Eres de mi propiedad - 2

Sigue la historia de Laura, ¿cómo solucionará todo esto?

Parte 2 se recomienda leer la parte 1 --------> http://todorelatos.com/relato/81277/ Gracias a todos por leer :)

  • ¿me estás escuchando?
  • ¡Qué si Marta! Que el profe es un idiota.
  • ¿Qué te pasa hoy? Parece que esté en otro mundo... esto no queda así Lau... me aprobará.
  • Si... siempre te aprueban... ¿ahora tenemos clase con él?
  • Por supuesto, ¡vengo preparada!

Y así era, Marta vestía el típico modelito de zorra, shorts cortísimos que enseñaban medio cachete y un top de esos que están de moda, que solo te tapa las tetas y encima te pones una blusa, pues así iba ella, se imaginó así misma vestida así y no pudo evitar pensar en sus nuevos... “amigos”, te mantendremos informada dijo él, te estaré vigilando de cerca, concluso ella.

Se levantó nerviosa y cogiendo a su amiga del brazo, fueron a clase.

Se sentaron donde siempre, ni cerca ni lejos de la mesa, pero ahí, nadie podía verlas, Juan explicaba medio somnoliento, como siempre, no era un rollo muy diferente al de cada día, de repente el móvil de Laura empezó a vibra, un sms.

Laurita... te voy a dar unas instrucciones y tu las vas a seguir al pie de la letra, no te gires, no busques quien te envía el sms, bien, se que tu amiga está intentando provocar a Juan, pero no lo consigue... ¿sabes por qué? Es muy sencillo niña, a Juan le gustas tú. Bien, ahora quiero que te quites las bragas muy despacio, adoro que lleves faldita... cuando te las hayas quitado, te acercarás a la mesa del profesor como si tuvieses una duda y meterás tus braguitas en el bolsillo de su chaqueta, quiero que vayas meneando ese culito que tienes... si no lo haces en menos de cinco minutos, recibirás un buen castigo.

M.

se sobresaltó, no buscó ni se preguntó nada, debía hacerlo... temía sus castigos y más cuando su virginidad estaba en juego, miró disimuladamente y cuando se aseguró de que nadie, ni siquiera Marta, la miraba deslizó sus bragas hacía abajo... pensó, pero no le importo, las hizo una bola en su puño y se levantó meneando el culo hasta la mesa del profesor, se agachó lo suficiente como para tapar su acto y Juan tartamudeó al responder mientras miraba su escote, ella deslizó la mano hacía el bolsillo de la chaqueta dejando ahí sus carísimas braguitas y volvió a su sitio meneando el culo de nuevo.

Volvió a vibrar su móvil.

Lo has hecho muy bien, me ha encantado que le mostraras el escote, ese viejo verde soñará contigo o se masturbará con tus bragas.

Muy bien, ahora muy despacito te vas a masturbar, quiero que tengas un orgasmo.

Si no... ya sabes, te estoy vigilando, justo detrás de ti.

M.

a pesar de que odiaba a ese tio, no pudo evitar estremecerse e imaginarlo detrás mirándola con lasciva la puso más cachonda aún, miró a su amiga y comprobó que esta estaba entretenida con su profesor, así que muy despacio bajo su mano para jugar con su sexo, primero se dio leves caricias a lo largo de su rajita, hasta que no pudo más y empezó a frotarse con más fuerza, recordó que Paula le había metido un dedo, no se sentía capaz, temía tanto hacerse daño, pero al final la curiosidad la venció y con mucho cuidado se introdujo un dedo, tubo que hacer grandes esfuerzos por contener el gemido, después de frotarse un rato más, se corrió, pudo escuchar las risas de ese tal “M” detrás de ella, eso le devolvió la cordura y se enfureció.

Sonó el timbre y se levantó con ansias, pero Marta la paró.

  • esperame tía... ¿vamos de compras? Es hora de que te pongas algo más...
  • si, vamos, lo que sea, pero vamos.

Cogió a su amiga de la mano y se la llevó corriendo del aula, si ese depravado estaba ahí, seguro que la cogería.

Miraba nerviosa de un lado a otro, Marta no se enteraba, ella seguía planeando su historia con el viejo Juan, sonrió al recordar el sms.

Y entonces la vio, Paula, iba buscando entre la gente, a ella por supuesto, ahora ya no tendría donde meterse.

  • ¿Laura? - dijo haciéndose la sorprendida. - ¡Dios mío, Laura! ¿eres tu? Vaya cambio nena, estás guapísima. - besó su mejilla. - ¿no sabes quien soy? Paula tía, íbamos juntas al colegio.
  • ah... si... Paula, hola.
  • ¿no me presentas a tu amiga de infancia, nena? - susurró Marta.
  • Si claro, ella es Paula y ella es Marta.
  • Encantada, oye íbamos a ir de compras... ¿te apetece venir?
  • ¡claro!

Laura no sabía donde meterse, esos dos lo tenían todo bien calculado, miró su supuesta amiga de infancia, iba vestida tan zorra como Marta o casi peor, llevaba su pelo recogido, igual que cuando la conoció, subieron al bus y se sentaron separadas a causa de la falta de asientos, pensó en huir, pero no dejaría a su pobre amiga sola... si le hiciesen algo...

cuando se quiso dar cuenta, ya estaban en la puerta del centro comercial, cada una cogió unas seis prendas y se metieron en probadores distintos, a los cinco minutos apareció Paula con otro tipo de ropa.

  • te lo pruebas, si es tu talla lo compras, sino cojo otra talla, huum zorrita te lo comía ahora... - dijo mirando su entrepierna.

Descendió despacio, y lo acarició, cogió su pierna y la puso encima del taburete de modo que sus piernas quedaran abiertas y su coñito bien expuesto.

Lo lamió despacio, saboreándolo, empezó a hacer leves círculos alrededor de su clítoris Laura creyó morir y se aferró a su melena, Paula rió por lo bajo y siguió devorando, ahora mientras con el pulgar hacía los círculos, introducía la lengua como si fuese un polla pequeñita, esta enloqueció por completo y cuando se fue a correr Paula paró se levantó y la abofeteó.

  • pide permiso, siempre, para correrte.
  • ¿pue... puedo?
  • ¿Qué? - volvió a pegarla.
  • Ama... puedo... correrme, ¿por favor?
  • No, aquí la que se va a correr soy yo, de rodillas ¡ya! Y ahora, ya puedes merendar zorrita, más vale que lo hagas bien... o te castigaré.

Laura estaba muy cachonda, tanto que pensó, que tal vez si lo hacía bien podría correrse ella después, se arrodillo y levantó su pierna como antes había hecho Paula, empezó lamiendo su tobillo y subiendo despacio hasta que se encontró en el centro, metió la lengua tímidamente y después le dio un repaso a lo largo, empezó a jugar, se imaginaba que dibujaba cosas y hasta lo estaba disfrutando, se amorró a ese coñito y utilizando toda la boca lo empezó a devorar entero, probó también a hacer los círculos con la boca y viendo la cara de ella se atrevió a más, le introdujo dos dedos y la empezó a follar despacio, mientras que con la lengua seguía haciendo círculos, cuando notó que empezaba a estremecerse bombeó los dedos aún más rápido y elevo la otra mano para pellizcarle un pezón, Paula se corrió en abundancia y todo fue a parar a su boca, que sin otro remedio tubo que beber. * Vaya, vaya con la puta esta... huum que bien lo has hecho... ¿has estado mirando pelis porno para aprender? Bueno me voy, ni se te ocurra masturbarte, hoy no te corres zorra. ¿entendido? * si... * ¿si que? - le dio un cachete. * Si, señora.

Laura se probó la ropa que le había traído, era muy provocadora, pero a la vez era muy normalita, se miró en el espejo y se vio diferente, incluso... guapa.

Se fue y al pagar, Paula le dio dinero.

Se fueron las tres y una vez en las escaleras de los pisos se despidieron, por supuesto que Paula se fue con Laura, esta no dijo nada, por pánico a lo que podría suceder.

Abrió la puerta temblorosa y entonces “M” abrió desde dentro.

  • me hice una copia, ¿te importa? Bah da igual...

entraron y Paula entusiasmada le empezó a enseñar todo lo que había comprado, el le hizo un gesto y ella se arrodillo, se sacó la polla y se la metió en la boca. * Aveces, pienso que es la única manera de hacer que te calles... ¿y tu zorrita? No te has comprado nada. * Si, señor, lo escogió Paula. * Bien... pues arrodillate también y chúpamela... ella te enseñará.

Se arrodilló despacio, prefería chuparsela a que la follase como un bestia, contempló como Paula lo hacía y ella la intentó imitar provocando las carcajadas de “M”, se empeñó en hacerlo bien, por lo manos no tenía ese sabor a coño.

Empezó a lamer despacio y cuando casi se acostumbraba el le cogió del pelo y embistió hasta el fondo provocando sus arcadas y una terrible asfixia.

  • oh zorrita tranquila, pronto te acostumbrarás y las arcadas pasarán, como vomites te enterás y oh sabes que... me correré en tu boca y te lo vas a tragar todo, pienso seguir embistiendo así, ahogándote, escúchame bien zorra, si se te cae una sola gota te romperé el coño muy violentamente, bien...

siguió embistiendo una y otra vez, con fuerza sin cesar, ella lloraba, Paula se masturbaba contemplando la escena y él reía, cinco minutos después se corrió en su boca, ella tragó rápido, sin pensarlo dos veces pensó y logró no derramar nada, el la empujó al suelo.

  • lástima, me hubiese gustado follarte, hum Paula... no te corras o sino la que se enterará serás tu.
  • Pero... por favor, necesito... yo...
  • ¡Paula!

Esta paró a regañadientes y se levantó furiosa, sonrió a Laura que lloraba desconsolada en el suelo y empezó a reír.

  • creo que ya no quieres correrte zorrita, pero por si acaso... te prohíbo que te masturbes hoy, y ahora duchate.
  • ¡no! - dijo él. - no te duches, quiero que huelas a sexo mañana, ah pequeña zorra, cuando te haga mía, me rogarás que no te deje nunca, cuando te trate con amor me suplicarás que sea un jodido bastardo... porque nena, todas sois así, vamos Paula.

Salieron de su piso y ella siguió en el suelo, echa un ovillo, abrazándose a si misma y pensando en como podía solucionar todo aquello y ahí, incapaz de moverse, se quedo dormida.

< CONTINUARÁ >