Eres mi musica 5
Segundo encuentro, más dudas para una y más certezas para la otra
Dana.
Un músico puede no ser famoso pero nada le quitará ser músico, siempre me he sentido así y es lo que más me llena, así no sea la mejor, amo lo que hago, el cansancio es tan poco cuando se hace lo que se ama salvo aquellos días que después de intentar introducir adolescentes en el maravilloso mundo de la música tocan los quehaceres de la casa y las cosas superfluas de la vida, pero esa noche, ni todo el trabajo del mundo me podía quitar la energía que sentía, solo verla gesticular era magia ante mis ojos, sentía que la vida pasaba en cámara lenta, ella tenía cada gesto único e irrepetible, algo que no se podía ver en ninguna otra mujer, en ningún otro ser, tal vez es simplemente que ella es mágica, sentía los latidos del corazón en la garganta y el inevitable miedo de que al terminar la velada no la vería otra vez, ella estaba aterrada de estar ahí si sentía algo más el miedo lo aplastaba y yo me sentía inútil tratando de vencerlo. Obtener su nro. de teléfono fue por mucho lo mejor de la noche después de su sonrisa claro, también después de sus ojos expresivos, del mechón de cabello que bajaba por su mejilla, de su olor a flores y sus manos delicadas saludándome. No quería ni dormir, ni olvidar, quería que mi vida se detuviera ahí como una película interminable.
Después de la pequeña conversación en el balcón volvimos a la mesa, su amiga se la llevó y mi sonrisa de estúpida no me la quito ni el peso de los instrumentos mientras los subíamos a la camioneta, los chicos hablaron por todo el camino pero no se que dijeron, solo me despedí afuera de mi edificio, y entré sintiéndome en las nubes, como si fuera una niñita que le dan su primer beso la persona soñada. Llegamos a altas horas de la madrugada y tarde como 2 horas en dormirme soñando despierta, pensando en tantos quizás. Solo el despertador me sacó del sublime sueño que agarré, me paré con el mejor humor del mundo y a pesar de mi mala voz canté a todo pulmón en el baño.
Laura
¿Cuantas veces tenemos la oportunidad de saber que un acto de inocencia quizás nos va a cambiar la vida? A lo mejor ninguna y así comienzan las grandes historias de la humanidad, las buenas, las malas, las bonitas, las no tan bonitas. Esa noche el impulso de estar cerca de ella era tal que no me importaban muchas cosas, en mi interior, aunque no lo demostraba moría por llegar a algo más con ella, a saber más de ella, a conocer su interior. A Mónica le duran poco los despechos por lo visto, esa noche se llevó una chica al departamento, yo iba en el asiento de atrás del carro pensando, repasando mis últimos días, de pronto me doy cuenta de que no amo a mi prometido, de que el me está engañando y de que posiblemente siento algo inusual por una mujer, inusual y adictivo porque no quiero dejar de sentirlo. Prácticamente no dormí pensando sin poder creer que de llevar una vida tan simple pasé a esto.
Me desperté asustada porque iba a llegar tardísimo al colegio, me bañé y no desayuné me molestaba seguir pensando en ella, me sentía tonta porque se ve que es del tipo que piensan que todas se les regalan. No solo lo piensa, no faltaba la tonta que pasaba por la mesa y le guiñaba el ojo a una hasta la vi lanzarle un beso, tonta esa cree que es un gran partido que está consiguiendo si se le ve la flojera de lejos, bueno como buen músico pobre. Lucas me llamó esa noche a más no poder, apagué el teléfono y dejó cantidad de mensajes en el de la casa, antes de salir al trabajo escuché un par de ellos.
Lucas: hola mi amor, se que lo que escuchaste no fue bonito y que debes estar pensando lo peor, ella no significa nada para mi, apenas supe el incidente quise regresar pero habría significado abandonar mi trabajo y sabes que queremos una casa grande, te amo y por nada en el mundo te voy a dejar ir, me regreso antes de lo pautado para que hablemos.
Me siento mal, por muchas razones, Lucas no es el amor de mi vida aun así no se siente bien que me engañe, tendría más respeto por el si en mi cara me dice que terminemos porque está enamorado de otra pero tener que enterarme así. Llegué al trabajo con unas ojeras enormes porque el corrector ayuda pero no hace magia. Era día de comenzar una clase nueva y a pesar de que di todo de mi no pude hacerlo mejor, me estaba durmiendo parada e iba al baño a mojarme la cara cada 20 minutos definitivamente no debo trasnocharme, en fin las horas casi no pasaban y en el receso vi mi celular lleno de llamadas de Lucas y un par de mi mamá, sabía que tenían una conexión pero igual quería hablar con ella a ver que me decía.
Laura: hola mami, ¿cómo estás? ¿Para que me llamabas?
Mamá de Laura: hola mi amor, estoy bien pero ¿tu estás bien? Luquita me llamó, dijo que no le atiendes y que está preocupado…
Laura: ah yo sabía… bueno mamá Luquita y yo tenemos un problemita que cuando vuelva debemos resolver y no quiero hablar con el sino es en persona, pero claro eso no te lo dijo…
Mama de Laura: hija cuando uno tiene tanto tiempo en una pareja los problemitas son insignificantes, o sea, no pelees tanto…
Laura: mamá te voy a pedir que no intervengas, yo se que estás a favor de Lucas aun sin saber de que se trata pero igual es algo que debemos resolver el y yo
Mi madre siempre ha estado muy a favor de nuestra relación, creo que esa es otra de las cosas que nos mantiene unidos, que somos parte de la familia del otro, casi. En fin, el receso terminó y yo la conversación, continué la clase como pude o como el sueño me permitió tanto así que cuando terminé al mediodía ni me despedí de las otras maestras sino que salí directo al estacionamiento para irme, mi sorpresa fue grande cuando vi quien me esperaba.
Dana
Después de una buena y melódica ducha salí con rumbo al colegio, hice una fila larguísima para poder tomar el autobús y para colmo de males quedé de pie pero tampoco eso me quitó mi buen humor, ensayaba mentalmente la llamada que le iba a hacer, ensayaba si me atendía de buena manera y también si lo hacía a la mala porque era una posibilidad, pero que le iba a decir? Eso de que mi sobrino necesitaba un tutor era como muy rebuscado, ahora con la sobriedad que tengo me doy cuenta pero ya lo había dicho así que no sabía si seguir la mentira o variar la cosa, en fin, lo iba a consultar con Mateo aunque es un poco lento, mejor lo soluciono sola. Casi me paso en la parada que me tocaba, de ahí toca caminar como 2 cuadras hasta el colegio a veces con la guitarra y el bolso con el material de trabajo me cuesta, ese día no, porque ese día volaba todavía pensando en ella. La mañana voló, atiendo 3 grupos en una mañana cualquiera y ese día hasta improvisamos, teníamos una fiesta completa armada ahí, me gusta que los chicos se sientan libres de expresarse porque eso es la música. Mi duda sobre que decirle creció y fui a buscar a Mateo pero al llegar no estaba en la biblioteca, resultó que amaneció con conjuntivitis y no fue a trabajar, de regreso al salón me consigo en el pasillo a la directora con una mujer muy bella, de espalda al menos se le logra ver una figura envidiable, llevaba una falda tallada al cuerpo, tacones altos y una blusa roja, el cabello le rozaba el inicio de su trasero, definitivamente está muy buena “follable” como dirían unos amigos, cuanto más me acerco me vio la directora y la advirtió de mi presencia, me extrañó porque no se quién es, ella volteó y bueno es más linda de lo que se le ve por detrás. Tiene la piel clara y ojos azules, los labios de un rojo que invita a besar.
Ah mire ella es — escuché que dijo la directora, pensé “ok que hice ahora”
Margarita (directora): Ah Dana ella es la sra. Dugarte la mamá de Isabella, viene porque necesita hablar contigo, Sra. Dugarte ella es Dana la profesora de música de su hija…
Sra. Dugarte: por favor solo dígame Olimpia, Dana…
Tiene un acento sensual, mira a los ojos y es muy directa, su mano como era de esperarse muy suave y al sentirla cerca no podía ignorar su aroma embriagante…
Dana: un placer Olimpia…
Le contesté devolviéndole la mirada a los ojos, si quiere ponerse prepotente la voy a contener y si quiere ponerse cachonda la voy a cog…
Margarita: bueno yo me voy, la puedes atender en la oficina si quieres yo voy de salida sino me necesitan…
Olimpia: no, está bien…
Dana: si está bien ya vamos para allá… Por favor acompáñame –le señalé el camino para que fuera ella primero—
Al principio pensé que eran ideas mías pero luego me di cuenta de que le gustaba la atención que recibía y que además estaba acostumbrada a eso, me miraba de reojo y sonreía, y yo la miraba de arriba a abajo estaba buena por donde se le viera, llegamos a la oficina y se sentó frente al escritorio y no me quedó otra que sentarme justo a su lado.
Dana: bueno Olimpia, tu me dirás para que soy buena… es sobre Isabella cierto?
Olimpia: si, voy a ser directa, hacen día que Isa viene llegando a casa cantando y diciendo que se quiere dedicar a la música, que su profesora, o sea usted, le dijo que tiene talento quiero saber porque?
Dana: bueno porque así es… su hija tiene muy buena voz, mejor que muchos famosos de hecho…
Olimpia: verás Dana, mi esposo es abogado y yo tengo mi propia empresa, nosotros queremos que Isabella sea una mujer de negocios como su padre y yo…
Dana: lamento oir eso, pero también lo que ella quiere cuenta no crees?
Olimpia: desde luego, pero quiero saber. En tu experiencia, que tanto potencial ves en Isa? No quiero que deje de estudiar una carrera seria por dedicarse a algo que no le va a llevar a ninguna parte…
Dana: jajaja una carrera seria? No crees que si empieza un negocio o se convierte en abogado también podría fracasar?
Olimpia: disculpa, no quise ofenderte…
Dana: no lo hiciste, mi papá también es abogado… muy prestigioso por cierto, tampoco quería que fuera músico pero me siento bien siéndolo
Olimpia: --sonrió—entonces si puede triunfar como músico?
Dana: puede triunfar en lo que sea si la apoyan y hace lo que ama
Olimpia: lo dices con mucha convicción…
Dana. Realmente creo lo que digo… y me apasiona lo que hago…
Olimpia: si? Esa pasión la tienes para todo?
Dana. Si, para algunas cosas más que para otras…
Olimpia: jajaja ah… entiendo… me gustaría seguir conversando pero se me hizo tarde, te molestaría darme tu nro? Así estoy pendiente de las notas de Isabella…
Dana: claro que no, ya te lo anoto y cuando quieras seguimos la conversación…
Tomó el papel en el que escribí mi nro lo puso en su cartera y justo como entramos salimos, ella delante de mi solo que esta vez al abrir la puerta que se pega con el marco, la haló y su trasero vino justo a rozarse en mi entrepierna, a ella no le molestó mucho, sonrió por encima del hombro y se fue, sentí tantas cosas en ese momento, un escalofríos que me crispaba la piel y el olor de su cabello pagarme en la cara, fue totalmente voluntario de su parte al menos, yo no lo provoqué aunque no me molesta que una mujer de 40 con el cuerpo de una de 20 se me frote. Yo busqué mis cosas para irme a casa y bajé por la parte del estacionamiento para no encontrarme con todo el montón de niños corriendo y jugando, tropezándome, caminé la primera fila de carros estacionados y vi a alguien que no debía, vi a Laura ¿a Laura? Nah no ya estoy alucinándola pensé, me dieron ganas de reír bajé la cabeza y seguí caminando, la cosa es que cuando volví a alzar la mirada no dejaba de alucinar, ¡era Laura! Pero ¿qué hacía en mi trabajo? Se lo habría preguntado si al caminar y avanzar más no hubiese visto a su novio, porque un hombre que lleva un ramo de flores de ese tamaño y se arrodilla ante una mujer no es menos que su novio, me quedé paralizada unos segundos, el le decía no se que y ella no sabía que hacer, la vi taparse la cara, seguro extasiada por el gesto. Un par de maestros veían la situación conmovidos, murmuraban y sonreían.
Alisa: Que lindos no? Hacen una pareja perfecta… A mi me mataría que me hagan eso! Tu no?
Dana: si… me está matando…
Solo avancé, ya veo porque solo puede decirme “esto no puede ser” no fue agradable, me desilusionó por alguna extraña razón creí tener esperanzas y eso no me pasa muy a menudo, solo quería salir de ahí, me fui pensándolo en el camino, tenía que caminar unas 3 cuadras hasta la parada del autobús que por suerte no pasa cerca del colegio porque a la hora de la salida se hacen unas colas inmensas de carros de representantes buscando a sus hijos, voy por la acera cuando escucho a alguien gritarme…
--profeeee…---
Al voltear era Isabella… en el carro con su mamá, las dos me hacían señas para que me fuera con ellas, si antes pensé que era coqueteo casual ahora lo veo como algo más personal, bueno la que me gusta está con el que le gusta, así que yo puedo ver que tal con la sra. Del deportivo rojo. Isabella se pasó al asiento de atrás y yo iba de copiloto, demás está decir que el carro es más lujoso por dentro si eso fuera posible.
Dana: hola isa, un placer volver a verla sra. Dugarte, perdón Olimpia… --le sonreí con picardía si me sigue la corriente ya se que quiere, y así respondió—
Isabella: profe que le dijo a mi mamá? Verdad que si puedo cantar… dígale…
Dana: jajaja le dije la verdad Isa
Isabella: y cual es la verdad?
Dana: que cantas como los dioses…
Isabella: siiii!!! Viste mami, te dije que hablaras con la profe, yo sabía.
Olimpia: si, la profesora me aclaró un par de cositas, pero sabes que más me dijo? Que igual tienes que estudiar…
Dana. Es verdad, tienes que prepararte Isa, tanto en la escuela como en clases de canto y cosas por el estilo, no es que sea obligatorio pero mientras más preparada estés mejores puertas se te abrirán…
Isabella: que flojera profe!
Olimpia: Isabella! Escucha a tu profesora, confías mucho en su criterio no? Bueno, es hora de oírla… por cierto profesora, quiere acompañarnos a almorzar?
Isabella: porfa profe diga que si, así me da un par de tips…
Todavía pensaba en la hermosa mujer del vestido azul, no en la que vi en el colegio con novio aunque sean la misma persona, quiero conservar el recuerdo de aquella noche cuando nos conocimos, cuando tuve el beso más encantador que me han dado, no quería que fuera la misma, me aferraba a la imagen anterior y sin embargo la actual invadía mi mente provocando un malestar y una acidez en todo mi interior.
Olimpia: profe? Nos escuchó?
Dana: ah si, claro, disculpa es que voy pensando en el trabajo de mañana pero está bien vamos a comer.
Llegamos a la casa, nada pequeña, muy bonita, blanca de un estilo muy moderno, lujosa y para completar el cuadro con una muchacha de servicio, la comida la preparó Olimpia y lo creí porque mientras lo hacía Isabella y yo conversábamos en la isla de la cocina, de vez en cuando miraba a Olimpia de reojo, tiene un trasero de ensueño viéndola más de cerca, tiene curvas que no son propias de su edad ahí debe haber puesto las manos un cirujano y bendito sea por el trabajo que hizo. Isabella se fue al cuarto a buscar un álbum para mostrarme y yo veía de forma muy morbosa a su madre que estaba frente a mi pero de espaldas, detallaba sus piernas torneadas, desde mi punto de vista se veían muy suaves, no pude evitar pensar lo bien que se sentiría bañarla en chocolate y lamerlas.
Olimpia: te gusta lo que ves Dana?
Dana: ah?
Olimpia: que si te gusta lo que estoy haciendo
Dana: ah si jajaja se ve muy rico todo…
Olimpia: jajaja en que piensas? estás muy distraída o eres así normalmente?
Dana. No, es solo que… -- gracias a Dios venía Isabella y nos interrumpió—
Isabella: mamá me llamo Diego, quiere que vaya a la exhibición de natación, me dejas ir?
Olimpia: y cuando es?
Isabella: esta tarde a las 3pm, di que si por favor!!
Olimpia: y quien los va a llevar?
Isabella: la hermana de Diego
Olimpia: está bien pero te vas y te vienes con ellos, no me gusta que andes sola por ahí
La pasta quedó exquisita, Olimpia se lució y conversamos un rato de trivialidades, Isabella se fue y yo quedé con su madre que me invitó a la barra a tomar un poco más de vino. Se movía con una parsimonia que me enloquecía.
Olimpia: entonces, Dana, con quien vives? Tu familia, un amigo… una amiga…?
Dana: con nadie, la verdad tengo la compañía que necesito cuando la necesito…
Olimpia. Si? Eres una mujer interesante…
Dana: y tu aparte de Isabela quien te acompaña en casa?
Olimpia: prácticamente vivimos solas… ojala pudiera tener esa compañía que deseo a veces
Dana. Y tu esposo?
Olimpia: --sonrió—mi esposo… está muerto…
Su sonrisa cínica y su mirada clavada en mis ojos me invitaban a perderle el respeto.
Dana. Solo por curiosidad, a veces cuando deseas compañía que quieres hacer?
Rodeó la barra, y se posicionó delante de mi yo estaba sentada en un banco, di la vuelta y quedamos frente a frente y ella solo sonreía pero ahora de forma nerviosa, miraba a otra parte, ahora ella no soportaba la mirada fija encima. Posó sus manos en mis rodillas no le dije nada solo la dejé hacer.
Dana: dime… tengo ganas de hacerte compañía…
Tomaba mi copa de vino con una calma que la enloquecía, ella quería verme tomar el control, quería que en un arrebato de pasión si fuese posible le rompiera la ropa y la hiciera mía pero me gusta darme mi tiempo, tomarlas cuando ya no puedan más. Ella también tomaba de su trago y con la base de la copa me acariciaba los muslos queriendo ir un poco más allá, era un roce mínimo que nos gustaba, ella porque realmente quería tocarme y yo porque sentía una curiosidad morbosa con respecto a lo que deseaba.
Laura.
Alguna vez en mis tiempos de universitaria trabajé en una floristería y la dueña, una italiana de unos cuarenta y tantos casi 50 decía “Laura, los ramos de flores que compran los hombres son proporcionales al error que cometieron” ¡cuánta razón tenía! Creo que tenía como 200 rosas rojas y un lazo del mismo color, un peluche mediano y a Lucas de rodilla frente a mi auto, me sorprendió, es decir, él es un hombre detallista, romántico pero nunca había hecho algo así, claro nunca le había conocido un desliz.
Laura: Lucas, levántate por favor…
Lucas: mi amor quiero que así mismo como estoy sepas desde el fondo de mi corazón que te amo, que no hay otra mujer que me haga sentir tan siquiera parecido a como me siento contigo…
Laura: pero el show no es necesario…
Lucas: no es ningún show es una forma de demostrarte lo que siento y lo arrepentido que estoy
Laura: nos están viendo todos Lucas! Párate!
Lucas: no me importa, no me importa estar aquí de rodillas un mes entero si es necesario con tal de no perder la mujer de mi vida…
Laura: ok, si no te levantas me pierdes a mi…
Pasé de lado tratando de evitar las miradas compasivas de la gente para con Lucas seguramente pensando “pobrecito, lo que sea que haya hecho no merece tal desprecio…” llegué a la puerta del carro y al abrir se levantó y corrió a donde yo estaba.
Lucas: por favor Lau! Dame al menos la oportunidad de explicarte si? Yo se que parece muy mal pero no es lo que parece, mi amor por el tiempo que tenemos juntos no crees que me merezco una conversación al menos?
Laura: hasta la luna iría con tal de que dejes de hacer show en mi trabajo…
El me siguió en su carro y yo me sentía cada vez más enojada, el hecho de que llegara así al colegio a dárselas de mártir realmente me hizo enojar, podía escuchar un par de viejas murmurar “pobrecito” “que lindo” y hasta alguna ilusa “a mi con un detalle así se me olvida lo que hizo” pues a mi no. Llegamos a un café lejos del colegio no quería que nos vieran, nos sentamos en el jardín casi desierto.
Lucas: mi amor quiero que sepas que me importas mucho y que estos días en zozobra han sido un calvario
Laura: Lucas no te pongas melodramático si? Mira si estás con otra solo admítelo y dejémoslo hasta aquí
Lucas: ¡yo no estoy con ella! Bueno, ella trabaja conmigo y ese día tocó trabajar hasta tarde, nos fuimos a la habitación para trabajar mejor
Laura: aja y después te metiste a bañar y la dejaste trabajando?
Lucas: bueno… si…
Laura: jajaja tan estúpida me ves?
Lucas: mi amor ella no es nada en mi ida, en cambio tu—
Laura: en cambio yo que? Yo soy la estúpida que se cree tus mentiras?
Lucas: no! Tu eres la mujer de mi vida…
Laura: Lucas admite que no somos nada ya, hace mucho que no nos sentimos así…
Lucas: así como? Yo siempre he sentido lo mismo, te amo…
Laura: no, no me amas, estás acostumbrado a mi… hace cuanto no hacemos el amor? Hace cuanto no nos quedamos en la cama acariciándonos solamente? O sin hablar solo abrazados? Hace mucho…
Lucas: bueno por tu trabajo y el mio, porque ambos buscamos tener más dinero para vivir mejor, y el sexo… podemos hacerlo cuando y cuanto quieras… si quieres ahora mismo--
Laura: ves? Esa es la cuestión, no es sexo, si nos amaramos no sería sexo…
Lucas: fue un decir princesa, quise decir hacer el amor, yo te deseo y se que tu a mi también. Dame una oportunidad, déjame demostrarte que estamos hechos uno para el otro…
Laura: no, Lucas mira yo te adoro, pero creo que la oportunidad que debemos tener ambos es la de estar separados un tiempo y si después de eso sentimos que debemos volver lo hacemos pero ya sin dudas, despejados.
Lucas. Tienes otro?
Laura: ¿¡Qué!?
Lucas: dímelo!
Laura: que te pasa Lucas! De donde sacas eso!?
Lucas: claro porque tienes dudas, es que hay alguien más?
Laura: jajaja si Lucas, hay alguien más que contesta mis llamadas cuando me meto a bañar…
Lucas: disculpa, pero me parece que lo tomas de excusa! Nunca te había fallado así y ahora a la primera me dejas…
Laura: Lucas como te hago entender que se trata del motivo, el motivo por el que estuviste con otra, eso es lo importante, el tema en realidad es que sentiste la necesidad de estar con alguien más con quien sabe cuantos motivos y sabes que? Te entiendo, entiendo que esto se nos volvió tan cómodo que molesta, se volvió una rutina tan aburrida, Lucas te adoro pero no te amo y quiero terminarlo.
Lucas se quedó sentado en el banco y yo me fui no podía estar un minuto más ahí, tenía mucho en que pensar.
Dana.
Olimpia estaba muy deseosa de hacer el amor pero no terminaba de decidirse supongo que esperaba que yo hiciera los honores pero jugar con ella de esa forma me causaba placer.
Olimpia: ven tengo que mostrarte algo…
La seguí por un pasillo largo y angosto con una panorámica a la izquierda, supongo que es el pasillo que lleva a los cuartos. Llegamos a una biblioteca con una vista espectacular, se ve gran parte de la ciudad desde ahí pero también al fondo se ve el pico de las montañas, ella se colocó de espaldas a mi que estaba casi en la puerta, abrió las cortinas para que viera con toda plenitud el panorama y lo vi, vaya que lo vi. Vi esa figura hermosa aun con más entusiasmo que antes, pude ver sus pantorrillas tonificadas, quien viéndola así podría decir que tiene más de 30, sus piernas eran una delicia pero su trasero era la gloria, vigoroso, erguido, firme y a su vez, según descubrí después muy suave. Me acerqué lentamente a ella que seguía de espalda mirando por la ventana.
Dana: si… inigualable la vista. –Dije mientras tomaba el último sorbo de la copa—
Ahí pegada a ella podía sentir su respiración era pesada, entrecortada, casi jadeos, al mismo tiempo pegué mi entrepierna a su trasero tan anhelado por mi, mientras bajaba la mano con mi copa roce solo con la punta de mis dedos su seno izquierdo y dio un respingo hacía atrás que hizo que se apretara más a mí solo sonreí, ella estaba en una zona que enervaba pero de la que no quería salir.
Olimpia: voy a buscar más vino…
Dio media vuelta pero no la dejé avanzar más, la tomé por el brazo fuerte y la pegué a mi.
Dana: vinimos a tomar vino? Yo creo que no
Acaricié su cintura y ella instintivamente echó la cabeza hacia atrás y posó sus brazos en mis hombros, mis manos a ambos lados de su cuerpo, comenzaron a descender justo en donde sus senos se unen con su vientre plano, apreté suavemente antes de bajar y ella cerró los ojos y ladeo la cabeza. Recorrí sus caderas, su cintura y terminé en sus glúteos tal como esperaba firmes redondeados, no pude contenerme de apretarlos ella jadeo muy suavecito, dejé una mano encargándose de su pompis y con la otra seguí recorriéndola volví a tocar su seno aun por encima del vestido y el brassier se podía sentir la dureza de sus pezones erguidos, tomé el seno con la palma de mi mano y acaricié su pezón con el pulgar. La rodee por la cintura y con la mano que tenía en sus senos acaricié también su cuello, estaba muy excitada casi abandonada al placer pero seguía sintiéndose cohibida, sus manos llegaban a mi pecho pero no avanzaban, entonces la llevé al escritorio, la tomé de la cintura y la senté en la mesa, ella abrió las piernas y yo me posé ahí, de pie frente a ella con nuestros sexos pegados aun con ropa, tomándola del cuello la besé y me correspondió, recorría su cuello con la mano llegando a sus senos que apretaba y acariciaba a la vez. En ese momento, ese beso hizo que ella respondiera como sin inhibiciones, nuestras respiraciones se cortaban y solo nos separábamos para respirar, la miré y estaba con los ojos inyectados de lujuria, una lujuria que tal vez hace tiempo no sentía.
Dana: esto es lo que querías no? Querías que te hiciera mía verdad?
Olimpia: si mi amor, quiero que me cojas como una puta, quiero ser tu puta... –dijo esto apretándome la entrepierna—
Mis sentido explotaron, sentía que la sangre me hervía en la zona sur, me agité más solo quería tenerla desnuda para mí, para darle lo que pedía. Me saqué la camisa sin quitar los botones y los zapatos con un ligero movimiento de pies, ella casi me arranca los pantalones pero solo me los bajó hasta los muslos, la volví a halar hacia mi, le gustaba que fuera brusca, le subí el vestido hasta la cintura para ver su vagina, estaba con una tanga negra de encaje, amo las mujeres que usan ropa interior sexi para estar listas en cualquier ocasión. Se veía tan sensual así medio desnuda, en extremo excitada. Besé el interior de sus muslos y acaricie de forma sutil con la yema de los dedos, la besé de la rodilla a los labios de su vagina, sus fluidos empapaban la tanga, se podía ver lo húmeda que estaba, su clítoris brillaba preso del encaje. Me iba a enloquecer. Le saqué la tanga, miré su cara y tenía los ojos cerrados apretándose los senos, al bajar su tanga pude constatar lo que ya sabía, estaba chorreada, pegué mi vagina a la suya, yo con mi bóxer podía sentir su calor y su humedad fundirse con la mía cuando me vio le mostré la tanga con una sonrisa, se la pasé por los labios y la lamió.
Olimpia: méteme uno mi amor, quiero tenerte dentro de mi quiero que me llenes mi amor… ah…
Le metí un dedo y estaba muy caliente, se lo metía y sacaba sin mucho apuro pero su espalda arqueada indicaba que quería más, introduje uno más. El sonido de mis dedos al entrar y salir de su muy mojada vagina es algo que siempre voy a recordar los fluidos hacían el sonido de un mar de placer, al mismo tiempo me estimulaba yo porque no podía con tanta excitación, tuvo un orgasmo maravilloso sentí como me apretaba los dedos dentro de ella, gemía sin control y esa situación me llevó al límite a mí que también tuve un orgasmo sin que ella me colocara un dedo encima. Descansó un par de minutos y se bajó del escritorio más decidida que antes me recostó a el mismo, se sacó el vestido por completo yo la ayudé con el brassier, me quitó el pantalón y el bóxer.
Olimpia: quiero chupártela y que me acabes en la boca mi amor… quiero tragármela como una putita…
Sus deseos fueron una orden pero entendí que nunca lo había hecho, al menos con una mujer, se arrodilló frente a mi me besó mi monte de venus, daba besos tiernos tímidos pero a la vez se iba soltando un poco más, me veía a la cara, imagino que veía éxtasis total porque es lo que sentía.
Dana: intenta hacer lo que te hice yo… anda zorrita…
Le gustaba que le hablara mal, que la tratara rudo, eso la excitaba más. Comenzó a besar mis labios e introducía su lengua un poco, a pesar de su inexperiencia lograba calentarme mucho y me mojé más, ella lamía mis fluidos con una necesidad que la desesperaba, yo le sujetaba el cabello para ver su cara oficiosa a plenitud. Separó los labios de mi vagina y sopló mi clítoris, su aliento cálido en mi mayor punto de placer desencadenó un montón de sensaciones, separé las piernas para colocar su cabeza muy pegada a mi sexo, me movía hacia adelante y hacia atrás sujetándola de la cabeza para que no se despegara, ella me chupaba los labios, el clítoris, lamía y todo terminó en un maravilloso orgasmo, no pude contener un gemido e hice un esfuerzo enorme por no apretar su cabeza mientras sentías espasmos recorrer mi cuerpo. Me recosté un rato en el escritorio, este había sido muy bueno y necesitaba reponerme.
Olimpia: parece que no lo hice tan mal no? Ven, vamos a continuarlo en el cuarto…
Tomé mis cosas, por instinto supongo y me fui cubriéndome solamente la vagina, inconscientemente creía que “podían verme” o algo así, al entrar estaba totalmente desnuda con las piernas muy separada recostada sobre sus codos esperándome en la cama, tiré las cosas y cerré la puerta, la tarde iba a ser larga y placentera, me subí encima de ella y la abracé nos besamos sin parar, pegamos nuestras vaginas y comenzamos un vaivén primero lento luego más rápido no pasó mucho tiempo para que tuviéramos otro orgasmo. Lo hicimos un par de veces más le pegué con el cinturón, dejé su trasero muy blanco, colorado. No se en que momento nos dormimos solo sé que me despertó el reflejo de una luz que venía de afuera, como un carro que pasó, ella dormía en mi pecho yo me levanté y me asomé, era un carro que metía en el garaje, tal vez su hija había vuelto y la traía alguien, de cualquier forma no era conveniente que me viera ahí o que viera a su mamá desnuda durmiendo. Desperté a Olimpia.
Dana: alguien llegó y guardó el carro en el garaje cariño…
Pegó un salto de la cama a la ventana y vio quien se bajaba, agitada me tiró la ropa y miró el reloj.
Olimpia: es mi marido!! Vístete rápido!
Dana: queeee!!!??? No estaba muerto tu marido…?
Olimpia: jajaja si mi amor, está muerto entre las piernas, anda bombón vístete mientras yo bajo y lo entretengo, tu escóndete en la biblioteca y espera que te vaya a buscar…
Nunca en la vida me había vestido tan rápido pero nunca me he llevado un balazo y un hombre celoso es capaz de todo así que seguí sus instrucciones y como 45min después me sacó de la biblioteca, me acompañó a la puerta, su marido se estaba bañando, me apretó el trasero yo la halé le di un beso y le apreté el culo debajo del vestido. Me fui feliz.
Lamento la espera :( espero redimirme :*
Saludos desde Venezuela