Érase una vez un juego... (4.1)

Cuarta entrega...

Ese fin de semana, mis hijas entendieron perfectamente cuando su padre y yo les explicábamos que habíamos decidido separarnos, ciertamente me sorprendí por la facilidad con la que mi marido abordó el tema. La distancia carnal y también física que existía en los últimos tiempos entre nosotros era obvia, también mis hijas lo notaron y por eso supongo que ya se habían acostumbrado a la idea. Mi marido ya tenía todo recogido y la despedida fue un poco emotiva pero pronto quedamos las tres en casa.

  • Mamá, estarás bien, nosotras todos los findes vendremos a verte y a estar contigo, papá también estará bien…

  • Ya lo se, Estela… os quiero! - les dije abrazándolas.

  • Porqué no vamos al centro comercial? - dijo Amanda - así nos despejamos.

  • Oh, de acuerdo, llamaré a mi nuevo chófer de la oficina…

  • Mamá, es sábado…

  • Lo hace encantado - pensando para mi misma que ese cabrón tendría merecido trabajar para ella todos los días del año.

Mis hijas habían crecido, no cabe duda, Amanda a sus casi 20 años se veía toda una mujer, delgada y bajita, parecía más joven de lo que realmente era y tenía un buen tipo. Estela, morena como su hermana, era alta, quizás no tan guapa como su hermana, ni con esa cara tan angelical pero sus piernas y cuerpo eran dignos de una modelo. Su recién estrenada mayoría de edad le sentaba de vicio. Mientras pensaba esto me miraba al espejo y también me veía radiante. Hace poco tiempo era una casada madura insatisfecha y ahora era una separada madura que disfrutaba del sexo sin límites y sin listones, solo quería una buena polla. Me notaba más sexy y más deseada, sobre todo por Germán que el pobre haría cualquier cosa por mí.

Subimos al coche… mi hija Estela se subió delante y Amanda y yo detrás.

  • Francisco, vamos al centro comercial, gracias

  • De acuerdo

Me di cuenta como Francisco cruzaba miradas con mi hija Estela de vez en cuando, está claro que le gustó.

Francisco nos esperó en el párking mientras las tres mirábamos escaparates. Después de varios paseos una pandilla se acercó a nosotras. Eran varias de sus amigas con unos cuantos chicos, todos conocidos para mi, anteriores compañeros de colegio. Mis hijas me pidieron disculpas pero enseguida me dejaron sola. Todos se dirigieron al cine, eran unos 8… En principio continué paseando por el centro comercial pero pronto escribí un mensaje a Francisco indicándole que también iría al cine que no me esperara, que yo ya le avisaría para volver a casa.

Miré la cartelera y ninguna película me atraía por lo que decliné entrar y continué de paseo. Pocos minutos después vi a Francisco, iba hacia el cine, me aparté un poco para no mostrarme y vi como compraba una entrada y entraba al cine. Rápida, corrí y sin vergüenza, le indiqué a la taquillera que me diera otra entrada como la del señor que había entrado antes. Me la dió y le seguí. Ví como al fondo entraba al baño por lo que decidí entrar yo primero. La película estaba empezada por lo que me senté lo más cerca posible de la puerta sin levantar sospechas y sin que nadie me viera o me mirara por interrumpir el film. Poco tardó Francisco en entrar. Dejé que pasara a mi lado girando la cabeza de un lado a otro. No me vio… Deje que pasara mi fila y giré para ver donde iba. Se sentó cuatro o cinco filas más arriba. Estaba sólo… por un momento pensé que al saber que yo iba al cine querría seguirme para follarme como una guarra en la sala, me sentía como despechada, parece que no quería eso… después empecé a pensar si realmente solo entró a ver la película para esperar a que nosotras acabásemos. Me acabé relajando hasta que ví entrar a mi hija Estela, la menor de la saga de las Canal, acompañada de una de sus amigas, pasaron y con mi boca abierta de par en par vi como se sentaban al lado de Francisco. El viejo quedaba en la última butaca hacia el pasillo lateral mi hija a su lado y la amiga siguiendo. Mi hija estaba al lado del viejo… por qué?

No veía nada, me ponía en todas las posiciones posibles pero era incapaz de ver nada de lo que ocurría hasta que ví tiempo después como las dos chicas bajaban de nuevo seguidas De Francisco y en ese momento pude seguirles.

ESTELA

————

  • Oye chicas, ese tío que os trajo en coche es vuestro chófer. - nos dijo Clara, la amiga de mi hermana Amanda.

  • Sí, cosas de mi madre… - contestó mi hermana

  • Venid… - nos dijo con sigilo como para apartarnos a las dos

  • Vereis es que ese tío y mi madre… y conmigo también…

  • Cooomo, serás guarra tía - y las tres no reímos.

  • Tiene un pollón…

  • Que asco si es un viejo, y guarro, si ves como miraba en el coche a mi hermana - dijo Amanda.

  • Pero es muy grande? - pregunté yo y las dos me miraron…

  • Enorme - me dijo Clara

  • No me lo creo

  • Quieres verlo?

  • Pues claro…

  • Le diré que vamos al cine…

Entramos en la sala de cine y Clara me enseño su móvil donde había avisado a Francisco de que entrara a la sala 6 que iba a llevar a una chica que quería comprobar si lo que contaba era verdad. Francisco contestó “ok” y cinco minutos después las dos nos levantamos de nuestras butacas y pasamos a la otra sala. Subimos sin mirar a los lados y Clara me señaló donde estaba Francisco. Me senté a su lado y le miré, él también me miró y al reconocerme sonrió y su cara se puso muy muy babosa.

  • Pero a quien tenemos aquí, a la pequeñita de la casa - me dijo mientras pasaba su mano por encima de mi pierna izquierda.

  • Saca tu mano de mi pierna, viejo de mierda, vengo a verte la polla que me dice Clara que la tienes enorme y quiero comprobarlo.

  • Tendrás que buscarla tu misma…

Sin titubear, con mi mano agarré la entrepierna De Francisco y empecé a desabrochar el pantalón y el cinturón para liberar la polla del viejo.

  • No es tan grande - le dije a Clara mientras la soltaba.

Clara estiró su mano y también tocó la polla De Francisco…

  • Pajeala algo tía esta flácida de todo, ya verás luego.

  • Que tengo que hacer para ponértela dura - le pregunté a Francisco

  • Pajeala y déjame tocarte…

Me acomodé un poco más en la butaca y el llevó sus manos a mis tetas, poco tardó en coger dureza y largura y estar a tope.

  • Es cierto es la más grande que he visto. - le dije a Clara

  • Te lo dije tía…

Solté esa verga y me giré para irme junto a mi amiga otra vez a nuestra sala. Francisco me agarró del brazo y me frenó

  • No me dejes así niña…

Me reí en su cara

  • En tu vida, viejo asqueroso

Y nos fuimos, salimos de la sala y volvimos de nuevo a nuestros sitios.

ROSA

———

Salí ágil detrás De Francisco. Fue directamente al servicio de hombres, me asusté al principio pensando que igual mi hija estaría dentro pero me tranquilicé al ver que ellas doblaban al fondo hacia otra sala. Me quedé en el pasillo desierto en un mar de dudas.

Estaba nerviosa mientras las tres esperábamos a que Francisco acercara el coche para volver a llevarnos a casa. No quise montar un número cuando ví que Estela volvía a sentarse en el asiento de delante. No les quitaba ojo desde atrás pero nada raro observé de camino a casa. Sí cuando nos bajamos, Francisco no sacó ojo del culo de mi hija. Subimos a casa e intenté olvidar y no darle más importancia aunque seguía rondando en mi cabeza.

Bajé a comprar algo para cenar mientras ellas veían la televisión. Creo que tardé unos 30 minutos. Al llegar a casa oí voces en el salón y entré viendo a mis hijas con la vecina, con doña Encarna.

  • Ya me iba, Rosa, tus hijas son encantadoras - me dijo con prisa ya encaminada a la puerta.

Se fue Encarna y mis hijas me miraban fíjamente

  • Has dejado a papá por follarte al vecino? - me dijo sin pestañear Amanda

  • a Don Germán, a nuestro vecino de toda la vida… - finalizó Estela

  • No nos mientas mamá… cuéntanos la verdad.

  • es una larga historia - les dije…

  • Tenemos todo el tiempo del mundo.

Empecé por el principio, desde el primer mensaje privado del anónimo hasta lo que había pasado el último día en el ascensor. Les conté lo que su prima y su tía también habían vivido y quien era en realidad Francisco.

  • Mamá yo te apoyo - dijo al acabar Amanda

  • Yo también, pero tienes que dejarnos participar, queremos ayudarte a vengarte de esa calaña y a gozar como tú - sorprendían las palabras de lo que creía que era mi niña y ahora era Estela Canal

  • pero vosotras ya…

  • No somos virgenes mamá… me contestó Amanda.

En esto ví como Amanda se levantaba

  • Aquí se fue papá pero no podemos estar solas…

AMANDA

———

  • Seguidme el juego, poneos como si fuésemos a salir a correr las tres.

Mi madre y mi hermana me obedecieron y así estábamos las tres en casa con 3 mallas ajustadas a nuestro culo. El mejor el de mi madre como siempre, aunque Estela se le acercaba, el mío era normal. Mis tetas eran las mejores dentro de ese top verde, aunque Estela estaba empezando a adelantarme y el top le hacía justicia a mi madre porque a pesar de tenerlas pequeñas se las apretaba bien. Nos atamos las tres el pelo y les indiqué que me esperaran en la cocina.

Salí de casa y timbré en casa de Doña Encarna y Don Germán. Me abrió Germán, le pregunté si podía pasar y me dijo que sí. Doña Encarna me esperaba con una sonrisa supongo que creyó que después de lo que nos contó nos íbamos a poner de su lado.

  • Doña Encarna, vengo a buscar a Don Germán para aclarar el tema

  • Vamos, claro niña…

  • No, no me entiende, vendrá Don Germán solo, si va a ser de la familia tendremos que aclararlo…

  • Pero Amanda…

No le dejé casi terminar, agarré de la mano a Germán y le pedí que me acompañara.

  • Claro - contestó

Entramos en casa y le hice pasar a la cocina. Le dije que se sentara en la silla detrás de la mesa blanca que tenemos y nosotras tres nos pusimos de pié enfrente. La cara de Germán era de incertidumbre pero ver los ojos y la cara que puso cuando empecé a hablar fue muy excitante.

  • Vamos a darte la bienvenida a la familia con una especie de competición. A la que gane de nosotras podrás follarla.

Mi hermana me miró y se rio y mi madre me miró sin reírse pero tampoco opuso ningún inconveniente.

  • Toma - le dí un papel y un bolígrafo - tendrás que darnos 3 2 y 1 punto a cada una en las diferentes opciones y luego sumarás para ver a la ganadora.

  • Chicas, nos damos la vuelta - dijo mi hermana Estela, la muy golfa ya había jugado a esto… me reí hacia ella.

  • Empezamos con los culos, Germán… 3 2 y 1 punto.

  • Deberías levantarte y acercarte - dijo mi hermana.

  • Pero puedo tocar? - preguntó

  • Claro - le dije

Don Germán se levantó de la mesa, dejó el bolígrafo y se acercó a nosotras. Las tres mirábamos hacia la cocina, no veíamos lo que hacía el viejo vecino pero intuíamos que estaba mirándonos una a una.

  • Este es el mejor de los tres, de largo, tendrás mi 3 - le dijo Germán a mi madre mientras le apretaba las nalgas.

Mi madre, asustada de un principio, sonrió, se mostró victorias por a sus casi 50 años poder vencer a sus hijas en algo físico.

  • Veremos ahora cual es el segundo… - dijo acercándose a Estela

La muy golfa de mi hermana arqueó un poco la espalda para sacar su culo un poco más justo cuando Germán pasaba. El viejo se puso entre las dos y con cada mano tocó un culo. Deduzco que el de mi hermana Estela lo estaba palpando como el mío y en un momento empezó a estirar sus dedos hacia mi coño. Estela lanzó un medio gemido entonces estaba segura de que a ella también le estaba tocando igual.

Se separó y apuntó en la hoja los puntos. Estaba claro que tendríamos que remontar a mi madre.

  • Las tetas… - dije alzando la voz.

Repitió el ritual Germán, volvió a pararse delante nuestro… Empezó por mi y rápidamente llevó las manos a mis tetas

  • Amandita como has crecido.

Yo quise jugar sucio y ante el asombro de mi madre me lancé.

  • Quiero que me las comas - le dije

El viejo rápidamente apartó mi top y metió mi teta en su boca chupando mientras disimuladamente llevé mi mano a su entrepierna y le apreté la polla.

  • Dame 3 y serán tuyas le dije.

Mientras me comía las tetas agarró con la otra mano las de mi hermana. Las apretó, a duras penas metió la mano dentro sobando el pezón hasta que se cansó.

Se acercó a mi madre, la rodeó y desde atrás le agarró las dos tetas diciendo.

  • Rosa, tendrás que jugar bien o si no me follaré a tus hijas…

Un striptease, besarnos… y llegaba la última prueba. La que más mojada estuviera tendría el último 3, 2 y 1.

Germán metió la mano y palpó el coño de mi madre, repitió lo mismo con mi hermana y acabó con el mío, al retirar la mano se rió y supe que había ganado. Me agarró el culo y empezó a besarme mientras me apretaba el culo más y más.

  • Vamos a mi habitación - le dije

  • Si, me tienes a tope Amandita…

Me fui con el a mi habitación y mi madre y Estela se quedaron mirándose una a la otra en la cocina.

ROSA

———

No me lo podía creer, Germán se iba a follar a mi hija en mi propia casa con mi otra hija y yo mirando, nos habíamos prestado a un sucio juego y habíamos perdido.

Estela se acercó a mi y dijo

  • Joder me he quedado bien caliente, me voy al baño, hoy me tocará hacer un solitario

Mi hija se fue corriendo rápido al servicio. Pobre juventud... todo se volvía tan impersonal...

La verdad es que yo también había quedado realmente caliente, pero al mismo tiempo intranquila por ver el nivel de lujuria de mis dos hijas. Cogí mis llaves y me dispuse a correr, correr solo para escapar de la cruda realidad.

Cuando volví, 45 minutos después, me encontré con la reunión en el rellano. Mis hijas, Germán y Encarna charlaban en el descansillo. Mi hija Amanda le dio la mano a Encarna y a Germán diciendo "trato!". Estela se reía también.

  • Al final lo has conseguido, hija de puta - me dijo Encarna nada más verme llegar. - me voy! - y rápidamente se metió en casa.

  • Estoy encantado - dijo Germán siguiéndola.

Sin saber de que estaban hablando entré en casa con mis hijas y agarré a Amanda, necesitaba que me explicara que estaba pasando.

  • Todos los fines de semana que nosotras estemos en casa, Germán vendrá a pasarlo aquí. Es tu nuevo novio, nuestro nuevo novio, jaja - Dijo Estela mientras su hermana asentía

  • Por la semana te dejamos que te liberes como tu quieras mamá - dijo Amanda.

  • Pero hijas...

  • Mira mamá - dijo Amanda más seria - tu tendrás a tu merced a esos tipos pero aquí ahora mandamos nosotras, todo lo que hiciste no querrás que se airee, por tu trabajo y tu vida, en esta casa mandamos nosotras y si estás en ella, tendrás unas normas.

  • Si, Amanda, de acuerdo.

ANA


Cinco días llevaba en el nuevo pueblito de costa, disfrutando de mi soledad y reflexionando sobre como había cambiado mi vida. Estaba liberada, mi matrimonio era una mentira, no disfrutaba en el. El sexo me había abierto las puertas de volver a sentirme viva a mis sesenta años. Quería disfrutar, sin ataduras, sin que nadie pudiese chantajearme ni hacerle mal a mi familia.

Había alquilado una casa de planta baja cerca del mar, no había entablado contacto con nadie, sólo con la casa vecina que habitaba una chica con su madre, según ella enferma, que en la planta baja tenían un pequeño supermercado. Era lo que había visto, junto con algún paseo en la playa, alguna caminata, leer, dormir... nada más.

Fui al supermercado justo a media tarde, saludé y me metí al fondo. No me di cuenta de que estaba muy agachada, mi culo estaba muy en pompa y los pasillos no son como los de grandes superficies. Un hombre me miraba sin pestañear, le miré, le pedí disculpas y el mascullando algo en bajo pasó. Poco me fijé en él, solo que su olor a alcohol era inconfundible. Continuamos nuestras compras con tan mala suerte que otra vez volvió a repetirse la misma situación pero esta vez sucedió diferente.

Volvía a estar agachada porque tengo la manía de leer las etiquetas de los productos muy detalladamente entonces otra vez volvía a estar un poco en el medio, el tipo y su cesta no podían pasar pero el muy desvergonzado puso su mano en mi culo, lo apretó y me empujó un poco hacia la estantería. Yo me levanté rápido y el casi sin mirarme pasó. Ahora si le entendía lo que dijo al pasar. "aparta tu culo estirada", no dije nada solo miré como pasaba sin poder articular palabra. "que me miras, sigue a lo tuyo si no quieres problemas" dijo mientras se alejaba un poco.

  • Que maleducado... - dije mientras me volvía otra vez hacia la estantería

Se volvió y se acercó a mi, la peste a alcohol era evidente y ahora si pude ver a ese hombre alto, fuerte, que a mi lado con mis poco más de 160cm parecía un gigante. Era feo, tenía un bigote frondoso y mucho pelo, hasta en las manos.

  • Eres tu la que molestas, tu aroma de estirada y tu culo en el medio del pasillo - me dijo agarrándome fuerte el brazo

  • Suéltame - le dije pisándole en su pie derecho. Con mi 36 de pie ante su más de 45, creo que le hice solamente cosquillas.

Me agarró más fuerte el brazo. "Que cojones haces". "tira ahora mismo para tu casa" empujándome hacia la salida sin dejarme ni coger el bote que estaba mirando. Se puso detrás de mi en la cola, estaba nerviosa, esa dominación, ese hombre tan grande, estos días sin sexo, estaban nublando mis sentimientos. Tenía un poco de miedo pero estaba excitada. Pagué y salí del supermercado hacia mi casa, solo eran 20 metros de pequeña acera. Cuando estaba abriendo la puerta del pequeño jardín que tengo delante vi como el salía también del supermercado y subía la compra a su coche. Cerré la puertecita cuando escuché "ni te muevas". Se acercó y mirándome dijo "Ábreme la puerta". Obedecí y enseguida volvió a agarrarme fuerte, esta vez de la cintura y me tiró hacia el. Su aliento era alcohol puro y yo levanté mi cabeza para poder ver la suya. Me dió la vuelta y me empujó hacia la puerta de casa. "Abre", abrí la puerta y el pasó detrás de mi. Dejé la compra en el suelo y él se acercó por detrás para cogerme el culo con fuerza

  • Que bien te sientan estos pantalones puta. Estas buena jodida, para la edad que tienes... a ver esas tetas venga.

Me di la vuelta, estaba muy caliente, me giré hacia él y empecé a sacarme la camiseta que llevaba para dejar mi sujetador a la vista. El seguía mirando como esperando y yo continué sacándome el sujetador dejando mis pequeñas tetas al aire.

  • Que sepas que vas a ser mi puta, te voy a venir a follar cuando quiera por maleducada y por estirada de mierda.

Ni negué ni asentí solo le miraba.

  • Te abrirás de piernas cuando te lo diga y por supuesto te romperé ese culazo que tienes de zorra verdad?

Esperó unos segundos por mi respuesta

  • Si, me queda claro.

Sacó su polla del pantalón. Era una polla grande, pero lo que llamaba la atención era lo negruzca que era.

  • Chupa

Apenas dudé, me acerqué, le agarré la polla aún de pie, le miré y poco a poco me fui agachando para metérmela e la boca, pero sin ponerme de rodillas, solo arqueé mi espalda para meterme ese miembro en mi boca, empecé a chuparle la polla a ese hombre que apestaba a alcohol y tan desaliñado.

Las manos del tipo retorcían mis tetas y eso me ponía más y más y me animaba en como le mamaba la polla.

  • Apoyate en la pared, puta.

Hice lo que me mandó y con sus manazas me sacó el pantalón. Me lo bajó poco más de las rodillas y apartando mi braga a un lado encaminó su polla negra a mi coño.

  • A las putas estiradas como tu hay que follarlas vestidas

Empezó a follarme con una gran habilidad, empecé a gemir suavemente ante las primeras acometidas

  • Joder, que culazo tienes, cada vez que lo miro me pones más, te la puedo meter hasta los huevos, joder que buena estas

Empezó a escupirme en el culo y con su dedo hacer camino para poco después encularme con todo ese miembro

  • AAAAAA cabrón, que polla tienes...

Le miré fijamente mientras me enculaba

  • Correte en mi culo de estirada, hijo de puta maleducado...

  • Aún no, yo no me corro tan rápido como los pijos que te follarás tu

Cada vez me penetraba el culo más rápido y más fuerte. Me caian lágrimas por mis mejillas del puro placer que estaba sintiendo con esa polla en mi culo. Llevé mis manos a mi coño y empecé a frotármelo tan fuerte como pude. Me agarró mis caderas y sacó su polla de mi culo para ensartarla a la primera en mi empapado coño

  • Jooooder si fóllame más

  • No se que haces en este pueblo pero este culo tenía que estrenarlo

Me salí de su polla y me di la vuelta para tirarme a sus brazos y empezar a lamerle todo el cuerpo, estaba en éxtasis. El me apartó, me agarró del pelo y me llevó la boca a su polla.

  • Que no soy tu novio vieja de mierda, chupa y traga mi leche

Se corrió en mi boca y se fue, me dejó tirada en mi nueva casa... supongo que era mi bienvenida.