Era casada

Una aventura de oficina, el jefe, casado, su vendedora estrella, tambien casada, ¿que podria salir mal?

Jorge era un hombre maduro,

casado

, exitoso jefe de ventas de la compañía representante del

área

de ventas

de un

parque funerario en el sur de los Estados Unidos, a sus

órdenes

trabajaban no menos de 40 personas a quienes adoctrinaba cada mañana en reuniones de

motivación

y

asesoría

para poder vender un producto que normalmente

ponía

los pelos de punta a los potenciales clientes a quienes desagradaba la idea de pensar en la muerte.

Con cuarenta y cinco años de edad, peinaba algunas canas en

las sienes

,

dándole

un aire interesante en su madurez, cuerpo regular, y siempre aseado y detallista en cuanto a su apariencia, siendo esta vital

debido al

difícil

giro comercial al cual se dedicaba.

El reto era importante, y a

él

le gustaba, como

también

disfrutaba el hecho de que la

mayoría

de sus subordinadas fueran del sexo femenino, la

mayoría

, mujeres

divorciadas

, o madres solteras, algunas de ellas casadas, en edad madura que buscaban un ingreso extra para paliar la

difícil

situación

económica

de estos tiempos.

Entre sus empleadas,

había

varias que le llamaban la

atención

, algunas de ellas muy guapas, de todos tipos, nacionalidades, y edades, y estaba plenamente

consciente

de que las mujeres se fijaban en el

más

allá

de ser su jefe, varias le coqueteaban abiertamente, acariciando su ego masculino,

sintiéndose

el

sultán

de un

amplio

harem femenino, que,

la sabia

,

podía

usar cuando se presentaran las oportunidades correctas.

Su oficina estaba situada al

fondo

de un amplio

galerón

comercial, y los escritorios de las vendedoras se

ubicaban

frente al amplio ventanal de su recinto de trabajo, desde dentro,

podía

ver a sus subordinadas sin que ellas lo vieran a

él

, y estar al

pendiente

de lo que pasaba en su piso de trabajo, siendo un jefe demandante, y aplicado.

Tres de sus trabajadoras le

llamaban

particularmente la

atención

, Giovanna, madre soltera de cincuenta años, argentina igual que

él

, de figura espigada, rubia decolorada, algo desaliñada, pero llamativa, de sonrisa amplia, con una cara bonita que empezaba a mostrar signos de la edad, senos medianos muy erguidos, abdomen plano, caderas escurridas pero amplias, un trasero pequeño y respingado que

era

una delicia para la

vista,

así

como piernas largas y delgadas que completaban su alargada figura de casi un metro y setenta y cinco

centímetros

de estatura., una mujer que

prometía

cosas interesantes en los terrenos sexuales

Remedios era salvadoreña, de poco

más

de cuarenta años, divorciada y madre de dos, uno sesenta y cinco de estatura, cara tosca, pero atractiva por

exótica

, grandes senos rebotones que

fácilmente

eran copa doble D, acinturada, y muy caderona, con unas nalgas enormes y piernas robustas y fuertes, siempre coqueta y vivaz, la candidata perfecta para una

sesión

de sexo

rápida

y satisfactoria.

Finalmente, Guadalupe, mexicana también arriba de los cincuenta años, casada cuatro veces, y ya había sido hasta viuda, madre de cinco hijos con dos hombres diferentes muy elegante y con porte, siempre vestida impecablemente con trajes sastre o vestidos muy femeninos, de risa fácil, coqueta, ya con arrugas en una cara que no era bonita, pero si atractiva, dos grandes pechos atraían miradas hacia su figura, con cintura regular, cadera en perfecta simetría con el resto de su humanidad, piernas largas y delgadas, y una actitud de soy la mujer más bella y buena del mundo que le daban un atractivo especial por su altivez y actitud.

Mas de una vez, Jorge

había

pensado en

cuál

de sus tres favoritas

llegaría

a su cama primero, Giovanna no

tenía

a nadie, lo que

facilitaría

las cosas, Remedios era divorciada, y aparentemente, la

más

fácil

de las

tres, y

Guadalupe era la

única

casada, y eso, la

hacía

aún

más

atractiva para el pampero que tomaba dicha particularidad como un

desafío

, seria delicioso cogerse a esa señora casada un poco arrogante y presumida.

La junta del

día

sirvió

para ofrecer reconocimientos a la labor de ventas del periodo anterior, y sus tres elegidas encabezaban la lista de ventas, Remedios era el tercer lugar, Giovanna se

había

quedado con el segundo sitio, siendo superada por Guadalupe por un margen muy corto, a las tres se les entrego un trofeo de cristal y pasaron al frente de la sala de juntas para recibir un aplauso y el modesto trofeo por sus logros, a cada una, Jorge personalmente les

hacía

entrega del

galardón

, un cheque con un bono por rendimiento, y un efusivo abrazo.

Al terminar la asamblea, Jorge se

acercó

a sus tres ganadoras y las llamo a su oficina, Giovanna

traía

una blusa de algodón, al parecer sin sujetador ya que se

traslucían

dos erectos pezones, pantalones de mezclilla de diseñador, y unas alpargatas, Remedios

vestía

una blusa color negro de seda, una falda muy estrecha que mostraba sus grandes caderas y su enorme trasero, sin medias y con zapatos de

tacón

de aguja de

considerable

altitud para ganar algo de

estatura

, luciendo unas piernas gruesas y poderosas, mientras que Guadalupe usaba un vestido camisero, muy femenino con botonadura al frente y con diseño

leopardado, un collar dorado que colgaba sobre sus poderosos senos, al parecer pantimedias color natural, y unos sexys zapatos de

tacón

de mediana altitud.

El las invito a ir adelante, y reviso sus traseros, al caminar rumbo a su despacho, Remedios se contoneaba descaradamente,

quería

ganar la competencia, las otras dos mujeres

sonreían

a su jefe, a ninguna les era indiferente, a las tres les gustaba, y el juego estaba dado, él

tendría

que hacer la

elección

.

Señoras, dijo el, ¡muchas felicidades! Estoy muy orgulloso de cada una de ustedes, no solo son eficientes, sino

también

mujeres muy guapas, modernas y dedicadas,

siéntense

por favor, indico, Giovanna y Mercedes

estaba

adelante, y tomaron los asientos frente al amplio escritorio del ejecutivo, Guadalupe quedo de pie, a lo que el hombre

respondió

poniendo su mano en su cintura, y

señalándole

su asiento detrás del escritorio – mi

número

uno se sentara en mi lugar Lupita –

sonrió

abiertamente al hombre, se contoneo al caminar rumbo al asiento señalado sin despegar la mirada de su jefe, mientras las otras dos

féminas

rumiaban su coraje.

Jorge hablaba pausadamente,

refiriendo

a la importancia del esfuerzo de estas tres mujeres como ejemplo para el resto de los vendedores, afirmando que sus cualidades eran exactamente lo que la compañía necesitaba en tiempos

difíciles

, y que su

esfuerzo seria

gratificado con  jugosas recompensas, cada una, dentro de su cerebro pensaron en la jugosa cabeza del pene del argentino entrando y saliendo de sus bocas, las tres lo deseaban, y la competencia estaba abierta, como seguramente lo

estarían

las piernas de la que se ganara el derecho de acostarse con su jefe.

Díganme

señoras, ¿hasta

dónde

estarían

dispuestas a

llegar con

tal de obtener el éxito?

Imagínense el mundo de posibilidades para ustedes, bellas, maduras, ¡y con muchísima vida por delante para alcanzar sus sueños!

El ejecutivo manoteaba al tiempo de ofrecer su rutina motivacional, ellas lo

veían

con

interés

, y casi seguramente con deseo, su acento las hipnotizaba, su p

elo

entrecano, su elegancia para vestir, los zapatos lustrosos y la seguridad que proyectaba.

Remedios, la

más

atrevida de las tres maduras

interrumpió

a su

jefe y

dijo con cierta doble

intención

– ¡yo

haría

lo que fuera necesario!, lo que me pidieran, con tal de alcanzar lo que quiero –

Él

sonrió

, y dirigiendo su mirada a Giovanna, con cierto aire de

expectación

espero la respuesta de su

compatriota

– Jorge, con su apoyo y

motivación

, yo

también

estoy dispuesta a todo para conseguir lo que deseo – sus palabras fueron quedas, misteriosas, ofreciendo una mirada

enigmática

y

relamiéndose

los labios al terminar de pronunciarlas, el, lo noto, y bajo la cabeza pensando - ¡vaya, vaya! Giro su cuerpo hacia la silla detrás del escritorio, fijo sus ojos acerados en la mexicana del vestido que semejaba la piel de un leopardo, - Y usted Lupita, ¿hasta

dónde

llegaría

? Guadalupe no bajo la mirada, fijo sus ojos en los de su interlocutor, mojo sus labios sacando la punta de la lengua para humedecerlos bien, y con firmeza y musicalidad

respondió

  • Hasta donde usted quiera Jorge, lo

haría

sin pensarlo dos veces – WOW, la respuesta

había

sido directa, casi sexual, sin implicaciones dobles, ni laborales, era

más

bien como un reto, como una

invitación

, esta señora no se guardaba, y esa actitud hizo que dentro de su cabeza, Jorge tomara la

decisión

final, y quien

sería

objeto de su ataque, esperando la respuesta

física

correcta una vez llegado el momento.

El ejecutivo argentino asevero: ¡Eso es!, tres decididas mujeres de hoy, seguras de lo que quieren, y dispuestas a pagar el precio por alcanzar sus metas, son ustedes

extraordinarias

, y debo decir, y espero disculpen mi atrevimiento, no solo eficientes y profesionales en sus labores de

ventas,

sino,

además

, mujeres bellas en la flor de la edad que engalanan esta compañía, y mi oficina.

Jorge giro en

dirección

a la puerta, llego al umbral, tomo el pomo y lo giro para abrirla, y dijo, Giovanna y Remedios, regresen a sus estaciones de trabajo, y que tengan una jornada llena de éxito y cierre de ventas para mantenerse en la pelea, muchas gracias por haberme escuchado,

estoy muy

agradecido con las

dos, usted

Lupita,

quédese

, necesito puntualizar ciertas cosas con usted ¡a solas!

La argentina y la salvadoreña se incorporaron, no gesticularon ni ofrecieron una

reacción

visible, pero dentro de ellas

sabían

que la mexicana de pelo decolorado les

había

ganado

la partida

, al menos por el

momento, sin

ponerse de acuerdo, las dos dijeron al

unisonó

– Gracias Jorge – y se

encaminaron

hacia el

área

de

cubículos

donde ya

había

un

frenético

movimiento de sus compañeros tecleando, contestando llamadas, y generando el sonido propio de una oficina a todo tres de

producción

.

Guadalupe se

había

levantado cuando su jefe

despidió

a sus compañeras,

salió

de detrás del

escritorio

del ejecutivo, y se

paró

a un lado del mueble de caoba, el cerro la puerta, y noto que

él

ponía

el seguro, camino hacia donde ella estaba esperando, rumbo a su lugar detrás del escritorio, pero se detuvo frente a la mujer, y quedando muy cerca, en lo que

parecería

una

invasión

de su espacio vital, su rostro muy cerca del de ella, le dijo: -

sabía

que usted era la mejor vendedora de mi piso, desde que

llego

a trabajar, no sabe cuanta fe tengo en usted – tomo las manos de la vendedora entre las suyas, y las acaricio con los pulgares, las levanto y las llevo a la altura de su cara, las beso

y no

las

soltó

– Ella temblaba como colegiala, a pesar de su edad y experiencia en el trato con muchos

hombres a lo largo de su vida, con tres matrimonios previos y viviendo el cuarto, y muchos “novios” e inclusive varios amantes ocasionales o de planta, ese argentino era el tipo de hombre que la entusiasmaba, que la hacía sentir joven una vez más, que la excitaba con solo verlo, que la hacía vibrar en la distancia y quien, por cierto, era objeto de muchas de las fantasías sexuales que pasaban por su mente, y quien protagonizaba en su cabeza muchas historias románticas y sexuales cuando se masturbaba en la quietud y soledad de su recamara o en la ducha.

El

prosiguió

sin soltar las manos de la madura ejecutiva de ventas - Me gusta mucho su actitud Lupita, las mujeres decididas son un tesoro en este tiempo, ella

seguía

sintiendo la piel del macho en sus manos, y sonriendo le

respondió

: - Jorge, con un jefe tan atento y caballeroso como usted, es

imposible

no darnos al

cien

por ciento, su apoyo decidido,

guía y

protección

nos hace sentirnos seguras, queridas, y empoderadas. - El

soltó

las manos de la mujer y poso

las

suyas

suavemente en sus hombros, el no

retrocedía

un

ápice

,

seguía

muy cerca, ella

sentía

su aliento en el rostro, la distancia hacia un beso era

mínima

y

sentía

sus grandes pezones endurecerse, y esa rara

sensación casi

eléctrica

y la humedad

entre

sus piernas, estaba excitada, ¡no

podía

creerlo! - con una mujer tan atractiva como usted señora, ¡

acentuó

dicha palabra! Es imposible no ser un caballero, y sentirse como un hombre – rodeo el cuello de la vendedora y la beso – dentro de ella

existía

esa

sensación

de que no

debía

ser tan

fácil

,

debía

oponer cierta resistencia, no

quería

lucir como la presa indefensa, pero la

sensación

de su lengua entrando en su boca la

derritió

y

respondió

a la caricia por puro instinto, entrelazando su lengua con la del hombre que

sabía

que la

tenía

exactamente donde

él

quería

.

Las manos del hombre bajaron hacia los enormes pechos de la mujer, los apretó por encima de la delgada tela y a pesar del sujetador de copa amplia que cubría sus grandes senos la sensación de dos pezones erectos al máximo, duros y desafiantes se sintieron en las palmas de sus manos, un ligero gemido escapo de los labios de la fémina que se estremeció una vez más ante el contacto, pero no despego sus labios de la boca del hombre que continuaba  acariciando el interior de su boca con su lengua, el olor de su loción llenaba el ambiente, ese aroma la enervaba, la hacía desearlo, y ahí estaba, siendo tocada en la oficina cerrada con llave de su jefe, quien bajo una mano para meterla entre sus piernas, el vestido seguía ahí, pero sus manos ahora recorrían sus pechos y tocaban su feminidad por encima de su ropa interior haciéndola temblar, y sintiéndose impotente para frenarlo.

Con voz temblorosa, ojos vidriosos, separo sus labios de los de hombre, y dijo:  - Jorge, por favor, ¡aquí no!, nos van a descubrir, además, ¡soy una mujer casada!  estas palabras salieron al momento en que los dedos del jefe hacían a un lado el frente de sus pantaletas de “Victoria

secret

”, y sentían la humedad que emanaba de su experimentada vagina como si fuera una chiquilla, a pesar de que ya tenía varios años en la etapa de la menopausia, el efecto del hombre siendo tan atrevido, y mostrando tanto deseo por ella, la llenaban de un calor inusual para una hembra de su madurez física, sin embargo, en lo emocional estaba emocionada y excitada ¡como si tuviera veinte años!

El

simplemente

siguió

con sus toqueteos cada vez

más

atrevidos e

impúdicos

, toco la

labia vaginal de su trabajadora, la

abrió

con la punta de su dedo

índice

y alcanzo el

clítoris

erguido que

salía

de su

capuchón

con un color rojo que contrastaba con la

blancura

de la piel de Guadalupe, y

sintió

el nuevo

estremecimiento

de la parte baja de su cuerpo, acallo su protesta

besándola

una vez

más

fuertemente, invadiendo la oquedad de su boca con su lengua que serpenteaba dentro de ella, anticipando el buen manejo que, seguramente el hombre

tendría

para usarla en otro sitio

aún

más

sensible de la

anatomía

femenina que gozaba

trémula

las caricias de las que era objeto.

Empujo a la mujer contra el elegante escritorio sin dejar de tocarla

íntimamente

, y mientras

hacía

esto, la otra mano se

movía

para abrir el elegante vestido camisero con botonadura al frente empezando arriba de sus grandes senos y que terminaba

más

o menos a la mitad de sus delgados y largos muslos, ella

volvió

a romper el beso y suplico por segunda vez. - ¡por favor, aquí no, todos se van a dar cuenta, piense en

reputación

, soy casada! Sin embargo, la protesta era queda, ahogada por los labios apasionados y esa lengua que la

hacía

sentir delicioso, al

besarla,  y

, especialmente esa mano que hurgaba en su sexo y que ahora estaba

penetrándola

con dos dedos, respondiendo

involuntariamente

abriendo

más

las piernas al sentir la

invasión

de sus

pliegues

vaginales.

Los

botones

superiores del vestido se abrieron hasta la cintura, sus senos

cubiertos

por un sujetador color negro, rematados en las copas DD con delicado encaje estaban a la vista, su suave piel a la altura del abdomen estaba expuesta, respiraba entrecortadamente, el asalto amatorio del argentino

había

logrado romper cualquier tipo de resistencia, y sus jugos manaban incesantemente de su vulva, el hombre

volvió

a usar su mano izquierda,

dirigiéndola

a los pechos turgentes de su empleada,

metió

la mano en el

brassiere

, extrayendo el seno en su totalidad, por primera vez, el

veía

el

pezón

erecto color café, y la aureola de un

marrón

más

claro rematando su blanca

piel

,

haciéndola

más

llamativa, dejo de besarla y bajo la

cabeza

para lamer el

pezón

liberado

, le paso la lengua por encima, de abajo hacia arriba, se entretuvo

lengüeteándolo

con

mayor

atención

, mientras Guadalupe arqueaba la espalda

exponiéndose

aún

más

a su maniobra, estiro la tela del sujetador, y saco el otro pecho, quedando ambos desplegados para su placer.

La mano en su vagina acariciaba su clítoris, después recorría la raja con la palma de la mano completa bañándose de sus jugos, y remataba metiendo uno o dos dedos haciéndola delirar, y la presencia de su ropa interior hecha a un lado no ofrecía estorbo alguno las maniobras del varón que se regodeaba provocándole toda clase de sensaciones en el cuerpo maduro de la mujer que estaba a punto de estallar en su primer orgasmo, ¡hacía tiempo que no sentía esa clase de deseo! y aun cuando su vida sexual con su marido era activa, el grado de excitación ante lo prohibido, y, sobre todo, del lugar y la forma de este escarceo sexual, ¡lo hacían extremadamente excitante!

Por primera vez, Guadalupe se atrevió a romper su actitud pasiva, y bajo la mano hasta la parte frontal del pantalón de su jefe, paso la palma de la mano por enfrente de la bragueta del fino pantalón de casimir, y sintió ese cilindro de carne, duro como una roca, de muy buen tamaño y cargado hacia la zona derecha del cuerpo de su dueño, como aprisionado por la trusa que lo mantenía bajo control, para sus adentros, la mujer pensó: - está más grande que la de mi marido – y al palpar su falo de placer, con voz melosa dijo: - ¡hay que

ricoooo

!

– estirando la última silaba y relamiéndose los labios, el prosiguió masturbándola y sonrió, al ordenarle quedamente: - dese vuelta Lupita, ¿no quiere sentirla adentro de usted? Ella reasumió su posición defensiva, sabía que haciéndose la difícil exaltaría más el interés del macho por poseerla, era experimentada en calentar a sus candidatos a poseerla.

Entiéndame Jorge, acoto la madura mujer, - usted me gusta muchísimo, pero yo soy una mujer decente, soy casada, y soy su más fiel empleada, no abuse de su posición – pero meneaba la cadera con gusto al sentir los largos dedos del argentino hurgando su panocha, totalmente mojada y rezumando jugos, y sus erectos pezones café obscuro delataban su estado de franca excitación.

El hombre desesperado le dijo: - para nada, Guadalupe, lo que menos quiero hacer es abusar de usted, sé que me desea, lo supe desde el principio y quiero darle lo que usted ha querido desde que llego a trabajar a la empresa, créame, la voy a hacer gozar.

Al escuchar estas palabras la mujer hizo caso, y giro sobre su propio eje, quedo de espaldas al hombre, y de frente al fino mueble de escritorio, el, levanto la falda del vestido que semejaba a una piel de leopardo, y vio esas nalgas blancas, algo caídas debido a la edad, pero que al contrastar con su cadera les daba una apariencia deseable y curvilínea, su pantaleta color negro, era de licra completa, asegurando sus carnes, el tomo los calzones por ambos lados de la cintura y agachándose completamente,, las bajo hasta los tobillos, ella sacudió primero un pie, y después el otro para deshacerse de la prenda que estaba totalmente empapada en el puente de algodón en medio de las piernas, la cara del hombre quedo a la altura de la raja de sus nalgas, el beso los glúteos, y con las dos manos abrió la hendidura, metiendo su lengua por en medio de esas nalgas que pronto serian suyas, ella gimió quedamente al sentir la invasión de la lengua del hombre, que toco primero su ano, lamiéndolo y estirándose para meter la punta en su corrugado ojete, y seguir su viaje hacia abajo, donde la raja de Lupita estaba lista para ser comida, el tomo la posición en cuclillas, y sujetando las nalgas de ella, procedió a darse un festín Enmedio de sus nalgas, lamia su ano y la panocha alternadamente y ella se ponía de puntitas, y meneaba la cadera ante las acometidas de su amante: - estas empapada, estas caliente, sabía que eras una putita a la que le encanta la verga pero se hace la remilgosa –

huuumm

,

ahhh

, si, si me encanta gimió la mujer, que bueno eres Jorge – lo tuteaba debido al deseo, siempre le hablaba de usted, y ni

siquiera

se percató que

él

ya la

había

llamado puta mientras insertaba su lengua en su ano.

Guadalupe era asaltada por una serie de sensaciones que la

hacían

respirar con dificultad, sus extremidades inferiores temblaban, estaba a punto de tener un orgasmo sin haber sido penetrada propiamente, pero la cara de su jefe en medio de sus blancas nalgas, y esa lengua rugosa que entraba y

salía

de sus oquedades con

maestría

, la

tenían

al borde de una corrida brutal,

había

perdido la

noción

del tiempo, para sus adentros pensaba en ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que este cabronazo se la estaba fajando en plena oficina?, ¿Qué

estarían

pensando quienes estaban afuera de la oficina y vieron al jefe cerrar la puerta con ella adentro?, ¿Cuándo se iba a decidir a

metérsela

, ya que estaba al borde?

Jorge

soltó

el agarre en las caderas de su subordinada, extrajo la lengua del ano de la mujer, se

incorporó

, y desabrocho el

cinturón

,

abrió

el

botón

que sujetaba el

pantalón

y dejo caer sus pantalones hasta la rodilla, Guadalupe, poso sus manos en el escritorio, y respingo el culo para darle una agradable vista de lo que pronto ese hombre

estaría

usando para su placer.

Bajo los

boxers

igualmente hasta la rodilla, y por primera vez en la

sesión

, su pene estaba libre y al aire,

Guadalupe

volteo a verlo girando el rostro, pero manteniendo la

posición

de recibirla, y al otear el instrumento sexual de su jefe no pudo evitar el pensamiento –

huuuum

, que rica, ¡ve nomas lo que me voy a comer! Sin despegar la mirada del pene de su amante le dijo: que bueno estas Jorge, me gusta mucho tu pene – el

respondió

: - ¡y te va a gustar

más

cuando lo tengas hasta adentro putita, ya

verás

!

¡La había llamado puta otra vez! Sin embargo, y viendo la

posición

en la que estaba, con el vestido abierto al frente con sus tetas expuestas por encima del

brassiere

, inclinada hacia el escritorio y apoyada en sus finas manos, el vestido remangado arriba de su

cintura, con

el trasero respingado y las piernas semiabiertas, ¡sin duda lo

parecía

! - Si Jorge, soy tu puta casada, no aguanto

más

, ¡

métemela

por favor! El

varón

sonrió

, la

tenía

a punto, exactamente donde la

quería

, anticipando y

deseando

, el hombre acerco su pene a la raja de la mujer, los labios vaginales estaban algo sueltos y

caídos

debido a la edad, los

muchos

amantes que,

está

seguro,

habían

gozado de ese agujero, y cinco partos esperaban la embestida.

Paso la cabeza del glande por la labia abierta de Guadalupe, quien

ronroneo

como gatita al sentir ese enhiesto miembro a la entrada de su cueva de placer, fijo la cabeza en forma de hongo, justo a la entrada del deseado hueco, y

comenzó

a empujar las caderas para forzar la

penetración

, sin embargo, la humedad provocada por sus saliva, y los jugos amatorios naturales de ella hicieron que su pene recorriera sin detenerse todo el camino hasta que su pubis topo con las nalgas de la mujer madura que, al sentir la

penetración

gimió

de placer, como

dándole

su

aprobación

a aquello que la

invadía

y la

hacía

sentir delicioso – hay papacito, que bueno estas, dame duro,

dámela

toda,

así

, no me la saques, ¡quiero venirme para ti! Esas palabras aguijonearon el ego del hombre que

comenzó

a mover las caderas hacia adelante y hacia atrás,

penetrándola

completa en cada estocada, sus dieciocho

centímetros

de verga se iban hasta adentro de la mujer quien se

dejó

caer sobre los codos en el escritorio, levantando

más

las nalgas y abriendo

más

las piernas, la

sensación

era indescriptible, y, curiosamente ambos pensaban algo similar, ella que finalmente sus finas artes de

seducción

y estrategia,

habían

conseguido el objetivo de encamarse a su jefe, mientras

él

pensaba al seguir en su incesante mete y saca en que, finalmente, la presumida y arrogante mujer casada, la

creída

de la oficina estaba empinada en su oficina ¡

dándole

las nalgas!

El argentino aceleraba las penetraciones por momentos, y

despues

, frenaba casi completamente dejando su miembro erecto totalmente dentro de la mujer, ella, al sentir esas pausas, y cuando

el

se quedaba quieto, meneaba las caderas hacia arriba y abajo, y de lado a lado,

dándole

a

él

una

sensación

deliciosa

, su vagina

había

dejado de estar realmente cerrada o estrecha, pero su abundante humedad y calidez

hacía

que el falo quedara

cubierto

de un abrazo delicado y caliente dentro de su cuerpo, no era la estrechez, sino la sola

sensación

lo que la

hacía

verdaderamente placentera, y la

fricción

se intensificaba cuando el quedaba totalmente dentro y ella

movía

sus caderas – eres una experta mamacita, que rico te meneas,

hummm

, si dime que te gusta reina, dime que te gusta mi verga – ella

asintió

, moviendo su cabeza hacia arriba y hacia abajo, volteo sobre su hombro y le dedico su cara

más

sexy, una

combinación

de

aprobación

y

desafío

, boca entreabierta, mirada fija, labios mojados y un gemido que semejaba a un ronroneo constante al sentir su cuerpo invadido por aquel extraño objeto de placer.

Jorge

sabía

que el tiempo se agotaba, por primera vez

pensó

en el reloj, y aunque su masculinidad estaba en pleno deleite amatorio,

sabía

que no era conveniente que desde su

posición

se comenzara a rumorar, era jefe de una

gran

cantidad de empleados, muchas mujeres, y

además

, era casado, y su esposa

tenía

contacto directo con muchas de sus empleadas y una de ellas era precisamente aquella a quien

tenía

empinada en su escritorio

metiéndole

la verga.

Acelero el mete y saca, Guadalupe ya no aguanto

más

, aplanando los pies sobre el suelo dejo de estar de puntillas, la

tensión

sexual y

física

en sus piernas

resultaba

ya insostenible,

apretó

su musculatura abriendo un poco

más

las piernas y se

mordió

un labio para ahogar sus ya de por si leves gemidos de placer

cuidándose

de que no se fuera a escuchar nada a

través

de la puerta que estaba a solo cinco metros de distancia, el esfuerzo del

varón

se vio recompensado cuando ella

metió

la cara en medio de sus brazos y

comenzó

a temblar

incontrolablemente

, un poderoso orgasmo

sacudía

la humanidad de la mexicana quien se

mordió

una mano para refrenar el grito que

quería

escapar de su boca al sentir como una descarga de placer

recorría

todo su cuerpo, sudaba, y un pequeño chorro de un

líquido

blanquecino

escapo de su vagina, bañando la ya de por si empapada espada del hombre, y resbalando por el interior de sus blancos muslos, gotas de su venida

caían

al piso alfombrado de la oficina de su

jefe, quien

sin detenerse a contemplar cuan poderoso

había

sido el orgasmo de su amante continuaba ensimismado su

tarea de taladrarle la panocha fuertemente.

La cabeza del pene de Jorge estaba casi

violácea

, sus movimientos fuertes

seguían

enviando oleadas de placer a su amante, a quien pegunto - ¿quieres leche mamacita?, ¡dime que

queres

leche! Guadalupe bajando del

séptimo

cielo le dijo, casi le suplico –

siiiii

, si, dame lechita calientita papacito, dame leche papi! - el

respondió

: - ¿decime donde la

queres

putona? Al tiempo que amasaba las blancas nalgas de la mujer con sus dos poderosas manos, y

seguía

penetrándola

Dámelos

en mi boca Jorge, por las prisas no he tenido tiempo de saborearte, y me muero de ganas de tenerte en mi boca,

él

no

podía

creer lo afortunado que era, ¡le estaba pidiendo que le echara el semen en la boca! Saco su verga empapada del coño de la mujer, y al hacerlo, un chorro de

líquido

cayo en la alfombra – Vaya Lupita, ¡te

venís

a chorros! - Ella se ruborizo un poco, esos orgasmos con

squirt

a veces la avergonzaban, sin embargo, su cuerpo era presa de las sensaciones y desde muy temprana edad siempre que

tenía

un orgasmo fuerte, o varios ligados, no

podía

controlar ese acto reflejo de venirse expeliendo un torrente de jugos

.

En un principio

pensó

que se meaba, lo que la

hacía

avergonzarse

aún

más

, pero con el paso del tiempo y la experiencia

entendió

que el fluido no era

propiamente

orines, algunos hombres

enloquecían

al verla venirse

así

, otros se

desconcertaban,

pero a final de cuentas

había

entendido que no

podía

remediarlo, y

aprendió

a vivir con sus

líquidos

orgasmos.

Guadalupe se

incorporó

, dio la

vuelta

confrontándose

con su macho, su vestido

cayó

sobre sus usadas nalgas, y bajo

poniéndose

en cuclillas para poner la erecta verga de su amante frente a sus ojos, la

tenía

así

, por primera vez en la tarde, blanca, circundada, cabezona, adelanto su mano izquierda y la sujeto desde la base, su vello

púbico

estaba empapado por sus

propios

jugos vaginales, y dichos efluvios bajaban hasta los repletos

testículos

del

argentino que colgaban goteando frente a la cara de la mujer.

La mano derecha tomo con suavidad la bolsa escrotal y acaricio con suavidad su rugosa superficie, mientras

seguía

apretando la base  con la mano izquierda,

abrió

los labios agrietados en las comisuras por el paso de la edad,

relamió

los mismos y

procedió

a meterse el glande de su amante,

ofreciéndole

una

succión

delicada y usando la lengua sobre el orificio de la uretra que goteaba mezcla de los efluvios de su propia vagina y el

líquido

pre seminal que manaba del miembro en

erección, a Guadalupe le agrado el sabor, el aroma era una extraña

combinación

de su vagina, con

sudor y orines, cosa que no le incomodo en lo absoluto para mamar con avidez, chupaba fuerte, y usaba la lengua con

maestría

, ¡

cuántas

vergas se

había

metido en la boca en sus poco

más

de 50 años! las rodillas de Jorge se doblaron un poco hacia adelante, tomo a la mujer que se prodigaba

mamándole

el tolete, y

empezó

a acariciarle el pelo con ambas manos, tomo la cabeza de lupita, como a veces la llamaba cariñosamente y la empujo

más

hacia la base de su herramienta, moviendo la cadera en un

vaivén

hacia adelante y hacia atrás,

cogiéndose

la cara de su vendedora estrella quien no mostro asco alguno y se

dejó

penetrar por la boca casi hasta la base, le estaba haciendo una

garganta

profunda

,

agradeciendo

los

orgasmos monumentales que

había

disfrutado gracias a esa verga.

Ella cerro un poco más la boca, y concentro más sus lamidas y chupetones en el escroto de su amante sudamericano, quien comenzó a emitir un gruñido quedo, pero constante, ella sabía que estaba cerca de recibir su recompensa, ahí, justo en su boca, y redoblo esfuerzos, se sacó la herramienta de su boca y le

dijo

: papi, dame leche, quiero tu lechita calientita, dame tu semen, me lo quiero tragar y que me veas – el hombre gruño, y tenso sus muslos y apretó las nalgas, estallando en un torrente de lefa que mano libre dentro de la boca de la madura mujer casada que cerro sus labios alrededor del hongo cabezón que la alimentaba, procurando tragar lo más posible de ese viscoso liquido banco  para evitar que le rociara la cara, o alcanzara su pelo y ropas, la venida del argentino era copiosa, y a pesar de sus esfuerzos, un hilillo de baba y semen cayó sobre su vestido, y escapo por las comisuras de sus labios, manchándole la barbilla de aquel liquido blanquecino, baboso y espeso - ¡ cuánta leche Jorge,

hmmm

, es deliciosa, me encanta, me fascina comerme tu semen, es una delicia! - el siguió gruñendo, tomando a la mujer por la cabeza con ambas manos, las rodillas dobladas y sus músculos con pequeños espasmos tras una explosión orgásmica que disfruto intensamente.

Guadalupe se levantó de la posición en cuclillas, y busco una caja de pañuelos sanitarios que su jefe siempre tenía encima del escritorio, se limpió la barbilla que sostenía un largo hilillo de baba y mecos, colgando, se tragó los residuos que aun rondaban en su boca, y volteando a ver a su amante, paso una vez más la lengua por sus labios emitiendo un sonido de gusto que motivo que el jefe sonriera satisfecho,  acotando: Lupita, ¡

sos

una amante formidable, que delicia de hoyo, y magistral para mamarme la pinga, es usted un diez de mujer! - Ella regreso la sonrisa, y dijo - disfrute mi premio como la mejor vendedora intensamente Jorge, pero, ¿me pegunto si siempre da estos premios a sus vendedoras cada fin de mes?, porque si es así, ¡me esforzare para ser siempre la numero uno y repetir esta premiación muchas veces!

La infiel mujer

metió

las manos para ajustarse las pantaletas

tras pasar

más

de cinco pañuelos sanitarios por la

extensión

de su raja totalmente

empapada

, ajusto el puente sobre su usada vagina, se

cerró

el vestido abotonando hasta la parte superior de sus pechos que previamente

había

regresado a las copas de su sujetador y tomo su bolsa para darse una mano de maquillaje que en ese momento estaba totalmente fuera de sitio, entretanto

él

se

limpió

la verga con un par de pañuelos desechables, se

subió

el

boxer

y los pantalones, ajusto su fina camisa de vestir

fajándola

dentro del

pantalón

de

casimir

, acomodo el nudo de su corbata, y se puso el saco, caminando rumbo a su

cómoda

silla

detrás

del

escritorio.

¡No se preocupe Lupita! dijo,

después

de esto, creo que usted y yo podemos tener

más

sesiones de este tipo, al margen de si usted gana el primer lugar en ventas o no, es una hembra caliente y extraordinaria y es

más

, me

gustaría

que

agendáramos

una cita formal para el

próximo

viernes por la tarde, vamos a comer, y de

ahí

a un lugar

más

privado para hacer esto nuevamente sin preocuparnos que haya alguien

detrás

de la puerta o pensando y

suponiendo

cosas, ¿le parece? ella

asintió

con la cabeza y le dijo: ¡claro que

, lo que usted diga jefe! - El esbozo una nueva sonrisa, esa que a ella le

parecía

irresistible, tomo su bolsa de la superficie del escritorio de caoba, dio la vuelta, lanzado un beso al aire al hombre que acababa de hacerla temblar, llego a la puerta, quito el seguro, y

salió

al

área

común

de la oficina, donde

había

mucho movimiento y nadie

parecía

poner

atención

a su salida del recinto

privado

del jefe, camino unos metros y sentadas a su izquierda, Giovanna y Remedios la

veían

inquisitivamente, apoltronadas en el escritorio que Remedios usaba regularmente - ¿Cómo te fue? -

inquirió

la salvadoreña - ¡tardo bastante la

felicitación

Lupita! - asevero la argentina con un tono

irónico

en su voz, ella dijo con voz calmada y sin mostrar

emocion

: ¡todo bien! se la paso

diciéndome

de los planes de la

compañía

, y lo que

quería

que hiciera para tener

más

ventas, dijo convencida.

Giovanna se

levantó

de su asiento y dio un par de pasos hacia la mexicana, y pregunto: - ¿te

ofreció

una bebida

exótica

mientras te hablaba de sus planes profesionales Guadalupe? - La salvadoreña remedios rio abiertamente desconcertando

momentáneamente

a la vendedora azteca, quien no supo que contestar, mientras que Giovanna señalaba con sus dedos una clara mancha blanca de semen en el vestido de Guadalupe que

aparecía

con toda claridad, con todos sus grumos y consistencia abajo del seno derecho de la tela que semejaba piel de leopardo.

la pampera fue

más

allá

, con su dedo

índice

retiro el viscoso liquido del vestido, dio la vuelta y lamio un poco de la superficie de su piel, le

ofreció

el dedo a la salvadoreña quien

también

lengüeteo

el residuo emitiendo un sonido de agrado notable -

hmmmm

  • y regresando sobre sus talones

metió

el dedo en la boca de la acusada para que

también

apreciara el semen que ya

había

tragado en una

buena cantidad

hacía

unos minutos en el privado de su jefe.

Remedios dijo: - ¡

ándale

mosca muerta!  dinos como le diste las nalgas, ¿la tiene grande?

Giovanna asevero: - su lefa sabe rico, se

vacío

en tu boca verdad, ¿te los tragaste todos?

No

había

modo de negarlo, el esperma de su amante en la ropa, era prueba inobjetable de su infidelidad y desliz con su jefe, para envidia de sus compañeras, quienes

inclusive

habían probado la leche de su vestido para no dejar dudas de su autenticidad.

Guadalupe sonrió hacia las mujeres que seguían fijas en su persona con miradas inquisidoras: - Pues si compañeras, Jorge me hizo el amor, lo hace muy rico, está bien dotado, y como ya probaron tiene una leche deliciosa, ¿es eso lo que querían saber?, tras su respuesta, Guadalupe dejo atrás a sus compañeras de trabajo, con los ojos desmesuradamente abiertos y más dudas, y se dirigió a la salida del área de oficinas, al llegar al elevador, sonreía una vez más, ¡que mañana estaba viviendo! apretó el botón para llamar el ascensor, y reviso una vez más su vestido buscando otro residuo seminal que pudiera incriminarla, la puerta del ascensor se abrió, y Lourdes, la esposa de su jefe salió del elevador cruzándose en su camino, la mujer saludo a Guadalupe en forma seca, y se dirigió a buscar a su marido, la puerta del elevador se cerró detrás de ella, y Guadalupe volvió a sonreír.