Eres de mi propiedad 3

Sigue la historia de Laura.

Parte 3

se recomienda leer:

parte 1 -------->

http://todorelatos.com/relato/81277/

y parte 2 ------> http://todorelatos.com/relato/81304/

Gracias por leer:)

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Se despertó de madrugada, seguía en el suelo, le dolía la cabeza y sentía nauseas, fue corriendo al baño y vomitó.

Se miró en el espejo, tenía los ojos rojos y el rimel corrido, abrió el grifo y se lavó la cara, después se pego una ducha rápida y se metió en la cama.

Cuando sonó el despertador suspiró, no había pegado ojo, estaba tan preocupada, tenía tanto miedo de que en cualquier momento entraran en su casa, se tapo hasta las narices y se concienció en salir de casa.

Diez minutos después sonó de nuevo la alarma, resopló y se levantó de un salto, abrió el armario, no sabía que ponerse, quería algo que la tapase bien, buscó debajo de la montaña de ropa hasta que dio con ese antiguo chándal que desechó al conocer a Marta.

Le quedaba un poco grande, pero daba igual, era negro, ancho y la chaqueta tenía capucha, se la puso y salió rápido de casa.

Caminaba cabizbaja y mirando de reojo a todas partes, solo faltaba un tramo de calle para llegar al encuentro de su amiga, sus piernas deseaban correr, se sentía como una niña... como si el hecho de llegar junto a Marta fuese a salvarla, miró hacía arriba y la vio, llevaba un vestidito rosa y el pelo recogido en un moño, parecía una chiquilla y estaba adorable, la sonrisa de sus labios desaparecía a medida que reconocía a la misteriosa chica del chándal, por fin una mueca de disgusto.

  • joder Laura... no se para que te compraste ropa ayer si pretendías ponerte esto.
  • Marta... - la abrazó y rompió a llorar.
  • eh... tranquila ¿qué pasa?
  • Nada... ya esta... ¿vamos?
  • Nena, si te ocurre algo... puedes contármelo ¿lo sabes, no?
  • Si, pero no es nada...

Laura quería explicarle la verdad, pedirle consejo y ayuda, pero era incapaz, ¿la creería? Eso era lo de menos, las consecuencias de contárselo eran muy peligrosas, no sabía que hacer, le vibró el móvil, era un sms.

Laura, Laura... no me gusta nada esa ropa, así que vuelve a tu casa y te pones algo más bonito, ¿sabes? Vestirte hoy así te saldrá caro, por tu bien, espero que vuelvas dentro de cinco minutos más a mi gusto.

M.

Parpadeo dos veces, incrédula, miró a su amiga y le dijo que iba a cambiarse de ropa, que ella tenía razón, Marta sonrió satisfecha y le dio también cinco minutos.

Llegó al piso sin aliento, abrió el armario y cogió el vestido verde de verano, no era ni corto ni largo, pero tenía un escote de infarto y era un poco transparente volvió a salir corriendo y llegó al mismo sitio.

  • ahora si, ¿ves que guapa? Además... sentirse bonita quita las penas.
  • Ojala... - susurró. - ¿hoy también irás a por Juan?
  • Claro nena, ese hombre me aprobará.

Caminaron hasta la entrada de la clase, el aula estaba casi llena y el profesor en la puerta, al intentar entrar, Juan levantó una mano.

  • Señorita García, espere un momento, he de hablar con usted.
  • Si señor, Marta ve entrando.

Se desplazaron a un lado y el la miro de arriba a bajo con lascividad.

  • siempre viene usted muy bonita.
  • Gra... gracias, ¿qué quería decirme?
  • Quería darte algo preciosa ¿son tuyas? - enseñó sus braguitas.
  • si... son mías.
  • Huuum. - las olió. - delicioso... supongo que querrás una buena nota por esto, cuenta con ello, te doy un bien, si quieres mejorarla, tal vez, deberíamos mantener una reunión en mi despacho, ya sabes a que horas puedes visitarme. - volvió a oler las bragas. - me encantan. - se las guardó en el bolsillo y entró en el aula.

Laura entró detrás, pálida y pensando en todo lo que había sucedido, buscó a Marta, sentada en el mismo sitio de siempre y con cara de mala hostia, ella caminó despacio hasta su sitio y se sentó, todavía le costaba creer en ello, su profesor la miraba de vez en cuando y ella solo sentía repulsión.

Marta la miraba interrogante, pero no podía contarle la verdad, buscó desesperadamente por la clase, pero en vano, de nuevo el móvil.

Laura ¿Qué te dijo Juan? Puedo imaginarlo... irás a visitarlo y le harás una buena mamada, serás su alumna favorita...

M.

Espero a que terminase la clase, porque... ¿Qué otra cosa podía hacer? Sonó el timbre, se levantó rápido y miró a su amiga.

  • he de ir a ver a Juan... te llamo luego ¿Vale?
  • Está bien Lau.

Metió el carpesano en el bolso y siguió a su profesor hasta el despacho, al entrar ella, él lo cerró con llave para que nadie les interrumpiese, Laura se sentó en la silla y vió como Juan sacaba de nuevo sus bragas y las olía.

  • Dame las que llevas ahora. - le dijo – deben oler mejor.

Ella deslizó las braguitas y se las lanzó, él la olió con entusiasmo y gimió.

  • muy bien señorita Gonzalez... estoy seguro de que ha venido a convencerme para que aumente su nota, está bien, puede usted intentarlo.
  • ¿Puedo pedirle que suba también la nota de Marta Gil?
  • Eso depende de usted señorita... y ahora, convenzame

Laura se levanto y caminó hasta él, la verdad era que sentía muchísimo asco pero pensó que no lo hacía por sus captores, sino que lo hacía por su nota y por su amiga.

Se puso de rodillas y le desabrochó el cinturón, después deslizó sus pantalones hacía el suelo y le empezó a sobar la polla por encima del calzoncillo, aunque odiaba reconocerlo, eso la estaba poniendo cachonda, lo bajo un poco para descubrir una polla pequeña y gorda, estaba semi erecta y la comenzó a masturbar muy despacito, no tardo en crecer, pero aún así, seguía siendo pequeña, lamió muy despacio la punta, provocando gemidos en el hombre, y empezó a trazar círculos con la lengua, después la resiguió a lo largo del falo para terminar metiéndosela toda en la boca, mamó absorbiendo y subió su mano a los testículos, los masajeó y estrujó, los gemidos de Juan cada vez eran menos controlados, movía la pelvis bruscamente, deslizó las manos a la cabeza de Laura y las enredó en su pelo, cuando estuvo a punto de correrse la sujetó con fuerza y se vació en su boca, Laura tragó en silencio y se incorporó. * Uff chiquilla, ha sido la mejor mamada de mi vida... he tenido muchísima suerte, no hace falta que estudies para ningún examen más, si lo hace así, te prometo que siempre tendrás diez... si quieres que la nota de tu amiga suba... debes darme las braguitas. * Son suyas. * Puede irse señorita, gracias por su visita. * Adiós profesor.

Salió del despacho directa al baño, se enjuagó la boca llorando y cuando levantó la vista vio a Paula, esta sonreía, le besó en la boca y la metió en uno de los baños.

Empezó a tocarle el pecho, le subió el vestido hasta la cintura y se sorprendió al ver que no llevaba bragas.

  • zorra, me encanta... ¿la tiene Juan? Hum, pobrecita... lo debiste pasar mal eh, bueno, ahora nos divertiremos juntas.

Le lamió el lóbulo de la oreja y Laura gimió.

Siguió subiéndole el vestido hasta que se lo quito, después ella también se deshizo de su ropa, la miró y se relamió, pellizcó suavemente sus pezones y se los introdujo en la boca, primero uno y después el otro, bajó sus manos hasta su coñito, lo acarició despacio, con delicadeza y cuando encontró el punto metió dos dedos de golpe, Laura abrió los ojos rápido, pero no se quejó, aquel dolor casi le gustaba, abrió más las piernas, no sabía que hacer para que ella le siguiera tocando, no sabía como moverse para sentir más placer, eso provocó una carcajada en Paula.

  • pon la pierna ahí arriba, estarás más cómoda y no hace falta que me pidas permiso para correrte, te lo has ganado.

Laura sonrió y puso la pierna donde ella le había indicado, enseguida notó la mejora, y las ganas de correrse inundaron su cuerpo, lo deseaba desde ayer, Paula siguió con su mete saca mientras que la otra mano jugaba con su clítoris. * Muy bien zorrita, te comeré el coño si juegas con tus tetas.

No lo pensó dos veces, elevo sus pechos y los empezó a masajear, pellizcaba con suavidad su pezones, unía sus tetas y las amasaba, Paula descendió riendo hasta su coño y lo lamió, una pasada rápida, de abajo a arriba, esta se retorció, enseguida encontró su clítoris y lo intentó morder, con la puntita de la lengua lo presionó y después hizo círculos a su alrededor, se amorro a su coño con avidez, lo quería comer bien, absorbiendo, sin dejar espacio entre ellas, notaba que estaba apuntito, metió de nuevo los dedos y así la condujo al orgasmo, cuando acabó, continuó lamiendo hasta que se relajó, volvió a incorporarse y la besó con pasión, justo cuando le iba a decir que era su turno, Laura le sorprendió empotrándola y descendiendo hacía abajo y aunque eso la puso muy cachonda, la cogió bruscamente del pelo y la subió haciéndole daño. * ¿Te he dicho yo que quería que me hicieses algo? - la abofeteó – agradece que te deje correrte y nunca jamás intentes hacer algo sin mi permiso. - volvió a abofetearla. - luego en casa te castigaré y ahora zorra, como se que te mueres de ganas de comerme el coño, te vas a joder, ponte el vestido y largo de aquí. * Si señora.

Se vistió y cuando fue a salir Paula volvió a cogerle del pelo, la atrajo con violencia hacía si y le susurró al oído.

  • te olvidas de darme las gracias, puta.
  • Gracias señora.
  • Gracias por...
  • Gracias por dejar que me corra Señora.

Paula abrió la puerta y la empujó fuera del baño.

Laura salió rápido del baño, le envió un sms a Marta diciéndole que no se preocupara por Juan, que ya le había cambiado la nota y después caminó hasta su piso, abrió con miedo a que él estuviese dentro, pero después se dio cuenta de que no le importaría, que en realidad deseaba que él estuviese ahí, no le gustaba mucho como la trataba pero era el único que se había fijado en ella, a pesar del miedo, sentía devoción.

Efectivamente, “M” estaba ahí sonriente, le tendió la mano para acercarla y cuando la tuvo a escasos centímetros la besó.

La condujo hasta su habitación y le ató las manos a la espalda, la puso de rodillas y le acarició el cabello, besó su frente y empezó a reírse maliciosamente.

  • hay Laura, ¿nunca aprenderás? Me encanta que te emociones y quieras hacer cosas por tu cuenta, la verdad es que excité cuando Paula me dijo que sin pedírtelo estuviste dispuesta a comerle el coño, pero zorra, solo has de hacer lo que se te pide. - le dio una patada. - este será tu castigo, vas a pasar toda la noche ahí, de rodillas, con las manos en la espalda, yo, dormiré en tu cama y por la mañana, Zorra, más te vale agradecérmelo ¿entendido?
  • si...
  • ¿si qué? - volvió a patearla.
  • Si Amo.
  • ¿te cuesta decirlo a la primera? ¿crees que me gusta pegarte? Bueno tal vez si, pero parece que te guste a ti más, siempre provocandome, agradece que no te folle ahora zorrita, me pones burro.
  • Gracias Amo.
  • Buenas noches.
  • Buenas noches Amo.