Episodios nunca vistos en TV - Starski y Hutch

“No sea ingenuo, capitán” Dijo el obeso, y le agarró el bulto al capitán Dobey.

EPISODIOS NUNCA VISTOS EN TV

STARSKY Y HUTCH

"Zebra tres, Zebra tres, llamando al capitán Dobey".

"Aquí el capitán Dobey. Qué sucede Hutchinson?."

"No, capi, yo soy Starsky. Él es Hutchinson."

"Qué sucede, Starsky?"

"Estamos persiguiendo a "Fatty"Broscoe. Huggy bear nos avisó que estaba planeando el asalto a la joyería de la avenida 15. Cuando lo divisamos, se metió en su vehículo y empezó una carrera a toda velocidad para escaparse de nosotros. Cuando lo atrapemos lo interrogaremos y..."

"No, Starsky. Cuando lo atrapen quiero que me lo traigan directamente a mi oficina. La última vez que interrogaron al gordo pasó dos semanas en el hospital, y presentó una demanda contra el departamento por brutalidad policíaca."

"Pero, capi..."

"Pero nada. Pásame con Hutchinson que es el más sensato de los dos."

"Jajajaja, Oíste compañero?, soy el más sensato de la pareja y tú eres el único que no se da cuenta de ello todavía."

"Escúchame bien Hutchinson, déjense de payasadas. Atrapan al gordo Broscoe y me lo traen a la jefatura, entendieron?"

"Pero, Capitán. Si la última vez ni siquiera lo tocamos, sólo se cayó de las escaleras."

"Es una orden, sargento."

"No se enoje, capi, está bien, lo atrapamos y se lo llevamos directamente a su oficina."

"Exacto, Hutchinson."

"No, capi, soy Starsky otra vez. Él es Hutch."

El Torino rojo con la conocida franja blanca cruzó media ciudad detrás de el automóvil del obeso Broscoe, hasta que éste se quedó sin combustible en las cercanías de un baldío.

Estacionaron delante del maleante. Bajaron y lo rodaron. Briscoe no podía bajarse de su propio automóvil. Su vientre lo había dejaba atrapado dentro.

"Qué bonito, "Fatty". Quedarse sin combustible en medio de una persecución. Y estar aprisionado con esa panzota apretada contra la dirección de tu propio auto. Qué diría tu madre si te viera?"

"Y seguro que le diría que deje las hamburguesas, mira como está, compañero, como globo aerodinámico."

"Por favor Starsky, no me peguen."

"No, gordito, yo soy Hutch, él es Starsky."

El hombre demoró más en entrar en el vehículo de Starsky que lo que demoró el trayecto hacia la oficina del capitán Dobey. Es que "Fatty" Broscoe esa un tipo gordote, de unos 160 kilos de peso. Demasiado para sus 174 centímetros de altura. De anchas caderas, glúteos más que generosos, y piernas igualmente descomunales, le costó tremendamente ubicarse en los asientos traseros del automóvil rojo.

"Mira nomás, Hutch, si parece que van a estallar los neumáticos de mi .Torino"

El capitán Dobey estaba esperándolos en la oficina. Mientras mantenía una conversación telefónica con su esposa, llegaron los detectives con el delincuente:

"Pero Harold, deberías cuidarte más en las comidas, estás cada día más gordo, qué te dijo el médico? Debes rebajar por lo menos 40 de esos 135 kilos que tienes."

"Pero, mujer, no tengo tiempo. Estoy con mucho trabajo. Ahora mismo tengo que interrogar a un sospechoso. Luego te llamo."

Entró primero el detective Hutchinson, seguido del obeso, y a continuación apareció Starsky, que con una regla jugueteaba golpeándolo en la cabeza.

"Detective Starsky, qué diablos se cree que está haciendo?" gritó Dobey.

El gordo fue corriendo para escudarse detrás del capitán.

"Por favor, no deje que me sigan maltratando."

"Fuera, fuera de mi oficina. No quiero verlos por el resto del día a ninguno de los dos." Ordenó, y ambos detectives obedecieron, no sin antes amenazar con el dedo levantado al gordo.

Cerraron la puerta detrás de sí.

"Por favor, capitán no permita que esos dos se me acerquen otra vez"

"Y qué te hace pensar en que me entrometería en lo que hacen dos de mis mejores hombres? Ellos conocen su trabajo, y tú no eres lo que se dice precisamente un pobre inocente."

"Si, pero yo podría hacerle unos pequeños favores a usted a cambio de su protección." "A qué te refieres concretamente? Tienes datos de algún crimen que se esté por ejecutar? Conoces el paradero de algún hampón requerido por la justicia?"

"No sea ingenuo, capitán" Dijo el obeso, y le agarró el bulto al capitán Dobey.

Éste pegó un salto hacia atrás, separándose como por reflejo.

"Qué está haciendo, está loco?"

"Dele capitán, si me imagino que usted no debe estar totalmente satisfecho. No tiene alguna fantasía que su mujer no le cumple? No estoy hablando de amor, usted me protege, y yo le pago con sexo sin inhibiciones. Le estoy hablando de satisfacerle sus más bajos instintos, hacerle realidad sus más recónditas fantasías. Todo lo que su esposa nunca le hizo. Todo lo que nunca se animó a pedirle a la madre de sus hijos."

El capitán Dobey se dirigió a la puerta.

"Estoy perdido" pensó "Fatty" casi consternado "creo que me apresuré demasiado, ahora posiblemente va a llamar a esos dos gorilas y me echará a ellos."

Tomó el picaporte con una mano, y con la otra cerró con llave.

"Ahora cuéntame acerca de lo que me propones" dijo el capitán, mientras se sentaba sobre el escritorio y se bajaba el cierre de la bragueta.

El obeso le metió la mano dentro de la abertura del pantalón del gordo oficial de policía. Buscó, y finalmente sacó un pene ya erecto, muy grueso, oscuro como la piel del capitán, y babeando un líquido viscoso.

"Dígame, capitán. Quisiera conocer sus fantasías para poder cumplírselas, lo que nunca le hace su mujer, y qué es lo que quisiera de mi?"

"Bueno, hay cosas que no puedo hacer con mi esposa. Por ejemplo, nunca hacemos sexo oral. Ella es muy creyente, fue educada en un colegio de monjas, y no está dentro de lo que le es permitido hacer, muy a mi pesar."

"Entonces supongo que tampoco tienen sexo anal." Preguntó Briscoe.

"Dios me guarde. Ni pensarlo. De sólo proponérselo le daría un síncope."

La lengua del obeso, rodeó todo el inmenso glande que ahora estaba al descubierto, luego de haberle retirado toda la piel que lo cubría.

"Mmmmmm, exquisito" susurró, mientras se relamía los labios.

Ahora fue por más.

Le desabrochó el cinturón y le bajó los pantalones.

Era muy gracioso ver al capitán Dobey con los pantalones caídos.

Los calzoncillos del jefe de policía siguieron el mismo camino, hacia el sur.

Ahora unos inmensos testículos, negros y peludos se pudieron ver por unos segundos, antes de ser engullidos por una boca y una lengua inquietas y golosas.

Ahora era la enorme verga del capitán la que había desaparecido dentro de esa misma cavidad bucal. Una mano comenzó a acariciar el gran escroto negro de Dobey, tironeándolo hacia abajo, para dejar en total descubierto ese tremendo glande.

La mano buscó llegar más hacia abajo aún.

Comenzó la trayectoria hacia los muslos del policía, y ascendieron por la unión de ambos, en dirección al agujero anal. El capitán Dobey, detuvo su excitación, no estando seguro de querer lo que parecía ser inminente.

El obeso se percató de ello, pero lo atacó su morbosidad por poseer al capitán de la policía. Siguió deslizando esos gordos dedos por la raja peluda de Dobey, hasta que tocó un hoyo muy cerrado, caliente, y húmedo de transpiración. Movió el índice en forma de círculos alrededor de ese ano apretado. Acarició el centro mismo del agujero, e intentó introducírselo.

El capitán Dobey se resistió al principio, para luego, al cabo de unos momentos de excitación, dejarse caer sobre el dedo.

El obeso movió el dedo dentro del gordo policía, que se retorcía de placer con esta nueva experiencia. De pronto, "Fatty" suplantó el índice que tenía dentro, con su pulgar, bastante más gordo, bastante más placentero.

Apenas la punta del pulgar rozó el culito del capitán, éste se sentó sobre él, metiéndoselo dentro todo lo más posible de una sola vez.

Cuando vio que al fin Dobey hubo alcanzado el máximo de erección, "Fatty" Briscoe, quitó el dedo de su orto, se desabrochó su propio cinto, y dejó caerse los pantalones.

Se bajó los calzoncillos.

"Por favor, lubríqueme bien primero." Le rogó. " Es que la tiene muy gruesa para mi, pero como esto va a ser sin restricciones, deme sin asco."

Y dicho esto, se agachó sobre el escritorio, con ambas manos tomándose cada nalga y separándolas al máximo.

"Cómo hago?" preguntó el capitán Dobey, evidenciando su total falta de experiencia en el tema.

"Si no le da asco, páseme la lengua, de lo contrario salívese la mano y me lo unta. Usted no necesita lubricársela, ya la tiene muy mojada." Le aconsejó.

Dobey se arrodilló y acercó la cara al agujero del obeso. No sabía si se iba a animar a hacerlo de ese modo, pero al menos lo iba a intentar. Lamió su dedo índice, se lo metió todo en la boca, lo llenó de saliva, y lo acercó al ano deseoso.

Sin esfuerzo alguno, ese culo engulló su dedo.

Juntó más saliva, y esta vez intentó hacerlo sin ayuda de sus manos. Se acercó y sólo depositó todo el líquido en la entrada a sus entrañas. No se animó a ir más lejos con la lengua. Por lo menos en esa oportunidad. Sin embargo, su dedo, sí lo hizo.

Acto seguido, se puso de pie, y acercó su miembro aún totalmente erecto a la entrada de su agujero, e intentó introducirlo despacio.

"No, así no. "Dijo el gordo," de golpe, toda de una buena vez. Rómpame el ojete. Usted lo va a disfrutar mucho más y yo también."

Así lo hizo, y un gritito sordo se ahogó en la garganta de cada uno de los que en esa habitación se encontraban.

Para el capitán Dobey, esta era una de las experiencias con las que más había fantaseado en toda su vida. Él era muy fiel a su esposa, y nunca requería los servicios de prostitutas. Ahora tenía la posibilidad de tener una especie de esclavo sexual, y estaba seguro que no iba a haber inconvenientes con eso. Él ofrecería la satisfacción de sentirse protegido a este gordo, y el obeso le brindaría satisfacción también, pero en este caso, sexual.

Dobey estaba en la gloria, serruchando ese culo gordo sin tener ninguna clase de sentimientos por esa persona. Sólo placer, sin nada de amor.

Los movimientos cada vez se tornaron más y más bruscos. El momento del éxtasis estaba muy cerca.

Los culeos acompasados del obeso esclavo eran sincronizados a los propios meneos del capitán. Además sentía cómo ese ano le apretaba el miembro con fuerza. Podía literalmente sentir los latidos del agujero.

Una explosión de esperma detonó dentro del gordo Briscoe. Caliente, cuantioso.

"Zebra tres, Zebra tres. Llamando al capitán Dobey."

"Capitán Dobey al habla."

"Necesita alguna ayuda con el interrogatorio, capitán?"

"No, Starsky, para nada:"

"Yo soy Hutch, capitán, él es Starsky."

"Y escúchenme bien, par de payasos, "Fatty" Briscoe no va a ser molestado por ustedes nunca más. Él va a regenerarse, y como prueba de ello, va a venir a mi oficina una vez por semana a contarme lo que haya escuchado acerca de acontecimientos del bajo mundo."

"Lo que se dice comúnmente, usted se ha hecho de un soplón, capi."

"Sí, exactamente Hutchinson."

"No, capi, ahora es Starsky el que habla, él es Hutchinson.

Finalizó la comunicación.

"Fatty" Briscoe sonrió. El capitán Dobey no pudo ver esa sonrisa, ya que aún estaba con la verga nuevamente dura dentro del orto del obeso.