Érase una vez un juego... (3.3)
Se aclara el panorama
ERASE UNA VEZ 3.3
ROSA
"Está listo" escribí en mi móvil. "De acuerdo, yo cumpliré con lo mío...". "Mañana en tu casa, hablamos". Metí de nuevo mi móvil en el bolso e hice tres llamadas, pronto colocarían a Nuria como mi segunda en el departamento. La junta será la que se lo notifique a lo largo del día.
ANA
Entré apurada al banco, saludé a Isaac en la entrada y me dirigí al despacho de Rebeca, golpee la puerta y escuché a mi hija desde el otro lado pidiéndome pasar. Casi no doy ni cerrado la puerta, no podía creerme lo que estaba viendo. El gitanillo del centro comercial, el adolescente imberbe, probablemente menor de edad que había empezado mi espiral pornográfica estaba sentado en una de las sillas enfrente del escritorio de mi hija. A su lado, un tipo con probablemente algún año más que yo, en traje pero sudoroso y desaseado... ámbos me miraron y sonrieron.
Ya estamos todos, cuando querais... dijo mi hija levantándose de su sillón. Acto seguido los dos tipos se levantaron también y pasaron delante de mi riendo.
Hija...
Cállate mamá, conduce hasta mi casa, toma!
El coche de mi hija estaba aparcado en el subterráneo que está cerca del banco. Caminábamos las dos unos metros detrás de ellos. No dijimos nada durante el pequeño trayecto. Al llegar a las máquinas de ticket nos dejaron pasar y bajamos las escaleras delante de ellos dos. Nos siguieron a una cierta distancia hasta que ya dentro del párking los cuatro caminábamos juntos. Abrí el coche y me subí por la puerta del conductor. Mi sorpresa fue ver al gitanillo jóven que se sentaba a mi lado, de copiloto mientras que mi hija y el gitano mayor se sentaban en los asientos de atrás. Salimos del parking y conduje hasta la casa de Rebeca como me había dicho.
Durante unos minutos no aparté la vista de la calle. La situación me superaba. Un momento miré por el retrovisor y lo que vi casi provoca un accidente. El gitano en el medio del asiento de atrás y mi hija mamándole la polla.
- Rebeca...
Se sacó la polla de la boca
- Conduce hasta casa y calla.
Para volver a tragar ese semejante pollón mientras el gitano con su mano le bajaba la cabeza marcando el ritmo. Miré para el gitanillo que me miraba de arriba a abajo. Estaba muy nerviosa.
Llegamos a casa de mi hija y entré directamente por el garaje. El gitano mayor se acomodó y bajamos todos del coche.
Yo me quedé un momento apoyada en la puerta del conductor mientras veía a mi hija sonriente agarrada del viejo gitano como iba hacia la puerta para subir a su piso.
- Mamá, si no subes, atiende al chico, haz lo que quieras pero no te quedes ahí parada.
Se volvió a reir y se perdieron tras la puerta.
REBECA
Dejé a mi madre en el garaje mientras acompañaba a Tomás a mi casa. Llamé el ascensor mientras me sujetaba por la cadera mi anciano amante. Nada más cerrarse la puerta del ascensor llamé al cuarto e inmediatamente volví a ponerme de rodillas para sacar la inmensa polla del gitano y metérmela en la boca de nuevo.
- Rebeca, como tragas...
Me la metía y me la sacaba, pasaba la lengua de arriba a abajo para volver a metérmela en la boca. El viejo solo jadeaba. Pronto llegó el ascensor a mi piso y antes de abrirse la puerta ya estábamos acomodados. Salimos y abrí mi puerta invitándole a entrar a mi casa.
ANA
- Que pasa paya? Ahora eres la profe estrecha?.
Me sorprendió el gitanillo que ahora estaba acercándose a mí, me despertó de mi especie de letargo al que llegué después de ver a mi hija en esa situación. El chaval seguía acercándose y con su mano empezó a acariciar mi pierna mientras también apoyaba su espalda en el coche de mi hija a mi lado. En un momento subió su mano y apretó mi teta fuerte, lo que me hizo mirarle. No dije nada pero dejé que me sobara mientras lo miraba.
- Traes bragas de vieja verdad?
Asentí como con cara de pena, no pensaba tener que enseñarlas hoy y la verdad es que llevaba la lencería habitual.
- Vámonos.
Unos minutos después estábamos enfrente de la tienda de lencería del centro comercial. Me esperó fuera, me compré un conjunto morado. Al salir me miró y me dijo que fuese a un aseo a cambiarme lo que traía por lo que compré.
Ya cambiada al llegar al aparcamiento me pidió la ropa interior que me había quitado y la tiró a la papelera más cercana. Volvimos al coche y conduje de nuevo a la casa de mi hija.
Enfrente del portal de mi hija estaba con un adolescente gitano que podía ser mi nieto. Timbré…
El anciano gitano nos abrió la puerta, estaba desnudo ese viejo sucio y no pude evitar mirar como estaba con su polla erecta. Nos abrió la puerta y la cerró detrás nuestra.
- Pasa Cristian, en la segunda puerta a la izquierda.
El gitanillo obedeció y se encaminó hasta la puerta del dormitorio de mi hija. El viejo se quedó en el pasillo mirándome. Yo intentaba no hacerlo pero no podía evitar mirarle semejante mástil. Se acercó un poco y agarró mi mano para llevarla a su polla y hacer que le masturbara.
Ya me follé dos veces a tu hija y ahora te voy a follar a ti. Me dijo casi al oído con un aliento que era de todo menos erótico. Me agarró del cuello y me empujó contra la puerta.
A mi se me habla, o es que eres muda, en esta casa soy el nuevo macho.
Sentí una mezcla de miedo y sumisión
Vale, vale, tu mandas.
Quítate el pantalón, ya veo que tus tetas no son como las de tu hija pero tienes un culazo, me basta con que estes sin pantalón.
Obedecí, me quedé con la blusa pero en bragas. Me agarró de la mano y me encaminó hacia el salón. Para ir al salón teníamos que pasar por delante de la puerta de la habitación de mi hija. Miré de reojo sin pararme y vi como mi hija estaba encima del chavalito cabalgándole y pidiéndole que le chupara las tetas más y más...
Con un azote me obligó a seguir andando. Me senté en el sofá y él acercó su polla a mi boca. Enseguida estaba mamando la polla enorme de ese viejo gitano, poco tardé en agarrarle los testículos con mi mano y palpárselos bien.
- Ponte como cuando te folló mi nieto.
Me levanté y me acerqué a la pared para apoyarme en ella de pie dejando mi culo parado delante de su polla. Me apartó las bragas que había comprado sin ni siquiera mirármelas y me metió ese pollón duro por el coño. En la segunda embestida yo ya gemía como una perra. "si, si, joder, sigue..." le pedía.
REBECA
- Desnúdate...
El viejo gitano me ordenaba y yo obedecía, mientras el hacía lo mismo. Sacó una pastilla de su bolsillo y se la tomó.
Quiero que mi nieto te folle, yo solo tengo ganas del culo de tu madre, solo vérselo casi babeo... tomaré la pastilla para tener fuerza, os quiero a las dos...
Sabes que haremos lo que tu quieras, le contesté
Tranquila, seguro que en estos momentos mi parte estará siendo cumplida. Me dijo mientras sobaba mis tetas, sacó su teléfono "Está listo?" "Bien" "Guardad todo, ya os informaré"
Efectivamente, está echo.
Me levanté y apretando mis tetas con mis manos me arrodillé y empecé a chuparle la polla a Tomás, la pastilla y la excitación iba haciendo efecto cuando oimos el timbre.
Poco tardó en llegar el nieto al que agarré co mis manos y tumbé en la cama, le saqué el pantalón y creo que nada más verme se excitó. Monté encima de él y le empecé a cabalgar. "Vamos, cómete estas tetas..." le decía mientras me las apretaba yo misma...
ROSA
"Lo tenemos", me dijo mi sobrina Rebeca y mi sonrisa seguro que se pudo oir desde la otra punta de la ciudad. En ese momento mandé un mensaje a Nuria. "Mañana es tu primer día, a las 8 en mi despacho que te explico..." "QUE HICISTE ZORRA?" me constestó enseguida.
ROSA
Las tres sentadas en el restaurante vimos llegar al camarero aún con nuestras cartas en las manos. Le pedimos que nos diese tiempo y sonreimos como tontas las tres. El plan había sido genial, el chantaje era grande pero en familia y con algunos sacrificios habiamos conseguido salir de él. Parecía increible pero era cierto.
- Hoy hablé con Nuria, si le veis la cara... jaja... le va a salir caro su nuevo puesto... es nuestra nueva chacha ya lo sabeis, hará todo lo que le digamos, no tiene otra opción...
Reímos las tres de nuevo.
Rebeca, sin ti no hubiesemos podido, gracias. Le dije a mi sobrina.
Necesitaba un buen polvo y si además solucionamos lo demás pues bienvenido sea, estaba muy amargada, gracias a vosotras por descubrirme el sexo... supongo de tal palo...
Yo me marcho, le he pedido el divorcio a tu padre, seguiré de baja lo poco que me queda para jubilarme pero me marcho de la ciudad. Nos sorprendió Ana con su confesión.
Mamá -le dijo Rebeca agarrándole la mano - te apoyo, te entiendo y me tendrás siempre hagas lo que hagas.
Pero, a donde vas a ir... - pregunté.
A la costa, quiero un poco de buen clima y playa... - y bajando un poco la voz mirando a todos lados - y para que nos vamos a engañar, seguir follando sin ataduras y sin miedo a represalias como estaba haciendo aquí.
Papá estará bien - le dijo Rebeca tranquilizándola.
Pedimos nuestro menú al camarero que consiguió interrumpir ese momento más dramático. Una vez que tomó nota nos dejó de nuevo con nuestra tertulia.
Mientras Rebeca y Ana estaban en la gran sesión de sexo con los dos gitanos el patriarca Tomás había llegado a un acuerdo con la joven banquera. Ella se entregaría sin ataduras a él, quería que le enseñara a ser una buena puta, a disfrutar del sexo, le haría el macho de su casa mientras el anciano se encargaría de reunir a sus sicarios para que se pasasen por el bar donde su tía había estado anteriormente. La cuadrilla había amordazado y dado una paliza a Francisco y a José, se había llevado todas las cintas que incriminaban a la familia y, lo que es peor, les habían obligado a firmar unos documentos que ahora les ataban a ellos, ya que Rosa era la dueña de todo y ellos unos meros asalariados. José regentaría el bar cobrando una miseria y bajo el mando de Rosa y Francisco cobraría su pensión en una cuenta con Rosa de autorizada. Nuria si había ascendido a secretaria personal pero también tendría que hacer lo que le pidiese por el bien de su padre y de su tío.
Y tu que vas a hacer, cariño? - le preguntó Ana a su hija.
Servir a mi macho, aparte de follarme de vez en cuando, quiere que le consiga buenos polvos con jovencitas...
Por qué no vienes conmigo?
Nooo! ahora que he descubierto el placer no pienso perderlo tan fácil. El viejo se olvidará de mi si le consigo buenas chicas, y de vez en cuando ese pollón también me alegrará a mí, por lo demás, vida normal... si es que eso puede ser normal... el trato que le saqué al viejo me dejaba follar con quien quisiera y cuando quisiera.
Volvimos a reirnos a carcajadas...
Tía, y tu ahora qué... - me preguntó Rebeca
Ahora empieza mi juego, no se ni por donde empezar, solo de pensarlo mojo las bragas...
Mantennos informadas...
Y comimos, y disfrutamos de la sobremesa con tranquilidad hasta que despedimos a Ana, esa misma noche enfilaría el autobus a su nuevo rumbo.
Al llegar a mi casa, al final de la tarde, entraban también en el portal Germán y Encarna, nos saludamos cordialmente y juntos llamamos al ascensor. Al entrar los tres me puse al lado entre los dos. Germán no perdía ojo de mi cuerpo y yo lo noté, lo que se me ocurrió fue perverso. Le dí la espalda a Germán y toqué con mi culo su entrepierna varias veces mientras mirando a Encarna le pregunté si podría hacerme un favor. Ella contestó que sí entonces les acompañé a la entrada de su casa y le di una tarjeta a Encarna.
Te importa acercarte un momento aquí a esta dirección, vende aceite y se que tu entiendes mucho, me gustaría que lo eligieras tu por mi, mientras te robo a Germán un momento a ver si es capaz de arreglarme una lámpara - le dije a Encarna con mi mejor sonrisa.
Claro si esto no está lejos, solo elegirlo?
Si, solo elegirlo, mandaré que me lo traigan después.
Bueno pues bajo de nuevo - dijo Encarna mientras el ascensor se cerraba y volvía a bajar.
Cogí mi teléfono mientras Germán ya puso sin pudor su mano en mi culo.
- José, te mando unas tetas gordas, como las que te gustan, ya sabes lo que tienes que hacer, follatela fuerte, es la que pide el aceite.
Colgué y me abalancé a Germán, le besé en el rellano como si fuera una adolescente, nos morreamos con pasión. Notaba sus manos en mi culo continuamente "que culo tienes Rosa", decía mi vecino. Yo seguía besándole mientras el seguía tocándome todo el culo. "quiero que me folles como a una perra asquerosa" le dije a Germán mientras le lamía la boca literalmente. Mi calentura iba a explotar y abrí la puerta de mi piso para pasar a mi amante. Corrimos a mi habitación y Germán se tiró a mi jersey para sacármelo y después comerme las tetas por encima del sujetador. Yo le agarré la cabeza y le ofrecía más y más mis pechos. Nos desnudamos. Él me tiró en la cama y comenzó a comerme el coño. "Sí tragate todo mi coño, cabrón". Le apretaba contra mi entrepierna más y más. El saboreaba mi clítoris, comencé a gemir como una loca, gozaba mucho. "Que caliente eres Rosa". Siguió chupando con su gorda lengua mi coño. "Que bien comes Germán, vas a hacer que me corra". Efectivamente, acabé en su boca, pero él siguió chupando. "Chupamela a mi, puta" y enseguida me puse a cuatro patas y agarré su polla para meter sus huevos en mi boca. Tenía los huevos de mi vecino en mi boca, desnuda encima de mi cama de matrimonio. Luego pasé toda mi lengua por el tronco para ensartármela después en la boca. Me separé un poco, le escupí y seguí metiéndomela mas… “Más Rosa más” me dijo mientras tiraba de mi cabeza para meterme más su polla…
Creo que iba a acabar y por eso me empujó en la cama montándose encima de mi. Me chupó las tetas “Quieres polla?” “Si, metela ya Germán” le contesté.
Yo solo quería que me follase cuanto antes, estaba a punto de volver a correrme, el me chupó otra vez las tetas diciendo “pídeme polla Rosa” “Dame tu polla Germán que no puedo más” le dije. Me la metió de un golpe. “Si, que polla tienes Germán… cómeme más las tetas”. Él también gozaba. “Siii” le grité yo en el oído “acaba dentro de mí, Germán”…
Y lo hizo.
Germán se marchó de mi casa antes de que Encarna llegara, por eso no me sorprendió que ella timbrara a mi puerta y al verme me dijera “te tiraste a mi marido, tan pija y tan recatada que pareces…” “y tu de donde vienes?” Le dije con cierta superioridad. “A Germán me lo follaré cuando quiera” para cerrarle la puerta después. Por la mirilla vi como rugiendo entraba en su casa.