Era su puta los domingos (2: Osvaldo me entregó)
Ya hacía unos meses que nuestras sesiones de sexo eran cada vez más asiduas. Desde aquel día en que me encontró vestida de mujer y tuvimos nuestra primera relación, los encuentros se fueron repitiendo 2 ó 3 veces por semana.
ERA SU PUTA LOS DOMINGOS II (OSVALDO ME COMPARTE)
Ya hacía unos meses que nuestras sesiones de sexo eran cada vez más asiduas. Desde aquel día en que me encontró vestida de mujer y tuvimos nuestra primera relación, los encuentros se fueron repitiendo 2 ó 3 veces por semana. Yo me sentía fascinada, por Osvaldo, muy varonil y con una virilidad increíble. Su formidable herramienta no paraba de funcionar nunca y como consecuencia de ello, yo me sentía cada vez más puta y la verdad eso, me encantaba.
Un domingo, después de la soberana cojida que me había dado, quedé tirada en mi cama, llena de leche en la cara y me dice:-¿ no era que te aguantabas todo?, mirá como quedaste. Seguro que si te damos entre Julián y yo, no aguantás...-
-A vos, a Julián y al que quieras- le contesté, sin medir las consecuencias que ello podrá traerme, pero, montada como hembra, satisfecha de pija, mi culo aún dilatado por la reciente cojida, el sabor de su esperma en mis labios pintados, me sentía la más puta del barrio, estaba agrandada. La cuestión que la cosa quedó así. Esa tarde, antes de irse, Osvaldo me volvió a coger desenfrenadamente y mientras su pija entraba y salía de mi culo me repetía, - ya te enfiestaremos...- yo, ensimismada en disfrutar cada centímetro de pija que entraba y salía de mi culito, no le prestaba mucha atención.
Durante la semana, me propuso pasar el domingo entrante en su casa y que ya que lo había desafiado, había invitado a Julián (su amigo, que yo no conocía) a pasar la tarde con nosotros. Yo debería llevar ropita y lo necesario, para montarme en su casa, como lo hacía todos los domingos para recibirlo a él. No podía decir que no, nunca antes había estado con dos tipos y menos aún, vestida de mujer. Pero mi contestación del domingo anterior, no dejaba lugar a negativas.
El domingo llegó, y a las 10 en punto de la mañana, estaba paradita en la puerta de su casa, con un bolsito con mi ropita, maquillajes, etc dentro, esperando que me reciban. Después del saludo con Osvaldo, pasé al baño a montarme. No me extrañó escuchar el timbre mientras lo hacía, sabía que esperábamos a Julián. Había elegido para ese día, prendas bien de puta. Tanga y corpiño negros, haciendo juego con el portaligas, que sujetaban unas medias rojas de red, un babydol muy cortito que no llegaba a tapar mi culito, zapatos con tacos altos y finitos y un maquillaje provocativo. Salí del baño y sorpresa, si Osvaldo estaba esperando con el famoso Julián, pero, también me presentaron a Roberto y al Turco...
-Si sos tan putita y té la bancás, bien podrás satisfacernos a los cuatro, no?-
Por un instante, me quedé petrificada, no entendía nada, por mi cabeza pasaron miles de cosas, hasta hace unos pocos meses, solo me montaba como mínimo en la intimidad y me mataba a pajas, con cualquier cosa en el culo y hoy, mi "amante", me enfiesta con tres tipos más...
No recuerdo de quién escuché:-...cuando la violación es inminente, relájate y goza...- y la verdad, aunque tenía un poco de miedo, eso hice.
Osvaldo empezó a desnudarse y el resto lo siguió. Rápidamente ocho manos y cuatro bocas me acariciaban, besaban. Cuatro penes me rozaban o apoyaban su dureza en alguna parte de mi femenino cuerpo. La cosa comenzó a ordenarse cuando el Turco se sentó en el sofá y tomándome de la mano, me invitó a agacharme y chuparle la pija. De rodillas sobre la alfombra me metí su pija en la boca, detrás de mí, Osvaldo corrió mi tanguita y con sus dedos comenzó a dilatarme hábilmente el culo con una crema. Sentí como la punta de su pija entraba como tantas veces lo había hecho, despacio, pero firmemente, sin retroceder un centímetro, muy pronto toda su herramienta estaba dentro de mí y comenzaba a moverse de atrás hacia delante. Yo seguí chupando la poronga del Turco, mientras Julián y Roberto, parados a mi lado, me ofrecían sus chotos erguidos, los cuales comencé a masturbar con mis dos manos. El Turco comenzó a jadear y le dijo a Osvaldo si cambiaban. Sentí un enorme vacío cuando Osvaldo la sacó palpitando de mi culo, pero el Turco me ensartó rápidamente y empezó a embestirme duro y con fuerza. Su hermosa chota, entraba y salía con rapidez. Yo mientras, seguía chupando las pijas de Roberto, Julián y ahora la de Osvaldo. Él fue el primero en acabarme, su leche, entró casi directo en la garganta y el Turco embestía cada vez más fuerte hasta que entre gemidos fue soltando su descarga dentro de mi abierto culo. La sacó y Julián ocupó su lugar, su pistoneo era rítmico y consistente, sus manos tomaban mis caderas o me palmeaba las nalgas al ritmo de su cojida. Cuando aceleró los movimientos, comprendí que se venía. Enorme chorros calientes de semen terminaron de inundarme, sin dejar de meterla y sacarla, como si no se le bajara nunca. De un empujón Roberto lo sacó de su posición y me penetró salvajemente. Su pistoneo, se hacía sentir. Él mete y saca al que me sometía era distinto al del resto, muy rápido y fuerte, por momentos la sacaba entera y la volvía a meter hasta el fondo casi con violencia. Hasta que la sacó y dándome vuelta, me la metió en la boca, llenándomela de crema caliente y abundante, un hilo de semen corría por la comisura de mis labios. La gran cantidad descargada por Roberto, no me daba tiempo a tragarla y junté con mis dedos ese néctar que terminé de chupar.
Mi calentura no se había aplacado, me sentía una puta total, en la gloria, lo que siempre había deseado, era un sueño hecho realidad.
Los cuatro tipos, me habían cojido y yo había gozado como una perra. Osvaldo me abrazó y me besó largamente, acariciando y dándome pequeños pellizcones en los pezones. Sentía su pija crecer, me acosté boca arriba, puso unos almohadones bajo mi cintura, mis pies sobre sus hombros y me penetró sin contemplación. -¡Puta, qué puta qué sos...!- me repetía sin parar y me cojía cada vez más fuerte. Julián, casi sentado sobre mi pecho me la metió en la boca y chupé con ganas. Después de unos minutos de fifarme de esa manera Osvaldo acabó dentro de mí, sin cambiar la posición Julián puso mis pies como me los colocó Osvaldo y me la metió hasta el fondo, ¡qué pistoneo!, sus huevos, chocaban en mis nalgas y su pija se hacía sentir, no tardo mucho hasta llenarme con su leche.
Mientras el Turco me cojía de igual manera Roberto arrodillado a mi lado me daba su pija para que la chupara. El Turco, acabó entre gritos y Roberto completó la cojida de los cuatro haciendo que de mi culo, saliera semen chorreando sobre mis enfundadas piernas.
Habían pasado más de 4 horas, quedé dormida en el sofá. La pija de Osvaldo, dura nuevamente, puesta en mis labios, fue el despertador.
-Ya se fueron todos, estuviste genial...- Le chupé un largo rato la pija y me senté sobre su hermoso cuerpo, metiéndome su pija yo misma hasta el fondo de mi roto culo. Lo cabalgué durante varios minutos, hasta que se vino nuevamente dentro de mí.
Como pude, me bañé, limpiando los restos de semen de mi cuerpito. Guarde la ropita de puta en mi bolso y nos despedimos hasta el próximo domingo. Fue un domingo diferente, alucinante. Osvaldo, me había entregado, y la verdad, me había gustado.
Cualquier comentario que deseen hacerme, pueden hacérmelo llegar a trabi69ar@yahoo.com.ar ;
Como siempre, gustosamente responderé a todos.