Época de exámenes
Basada en una historia real vivida por el autor . Jim y Helena nunca imaginaron como prepararían el examen de final de curso en la carrera...
Era la primera mañana soleada de junio después de una larga y fría primavera, el sol despertaba a lo largo de toda la llanura castellana mientras Jim se iba desperezando en el tren que le acercaba a la ciudad de Salamanca, últimamente estaba pasando demasiado tiempo en Madrid por asuntos burocráticos relativos a la beca de estudiantes extranjeros, pero finalmente la administración había terminado de ponerle las cosas difíciles y se la habían concedido.
-Ahora solo me queda aprobar el ultimo examen para encarar un nuevo verano.-, el caso era que ese último examen era uno de los auténticos huesos de la carrera, de hecho en opinión de Jim la teoría sobre instituciones educativas no era algo lo suficientemente excitante como para pasarse un verano completo prestándole atención, suficientes problemas tenía ya con su más que deteriorada relación y con el conseguir la maldita beca, quizás por ello se le debió pasar por alto que había quedado esa misma mañana con Helena para que le explicase los últimos planteamientos de autores del Siglo XX sobre la Tesis de Hunghberg de esa asignatura y mientras estaba en la estación tomándose un más que merecido almuerzo le vibró el móvil avisándole de que tenía un sms.
Tarde, tarde, tarde… pensó para si cuando entraba a trompicones por la puerta principal de la facultad, algo le gritó el conserje a medida que se iba alejando, pero no lo oyó… demasiado hacía con abrir puertas, mirar el móvil y aguantar una pila de libros en uno de sus brazos mientras pensaba en lo mal que iba a quedar con Helena.
Dejó atrás el bar y un par de alumnos y alumnas que estaban esperando frente a los despachos las típicas tutorías de final de curso para ver si sonsacaban alguna pregunta a los profesores, y al fin llego al ala más antigua de la facultad, entró en el pasillo que daba al aula de música que se encontraba en lo más remoto del edificio y bajó las escaleras que conducían al aula 00.
Por norma general el aula 00 y esa parte del edificio de la facultad se encontraban siempre desiertos ya que la mayoría de alumnos gustaba de reunirse en las bibliotecas o en las aulas grandes donde podían estudiar en grupo y así complementar sus esfuerzos y conocimientos, pero a Jim le gustaba más el silencio de esa parte del edificio ya que no era muy proclive a compartir con la gente los nervios de los exámenes de final de curso.
Bajó los últimos peldaños de un salto y al fin llego al rellano enfrente del aula, y… para su sorpresa Helena ya no se encontraba ahí, poco a poco Jim empezó a vislumbrar que la nota final del examen estaba empezando a escapársele de las manos junto con su rubia compañera de clase y que tendría que hacer las interminables colas de revisión de exámenes cuando… a sus espaldas , y a lo largo del pasillo se oyó el chirrido de los goznes de una puerta y pasos que avanzaban hacia él, cada vez más cerca … eran los típicos pasos de alguien que iba calzado con sandalias, con lo cual una leve luz de esperanza empezó a brotar de él y más todavía cuando del pasillo contiguo apareció la siempre simpática Helena con otra pila de libros idéntica a la suya.
Siento el retraso Helena- dijo disculpándose, - pero, no me acordaba de que habíamos quedado- . – Anda que… vaya manera de tratar a una mujer- dijo ella con una media sonrisa, - Espero que hayas desayunado porque nos queda trabajo para toda la mañana-
-Bueno- pensó Jim, son las 10 de la mañana y tenemos hasta la hora de comer con lo cual creo que me quedarán claros todos los temas más importantes.
Se encerraron en la solitaria aula 00 y Helena comenzó a explicarle los pormenores de las más importantes instituciones de educación en España durante el franquismo y los años posteriores, mucha materia que podría aburriros y no voy a nombrar, el asunto es que cuando llegaron al tema de cómo influyo el estado del bienestar y se dispuso a hacer un grafico del auge de la economía Jim empezó a darse cuenta de que la primavera había calado profundamente en él y no solo por la alergia.
Helena se encontraba en la pizarra escribiendo mientras el chico comenzó a fijarse en el corto vestido cuasi veraniego de color amarillo que llevaba y en como resaltaban sus bien contorneadas curvas, algo que no había hecho hasta ahora, o mejor dicho… si que había hecho, pero como tanto uno como otro estaban comprometidos se lo quitó de la cabeza de inmediato.
Al tener alzado el brazo se le descubrían parte de las piernas que si se esforzaba un poco podría observar hasta justo donde se le podría perder la vista, y… justo en el momento en el cual Jim comenzaba a deleitarse siguiendo las marcas del tanga de Helena que se medio dejaba entrever a través de la ceñida prenda veraniega que vestía, esta se giro con los papeles en la mano mientras continuaba con la explicación poniéndolos sobre una mesa y reclinándose sobre ellos mientras le miraba con expresión de ¿lo has entendido? Jim por supuesto que lo entendía, aunque en esos momentos estuviese viajando a través de su ropa en dirección a sus pechos y su cuello.
Por tres veces durante la explicación se dio cuenta de que Jim estaba en otro lugar y de que no le estaba prestando atención, así que finalmente dijo (siempre con su pícara sonrisa) – hacemos un pequeño descanso?- Jim asintió intentando ocultar su creciente rubor. Pero hoy no podía pensar con claridad, no sabía que coño le estaba pasando por la cabeza. Vale que Helena estaba bastante buena y que tenía un buen polvo pero no se podía permitir el lujo de pensar en esas cosas, tenían un examen importante por delante y además cada uno una relación de años .
– bueno, voy a por agua, ¿quieres una? – me dijo. – no gracias, tengo aquí la mía.- contestó el chico.
-bueno, pues ahora mismo vuelvo- dijo Helena…
Solo en ese instante Jim empezó a darse cuenta realmente de lo extremadamente sexy que era Helena, se sentía mal porque tanto él como ella tenían sendas relaciones con sus respectivas parejas y mejor o peor las llevaban dignamente, aunque por mucho que lo intentase en ese momento su mente estaba puesta en otros menesteres mucho más lujuriosos…
Seguía sintiéndose culpable, muy culpable por desear a esa chica y su mente se debatía en que demonios hacer…
-Se puede?- pregunto Helena desde la puerta momentos más tarde mientras Jim continuaba ensimismado con el ángel y el demonio dándole vueltas y persiguiéndose por encima de su aturullada cabeza. –Claro, adelante señorita- le dijo con una sonrisa.
-Te veo, un poco distraído, que te pasa Jim? Primero llegas tarde, luego no me atiendes cuando te estoy explicando y ahora te encuentro que parece que estés en una depresión.- se sentó a su lado con sus piernas apuntando directamente a las del chico, la mente de Jim seguía trabajando a un ritmo vertiginoso, no podía parar de pensar en meterle la mano dentro de la falda y acariciarla lentamente mientras ella le cogía firmemente la… -No me escuchas?- le dijo , apenas podía aguantar y le dijo – esque estoy un poco tenso, porque tengo miedo de que te vengues de mi por llegar tarde, jeje.- perfecto, pensó…- ahora estas quedando como un jilipollas, maldita sea!-
Entonces ella se colocó detrás de Jim y continuando con el juego empezó a masajearle la espalda. – quizás así liberes un poco la tensión, no?- - y no te preocupes por la venganza, todo llegará-. - lo que me faltaba, pensó Jim- desde ahí podía notar su proximidad de una manera alarmante, la chica le acariciaba la espalda y su largo pelo mientras que Jim notaba de vez en cuando sus enormes pechos rozándole la espalda y eso le excitaba sobremanera, poco a poco se iba acostumbrando a esa situación, y lo peor era que le gustaba. -Pero… y si ella lo está haciendo de buena fe y era yo el que me estaba montando castillos en el aire, - pensaba el chico, - y… si ahora le suelto alguna de las mías y a ella le sienta mal y lo va cantando por ahí, que hacer?
-quizás necesites tu uno también, verdad?- se lanzó Jim, mientras se levantaba de la silla y se colocaba detrás de ella para comenzar a masajear su espalda a lo que Helena respondió irguiendo la espalda mientras permanecía sentada en el pupitre…
En ese momento Jim tomó una decisión, no importaba lo que aconteciese… ya lo había pasado lo suficientemente mal y había tenido tantos problemas como para que encima algo que le parecía tan excitante y agradable lo pasará por alto.
Mientras tanto Helena continuaba disfrutando el masaje y de vez en cuando se le escapaba un gemido de esos que nos gusta tanto oír a los hombres, Jim la seguía masajeando lentamente cuando se dio cuenta de la poco disimulable erección de su miembro, así que sin mediar muchas palabras se sentó en el pupitre de nuevo para intentar disimularla y volver a centrarse en el estudio (como centrarse en un momento así os preguntareis… no es posible, es todo lo que puedo decir),pero cuando ella se giro en el pupitre dejando ver su ropa interior de color negro como la noche la mente del chico definitivamente se centró y le dijo. – esto no puede ser, vamos a liarla –
Jim en ese momento imaginó que Helena se encontraba en una situación parecida a la suya y que la excitación estaba nublando su sentido de la cordura entonces Helena le habló de nuevo.-Porque has parado, eso me gustaba, pues me parece que si , por esto tendría que haber una venganza, no crees?- le decía mientras de vez en cuando ponía una mano entre sus piernas para disimuladamente no dejarle contemplar el paisaje y diciéndole muy sutilmente lo que se podía estar perdiendo en ese momento, para luego retirarla de nuevo con esa picardía que para Jim ya era el sinónimo de un juego seducción eléctrico.
-Pues estaría muy bien, le contestó, pero… quizás no deberíamos. Además, luego nos sentiremos mal, aunque la vida es corta y estas oportunidades hay que aprovecharles.- y añadió - Dios Helena tápate o te voy a meter en algún lado , que este ala de la facultad es muy oscura y no circula apenas nadie.-
-jajaja- río Helena, mientras veía como el chico se levantaba nervioso y visiblemente empalmado comenzaba a dar vueltas por el aula.- En cierto modo tienes razón.- dijo Helena mientras se mordía el labio inferior en una actitud seductora, -aunque yo prefiero más bien arrepentirme por lo hecho que por lo no hecho- decía mientras lo miraba de nuevo con esos ojos que estaban empezando a llamarle.
Así que Jim se sentó de nuevo en el pupitre a varios centímetros de la pequeña falda de su vestido y la miró de nuevo.- ¿Quieres vengarte?, luego no te arrepientas.- le dijo entregado totalmente a la lujuria y al deseo del momento, mientras que la cogía del culo y la atraía hasta que la sentó encima de su mas que hinchado miembro.
En el momento en que la ropa interior de la chica hizo contacto con el pantalón de él Helena tuvo su primera sombra de duda, aunque rápidamente paso a segundo plano cuando se lanzaron a comerse la boca en la soledad del Aula 00, la fogosidad y el nerviosismo les envolvía como a dos adolescentes ya por temor a que los cogiesen infraganti tanto como por el morbo que les daba estar a uno en los brazos del otro.
Jim no perdía el tiempo y mientras Helena le comía efusivamente la boca sentada encima del tremendo bulto del pantalón del chico este le desabrochó en un abrir y cerrar de ojos el sujetador, mientras tanto la temperatura en el aula 00 subía por momentos y Helena comenzó a moverse encima del miembro de Jim con un vaivén que los enloqueció a ambos, tanto tiempo esperando sin ellos mismos saber las ganas que tenían de hacerlo explotaron en cuanto Jim atrajo hacia si a Helena.
Jim se levantó de la silla con la chica encima y se pusieron los dos en pie mientras lentamente el chico metía su mano por debajo del vestido , sin parar de besarse y de entrechocar sus lenguas Jim apartó ligeramente el tanga negro de Helena y comenzó a acariciar el sexo de su compañera de clase, lo que provoco ciertos gemidos de placer por parte de ella y por su parte ella empezaba a abrir el pantalón de Jim para agarrar el hinchado sexo del chico… - huau , Helena , creo que deberíamos buscar un lugar un poco más escondido para esto.- le dijo Jim mientras introducía un dedo dentro de la vagina de una excitadísima Helena. – Vamos a un baño- dijo ella.
Los dos se apresuraron a subir a la planta superior y extremadamente excitados comprobaron que no había nadie cerca, con lo que entraron en uno de los baños, cerraron con llave y se dispusieron a disfrutar el uno del otro como se merecía la situación.
Volvieron de nuevo a abrazarse con un beso , esta vez mucho más húmedo y tranquilo que los anteriores mientras lentamente iban desnudándose el uno al otro, primeramente Helena le quito la camiseta al chico él lo tuvo mas fácil, ya que le quito el vestido y Helena se quedo en ropa interior , con el sujetador a medio abrochar y el pequeño tanga apartado ligeramente hacia la izquierda, mientras tanto la gente seguía estudiando tranquilamente en las aulas y las bibliotecas ajena a todo lo que acontecía en el baño…
Ya sin ropa los dos comenzaron a rozarse sensiblemente con su piel desnuda mientras se besaban, cuando ella lo atrapó entre sus piernas para que sus sexos se rozaran libremente… , la sensación de placer poco a poco iba en aumento ya que los roces eran cada vez más largos y húmedos.
Hasta que Helena le dijo siéntate aquí un momento, señalando al wc, el chico se sentó y ella se acuclilló mirándole a los ojos y comenzó a lamer su verga con un afán y una determinación que hacía tiempo que no sentía haciéndole llegar a cada momento al éxtasis, por su parte Helena cada vez se sentía más excitada y más húmeda en su interior, con lo que mientras se ocupaba de su compañero de clase comenzó a acariciarse, Jim al percatarse de ello la aparto suavemente de su duro miembro y la apoyó en la pared mientras bajaba lentamente lamiendo su cuello, sus enormes pechos (deteniendose largo rato en sus pezones), su ombligo y finalmente la suave carne de entre las piernas de Helena quien no podía reprimirse y su respiración se oía cada vez más fuerte, eso excitaba aún más a Jim el cual lamía y volvía a lamer el clítoris de su hoy excitada compañera de juegos, se deleitaba con cada bocado al miembro humedecido de Helena dándose cuenta del deseo que despertaba en su interior. Pusieron sus pocas ropas en el suelo y procedieron a comerse mutuamente con lo cual cuanto mas cachondo se ponía cada uno de los dos, más se afanaba en lamer al otro, con lo cual la excitación era totalmente reciproca. Hasta que ya no pudieron más.
Helena se subió de nuevo encima de su sexo mientras el se sentaba de nuevo en el wc, y comenzó a rozarlo contra sí, hasta que estuvo lo suficientemente humedecido, en ese momento… como para probarlo irguió la polla del chico y sin pensarlo dos veces se la metió muy adentro, empezaron a gemir los dos mientras bajaba húmedamente hasta el pubis y cuando subía. En ese momento sacó Jim un condón y empezaron a jugar verdaderamente en serio, lo hicieron contra la pared, de espaldas, de pie, de rodillas, sentados, etc.… y finalmente explotaron a la vez creando un vinculo entre ellos que perduraría…
Al menos perduró durante cierto tiempo en el cual hacían fugaces escapadas nocturnas a muy variopintos lugares, siempre entregándose a su deseo sexual desenfrenado y sin imposiciones ni reglas ni obligaciones.
Finalmente tuvieron que estudiar ambos esa asignatura, pero realmente mereció la pena pasar el verano estudiando durante el día, ya que cuando caía la noche… bueno … que cada uno/a haga sus conjeturas…
Eran eso, simplemente dos amigos disfrutando el uno del otro y de lo que más les gustaba.