Era su noche, solo para ella
Una mujer casada decide ser infiel y sentir sensaciones nunca antes vividas por ella
La historia de como conocí a Laura, una mujer casada, triste, y sin afecto.
El aburrimiento me llevó a bajarme a una de estas aplicaciones del móvil para hablar con gente que vive cerca de ti, después de un par de meses sin obtener ni una sola conversación recibo un escueto “Hola” parpadeando que me dejó sorprendido. Miro con calma la foto de la persona que lo enviaba y me quedo aún más sorprendido, parece guapa.
Yo no soy ningún Adonis ni nada parecido, un hombre normal, ni guapo ni feo, ni alto ni bajo, con un poco de barriga, pero sin exageración, así que mi primera reacción fue dudar y responder.
- Hola, ¿segura que es a mí a quién hablas? ¿No te has equivocado?
- ¿Por qué dices eso?
- Mujer, es que te veo más o menos guapa en la foto y pensé que te habías equivocado.
- Jajaja No, te hablo a ti, mi intuición me dice que puedo hablar contigo.
Continuamos hablando durante varios días sobre varios temas, de bromas, en ningún momento hablamos de sexo porque la verdad yo no esperaba eso ni era mi intención. Transcurridas un par de semanas y tras esas charlas surgió la oportunidad de coincidir y vernos, quedamos para ir a andar un día por la tarde, después del trabajo.
Pasó a recogerme por mi casa, bajé y allí estaba ella. Laura, una mujer de 1,60 de altura, unos 35 años, con unas mallas y una camiseta que marcaban todas las curvas de su cuerpo, sin tener un cuerpo 10 hay que decir que está muy proporcionada, un pelo rizado recogido completamente y una gran sonrisa. Durante esa tarde y otras más nos contamos nuestras vidas y miserias respectivamente; ella está casada con un hijo y una vida totalmente estable y no quiere cambiarla. Su marido pasa de ella completamente, la trata muy secamente y sin ningún tipo de respeto, a parte de exigir una criada. Ella mantiene su matrimonio por su hijo, confiesa que nuca se casó enamorada, solamente lo hizo porque “tocaba”. Poco a poco vamos cogiendo confianza y amistad, nos confesamos mutuamente que estamos muy a gusto charlando y que nos atraemos. Nunca le había sido infiel a su marido pero desea sentir la sensación de pasión y cariño en su cuerpo; le pido que me regale una noche y que será inolvidable para los dos…..y ella accede.
Un viernes noche, tras contar a su marido que tenía una cena de compañeros de trabajo, quedamos en un bar para luego ir a cenar y luego seguir lo que nuestro deseo nos dijera.
Entró, no me lo podía creer, nunca la habías visto arreglada siempre con ropa de gimnasio para ir a caminar y zapatillas. Su melena rizada al viento me fascinó, un pelo precioso, un vestido negro sin casi escote, ceñido y justo por encima de la rodilla y una cremallera trasera muy sugerente, unas medias y tacones a juego; muy elegante, muy atractiva. Reconozco que a mi me excita mucho más una mujer elegante que una que va enseñando, y ella lo clavó. Tomamos la primera copa de vino y le digo que la cena es en mi casa, que he preparado una cena solo para nosotros dos.
Era su noche, quería que se sintiera especial, que realmente lo es, y que disfrutara como nunca antes lo había hecho. Cociné varias cosas, regadas con un buen vino, todas según sus gustos que poco a poco había ido conociendo, por una vez sintió que ella era el centro, que alguien había escuchado cuando hablaba, se la notaba realmente tranquila, relajada y contenta. Estuvimos cenando con calma y charlando sobre muchísimas cosas de la vida y de las injusticias e incongruencias que tiene, conversaciones divertidas y profundas que nos hicieron pasar una cena muy agradable y nada tensa.
Una vez terminada nos sentamos en el sofá a tomar una copa…aunque pocos tragos tomamos de ella, comenzamos a besarnos despacio, acariciaba su pelo rizado, su cuello, mis manos recorrían su silueta con calma. Nos levantamos, empecé a bajar su cremallera despacio mientras iba recorriendo a la vez su espalda, fue increíble cuando su vestido cayó al suelo y pude observarla con detenimiento, un conjunto de lencería negro, unas medias de esas de silicona negras super sexys y sus tacones aún puestos; ni en mi mejor sueño me hubiera esperado algo así de sensual y erótico.
La cojo de la mano y caminos a la habitación, al borde de la cama sigo sigo tocando su espalda con mis manos, mientras que me desvisto como puedo para evitar que esos tiempos muertos la hagan sentirse incómoda, y la vez le quito a ella todo excepto sus medias. La tumbo en la cama, nos seguimos besando muy despacio, no tengo ninguna prisa, quiero dedicarle todo el tiempo del mundo porque realmente quiero disfrutar con ella el máximo tiempo posible. La voy acariciando los pechos…..dejo de besarla y me dedico a recorrer todo su cuerpo con mis manos y caricias, con mis labios…la toco y está totalmente húmeda y excitada, la sigo acariciando con mucha suavidad voy bajando por sus pechos con mi boca…su tripa…su coño…empiezo a comerla dedicándole todo mi cariño y paciencia, empieza a moverse, la oigo jadear, retorcerse de placer, desear que no pare, soltar unos pequeños gritos descontrolados, jugar con su clítoris y parar de golpe para volverla loca….al final se corre dando un grito de placer y le entran unos temblores que me llegan a asustar. La abrazo, la acaricio, le susurro que tranquila, que disfrute su cuerpo y su orgasmo sin prisa, que se recupere mientras sigo acariciándola.
Pasan unos cinco minutos y volvemos a besarnos, otra vez con calma, poco a poco vuelve las excitación a ambos, las caricias le como los pezones, mordisqueándolos, estoy encima de ella, pasando mi polla por su coño para excitarla al máximo.
- ¡¡¡ Métemela ya, por dios, que no aguanto ¡!!!
- Cuando yo quiera….esta noche eres para mi Laura….
La empiezo a penetrar despacio, solo la punta, que se desespere de deseo, quiero jugar con ella…la quiero volver loca de placer….no tengo prisa, me encanta sentir su calor en mi polla….voy aumentando el ritmo, cada vez más fuerte…de repente grita con fuerza y su cuerpo se pone a temblar, otro orgasmo…y se queda sin fuerza, como desmayada….me asusto tanto que me salgo, la abrazo, la beso con delicadeza esperando su cuerpo se recupere. Está extasiada, no puede moverse…no me importa , la sigo abrazando y siento como se duerme.
Tras unos 20 minutos dormida mientras la abrazo se despierta con una cara que antes nunca había visto, mezcla de relajación, felicidad y desconexión del mundo. De repente mira la hora y su cara cambia por completo, se tiene que ir a casa que la espera su marido. Se viste rápidamente mientras yo la observo como lo hace y sale corriendo camino a su casa.
Es verdad que esa noche yo no me corrí, pero aseguro que mereció la pena solo por ver como ella disfrutó, ya me recompensó otros días donde tuvimos sexo mucho más fuerte, diferente. Lo mejor de todo es que aunque ha pasado el tiempo y ya no nos acostamos, seguimos siendo grandes amigos, que quedamos para tomar un café y contarnos nuestras alegrías y miserias.