Era una calurosa tarde de primavera
Descubrí el sexo con mi hermana y mi prima
Era una calurosa tarde de primavera cuando descubrí por primera vez el sexo. Era un adolescente y al regresar al colegio, encontré muy bien escondidas en un armario, unas viejas películas porno. No puede soportar la tentación de indagar sobre el contenido de aquellas películas desconocidas hasta entonces para mí. La reacción fue sorprendente, la polla me creció como nunca antes lo había hecho y, siguiendo el ejemplo de las escenas que estaba viendo, comencé a masturbarme frenéticamente, hasta que al poco rato, brotó un buen chorro de semen.
Durante el día siguiente no pude dejar de pensar en lo que la tarde de antes había visto y en el inmenso placer que con la masturbación obtuve, así que cuando llegue a casa me dispuse a poner de nuevo otra película, pero contaba con el pequeño inconveniente de que aquella dichosa tarde no estaba solo, pues mi hermana y mi prima me acompañaban. Estaba esperando a que se marcharan, pero no lo hacían y yo empecé a impacientarme cuando de repente se me ocurrió comentarles lo que quería hacer.
Yo tan sólo soy un año mayor que mi hermana y mi prima, por lo que pensé que el plan no les parecería tan descabellado. Afortunadamente, así fue. Me dirigí a su habitación y le dije sin más que quería ver una peli y que seguro que les iba a gustar. Nos acomodamos en el sofá y comenzó la fiesta. Al principio, se extrañaron un poco de mi descaro, pero después mi hermana me dijo que sabía de donde la había sacado. Mi polla volvió a ponerse dura como una roca y me la saque delante de ellas para masturbarme, mientras me miraban sorprendidas, a lo que yo añadí: "Vosotras también podéis obtener placer si os frotáis el chochete y os metéis el dedito dentro".
Ambas me hicieron caso y empezaron a gemir, por lo que la peli pasó a un segundo plano. Al rato volví a correrme y el placer fue inmenso. Mi hermana y mi prima se sorprendieron al verme cuando me corrí y me dijeron:
-Oh, no te has meao ¿verdad? Lo has hecho como el de la película.
- No tontas, es semen. Por cierto ¿me dejáis que os chupe el chochete?
-Vale pero si no nos gusta paras y nos dejas en paz.
Abrí las piernas de mi prima y aquello fue un espectáculo, no tenía ni un solo pelo pero cuando le acerque la lengua y comencé a chuparle sus partes, ella gemía desesperadamente, mientras su coñito se iba sonronjando y humedeciendo. Al lado, mi hermana seguía dándose dedo, cuando de pronto dijo a mi prima: "Ahora déjame a mí, que tu ya has disfrutado bastante"
El coñete de mi hermana tenía algunos pelillos, pero estaba igualmente delicioso, aunque ella no fuese tan fogosa como mi prima. Cuando su coñito estaba a punto, se acerco y me dijo al oído: "Métesela a la prima, a ver que siente y después si me gusta te dejo que me la metas a mí". A lo que yo respondí: "Seguro que no quiere llegar a tanto". Pero ella me insistió y entre los dos la convencimos. De este modo, volví a abrirle sus piernas y lentamente fui introduciendo mi polla en su estrecho coño hasta que dio un grito desgarrador, suplicándome llorando que parase. Sin embargo, yo permanecí encima de ella con mi polla bien dura en su coño y cuando se tranquilizó seguí empujando. Las lágrimas fueron sustituidas por un incesante jadeo y no paraba de repetir:
-Más fuerte, más fuerte. Así, sigue más. Así, así, no pares por Dios fóllame, fóllame, oh siiiiiii, que gusto me muero
Cuando ya no podía aguantar más, le saque la polla que seguía estando muy dura y húmeda. Mi prima se abalanzó sobre mí y siguiendo el ejemplo de las actrices porno, me agarró con fuerza la polla y comenzó a masturbarme frenéticamente hasta que me corrí copiosamente, con tanta fuerza que todo el semen fue a parar a su cara y a la de mi hermana que nos observaba con perplejidad.
Aquello les dio mucho asco, pero a juzgar por lo que sucedió después les debió de gustar mucho.