Eran las siete de la tarde

Como el buen corazón de una mujer hace mas llevadero un amor no correspondido. O como las braguitas de la jefa hacen que un empleado se corra.

Eran las siete de la tarde, ya no quedaba nadie en la oficina. Solo ya estábamos la gerente y yo. Al día siguiente mi jefa tomaba unas vacaciones, bien merecidas, y cogería un avión con destino a Barcelona para embarcar en un crucero de lujo. Por eso me había pedido si me podía quedar unas horas para rematar algunos asuntos. Estuve haciendo los trabajos rutinarios hasta que sobre las 7:10 me llamo y me dijo que fuera a su despacho. Yo así lo hice.

Di dos golpecitos en la puerta, la cual esta casi cerrada.

Pasa

Entre y me senté enfrente de ella y estando de por medio su escritorio. Estaba de impresión. Llevaba un suéter negro ajustado a su cuerpo. Y se le marcaban los pechos. Seguramente usaba una 100 de sujetador. Más de una vez me había quedado anestesiado contemplándoselos sin que ella se diera cuenta. Estuvo explicándome todas las cosas que tenía que llevar a cabo durante esa semana que no iba a estar en la oficina. Era tan eficiente que me lo había dejado todo por escrito y en una carpeta, así que terminamos en unos 10 minutos.

Luego estuvimos conversando de trivialidades. Y ya al final me dice bueno antes de marchar tomamos un café. Bajamos a la sala de expansión, donde había las maquinas de café y de refrescos. Saco dos cafés y nos sentamos en unos taburetes. Llevaba unos levis que le marcaban todo el culo. Tenía un culo de impresión. Yo no hacía más que mirárselo.

Seguíamos hablando de tonterías. Cuando ella fue cambiando el tema de conversación y fue derivando a temas mas escabrosos.

Yo me envalentone y le solté a bocajarro:

-¿Del sexo que es lo que mas disfrutas?

-Me gusta hacer el amor

-¿Y en que postura?

-Me encanta ponerme encima y manejar yo la situación

-¿Te gusta que te coman el sexo?

-No

-¿Haces felaciones?

-Si

Seguimos con este tipo de preguntas un buen rato. Yo estaba muy nervioso, y ya no podía ocultar mi erección. Ella se daba cuenta. Y yo cada vez estaba más azorado. Seguimos conversando de estos temas de la forma más natural.

Se levanto y fue al cuarto de baño y trajo consigo una bolsa.

-¿Qué es ese equipaje?-Le pregunte yo.

-Es la bolsa de deportes. Esta semana se me ha quedado aquí.

-¿Me dejas que la revise?

-¿Y para qué?

-Sabes, cada día que pasa estoy más enamorado de ti. Y necesito tener cerca. Ya se que me estoy atreviendo mucho. Pero quiero confesarte que estoy enamorado de ti, desde hace cuatro años. Y me masturbo todos los días pensando en ti. Y me gustaría ver que ropa traes en la bolsa.

Se quedo perpleja pero no le sonaba extraño.

-Ya sabía yo, que me mirabas con cara de pasión. Pues adelante. Hoy me coges en un buen día.

Puse la bolsa encima de la mesa y empecé a quitar las cosas que había dentro. Unos tenis, un chándal, una camiseta, un sujetador deportivo y por ultimo quite unas braguitas de color negro. Me costo trabajo tragar salida. Las cogí con cariño y mimo. Las acerque a mi y empecé a olerlas. Se me quedo mirando y me dijo.

-Ya sabía yo que estabas enamorado de mí. Llevo dejando mi bolsa de deportes todas las semanas y siempre me aparecían las braguitas manoseadas. ¿Eres tú?

Me puse rojo como un tomate y no me quedo más remedio que asentir con la cabeza que era yo. Su rostro se ilumino con una sonrisa. Sus ojos tenían un brillo especial.

-Y como se lo que es, estar enamorado y que no te correspondan te voy a regalar algo que no vas a olvidar en tu vida. Pero también te digo que no me pidas más. Yo soy una mujer de principios y tengo mis compromisos y no quiero nada contigo. Pero lo dicho, se lo que es, estar enamorada y que no te hagan caso. También te pido que no intentes tocarme. Abre bien los ojos.

Después de este discurso me quede boquiabierto. Y sin saber que hacer. Me quito las braguitas de la mano. Y empezó a jugar con ellas. Se las puso delante, detrás se contorneaba y cada vez yo estaba mas excitaba.

Le pregunte ¿Me puedo masturbar?

-En eso consiste el regalo.

Me saque el miembro y lo empecé a mover, ella siguió jugando con las braguitas. Se quito los zapatos. Seguía bailando y yo enloqueciendo. Muy despacio se fue desabrochando el cinturón y se desabotono los pantalones. Se quito los pantalones y se quedo con unas braguitas de color violeta que en la parte de atrás tenían una costura. Eran semitransparentes y se veía toda la raja del culo. Cuando se giraba era capaz de intuir su sexo. Poblado de un vello negro color azabache. Siguió danzando y se quito las braguitas. Se paro delante de mí y con una mano se separo los labios.

-Míralo será la primera y ultima vez que los veas

Con la braguitas violetas se limpio el chumino y me las entrego. Se puso las braguitas negras las que estaban en la bolsa y se acabo de vestir.

Me dio las bragas violetas y me dijo.

-Quiero ver como te corres.

Cogí las braguitas y con ellas empecé a masturbarme. Me corrí en un santiamén.

La mire con los ojos de estar loco de amor

Y si estoy loco de amor

Y siempre estaré enamorado de mi jefa

Tiene un gran corazón