Equilibrando la balanza 8 y final: mi solución
Una infidelidad, la venganza, el castigo, la solución
Yo que ya la tenia morcillona, me tome una pastillita al llegar a la casa de la puta, tenia que estar a la altura, aunque sabia que no actuaria hasta dentro de media hora, pero sabia que seguramente cuando la viera ya se me pondría dura sin necesidad de pastilla, y llame a la puerta de la casa de la puta.
Ella me abrio y me dijo: pasa guapo.
Yo entre y la contemple. Estaba totalmente a mi gusto. Iba bien peinada y ligeramente maquillada. A mi no me gustan las mujeres que van en exceso maquilladas. Vestía un camisón de seda rosa que marcaba su silueta pero sin ser ni demasiado estrecho, ni demasiado holgado. Tenia un escote en V que llegaba por debajo de sus tetas, pero por encima de su ombligo. Sus pezones quedaban tapados por la tela. La finura de la tela los marcaba bien pero sin que se transparentaran. Este escote permitía un fácil acceso a sus pechos. El camisón terminaba a medio muslo y en su cintura se marcaba ligeramente la presencia de unas bragas de seda. Iba calzada con una sencilla sandalia plana que dejaba al descubierto unos hermosos pies con sus uñas pintadas. A mi no me gustan los zapatos de tacón, cuando una mujer no es bajita y tiene unos pies bonitos. Yo la contemple durando unos instantes sonriendo.
La puta, dándose media vuelta, para que pudiera admirar su espalda y la forma de su culo remarcado por el camisón: Estoy a tu gusto
Yo, notando como se me ponía dura: Dios, estas perfecta.
Ella ella se acerco sonriente, me ayudo a quitarme la americana. Y colgándose de mi cuello me empezó a dar un beso con lengua. Yo pose mis manos sobre sus glúteos y los empece a amasar apretandola contra mi verga.
Ella separándose de mi: según tu mujer tu prefieres hacerlo en la cama.
Yo: Si, cuando mas cómodo mejor se folla.
Ella me llevo al dormitorio cogiéndome de la cintura, mientras mi mano derecha no abandonaba su culo.
Cuando llegamos al dormitorio empezó a desabrocharme la camisa mientras mis manos recorrían su cuerpo por encima del camisón. Siempre me ha encantado el tacto a la vez suave y caliente de la seda marcando las curvas de un hermoso cuerpo de mujer.
Después de quitarme la camisa se arrodillo y empezó a deshacer el nudo de mis zapatos. En esta posición, la holgura del camisón me permitía ver sus tetas, su vientre y sus bragas de seda rosa.
Me quito los zapatos y empezó a desabrocharme los pantalones mientras me miraba sonriente.
Me quito los pantalones, los recogió, se levanto, los plegó y los colgó. Todo lo hacia con un ritmo que me encantaba, sin prisa, como a mi me gusta, permitiéndome contemplar sus movimientos.
Se coloco a mi espalda y me abrazo, besándome el cuello. Yo le dejaba hacer, sintiendo la suavidad de la seda que marcaba sus pechos en mi espalda. Fue bajando sus manos hasta mis calzoncillos. Me sobo la verga que estaba superdura y desde atrás fue bajando mis calzoncillos.
Se coloco arrodillada delante de mi.
La puta: a tu mujer no le gusta chupártela.
Yo: No, ella dice que también se usa para mear.
La puta: pero a ella bien que le encanta que le comas el coño
Yo me encogí de hombros.
Ella mirando alternativamente a mi pene y a mis ojos. Empezó a lamerme suavemente la punta. Yo me estremecí. Mientras que con una mano la sujetaba con la otra me acariciaba suavemente mis huevos. Poco a poco se la fue introduciendo en la boca, con una mano masajeaba su base y con la otra a los huevos. Me di cuenta que no aguantaría mucho. Y la avise. Pero ella siguió con su trabajo. Y yo al finalmente no aguante mas y me corrí en su boca. Ella puso mala cara y por momento creí que lo escupiría, pero se lo trago y sonriendo abrió la boca para que pudiera darme cuenta de ello.
Yo la ayude a levantarse.
La puta: te ha gustado.
Yo por respuesta la abrace y la bese penetrando su boca con mi lengua y probando mi propio semen.
Yo: eres fabulosa.
La puta: Solo hemos empezado y tenemos toda la noche por delante. Pienso hacerte disfrutar como nunca.
Yo la tumbe encima de la cama. Empece moreándola, acariciando sus pezones aun cubiertos por la seda. Metí mi mano debajo del camisón y me encontré con sus braguitas de seda, y empece a acariciar su sexo por encima de las braguitas. Ella se puso a gemir. Note que la volvía a tener dura, no tengo claro si por el roce de mi cuerpo con su cuerpo y con la seda, o porque empezaba ha hacer efecto la pastillita. Me arrodille a la altura de sus gemelos, agarre el lateral de sus braguitas y se las bajé cuidadosamente y se las quite. Ante mi apareció su coño, estaba arregladito, como a mi me gusta. Introdujé un dedo en su coño y vi que estaba mojado. Lo deslice hasta su clítoris acariciándolo. Durante unos momentos la estuve calentando, con los dedos de una mano en su clítoris y los de la otra mano en su coño. Me tumbe en la cama y señalando le mi pene erecto le dije: Vamos guapa, hazme una buena galopada.
Ella se coloco encima, arrodillada y cogiendo mi pene fue bajando, introduciéndose lo en su interior. Suavemente empezó a subir y a bajar. Yo colocando las manos en su escote descubrí sus pezones y empece a jugar con ellos. Ella aumento su ritmo, alternando las subidas y bajadas con movimientos circulares, sus gemidos me indicaron que estaba muy caliente. Así que yo tirando de sus tetas hice que se tumbara encima mio, la abrace, empece a morrearla y empece a mover mis caderas a buen ritmo. Ella no aguanto y exploto en un gran orgasmo. Yo seguramente en condiciones normales ya me abría corrido, pero esta vez no, supongo que por la pastillita. La deje descansar encima mio, para que se repusiera, besándola con suavidad. Ambos estavamos sudados, ella mas que yo, después de su galopada. La tumbe a mi lado, encima de las mesillas de noche habían dos botellas de agua, cogí las botellas, le di una a ella y ambos bebimos.
Ella me dijo: nos vamos a duchar.
Yo señalando mi pene erecto: Después, tenemos que aprovechar, si tu estas lista continuaremos.
Ella, se arrodillo en la cama y empezó a masturbarme y a chupármela. La deje hacer unos momentos mientras la acariciaba. No quería volver a acabar en su boca, así que la detuve. Abrí el cajón de la mesilla de noche y saque un preservativo.
Ella: puedes hacérmelo a pelo, luego ya me tomare la pastilla del día después.
Yo: prefiero con preservativo.
Me levante, me arrodille en el lateral de la cama, tire de sus muslos para que quedara su coño al alcance de mi boca, ella cogió sus rodillas para quedar mas expuesta y yo empece a lamer su clítoris mientras penetraba su coño con un dedo. Ella empezó a gemir. Saque mi dedo de su coño y lo deslice hasta la altura de su culo. Lo moví en círculos encima de su ano y presionándolo, despacio, lo empece a penetrar.
Ella: por ahi no.
Yo, separándome de su coño y mirándola a los ojos: mi mujer te habrá dicho que quiero un servicio completo y esto incluye el culito, guapa.
Ella, con cara de asustada, espero unos segundos y contesto: esta bien, pero hazlo con cuidado.
Yo: tranquila, así lo haré.
Meti mi mano en el cajon de la mesilla de noche y saque un frasco de lubricante.
Yo: esto hará que entre mejor y te duela menos.
Le fui colocando lubricante y dilatando su ano con una mano mientras que con la otra no deje de acariciar su clítoris y su coño para tenerla lo mas cachonda posible. Me incorpore, embadurne el preservativo de lubricante. Coloque la punta de mi pene a la entrada de su culo. La note tensa.
Yo: relájate.
Ella suspiro.
Yo apreté mi pene contra su ano y el esfinter empezó a ceder. En aquel momento me entraron ganas de clavársela hasta los huevos. Creo que ella se dio cuenta ya que su cara cambio hacia el pánico. Pero yo me controle, retrocedí un poco y le sonreí. Creo que en aquel momento ella supo que yo no se la clavaría a lo bestia. Vi en su cara desaparecía el pánico, empuje de nuevo y me di cuenta que se había relajado y empezaba a entrar mas facilmente. Continué muy despacio hasta que logre penetrarla totalmente. Mirando de no mover mis caderas me agache para besarla.
Ella: sigue, despacio.
Y yo empece a moverme muy despacio. Poco a poco note que ella empezaba a gemir. Como que la posición era para mi algo forzada, la saque de su ano. La hice poner a cuatro patas y la volví a penetrar. Poco a poco fuí aumentando el ritmo. Note que ella empezaba ha tener un orgasmo. Y yo acelere para correrme.
Me tumbe encima suyo durante unos segundos, luego con cuidado la saque. Ella se tumbo en la cama y yo a su lado. Ambos necesitábamos descansar. Ella fue recuperando el resuello. Se incorporo, me beso suavemente y me abrazo.
Yo: te duele el culito
Ella: un poco. Por un momento pensé que me lo romperías a lo bestia.
Yo: Mi mujer se lo merecía, pero no podía desgraciar a una pobre puta ya que seguro que no me dejaría repetir.
Ella: pues ambas te lo agradecemos.
Yo, sonriendo: Arreglaste el precio con la puta.
Ella: tienes con esta puta tarifa plana, tu me dices quiero follarme a la puta y podrás repetir.
Yo: No lo dudes que pienso repetir, me ha encantado esta puta.
Ella, sonriendo: Sabes que hasta el tercer intento no me di cuenta de a quien llamaba. Marque el numero con el fijo, y cuando sonaba la llamada oí que sonaba mi móvil. Colgué pensando que te habías olvidado de decirme algo. Pero cuando me levante para coger mi móvil, me di cuenta que había parado de sonar. Volví a llamar con el fijo y paso lo mismo, y cuando volví a llamar por tercera vez me di cuenta que estaba llamando a mi móvil y lo comprendí.
Yo: eras la única puta que nos podíamos permitir.
Ella: esta puta a estado a tu gusto.
Yo: del todo, no solo me la ha chupado, cosa que mi mujer no me hacia, sino que se ha tragado mi semen. Y ademas me ha dejado desvirgar su culito.
Ella: Lo tenia que hacer para equilibrar la balanza, y la verdad no ha sido tan terrible, hasta al final lo he disfrutado. ¿Esto ha equilibrado la balanza?.
Yo: la balanza no esta equilibrada, pero se va equilibrando.
Ella, dándome un beso: No hay problema, con esta puta podrás repetir las veces que quieras hasta que se equilibre. Tu solo dime cuando y ella estará dispuesta. Y cuando este equilibrada, también podrás repetir, para asegurar que no se desequilibre.
Yo: esto quiere decir que piensas volver a ponerme los cuernos.
Ella: No, no volveré a desequilibrarla, pero me ha gustado ser tu puta.
Y me dio un beso.
Ella: aunque no este equilibrada, ¿volveremos a dormir juntos?.
Yo: no se, no se si esta tan equilibrada.
Ella: piensa que si te despiertas y tienes ganas de follarte a la puta, solo tendrás que decirlo y ya la tendrás en tu cama.
Yo, riendo: Pues, tienes razón, mejor que volvamos adormir juntos.
Me había encantado follarme a la puta de mi mujer y pensaba repetir para ir equilibrando la balanza, aunque cuando nuestra economía mejore, no descarto follarme alguna de las putas seleccionadas, para terminar de equilibrar la balanza.