Equilibrando la balanza 7: buscando mi solución

Una infidelidad, la venganza, el castigo, la solución.

Cuando mis suegros se fueron mi mujer me dijo: Por favor, hazlo, no te arrepentiras.

Yo: me lo pensare. Buenas noches

Y me fui a dormir.

Me metí en la cama y empece a darle vueltas al asunto. Después de que mis suegros hablaran con mi mujer, ella se había vuelto mansa como un corderito. No me había vuelto a reprochar que me hubiera llevado a los niños. Y cuando yo me di cuenta que estábamos en números rojos, ya que ademas del coste de Eurodisney, yo había tirado de tarjeta en plan bestia, cuando se lo comente a ella no me lo recrimino, solo me dijo que miraría de gastar en mínimo posible.

Había momentos en que yo la veía triste y arrepentida, y como que en el fondo continuaba queriéndola quería pasar página y continuar con mi matrimonio, pero también había momentos en que recordaba los WhatsApps y que como había dicho mi suegra lo había hecho con “premeditación y alevosía” y me invadía la rabia y la quería fuera de mi vida. Estos sentimientos contrapuestos de Perdón y de Rabia, habían ido cambiando. El lunes el dominante era la Rabia y si el abogado no hubiera estado de vacaciones el proceso de divorcio habría estado en marcha. Pero a lo largo de la semana, el Perdón fue ganando posiciones, mientras que la Rabia los iba perdiendo, pero antes de la visita de mis suegros la Rabia continuaba dominando y continuaba queriendo ir a ver al abogado para poner en marcha el divorcio. Pero la visita de mis suegros hizo que el Perdón ganara puntos y aventajara a la Rabia, pero por un escaso margen.

Nunca había ido de putas, pero si había mirado sus páginas de putas en internet, en parte por curiosidad, en parte por morbo y en parte para calentarme. En algunas de ellas había visto auténticos bombones y la idea de contratar los servicios de alguna de ellas no me desagradaba y mas si esto era en parte una venganza y en parte un castigo para mi mujer, cosa que satisfacía la rabia que tenia.

A la mañana siguiente, cuando nos vimos, ella no tubo que decir nada, yo supe en seguida que estaba ansiosa para saber si había tomado una decisión. Asi que le dije:

Equilibraremos la balanza

Ella: gracias, no te arrepentiras

Yo: pero no sera facíl. En tu caso hubo premeditación.

Ella: haz lo que tengas que hacer, pero equilíbrala.

Por la tarde, mientras mis hijos miraban la tele, puse en marcha el ordenador, la llame y le pedí que me ayudara a escoger, que me diera su opinión. Empece a ir a páginas que ya había seleccionado previamente, y empece a comentar con ella las tías que aparecían en estas páginas. Su cara era un poema. Yo no estaba dispuesto a solo ir de putas, quería que ella lo pasara mal. Tenia claro que cuanto peor lo pasara ella mas probable es que nunca volviera a desequilibrar la balanza.

Pasados unos días, yo ya tenia hecha una selección. Al hacerla lo único que mire es que fueran de mi gusto y que dieran garantías de higiene. Solo faltaría que me pegaran alguna mierda. El problema vino cuando vi los precios. Uno se enamora de las cosas caras y lo bueno vale su precio. Y como es lógico uno quería un servicio completo, bueno no un servicio, sino varios ya que tenia claro que con un solo día no quedaría la balanza equilibrada aunque la puta me hiciera virguerías.

Esto era un problema. Nuestra economía no nos permitía en este momento estos gastos y con nuestros sueldos y gastos corrientes, tendríamos que esperar como mínimo tres meses para poder empezar a equilibrar la balanza. Pero esto no era aceptable ni para mi, ni para ella ni para los niños que cada día notaban mas que algo no iba bien en nuestra familia.

Estuve dándole vueltas al asunto y al final encontré una solución

El jueves por la noche le dije a mi mujer:

El sábado por la noche me iré de putas. Habla con tus padres para que se queden con los niños desde el sábado por la tarde hasta el domingo al mediodía.

Ella: porque no se pueden quedar los niños conmigo

Yo: como que nuestra economía esta bajo mínimos la puta que he elegido es una semiprofesional y no esta claro si yo podre ir a su casa o ella vendrá a la nuestra.

Ella, con los ojos muy abiertos: vas a traer a una puta a nuestra casa y te la vas a follar en nuestra cama.

Yo: tu te follaste a Guillermo en nuestro apartamento y en la que era nuestra cama durante las vacaciones.

Ella, bajando la vista: esta bien, yo y los niños pasaremos el fin de semana con mis padres.

Yo: no tu quedaras aquí, y si al final la puta viene a nuestra casa quiero que estés presente.

La cara de ella era un poema, pero no me cuestiono: Haré lo que tu quieras.

Llego el sábado, vi que realmente lo estaba pasando muy mal, pero aceptaba su castigo. Después de que mi suegros se llevaran a los niños, yo me bañe y arregle. Una vez que iba de putas quería ir bien arreglado, como si fuera a una boda.

Cuando llego la hora, le dije a mi mujer:

Al final lo haré en la casa de la puta. Quiero que tu te quedes en casa esperando.

Ella, suspiro aliviada: Te esperare.

Yo: ahora me voy a ir, cuando salga llamaras a la puta, su numero esta anotado en un papel al lado del teléfono fijo.

Ella: tengo que llamar a la puta.

Yo: Si, ella esta al corriente de nuestra situación y nos hará un precio especial. Tu la llamas y le dices que en hora y media yo estaré allí.

Ella: porque no la llamas tu.

Yo: no, ella quiere hablar contigo, supongo que quiere saber mis gustos y quien los conoce mejor que tu. Recuerdale que quiero un servicio completo. Y los detalles del coste lo arreglas con ella.

Yo: me voy, llámala ahora que tenga tiempo para prepararse.

Y salí de casa.

Continuara