Érase una vez un juego... (4.3)
Rosa vuelve al principio
ROSA
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Bien, después de haber oido el daño que has causado a mi familia entenderás que vivirás, mantendrás tu vida y tu status de la manera que yo quiera, es mi venganza por haberme dejado sin mi madre. Me dijo Nuria mientras yo sollozaba sentada en mi despacho.
Y tu, no tendrías que haberte metido ni haber llegado tan lejos, ahora pagarás como ella - le dijo a Rebeca que estaba sentada en otra de las sillas - tendrías que haber seguido a tu madre y marcharte también, pero tu tía te ha metido en esto.
Quedaros aquí de momento - nos avisó antes de irse por la puerta de mi despacho.
Nos miramos un poco pero no fuimos capaces de decirnos nada mi sobrina y yo, las cabezas caídas, estábamos derrotadas totalmente, probablemente habíamos perdido.
Nuria volvió con Francisco y su padre.
- Todo lo que os humille será poco, asi que creo que debo empezar cuanto antes.
Nuria se rio y su risa contagió a Francisco y a José que también se empezaron a reír.
- Dile que pase, dijo Nuria
En ese momento, Luis, mi ex cuñado, el marido de mi hermana Ana, el padre de Rebeca entró por la puerta. Rebeca no podía creerlo, ver a su padre le hizo romper a llorar. José agarró a Rebeca y la sacó del despacho mientras decía “papá… papá”. Francisco le preguntó a Nuria si continuaba con lo previsto y ella le dijo que sí, entonces él también se fue. Luis no paraba de mirarme.
- Tu has jodido mi familia - me dijo Luis, y se acercó - Eres una hija de puta, lo sabes. Siempre estuviste más buena que tu hermana - me apretó mi culo y acercó su cara a la mía para sacar su lengua y empezar a lamer mi cara, junto a la oreja.
- Aquí no, no seas ansioso - dijo Nuria levantándose y agarrando a Luis, separándolo de mi
Se apartó de mi mirándome con media sonrisa.
- Vamos a volver al punto de partida Rosa, hoy vuelves a tomar el café con Segundo, quiero que no pares nada, que vayas hasta el final, ¿me has entendido?. - indicó a Luis que saliese del despacho, volvió a mirarme ahora más enfadada - quiero que contestes Rosa, a ver si te vas dando cuenta de que eres una mierda ahora mismo, no tienes decisión ni voluntad, joder.
Dije que sí con mi cabeza, no tenía tampoco más elección que esa.
- Tu, sal, ya veremos que hacemos contigo - le dijo a Rebeca, que salió mirándome con cara de pena.
Me quedé sola en mi silla. Estaba realmente jodida, realmente mal. Había perdido a mi hermana, a mi marido, a mis hijas… no era más que un juguete en manos de depravados.
Llevaba mis pantalones ceñidos de cuadros escoceses con unas botas y en la parte de arriba una blusa beige bastante densa con una chaqueta corta. Cogí mi bolso y salí de mi despacho, al llegar al hall del departamento vi a Segundo charlar con otro empleado, hice para que notase mi presencia cuando me dirigía hacia la puerta y le saludé con la mano con la esperanza de que me siguiese, dándose cuenta que iba a tomar algo. Efectivamente dejó lo que estaba haciendo y vino ágil hacia mi.
Rosa, vas al café
Si, Segundo, ahora mismo iba
Te importa que te acompañe, como los viejos tiempos - y se rió
Claro - también le devolví la sonrisa.
Entramos en el bar y otra vez fuimos hacia la misma mesa de hace días. Empezamos hablando de temas banales, me recriminó en cierto modo que hacía tiempo que no venía con él a tomar café y yo me disculpé con él. No tardó en dejar su mano en mi pierna mientras me preguntó
Es que ya te olvidaste de lo del baño, o de lo que hicimos aquí la última vez, creí que te había gustado.
No lo olvidé, pero estuvo mal por eso debemos dejarlo ahí.
Me hice la digna apretando fuerte mis piernas una contra la otra para que Segundo notase que estaba tensa mientras me acariciaba la rodilla.
Cuando nos sirvieron en la mesa hice menos fuerza, me despisté un poco y la mano de Segundo se acercó un poco más a mi coño, empezó a acariciarme cerca de mi entrepierna mientras me miraba, yo intentaba no cruzar mi mirada con la de él.
- Abre más las piernas
Al decirme eso me acordé de las palabras de Nuria y enseguida obedecí, abrí un poco las piernas, lo suficiente para que el viejo bedel alcanzara la zona de mi coño en el pantalón.
Me miró mientras apretaba mi coño por encima de la ropa con su mano, yo le miré a él y no le dije nada, volví a remover mi café.
- Te gusta que te sobe - me soltó Segundo.
Segundo se acercó más a mi y ahora estábamos los dos al lado sentados en una especie de banco sin respaldo con nuestra espalda en la pared. Mantenía su mano izquierda sobre la mesa, sobre la taza de café pero la mano derecha seguía jugando conmigo.
- Quítate el botón del pantalón y bájate la cremallera - me dijo mientras apartaba sus manos de mi y agarraba la taza para beber con las dos manos.
Miré a los lados, había gente en el bar pero no podía parar, entendí que nadie nos vería e hice lo que Segundo me dijo. Abrí el botón del pantalón y bajé la cremallera al máximo dejando ver mis bragas azules. Cuando acabé volvía a poner mis manos sobre la mesa y Segundo llevar la suya a mis bragas. Electricidad, algo de escalofrío fue lo que sentí en cuanto noté los dedos de Segundo apartar mi braga para tocar mi coño.
Tengo que irme al departamento Segundo - le dije en voz baja, tartamudeando un poco por la sobada que estaba recibiendo.
Sabes cuanto tiempo llevo esperando para metertela? - me dijo Segundo sin ningún amago de quitar su mano de mi coño.
Me estaba frotando el coño cada vez más fuerte y tuve que dejar la taza y agarrar la mesa por un momento, estaba muy excitada, el muy cabrón lo notó y sacó su mano, parando en seco su paja.
- Ponte bien el pantalón, paga y vete.
Le miré, mi cara era de suplica porque acabara esa paja pero el ni me miró, levantó la vista hacia la TV y al final obedecí. Me fui hacia mi departamento de nuevo.
Dos minutos más tarde de entrar en mi despacho, Segundo golpeaba la puerta. Entró sin preguntar y de pié al lado de la mesa me dijo sin vacilar.
- Cierra el despacho y las persianas
Por la ventana de mi despacho vi a Nuria que estaba con su mirada fija en nosotros. Tenía que hacerlo. Me levanté, cerré las persianas y pasé la llave. Al darme la vuelta, Segundo ya estaba enfrente.
- Lo primero sácate la blusa.
Agarré mi blusa y la saqué por fuera del pantalón. Con mi mano empecé a sacarme los botones, me los saqué uno a uno y después saqué la blusa quedando en sujetador delante de Segundo. Con la blusa en la mano vi como Segundo se apartaba como invitándome a dejarla encima de mi mesa. Así lo hice, dejé mi blusa encima de la mesa justo en el momento en que Segundo se ponía detrás de mi y ponía sus dos manos en mi culo . Yo me mantenía de pie y Segundo me sobaba el culo más y más. Poco tardó en avanzar su mano hacia delante y él mismo sacarme el botón del pantalón y bajarme la cremallera de nuevo para meter su mano en mi coño.
- Segundo, no, no es buena idea, aquí no, por favor.
Me apretó más y más el coño y yo me agarré a la mesa fuerte dándole a mi culo para atrás que chocó con su bultazo.
- Quieres que pare otra vez…
Silencio…
- Bien. - dijo Segundo, sacando de nuevo su mano de mi coño - me voy… - y salió hacia la puerta
Me acordé de que a Nuria no le haría nada de gracia y no me quedó más remedio que colocarme de nuevo en la misma posición que estaba. Agarré la mesa y puse mi culo hacia atrás.
- Sigue Segundo, por favor, no quiero que pares.
Segundo se rió y volvió a colocarse detrás de mi. Volvió a llevar su mano a mi coño humeante mientras con la otra me empezó a apretar las tetas, duras por la excitación.
Me bajó el pantalón y las bragas lo suficiente para que mi culo quedase al aire, lo tocó con sus manos para acabar metiendo su cara en él. Empezó a lamer mi coño metiéndome la lengua hasta el fondo. No podía más, estaba a tope, después de todo el sexo raro que había tenido los últimos días nadie me lo había comido como Segundo.
Para Segundo, por favor, para, aquí no...
Aquí no que... - me dijo saliendo un segundo de mi culo.
Nos pueden oir, es mi despacho...
Sacó su lengua de mi coño, se apartó un poco y empezó a meter sus dedos todo lo que podía. Le miré suplicando, se rió y sacó sus dedos. Me los llevó a la cara y empezó a pasarlos por mis labios dejando mi flujo en mi cara.
Tienes miedo de que nos oigan...
Es que es muy grande - le dije mirándole su bulto
Se rió y le dio igual lo que le dije, volvió a ponerse detrás y a hundir su lengua en mi coño. Me agarré de nuevo fuerte a la mesa
Ooo dios - dije levantando mi cabeza. Otra vez me estaba llevando al éxtasis la lengua del viejo bedel.
Te voy a follar jefa - me dijo mientras se levantaba
No por favor Segundo aquí no, aquí noooo - no pude decir nada más porque en ese momento ensartó su polla en mi coño humeante a la primera y empezó a empujar, metiendo y sacando todo ese pollón de mis adentros. - Jooder, que polla...
La mesa empezaba a moverse, la fuerza con la que Segundo me follaba hacía mover mi escritorio, mi ordenador y yo jadeaba. Mis ojos se abrían como platos, me apretaba yo misma las tetas mientras Segundo entraba y salía de mi como un taladro.
En medio de esa follada me golpeó con su mano abierta todo el culo. No me importó ya lo que se podía oir, estaba casi segura que el cachete se había oído fuera, pero por si quedaba alguna duda, yo se la disipé a todos
siiiii, rómpeme, dame más fuerte, mete toda tu polla en el coño de la jefa jodeeeer
Veo que te gusta, Rosa - me dijo Segundo agachándose cerca de mi cabeza. Para volver a separarse y darme cada vez más y más.
siii dios siii
De repente se salió de mi.
Vístete
nooo, no me dejes así, me iba a correr, fóllame - le dije casi abalanzándome a él. Empecé a besarle y me arrodille rápido para meterme su polla en mi boca. Me la metía hasta la garganta, me la sacaba, lo pajeaba y volvía a suplicarle que me follase. Me subió a la mesa y me sacó las botas para sacarme el pantalón de todo, me abrió las piernas y me sacó el culo fuera de la mesa para mirándome a los ojos clavarme de nuevo esa polla. Con mis manos lo acerqué más a mi y lo llevé a mis tetas. Empezó a comérmelas y ahí no pude evitarlo. Me corrí, me corrí mientras me follaba Segundo el viejo bedel de mi departamento, en mi despacho...
Sii dios mio sii - Grité mientras lo apretaba más y más contra mi y se acabó corriendo también.
Caí rendida encima de la mesa, estaba como levitando. Vi como Segundo se apartaba y se componía un poco.
- Y no querías que te follara, si que te hiciste la estrecha...
Me vestía mientras agachaba la cabeza, cuando estuve vestida, Segundo se volvió a sentar en la silla y me ordenó que abriera las persianas. Eso hice, todo el departamento miraba hacia mi despacho, me habían oido, de todas formas, era la jefa, sentía un poco de vergüenza pero por lo menos no tenía a ningún superior para preocuparme. Me fije como Nuria me miraba desde la pared con una sonrisa maligna. Mientras miraba por el ventanal, Segundo se acercó a mi, por atrás, y a la vista de todos me dio un beso en la mejilla.