Equilibrando la balanza 1: las vacaciones
Una infidelidad, la venganza, el castigo, la solución.
Normalmente, durante las tres semanas de vacaciones que teníamos en agosto, íbamos a un apartamento que quedaba a unos 20 minutos de la playa. Este tenia un precio moderado, pero últimamente mi mujer se quejaba de que ella solo hacia vacaciones a medias. Aunque yo y los niños le ayudábamos con las tareas domesticas, la cocina y el cuidado de los niños era principalmente cosa suya. Lo mismo pasaba con la compra de víveres, ya que ella es la que normalmente los compra. Dado que el apartamento estaba a las afueras, también obligaba a coger el coche para ir de compras, con la consiguiente perdida de tiempo.
Este año, mi mujer decidió que iríamos a un complejo residencial a pie de playa, con todas las comodidades, restaurantes, zonas de ocio, etc... Maite, una amiga suya, había pasado sus vacaciones allí el año pasado y contaba maravillas. A mi me parecía bien, en parte, ya que lo que me preocupaba era la parte económica. Mi mujer tiene un carácter bastante fuerte y cuando se le pone algo en la cabeza tiene que ser si o si. Ella quería pasar 2 semanas allí, pero lo que si logre es persuadírla para que solo fueran 10 días, dos semanas implicaría que económicamente nos quedaríamos a mínimos. Y el resto de las vacaciones las pasariamos en el apartamento de los otros años.
Así que al inicio de las vacaciones, yo, Pedro y mi mujer Natalia con nuestros hijos, Juanito de 8 años y María de 10 años, cargamos todos los bártulos en le coche y partimos hacia este complejo vacacional.
Se debe reconocer, que aunque no era barato, el complejo estaba muy bien. Cuando llegamos al complejo, a media tarde, después de inscribirnos, recoger las llaves de nuestro apartamento, de que nos informaran de todas las actividades, y darnos un mapa para que supiéramos donde estaban todos los servicios que se ofrecían, fuimos al apartamento, para cambiarnos e ir a la playa, ya que tanto los niños como nosotros estábamos ansiosos en darnos el primer chapuzón.
Cuando vi a mi mujer con el traje de baño con el que pensaba ir a la playa, tuve la primera sorpresa de estas vacaciones. Ella normalmente usa o bañadores de una pieza o biquinis no muy extremados. Pero esta vez lo que llevaba era un biquini que básicamente se componía por tres trozos de tela. Dos trozos que le tapaban justo los pezones, dejando el resto de sus respetables tetas al aire. Y un trozo que justo le tapaba el coño. Entonces entendí porque se había arreglado el coño, como a mi me gusta, unos días antes de empezar las vacaciones. Así que mi ilusión de que se lo habia arreglado para facilitarme mis comidas de coño, se desvaneció.
Yo: ¿con este bañador vas a ir a la playa?.
Ella que se había plantado delante mio, en plan desafiante, poniendo mala cara con mal genio contesto: ¿Que pasa? No puedo ir como me da la gana.
Yo, que no quería empezar las vacaciones con broncas: ¿piensa que en la playa habrá mas gente?.
Ella, alzando la voz: !Y que!.
Yo: Pues que las tías se morirán de envidia, al ver lo buena que estas. Y los tíos tendrán que correr a meterse en el mar para que se les baje el calentón.
Mientras decía esto señalaba el bulto que estaba creciendo en mi entrepierna.
Ella, sonriendo, alagada: ¿No te molesta?.
Yo: como me va a molestar que la gente sepa que la tía mas buena de todo el mundo es mi esposa.
Ella, se acerco, me dio un morreo sobándome mi paquete y dijo: Vamos a la playa, que los niños están impacientes, y por la noche ya tendrás tu premio.
No me hacia ninguna gracia que todos los tíos se quedaran embobados mirando a mi mujer, mirándole su buen par de tetas y su culo, que quedaba totalmente a la vista. Y menos gracia me hacia pensar lo que imaginarían hacerle. Pero, quería que ella estuviera contenta y pasara unas buenas vacaciones. Cuando llegamos a la playa, me sentí mejor, no era mi mujer la única que iba de esta guisa, es mas algunas no llevaban nada en la parte de arriba dejando sus pezones a aire. Esto que allí parecía bastante normal, habría sido excepcional, en la playa que en que normalmente íbamos.
Con todos nuestros trastos, que como encargado del transporte, puedo decir que son un montón. Nos instalamos al lado de una chica joven, de unos 30 años que estaba boca abajo tomando el sol. En frente, dentro del agua había un hombre, que aparentaba unos 35 años, con físico bastante cuidado, que jugaba con dos críos.
Mientras yo montaba la sombrilla e iba repartiendo todos los bártulos que habíamos llevado a la playa, mi mujer se dedico a poner protector solar a los niños. Después de esto se quito el vestido que llevaba encima del bikini. Yo mire a mi alrededor, creo que la mayoría de tíos que podía ver se habían quedado embobados viendo a mi señora, incluido el hombre que estaba en la playa, que supuse que era la pareja de la chica que estaba a nuestro lado. Pensé que era lógico que el tío se quedara embobado, porque su señora, tenia culito, mientras que mi mujer lucia un buen culo.
Mi mujer se tendió boca abajo y me pidió que le pusiera protector solar. Yo, sin quitarme la camiseta que llevaba, que me llegaba a casi medio muslo y junto con mi barriguita disimularía el bulto que estaba creciendo en mi entrepierna, procedí a la tarea que mi señora me había encomendado. Lo hacia, sin prisa, metódicamente, para no dejarme nada y disfrutando al máximo, primero de su espalda, luego de su culo, que con este biquini quedaba todo accesible, pasando luego a sus pies, gemelos y finalmente sus muslos, disfrutando de la sublime visión de su entrepierna, que con este biquini o se veía o se intuía claramente debajo de la tela.
Cuando termine la tarea encomendada, con un empalme de cojones, mi mujer me dijo que me quitara la camisa, para ponerme ella protector el la espalda. Yo con la escusa de controlar a los niños, decline la invitación, si bien a mi mujer no parecía importarle que la vieran con su mini-bikini, o mejor, micro-bikini, a mi me daba corte que vieran lo empalmado que estaba. Así que me fui con los niños, entre en el mar hasta lar rodillas, para que el contacto con el agua me calmara un poco.
Me quede un rato jugando con los niños, primero en el agua y luego jugando con la arena y con los moldes que traíamos. Los niños de la otra pareja se acercaron a ver lo que hacíamos y yo les invite a participar, ya que ellos no tenia el arsenal de trastos que tenían los míos. Su padre se acerco y se presento. Se llamaba Guillermo. Enseguida mis hijos hicieron buenas migas con los suyos, los míos iban de hermano mayor de los hijos de Guillermo. Yo y Guillermo nos fuimos hacia nuestras respectivas señoras, que hablaban animadamente. Hicimos las oportunas presentaciones, y me entere que su mujer se llamaba Sonia. Guillermo se tendió boca abajo al lado de su mujer, en el lado opuesto a mi mujer. Yo, que ya no estaba empalmado, me quite la camisa y me tendí boca abajo mirando hacia nuestros vecinos y le pedí a mi mujer que me pusiera protector solar. Mi mujer se anudo la parte superior del bikini, se puso de rodillas y empezó a ponerme protector mientras continuaba hablando con la chica. Como que Guillermo llevaba gafas de sol no pude ver sus ojos, pero creo que dejo de respirar cuando vio las tetas de mi mujer. Comprendí la impresión que tuvo Guillermo, cuando su mujer se sentó y empezó a ponerse protector. No llevaba parte superior del biquini, y sus tetas eran pequeñas, vaya mas que tetas eran tetitas. Aunque, para ser justos con Sonia, tenia una cara preciosa.
Cuando mi mujer termino de ponerme protector, tuve la segunda sorpresa de las vacaciones, se sentó se quito la parte superior del biquini y empezó a ponerse protector en las tetas. Si no me corrí es por el cabreo que tenia. Con el meneo que daba a sus tetas, seguro que mas de uno se debió correr, sobretodo Guillermo que estaba en primera fila y me pareció que respiraba algo agitado. Cuando termino se tendió boca arriba al lado de Sonia. El contraste era brutal y hacia a mi mujer mas apetecible. Ellas continuaron hablando como si nada, Guillermo algo mas tranquilo, pero continuando boca abajo, empezó a entrar en la conversación de las chicas. Yo algo mas calmado, hice un par de cabezaditas, estaba cansado después de conducir tantas horas.
Mi mujer hizo reparto de refrescos y bollos para nuestros hijos y para los de Guillermo y Sonia. Ya que nosotros traímos de todo y mas.
Guillermo y Sonia nos propusieron que cenáramos juntos, a lo tanto yo como mi mujer estuvimos de acuerdo. Nuestros hijos y los suyos se llevaban bien y nosotros aun no conocíamos el lugar y los sitios mejores para cenar.
Recogimos los bártulos, nos fuimos al apartamento. Yo, con cuidado de no enfadarla, le pregunte a mi mujer, como es que había hecho topless, a lo que ella me contesto, que lo había comentado con Sonia y ella le había dicho que allí era lo mas normal. Es verdad que había otras chicas haciendo top les, pero yo no me había fijado mucho, había estado mas pendiente de las tetas de mi mujer y de los mirones.
Terminamos de instalarnos , y nos preparamos para ir a cenar. Cuando vi a mujer, tuve otra sorpresa. Llevaba un vestido nuevo, ligero, hasta media muslo, que si bien tenia poco escote dejaba la mayor parte de la espalda a la vista, y como no llevaba sujetador sus pezones se dibujaban claramente en la tela del vestido. Yo no recordaba haber visto nunca a mi mujer que llevara un vestido sin sujetador. Ademas al moverse sus tetas se movían provocadoramente debajo de la tela.
Cuando yo se lo indique, ella me contesto que después de tener las tetas al aire en la playa, esto no tenia importancia, ademas este vestido era para llevarlo sin sujetador. Su respuesta me pareció aceptable, ya que supuse que las chicas que enseñaban las tetas en la playa seguro que irían de la misma guisa. Pero me di cuenta que ya antes de ir de vacaciones ella ya había decidido ir sin sujetador, ya que sino no se habría comprado este vestido. Y quizá también ya había decidido hacer topless como su amiga Maite que me parecía recordar haber oído que lo practicaba.
Fuimos a cenar con Guillermo, Sonía y sus hijos. Nos sentamos en una mesa rectangular. Yo estaba sentado en la parte central de la mesa, a mi derecha estaba sentada mi mujer y a mi izquierda mis hijos. Delante mio se sentó Sonia, a su lado, delante de mi mujer se sentó Guillermo y sus hijos se sentaron delante de los míos. Durante la cena, poco a poco se genero una separación. Por un lado, yo y Sonia conversábamos con los niños y entre nosotros, mientras que por el otro lado mi mujer y Guillermo tenían una animada conversación, dirigida principalmente por Guillermo, que le contaba ocurrencias divertidas a mi mujer, que no paraba de reírse. Lo que también vi es que Guillermo no perdía de vista las tetas de mi mujer, que se marcaban claramente en la tela del vestido y temblaban al compás de sus risas.
Después de cenar nos fuimos a una de las zonas lúdicas. A un lado había una zona de espectáculo para los niños y en el lado opuesto una zona para los padres, con mesas y una zona de baile. Esto permitía a los padres divertirse y poder controlar fácilmente a sus hijos. Después de dejar los niños en la zona de los niños, nos sentamos en una mesa y pedimos bebidas. Se acercaron algunas parejas a saludar a Guillermo y Sonia, y estos nos las presentaron, algunos de ellos jugaban a tenis con Guillermo en las instalaciones deportivas del complejo.
Conversamos durante unos minutos. Mi mujer hizo el comentario que hacia tiempo que no bailaba, y antes que yo pudiera decir algo, Guillermo la invito a bailar. Yo no soy muy de bailar, pero la habría sacado porque se que a ella si que le gusta. Lógicamente, como un caballero, invite a Sonia a bailar, pero esta declino la invitación, según ella lo de bailar no era lo suyo, que al contrario de su marido ella era demasiado patosa. Estuve conversando con Sonia, de tanto en tanto observaba a mi mujer y ha Guillermo bailar, estaba claro que Guillermo bailaba muy bien, al igual que mi mujer.
Se acerco una amiga de Sonia, y después de saludarse, le comento que en la otra punta del local estaban otros amigos de ella. Ella se disculpo diciendo que iba un momento a saludarlos.
Yo me quede solo y me concentre en observar a Guillermo y a mi mujer. Estaban algo apartados y gran parte del tiempo estaban ocultos por otras parejas, pero cuando estaban visibles, los vi que bailaban muy pegados, se hablaban al oído y se sonreían. Las manos de Guillermo se deslizaban acariciando la espalda de mi mujer, y al menos una vez vi que una de las manos de Guillermo no se detenía al final del escote de la espalda, sino que continuaba por encima de la tela hasta tocar el culo de mi mujer. Yo me empece a poner celoso. Quería pararlos. Cuando estaba pensando que hacer para no montar un espectáculo. Vino mi hija con su hermano, diciendo que Juanito se moría de sueño, como pude ver. Esto me vino como anillo al dedo. Me dirijí hacia donde bailaba mi mujer. Esta al verme se separo de Guillermo. Creo que creyó que le montaría un numero. Pero yo conserve la calma. Le dije que teníamos que irnos que Juanito se caía de sueño. Ella me dijo que lo acostara yo, que ella se quedaría un ratito mas, pero yo insistí. Ella a regañadientes, diciendo a Guillermo que no servia ni para acostar a los niños se despidió de el. Yo reprimí mi cabreo. Después de acostar a los niños, cuando fuimos a la cama yo le dije que bailaba muy pegadita a Guillermo. Ella se mosqueo diciéndome que este baile se baila así. Y si bailaba con Guillermo era porque el la había sacado y bailaba muy bien y no como yo. Enfadada dijo que no tenia sueño y salio del dormitorio, llevándose su móvil. Dejándome cabreado, y sin el premio prometido.
Continuara