pero debido al estado que nos encontrábamos (yo tampoco estaba muy lúcido), nos llevo bastante rato llegar, sin contar una parada mas para vomitar y otra en una fuente.
Llegamos a su casa, en la que vivía con su novio (he de decir que ella era un par de años mayor que yo, y su novio al menos cinco). No tenía ni idea de donde estaba él, pero mejor que no estuviera por allí cerca. Yo había concluido mi tarea y no tenía nada mas que hacer allí, pero dada la situación, antes de irme le dije:
-Nunca te lo había dicho en persona, pero quiero que sepas que por aquello que paso, te pido perdón.-
Entonces ella se me quedó mirando como sorprendida, se me acercó, y me besó, dejando todo su peso apoyado en mis labios. Acto seguido se separó y empezó a reírse.
-Eres un cabrón.- Dijo. Y me volvió a besar.
Yo no había planeado nada de esto, ni me lo esperaba, pero una vez llegados a este punto y puesto que había empezado ella, seguí adelante.
Comenzamos a besarnos de forma descontrolada, supongo que en parte debido a nuestro estado, y una súbita erección empezó a crecer en mi pantalón. La agarré del culo y la levante del suelo, llevándonos hacia la parte oscura de esa misma calle. Su casa estaba situada hacia las afueras, y no había muchas farolas. Una vez allí, la solté y me separe un poco de ella. Tenia una cara de vicio indescriptible, que junto a que sus pezones intentaban perforar su camiseta (no llevaba sujetador), y la falda arremangada, le daba un aspecto de verdadera perra en celo. Me cogió la cabeza, y la estampo directamente en su pecho. Sus tetas eran realmente increíbles, duras y firmes. Le levante la camiseta y empecé a chuparlas. Tenia los pezones durísimos y aunque no podía verlos bien debido a la oscuridad se adivinaban pequeños y oscuros. Yo los lamía, mordía y succionaba arrancándole pequeños gemidos, mientras ella me cogía la cabeza con una mano y con la otra empezaba a masturbarse por encima de sus braguitas. Entonces me agaché y le baje el tanga hasta las rodillas dejando al descubierto un coñito totalmente depilado, excepto por una pequeña mata de pelos encima de su rajita, que emanaba un olor realmente embriagador. Tenia el clítoris abultado, prueba de su excitación. Acerque mi cabeza y lo rocé con la punta de la lengua, lo que provocó un estremecimiento en ella unido a un profundo gemido que recorrió su cuerpo de pies a cabeza. Entonces empecé a chuparlo con verdadero frenesí, al tiempo que le introducía un dedo con asombrosa facilidad y empezaba a moverlo rítmicamente. Ella movía las caderas descontroladamente mientras decía:
-ahhh cabrón, sigue así.-
No tardo en explotar en un tremendo orgasmo mientras le metía otro dedo y succionaba su clítoris con pasión. Arqueó la espalda, se quedo totalmente rígida unos segundos, y soltó un gemido que se tuvo que oír en todo el pueblo cuando empezaron a manar flujos que yo trate de interceptar con mi boca, aunque me fue del todo imposible debido a la cantidad de estos. Había tenido un gran orgasmo y se encontraba apoyada en la pared con el cuerpo totalmente relajado.
Era mi turno. Me levanté y le di un profundo beso metiéndole la lengua hasta la garganta al tiempo que masajeaba fuertemente sus pechos con las dos manos. Me separe un poco y me baje la cremallera sin quitarme el pantalón, sacando mi polla totalmente dura y ligeramente dolorida pues llevaba un rato intentando salir de mis apretados vaqueros. He de decir que aunque me considero orgulloso, no es excesivamente grande, en torno a los 16 cms. Estaba dispuesto a follarmela allí mismo, pero al acercarme ella me la agarro, me giró, y me empujó contra la pared. Empezó a hacerme una paja lentamente mientras me besaba. Me beso en la boca, en el cuello, y se agacho quedando a la altura de mi enhiesto falo. Estuvo un momento parada, como admirándolo y acto seguido le dio un lametón. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Se acercó un poco más y se introdujo la punta en la boca quedándose quieta, como saboreándola, y empezó un rítmico vaivén. No parecía tener mucha practica, así que le cogí de la cabeza y le ayude a marcar el ritmo. Yo estaba en la gloria, con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás. De vez en cuando se la sacaba de la boca y se quedaba mirándola con curiosidad, le daba un par de lametones y volvía a metersela. Mas tarde me confesaría que era la primera vez que lo hacia, aunque eso a mi no me importaba mucho en este momento. Poco a poco iba aumentando el ritmo y se metía mas trozo hasta el punto que llego a tenerla casi entera en la boca. Cada vez chupaba con mas ganas, parecía que le estaba cogiendo el gusto y yo, en esta situación, no tarde mucho en correrme. Le agarre fuertemente la cabeza y empecé a mover las caderas follandome su boca mientras me venia un fuerte orgasmo. Ella trató de zafarse cuando noto que me venía, pero no le quedo mas remedio que resignarse a tragar todo lo que salía de mí. No vi ni una gota de mi semen, pero por la intensidad del orgasmo tuvo que ser una cantidad bastante significativa. Una vez la solté, para mi sorpresa continuó chupando hasta que estuvo fláccida, y la guardo de nuevo en mi pantalón.
-Eres un cabrón. -Dijo de nuevo.
Y me beso apasionadamente. Su boca sabia a mis flujos, pero no me importó. Todo había terminado. Entonces me agaché cogí su tanga que aun estaba por sus rodillas y se lo quite del todo.
-¿Qué haces?.- Me dijo.
-Esto me lo quedo yo.-
-¡Ni hablar! Damelo ahora mismo o... -
Pero yo ya me lo había guardado. Intento quitármelo, la cogí de la cintura, la gire sobre si misma, quedando ella pegada de espaldas a mí y comencé a masturbarla mientras le sobaba las tetas con la otra mano. Esto pareció relajarla, ya que al tiempo que le besaba en el cuello, empezó a gemir ligeramente. Estaba empezando a amanecer. Ella se dejó hacer. Yo aumentaba el ritmo con mi mano mientras que con la otra deje sus tetas para bajarme la cremallera del pantalón. Saque mi miembro que ya estaba preparado de nuevo, y sin avisar, se lo metí de golpe en el coño hasta mas de la mitad de su extensión. Esto pareció sorprenderla, pero no se movió ni un centímetro, sólo dijo entre dientes:
aahh cabronnnn.-
Entonces la agarre con las dos manos de la cintura y comencé a metersela y sacársela desesperadamente. Ella se agachó y abrió un poco mas las piernas dejándome hacer mientras gemía y se masturbaba como una loca. Se la metía hasta los huevos para sacársela por completo y volverla a meter. Ella gemía muy fuerte y se movía hacia mí haciendo la penetración mas profunda. Le agarraba las tetas mientras se la metía con fuerza provocando un ruido seco con cada embestida. Y así, tras unos minutos de verdadero éxtasis, me corrí como una bestia sin apartarme ni un centímetro. La llene con mi leche caliente mientras ella seguía masturbándose rápidamente. Tras esto, se la pase un par de veces por encima de sus nalgas, me di por satisfecho, y la guarde en el pantalón.
Yo me fui, ella se quedo allí, exhausta, con la falda subida y el coño al aire, pues el tanga me lo había quedado yo. No creo que tardara mucho en irse. Me fui a dormir satisfecho y confuso, ¿qué pasaría ahora? ¿Seguiríamos como antes?.
Pues sí. Cuando nos veíamos, ella seguía sin hablarme, como si nada. A mi no me importaba demasiado.
Aunque en realidad, no todo fue igual, quizá lo cuente en otra ocasión.
PD: Espero que les haya gustado, es mi primer relato. Agradecería cualquier comentario. Si quieren también pueden enviarlos a mi correo. Gracias.