Eran cinco marineros

Nico y su amigo suben a un buque recién atracado para curiosear. Y después de haber pasado varios días en alta mar, cinco marineros estarán ansiosos por darles la más cálida de las acogidas.

Eran cinco marineros

El papá de mi amigo Nico había comprado por Internet unos CDs de medicina en Alemania, y para asegurarse de que iban a llegar sin problemas le pidió a un amigo suyo que andaba por esas tierras, un Capitán de Marina Mercante, si podía traérselos en su próximo viaje. Por supuesto el amigo dijo que sí, y una vez que supo la fecha de partida de Hamburgo y el nombre del buque mandó los datos para poder contactarlo apenas llegara al puerto. El barco se llamaba "Prinz Eugen", y su arribo estaba previsto para un sábado por la tarde.

Como justo ese fin de semana iba a estar participando en un congreso, el padre le pidió a mi amigo que por favor se encargarse de contactar al Capitán y recoger los discos, y para no ir solo Nico me rogó que lo acompañase. La verdad es que yo tenía mejores planes, pero mi amigo insistió tanto que finalmente accedí. Y así, ese sábado por la tarde me pasó a buscar por casa y rumbeamos para el puerto. Llegamos a horario, pero cuando consultamos en la Oficina de Información nos dijeron que el barco no aún había arribado porque venía con atraso.

" ¿Y ahora? " pregunté resignado.

" Y . . . habrá que esperar " me respondió Nico encogiéndose de hombros.

" ¿¿¿Haciendo que??? ".

" No sé. Podemos pasear un rato. ¿No te gustan los barcos? ".

Mascullé por lo bajo, puteando el momento en que había aflojado y dicho que sí, y seguí a Nico rumbo a las dársenas. Debo admitir que al principio tenía ganas de matar a mi amigo, pero después de ver los primeros cruceros y los gigantescos barcos mercantes el malhumor se me pasó y empecé a disfrutar la recorrida. Honestamente, nunca dejo de maravillarme ante esas inmensas moles, que parecen desafiar la lógica flotando suavemente en el agua y son una muestra acabada del ingenio humano.

De repente, llegamos frente a un barco inmenso, mucho más grande que los demás. El buque era de carga, se llamaba "Vitesse", y era imponente. Los dos nos quedamos boquiabiertos ante semejante monstruo.

" Increíble, no? " dijo Nico. " La bandera . . . no sé si es la de Holanda o la de Luxemburgo ".

Fue entonces cuando vi algunos marineros a bordo . . . y me quedé maravillado. Ninguno bajaba del metro ochenta y cinco de estatura, y eran todos bonitos pero sumamente masculinos. Ante la vista de semejantes ejemplares supe con certeza que el barco venía de Holanda, porque los hombres de ese país tienen fama de estar entre los más bellos que existen.

" No, seguro es la bandera holandesa " le dije a entonces a Nico.

" ¿Cómo sabes? Ah! Por los colores más intensos! ".

" No, por los marineros ".

Nico me miró, y después sonriendo me dijo: " Eres incorregible !". Mi amigo no comparte mi gusto por los hombres, pero no le molestan en absoluto. Después miró de nuevo hacia el barco, y agregó: " Bueno, mi amigo, parece que estás de suerte porque ese marinero te está observando con interés ".

Con disimulo llevé la vista hacia donde Nico había señalado con un movimiento de cabeza, y me encontré con un ejemplar para babearse. Alto, moreno de ojos claros, agraciado con un rostro guapísimo, tenía unas espaldas enormes y las caderas estrechas. Las ropas ajustadas que vestía delineaban unas piernas fuertes, unos brazos musculosos y una entrepierna muy interesante. Estaba recargado con los codos sobre la baranda, con la barbilla apoyada en una mano, y lo mejor de todo es que en verdad tenía los ojos clavados en mi persona. Y yo, por supuesto, devolví la gentileza mirándolo con la misma atención.

" Es tu culo, amigo. Siempre dije que es llamativo " dijo Nico divertido.

" Si esa es la razón, pues me parece perfecto. Y sobre tu comentario, nunca me habías dicho que opinabas eso de mi culo ".

Así estuvimos un rato, cada uno dedicando sus miradas a su objeto de atención.

" Está bueno, eh? " dijo de repente Nico.

" Bueno?!! Está para comérselo!! ".

" Hablo del barco . . . ".

" Ah! ".

Otros cinco minutos de silencio, y otro comentario de Nico.

" La verdad es que me gustaría estar un rato ahí arriba ".

" Ja! Y a mí, ni te cuento! ".

" Hablo del barco . . .".

" Ah! ".

Miré a Nico, y tomándolo de un brazo para que me siguiera le dije: " Bueno, tal vez te den el gusto ".

Me encaminé hacia la planchada, con mi amigo siguiéndome a paso vivo. Sin esperar ninguna autorización o permiso subí decidido, y cuando estaba por llegar a cubierta vi que mi atento marinero venía a nuestro encuentro. Cuando estuvimos sobre el barco el muchacho nos regaló una sonrisa como para derretir témpanos, y mientras nos estrechaba las manos se presentó como Dirk. Al tenerlo a unos centímetros de distancia me pareció más alto, más corpulento . . . y más bonito, si es que eso era posible.

Como pude le di a entender que estábamos interesados en dar una vuelta por el buque, aunque mientras hablaba y gesticulaba se me hacía bastante difícil mantener mis ojos sobre el rostro del marinero y no desviar la mirada hacia otras partes de su cuerpo. Cuando por fin terminé mi perorata el muchacho miró por sobre nuestros hombros, como buscando a alguien, y después hizo un gesto como llamando a otra persona. Nos dimos vuelta y vimos acercarse a otros marineros, tan altos y corpulentos como Dirk y bastante guapos también. Dirk los presentó como Bjorn y Pieter, y sonriendo los recién llegados nos estrecharon las manos. Después los tres se pusieron a hablar en su idioma, y aunque obviamente no entendíamos ni una palabra no nos pasaban desapercibidas las fuertes miradas que nos dedicaban, ni tampoco las sonrisas que cada tanto iluminaban sus hermosos rostros.

" ¿Y? " murmuró Nico entre dientes.

" Y . . . no sé. Estarán viendo si nos dejan o no ".

" ¿Y tanto lío por eso? Es sí o no. Mm . . . esto no me gusta. Además ¿Viste cómo nos miran? ".

" Pseee . . ."

Nico me dio un codazo, pero justo en ese momento los marineros dejaron de hablar y con señas nos indicaron que los siguiésemos. Disimuladamente le di un empujón a mi amigo que estaba un tanto temeroso, y caminando entre los muchachos comenzamos recorrer el barco. Y la verdad es que los jóvenes marinos estuvieron muy amables, porque aunque nos costaba un poco comunicarnos se esforzaban por responder todas nuestras preguntas. Después de un rato Nico ya estaba más tranquilo y caminaba escoltado por Bjorn y Pieter, mientras yo marchaba al lado de Dirk.

Por fin los marineros nos llevaron bajo cubierta, ya que obviamente la recorrida también incluía un vistazo por los camarotes. Dirk encabezaba la marcha, yo iba tras él, Nico venía detrás mío y Bjorn cerraba la fila. Pieter parecía haberse perdido en el camino, hasta que de repente lo vimos salir de un camarote ubicado a unos pasos de distancia. El muchacho le dijo algo a Dirk, y mi bello anfitrión dio la vuelta hacia nosotros y sonriendo nos invitó a pasar al mínimo dormitorio del buque. Una vez adentro, la fantasía de las duras cuchetas empotradas en la pared se esfumó, porque en la habitación había sólo un par de camas que se veían bastante cómodas. La cuestión era que no estaban desocupadas: sentados en cada una de ellas estaban otros dos marineros, cada uno con un aspecto físico que parecía calcado de los tres que venían con nosotros. Al vernos se pusieron de pie, y repitiendo la ceremonia de las manos se presentaron como Theo y Arjen.

" ¿Mucha gente para un lugar tan pequeño, no? " murmuró Nico mientras sonreía.

" Sí, la verdad que sí. Mejor salgamos ". Caminé hacia la puerta . . . y la encontré cerrada. Extrañado di la vuelta, y me topé con el atlético torso de Dirk y su bellísimo rostro que me miraba sonriente. Sorprendido, trataba de entender que estaba pasando, cuando sentí sobre mis nalgas la presión de la entrepierna del muchacho llamado Theo al tiempo que sus brazos me rodeaban la cintura.

" ¡¡¿Qué . . . pero qué . . .?!! ".

No pude seguir hablando, porque Dirk acercó su rostro al mío y abriendo su boca me calló con un beso de lengua impresionante, mientras que Theo se dedicaba a magrearme las nalgas y besarme el cuello. Y yo . . . obviamente no tenía ninguna intención de oponerme. Los dejé hacer su voluntad (que seguro coincidiría con la mía), y mientras Dirk seguía comiéndome la boca Theo me bajó con suavidad los pantalones y el boxer para luego dedicarse a mordisquearme las nalgas y explorar mi hoyito con su lengua.

Me sentía en la gloria . . . hasta que recordé a Nico. ¡A mi amigo no le iba el sexo con tipos!. Desesperado aparté mi boca de la de Dirk, y mirando hacia un costado lo busqué esperando encontrarlo desmayado ya que no había escuchado ni gritos de auxilio ni ruidos de forcejeos, y de seguro los otros tres marinos no estarían dispuestos a quedarse sin su ración de carne. Pero la escena que vi me dejó mudo de asombro.

Nico estaba sin ropas, tumbado de costado en una de las camas. Tenía los ojos cerrados, y con un evidente deleite mamaba la respetable verga de Bjorn arrancándole gemidos al marinero. Recostado detrás, Pieter follaba a mi amigo con movimientos enérgicos, aferrándolo de la cintura mientras le mantenía la pierna derecha levantada para facilitar la entraba y salida de su morcillona polla. Y arrodillado en el piso, Arjen le estaba dando una mamada antológica a Nico, poniéndole la verga cada vez más brillante con su espesa saliva.

Abrí enormes los ojos, absolutamente sorprendido por semejante espectáculo. No tenía idea de cómo habían llegado a esa situación, pero era evidente que Nico no necesitaba mi ayuda ni mucho menos, y que a juzgar por lo que se veía no la estaba pasando nada mal en su debut sexual con otros hombres. Así es que sintiéndome más tranquilo me abandoné nuevamente a los deseos de mis compañeros de follada, y muerto de ganas dejé que avanzaran en su tarea. En un abrir y cerrar de ojos me encontré en la misma situación que Nico, sin ropas y sobre la cama, con los ardientes holandeses adueñándose de mi persona. Y si durante la recorrida por cubierta se nos había complicado un tanto salvar la diferencia idiomática, en ese momento nos las arreglamos de maravillas.

Los muchachos no perdían tiempo, y de repente me encontré acostado de espaldas con mi trasero en el borde de la cama, y con Dirk sentado a horcajadas sobre mi pecho. El viril marinero tenía sus largas y fuertes piernas flexionadas a cada lado de mi tórax, y con una mano me sostenía la nuca para facilitarme la mamada de su tranca que él se ocupaba de meter y sacar de mi boca con un rítmico movimiento de cadera.

Mientras tanto, Theo proseguía con su concienzudo masaje lingüístico entre mis nalgas. Cada tanto introducía sus largos dedos, dilatando cada vez más mi humedecido esfínter. Finalmente se acomodó, y guiándola con la mano fue calzando su durísima polla en mi anhelante culo, provocándome espasmos de placer que me hacían apretar más fuerte mis labios sobre la verga de Dirk.

Cuando los huevos de Theo se toparon con mis nalgas los dos muñecos empezaron a bombear en forma sincronizada, llenando por completo mis cavidades. Se movían acompasadamente, gozando y haciéndome gozar de manera indescriptible. Poco a poco fueron acelerando las embestidas, y al cabo de unos minutos se corrieron casi al mismo tiempo. ¡Y de que manera!. Se notaba que llevaban varios días sin descargarse, porque mientras trataba de tragar desesperado la abundante lechada de Dirk sentía escurrir la guasca ardiente de Theo por la raja de mi culo. Cuando por fin dejaron de escupir mecos se abalanzaron sobre mi verga y comenzaron a meneármela, y al darse cuenta que iba a correrme pusieron sus bocas sobre mi glande y sorbieron cada uno de los trallazos que soltó mi polla. Se volvieron hacia mí, y sonriendo sacaron sus lenguas para mostrarme mi leche. " ¡Ah! Asquerosos! " les dije riendo, y entonces ellos se acercaron a mi boca y comenzaron a besarme haciéndome sentir el gusto mi propia guasca.

Después de llenarme de besos Theo se sentó en la cabecera de la cama, apoyado contra la pared. Tenía las piernas abiertas, y con una mano comenzó a acariciarse la polla invitándome con un gesto a que se la comiese. No me hice rogar, y gateando en cuatro patas sobre la cama llegué hasta ese estupendo pedazo de carne y lo engullí goloso. Bastaron unos pocos masajes con mi lengua, y mostrando una excelente capacidad de recuperación la verga del chico empezó a crecer y endurecerse dentro de mi boca, respondiendo a mis húmedas caricias. De repente sentí que me jalaban por los tobillos, y mi cuerpo se deslizó hasta que quedé acostado. Después, el fuerte pecho de Dirk se apoyó sobre mi espalda, sus rodillas separaron mis piernas, y con un suave movimiento de cadera el marinero empezó a clavar su tranca en mi hoyito. La verga del muchacho era bastante gruesa, pero la abundante acabada de Theo funcionó como un magnífico lubricante y el pedazo de carne se deslizó fácilmente en mis entrañas hasta la raíz.

Me quejé suavemente, acusando recibo del generoso diámetro de la reata, aunque mucho no podía decir porque tenía las fauces totalmente ocupadas con la verga de Theo. Pero Dirk comenzó a mordisquearme suavemente el cuello, logrando que me aflojase por completo. Y entonces empezó a moverse. Me enterraba hasta el fondo la polla, y luego la sacaba dejando apenas la cabeza dentro de mi esfínter. Estuvo haciendo eso en forma lenta durante un largo rato, hasta que en un momento dado empezó a acelerar sus clavadas. Y a medida que aumentaba el ritmo yo hacía lo mismo con la mamada que le estaba prodigando a Theo, haciendo que el muchacho gimiese cada vez más fuerte.

Cada tanto yo echaba un vistazo hacia la cama donde estaba Nico, y no dejaba de sorprenderme el hecho de ver a mi amigo adoptando las más extrañas posiciones para complacer a sus tres amantes. Los holandeses estaban enloquecidos con Nico, no sólo porque era un tipo guapo sino porque además accedía dócilmente a todos sus pedidos.

Finalmente, Dirk comenzó a dar gritos roncos y luego se corrió como un animal, inundando mi culo con su leche caliente. Con cada espasmo yo apretaba más los labios sobre la polla de Theo, hasta que el chico tampoco pudo resistir más y también se corrió dándome de beber sus espesos mecos.

Salimos del camarote casi dos horas después de haber entrado, con cierto desaliento de los bonitos marinos que querían hacer un intercambio: Pieter, Bjorn y Arjen follando conmigo; y Dirk y Theo con Nico. Nos excusamos tratando de explicar que teníamos que hacer un trámite, pero para que nos dejaran ir tuvimos que prometer – levantando la mano derecha - que volveríamos más tarde para la segunda parte. Sonrieron complacidos, completamente enviciados por la idea de tenernos a su disposición otra vez y complacer sus lascivas ocurrencias en la cama.

Ya en tierra firme, Nico exclamó: " ¡Qué tipos! Pensé que no nos dejarían salir! Dios me libre de tener que volver all í".

" Mm . . . Por lo que vi, no creo la idea te disguste mucho, verdad? " dije jocoso.

" Ehh . . . no . . ." contestó mi amigo con un gesto risueño. Entonces me miró, y se ruborizó ante mi cara de sorpresa. Alarmado me apretó el brazo y me dijo: " Yo . . . sobre esto . . . te pido . . ."

" Tranquilo ", le respondí. " Será nuestro secreto. Pero por ser tu primera vez, lo has manejado muy bien, eh? ".

" Es que . . . no fue mi primera vez " respondió ruborizándose aún más.

Me quedé parado, con la boca abierta.

" ¿Cómo?!! ".

" Bueno . . . tú sabes, cuando estás en el servicio militar . . ." dijo con las mejillas ardiendo. " Pero anda! No te quedes parado, que el buque que esperábamos ya debe haber llegado " agregó tratando de cambiar de tema.

" Tú y yo tendremos una larga charla cuando terminemos con esto ", respondí mientras corríamos a la Oficina de Información.

Llegamos allí, convencidos de que el buque que esperaba Nico debía estar en el puerto desde hacía largo rato. Pero para nuestro desconcierto, el barco no sólo no había llegado sino que el amigo del papá de Nico no era su Capitán. Desconcertado, mi amigo decidió telefonear a su padre, que a esa hora ya debía haber finalizado su actividad en el congreso. Nicó tecleó en su celular, y después de unos segundos su padre respondió.

" Hola viejo! Cómo te está yendo? Bueno, me alegro. No, no pasa nada malo. Estoy en el puerto esperando a tu amigo con los CDs. Pero aquí me dijeron que él no viene en ese barco. ".

Nico frunció el ceño, y después se mordió el labio y revoleó los ojos. " No, no te hagas problema, sé que estabas a las corridas. Y cómo . . . Ah, lo tienes ahí?. Bárbaro. Sí, tengo para anotar. ¿Cómo?. A ver, deletréalo . . . ajá . . . sí, lo tengo. ".

Mi amigo se agitó visiblemente y empezó a sudar. Con gestos le pregunté que pasaba, pero me hizo señas que esperase con una mano.

" No te hagas problema. Un beso " dijo Nico, y cortó.

" ¿Qué pasa?! ".

" Al Capitán lo cambiaron de nave a último momento, y mi viejo se olvidó de avisarme. El buque en el que vino llegó esta mañana " murmuró Nico.

" Uuhh! Bueno, pero a fin de cuentas ¿Cuál es el problema? Le explicamos que no sabíamos lo del cambio y listo!. ¿Ya sabes cuál es el barco? ".

"Psi . . ."

" ¿Y? ".

Nico me miró sonriente, y con un extraño brillo en los ojos y un color encendido en las mejillas me respondió:

" Es . . . es el barco de los holandeses ".