Érase una vez un juego... (4.2)

La inocencia de las hijas...

AMANDA


Cuando Germán me apretó mi culo y me morreó, sabia que les había ganado a Estela y a mi madre. Me iba a follar a Germán por competitividad con ellas, era la mejor de las tres y tenía que premiarle. Al entrar en mi habitación me abracé a él y al oído le dije

  • Quiero que me comas el coño

Asintió con la cabeza mientras me saqué las mallas y el tanga, me senté en la cama abrí las piernas y le llamé

  • vamos!

Me comió el coño con poca habilidad, aunque solo por tenerlo a mi merced me excitaba igual. Le apretaba mi cabeza a mi coñito depilado. …intentaba cogerme las tetas con su mano pero yo se lo impedía.

  • Levántate, quitate la polla

Se bajó los pantalones y su polla estaba para estallar de excitación, palpitaba.

  • Te vas a correr?

  • Si, Amanda - me dijo avergonzado...

  • Eres un pichafloja de mierda

  • Amanda, eres mucha mujer para mi

Eso me hizo otra vez salir victoriosa ante mi hermana y mi madre, me levanté me puse a su lado agarré su polla y empecé a pajearle

  • Cómeme las tetas y córrete

No tardó ni un minuto en correrse en mi mano. En ese momento un “aaaaa” muy grande salió del baño y comprendí que Estela había necesitado espabilarse. Los tres estábamos en la cocina cuando llegó Encarna.

  • Siéntate Encarna - le dijo Estela

  • Bien, después de todo lo vivido, que sepáis que mi hermana y yo somos las dueñas de esta casa. Vosotros haréis lo que nosotros digamos porque si no iremos a la policía mi hermana y yo a decirles como Germán nos violó, no hay pruebas muy fiables pero probablemente la sociedad te condene igual como un depravado... a cambio vosotros podéis manejar a mi madre, os dejamos ese premio, por como nos cuidasteis cuando éramos unas niñas buenas. Le está bien merecido por infiel a mi padre... y por todo lo que le hizo a Nuria y a su madre.

  • Cómo, pero tu estás con ellos... - gritó Germán.

  • Mi madre no lo sabe o no lo recuerda pero despidió a la madre de Nuria hace unos años de su departamento, como solo se fija en su caché en su glamour y no en la gente trabajadora ni se inmutó por tirar a la calle a todos los trabajadores de la limpieza para contratar a otra empresa que arreglaba con la mitad de plantilla. La madre de Nuria no fue capaz de levantar cabeza y se suicidó. José, su padre, tiene un bar ruinoso y Nuria tuvo que mamar muchas pollas para poder llegar a trabajar en la limpieza de ese departamento y se vengó. Nosotras le ayudamos, le dimos la idea cuando nos pidió ayuda. Nunca nos hizo caso, solo piensa en ella, papá era el único que nos comprendía... Lo que pasa es que ahora tuvimos que ponernos al frente porque la puta de nuestra prima lo ha jodido todo y tendremos que recuperarlo

Germán se levantó de la silla para irse enfadado de nuestra casa pero su mujer Encarna le paró, agarró su brazo y lo sentó de nuevo.

  • Contad con nosotros niñas - me dijo Encarna

  • Pero Encarna... - rechistó Germán

  • Me quitó a mi marido, la odio, además a ti ya veo que te gusta, te la están poniendo en bandeja y te quejas...

  • A ver si así consigues follarme a mi también - le dije mirándole fijamente.

  • Que si que aceptamos - me dijo finalmente Encarna

Salimos de casa y en el rellano sellamos nuestra alianza en el mismo momento en que mi madre subÌa por la escalera. La actuación de Germán y de Encarna fue digna de un premio a la interpretación.

ESTELA


  • Creo que se como librarnos de la prima

  • Esa sonrisa que pones a veces me da un miedo, jajaja - me contestó mi hermana

  • Hice un par de llamadas y aprovechándome de Francisco, le nombré detective y creo que tengo un hilo del que tirar... - le dije muy seria

  • Adelante, lo harás genial

El plan era muy difícil pero si salía bien sería muy eficaz y después de haber conseguido la voluntad de mi madre y tenerla comiendo de nuestra mano, podríamos deshacernos del incordio de nuestra prima y quizás también usarla a nuestro antojo.

En la puerta de mi casa estaba esperándome Francisco.

  • Acabo de concertar una cita con él, Estela

  • Bien, vamos

Allí estábamos los dos sentados en una mesa apartada de esa cafetería. Yo con mis leggins y mi sudadera amplia y Francisco con su atuendo de jubilado, parecíamos la nieta y el abuelo tomando un café, la verdad, y no dos hijos de puta sin entrañas, intentando joder a mi prima.

Poco tardó en entrar un sesentón con panza y mirando de un lado a otro. Nos vio y mirando de nuevo de lado a lado corrió a sentarse en nuestra mesa.

  • Ho...hola - nos dijo excesivamente nervioso

  • Buenas tardes, dejémonos de presentaciones y vamos al lío - le dijo Francisco tendiéndole la tablet a nuestro acompañante.

  • Puedo explicarlo, esto fue un error... yo...

  • Me llamo Estela, soy una compañera de esta chica, de su edad y me siento tan asustada que tuve que informar a mi abuelo sobre esto - mentí sobre Francisco.

En la tablet se veían conversaciones y algunas fotos intercambiadas por Daniel, el señor que se sentaba con nosotros y Carlota, una amiga de mi pandilla que casualmente me había contado en secreto que un viejo verde la cortejaba por whatsapp, ella todavía no era mayor de edad.

  • Por favor, no me arruinen la vida, no hice nada con esa chica...

  • Esta seguro? - le dije muy seria y mirándole fijamente, me sorprendía lo arpía que podía llegar a ser.

  • Quieren dinero por esto?, es lo que buscan?... van a ir al juzgado? - nos ametrallaba a preguntas...

Le cogí la tablet para abrir otros archivos. Imágenes juntos, selfies como en un motel, estaba claro que el viejo se había liado con Carlota, ella me lo había confirmado y yo aproveche para copiarle el teléfono con mi informática de nivel.

  • Nos miente a la cara? - le dije - Mire creo que perdemos el tiempo con usted - me levanté agarrando de un brazo a Francisco para que hiciera lo mismo.

  • No, no, esperen, que quieren...

  • Solo queremos que confiese, delante de una grabadora y delante de su mujer - dijo Francisco pausadamente

  • Mi mujer no...

  • Su mujer si... o se lo dice usted o se lo decimos nosotros, ella seguro que lo va a saber, si se lo dice usted, la convencen y sellamos el trato podrá seguir en libertad, si no se lo diremos a ella e iremos al juez... elige - Le dije ya un poco cabreada y medio incorporada en la silla. Se tiró hacia atrás Daniel, sudaba y respiraba agitado

  • Tienes 2 horas, quedamos a las en este sitio - le dije mientras Francisco le entregaba una tarjeta del bar de José.

Daniel se fue dándole vueltas a la tarjeta

  • Vendrán? - le pregunté a Francisco

  • Espero que si, es nuestra única opción de enganchar a la prima...

La mujer de Daniel era ni más ni menos que Carmen Vazquez, jefa de enfermeras del hospital, pero no solo eso, su padre, Manuel Vázquez era el máximo accionista y por tanto dueño del banco donde trabajaba Rebeca. Carmen ya poseía las acciones de su padre, delegadas en vida, aunque seguía su trabajo en el hospital porque su padre, aún delegando las acciones por si le pasaba algo seguirÌa mandando hasta el último día, ella solo era, de momento y mientras tanto, la dueña del banco de paja.

Si éramos capaces de chantajearla podríamos usarla en contra de Rebeca y así conseguir que Rebeca nos cediese todas las cintas que tiene de Rosa y otros cabos sueltos que puede esconder después de que la cuadrilla de Tomás se los robase a José.

Volvimos a casa. Francisco subió y me acompañó a contarle el plan a mi hermana. Amanda se ilusionó, me abrazó y me dijo que era perfecto. Yo seguía teniendo mis pequeñas dudas, no tenía claro que la mujer aparecería con él ni que la convenciese.

  • Es una sumisa del padre en el banco y seguro que acepta - dijo Francisco - Además, no querrá un escándalo para el banco, al fin y al cabo es la dueña... - continuó.

  • Esta es mi hermana, planazo! - volvió a reir Amanda

  • La verdad es que me sorprendo de lo cabronas que sois las dos, que hijas de puta malvadas. - dijo Francisco.

  • Me voy a vestir, les dije.

  • No hace falta que vengas - contestó Francisco.

Me acerqué a él y le agarré fuerte los huevos.

  • Estamos de risas, no lo estropees, aquí mandamos nosotras dos. Voy a ir y voy a hablar yo, tu y tu hermano estareis calladitos que es para lo que valeis - para apretárselos un poco mientras acababa la frase

  • Sí, Estela... - contestó bajando la cabeza

  • Para que la enfadas - Amanda bromeó mientras le guiñaba un ojo a Francisco.

Nada más entrar Daniel y Carmen en el bar respiré profundamente, sentí mucho alivio por dentro, aún fría y calculadora como me mostraba delante de José y de Francisco seguía teniendo mis dudas sobre si vendrían a la cita. Al pasar, Francisco cerró con llave el bar de nuevo y se quedó en la puerta parado al igual que José, en modo porteros de discoteca.

Carmen era bajita, tendría unos 60 años igual que su marido, tenía el pelo bastante corto, rubio y tenía unas gafitas de pasta. Se intuían pocas tetas, delgada, no tenía curvas en su panza aunque si parecía que las tenía en su culo, un poco más ancho. Venía vestida con un vestido gris de una pieza que no marcaba mucho hasta la rodilla y medias negras.

Se acercaron a mi mesa donde yo y mi grabadora estábamos esperándoles.

  • Bievenidos - les saludé sin levantarme

Se sentaron los dos enfrente a mi

  • Hola, debes de ser Carmen, soy Estela - estiré mi mano para saludarla pero ella solo me miraba con desprecio

  • Bueno, sin más, si quieren empezamos y acabamos con esto.

Encendí la grabadora y le fui preguntando a Daniel sobre la relación que tenía con Carlota. Contó todo con pelos y señales. Efectivamente se la había follado en un hotel, varias veces.

  • De acuerdo. - apagando la grabadora, la guardé en mi bolso - pueden irse.

Daniel ya se levantaba y Carmen tiró de él para que se sentara de nuevo.

  • Cómo vamos a irnos... que vas a hacer con eso como sabemos que no lo vas a usar igual...

  • No lo sabes - le dije riéndome... - tendrás que confiar en Estela, confías?

  • No, no confío en tí - me dijo con la misma cara de desprecio que antes.

Me levanté y acerqué mi silla hasta ponerla al lado de Carmen, me senté a su lado.

  • Se que no confías en mí, Carmen, es normal... acabas de saber que tu marido se folla a una niña como yo, a una niña que puede ser tu nieta, podía incluso haber sido yo...

Carmen no levantaba la vista de la mesa, se notaba que la estaba desarmando...

  • Además es con la que le pillamos pero seguro que los prostíbulos conocen a Daniel, seguro que se folló a más guarras, seguro que las enculó y les folló el coño hasta que se corrió - cada vez le iba hablando más cerca a Carmen y su respiración se notaba perfectamente.

  • Y tu... solo trabajar, cuidar de él, para nada, para que pague un hotel para follarse a una adolescente o a una puta... y a ti ni te mira... a ti ni te presta atención claro... cuanto hará que no te folla tu marido... vosotros que creeis? - miré a Francisco y a José

  • No se pero a la Carlota lleva tiempo zumbándosela seguro - me siguió el rollo Francisco.

Carmen giró un poco su cara, apretaba sus rodillas con sus manos y mirando a Daniel le dijo

  • Eres un cerdo... - comenzó a sollozar Carmen, las lágrimas caían por sus mejillas - como consientes esto...

Carmen quiso levantase pero ahora era yo la que lo evité

  • Colabora Carmen... tenemos la grabación... colabora...

Se mantuvo sentada, me miró con la misma cara de asco que las otras veces

  • Mira, ya vale de que me mires con asco - Me levanté. - Tu! - le dije a Daniel. - Siéntate en la barra dájanos la mesa para las mujeres. - me volví a Carmen - si tu no te follaste a otros es tu problema, tu marido lo hizo, en vez de follarte a ti se folló a otras, a niñas para más información.

  • Soy decente, no una degenerada como tú - me contestó

  • Decente, jaja, decente dice, jaja - me reí - como eres decente no te importará que entregue a la policia y a los periódicos lo que hace el marido de la jefa del banco no?. si eres decente querrás justicia y que todo sea legal... Vete, vete con tu marido, es lo mejor, me has convencido, lo mejor siempre es ser legal y respetar la ley, tienes razón, perdona, iremos a la policía, es lo lógico.

  • No - dijo en voz bajísima

  • Como?

  • La policia no...

  • Pues deja de mirarme con cara de asco y de pensar que puedes mandar algo sobre mí. Sobre mí no manda ni mi madre. - grité, grité mucho. Carmen se asustó y volvió a mirar hacia abajo encogida sobre la silla.

Dejé en silencio la sala durante unos momentos. Daniel estaba sentado en un taburete en la barra mirando la escena. Francisco y José de pie junto a la puerta y Carmen y yo sentadas en la misma mesa. Ella a mi lado solo miraba al suelo, estaba un poco más calmada o me parecía pero yo estaba rabiosa, enfadada, no me gustaba que nadie me quitase mi mando, era la dueña de aquellas personas y lo iba a ser.

  • Ponte de pié y mírame de frente, deja de mirar al suelo

Carmen me obedeció, se levantó y yo me senté otra vez.

  • Vosotros veníd!, sacad las sillas

Francisco y José retiraron la silla de Carmen y las otras de la mesa menos la mía.

  • Quiero saber más de tí Carmen - volví a cambiar el tono de mi voz, parecía otra vez la niña buena... - poneos a su lado - le dije a mis compinches.

  • Cuanto hace que no te pegan un buen polvo, tu marido o los que te follas...

  • No me follo a nadie, solo a mi marido, soy fiel - dijo Carmen ya en tono más calmado

Me levanté y me acerqué al trío.

  • Desnudadla!

Francisco y José se acercaron y Carmen intentó zafarse pero José la agarró fuerte

  • Colabora Carmen...

Se tranquilzó y José pudo soltarla. Francisco le bajó la cremallera en la parte alta de la espalda y metió la mano por abajo para sacarle el vestido por la cabeza. Carmen tenía unas medias negras al medio del muslo, unas bragas que cubrían todo su culo negras y un sujetador blanco. Efectivamente no tenía mucho pecho pero el culo redondo era apetecible. Francisco y José se separaron y yo me acerqué a ella por detrás. Alguna vez había dado algún beso pequeño a alguna amiga pero no había nunca probado a otra mujer aunque si había fantaseado alguna vez con retozarme con otra hembra. Poco a poco le acaricié su culo, muy suavemente, por encima de la braga. Con una mano fui empujándola por la espalda para que se agachase y Carmen apoyó sus manos en la mesa y sacó su culo. Seguí acariciándolo mucho, cada vez me acercaba más y más a su raja…

Empecé a palpar su coño con mis manos, aún por encima de la braga, Carmen estaba entregada, miraba para su marido pero sabía que no podría hacer nada. Le seguí palpando el coño, aparté su braga y empecé a acarciarle con mis dedos. Poco a poco Carmen se fue mojando más hasta que conseguí ir metiendo mis dedos en ese peludísimo coño.

La enfermera empezó a suspirar apoyada en sus codos. Por encima de las bragas empecé a palparle el coño a Carmen, primero suavemente pero despues más fuerte, empezó a respirar más fuerte, aparté un poco la braga y ahora tocaba su coño ya sin nada que nos interrumpiese. Pulsé con fuerza sobre su clítoris y ella dio medio paso, abrió un poquito más las piernas y se agarró fuerte a la mesa. Agarré sus bragas y se las bajé poco a poco hasta debajo de las rodillas para continuar masturbándola. El coño era el más peludo que pude ver nunca, Carmen estaba ya mojada... a pesar de la humillación, de estar su marido presente mi paja estaba poniéndola a mil. Cuando mi mano ya estaba empapada paré de masturbarla, volví a ponerme enfrente de ella, estaba colorada y con una mirada que emitía fuego.

  • Carmen, estás muy cachonda verdad...

  • Si... dijo media ahogada.

  • José, enseñale tu cosita

José se saco su polla al lado de Carmen que la miró de reojo, la mirada delató que era más grande que la de Daniel y segurísimo que más gorda. Yo agarré la mano de Carmen y la llevé a la polla de José, empecé con mi mano a acompañar a la suya pajeando esa polla, después solté y ella entendió que debía continuar pajeándola. Me volví a colocar detrás y otra vez empecé a masajear a Carmen, volví a acariciar su coño y un pequeño suspiro volvió a salir de su boca. Dejé el coño para empezar a cogerle las tetas, Carmen cerraba los ojos y apretaba los dientes. Se notaba que no podía aguantar más...

  • Carmen, lo que pidas te lo concederé, le dije al oído mordiéndole la oreja un poco después.

Miró a su marido como pidiendo clemencia para inmediatamente después coger la polla de José y llevársela a la boca. Empezó a comerle la polla a José con devoción, rápido y tragando entero ese trozo de carne.

  • Estela, dile a ese que me folle ya por favor

  • No creo que sea decoroso para una mujer como usted y delante de su marido... le continué calentando mientras le rompía el clítoris...

  • Daniel vete... vete...

  • Daniel vete que Carmen va a correrse varias veces con nosotros y no mereces verlo verdad Carmen - le dije - dile que se vaya para que Francisco te la pueda meter hasta el fondo

  • Daniel, vete que Francisco me va a follar como a una marrana

Ante mi gesto, Francisco metió su polla en el coño encharcado de Carmen y empezó a moverse con buen ritmo mientras Daniel abandonaba el local y Carmen seguía pajeando a José ahora con la boca abierta, jadeando

  • Aaaahh aaaaahhh aaaaaahhhh

  • Eres algo putilla Carmen, te gusta que te den fuerte eh - le decía mientras ella jadeaba

José intercambió a Francisco y así se follaron a Carmen durante un buen rato, ella solo jadeaba, gritaba y estaba totalmente entregada. Ambos se corrieron en su coño hasta que Estela la dejó marchar recordándole que le quedaba un favor por pedirle.

REBECA

———

Con mi cara desencajada salí de la reunión con el consejo de administración del Banco. La dueña, hija del gran accionista, Carmen, sabía del chantaje y de todo lo demás y me ha obligado a entregarle todo el material con el que mi tía, mi madre y yo podíamos mantener a raya a Francisco, Nuria y José. Además me avisó de que podía tener más problemas si no colaboraba. Otra vez al punto de partida, volví a mi oficina y me encerré en mi despacho… solo quería llorar…

ROSA

——

  • Llama a Rebeca - me dijo Nuria entrando sin llamar en mi despacho.

  • Menos órdenes que soy yo la jefa - le dije en mal tono

  • Que llames a Rebeca…ya! - golpeó la mesa

Mi cara era un poema después de hablar con Rebeca, otra vez no teníamos nada, eran ellos los que tenían el poder. Alguien había conseguido llegar hasta lo más alto para poder sacarle a Rebeca todo lo que tenía… pero quién…

  • Vuelves a estar en mi poder… - dijo Nuria y se marchó riendo de mi despacho.