Episodios nunca vistos en TV: Mision imposible (2)
Usted posiblemente ya ha escuchado acerca de si usted o algunos de sus colaboradores es capturado o muerto, nuestro gobierno negará tener conocimiento de sus actividades, verdad? No creo que necesite que se lo recuerde. Contestó.
EPISODIOS NUNCA VISTOS EN TV
MISIÓN IMPOSIBLE (2)
"Te gusta el negro?" Le preguntó el general al ruso.
"Sí." Contestó simplemente mientras miraba al pobre prisionero.
"Ven en dos horas." Dijo.
Vladimir abrió la puerta con las llaves, permitió ingresar al general, la volvió a cerrar y se retiró.
Kamala llevaba consigo una carpeta que abrió y extrajo unas hojas de ella, donde Barney pudo observar que contenían fotografías.
"Muy bien, muy bien." Comenzó diciendo Kamala mientras miraba una fotografía. De pronto la dio vuelta para leer lo que había del otro lado, y Barney reconoció su propia foto en la hoja. "Señor Barney Collier. Experto en electrónica y explosivos. Agente especial del gobierno estadounidense, blablá, blablá." Dijo, apartó la carpeta y lo miró a los ojos. "Quiere que continúe?"
No hubo contestación, por lo que tomó otra hoja.
"Jim Phelps. Jefe del grupo de agentes especiales..." Tomó una hoja más y siguió con la lectura. "Cinnamon Carter, modelo publicitaria. Agente especial.... "Pasó a otra hoja más. "Willy Armitage, encargado de logística y vehículos especiales. Agente del gobierno..."
Hizo un alto en su lectura y se acercó a Barney.
Le agarró una nalga con su tremenda mano.
"Está muy apetecible, amigo." Le dijo, lo que ocasionó un sacudón de parte del negro que intentó quitar la mano de allí, sin poder lograrlo.
Ahora, Kamala introdujo la mano por dentro de los calzoncillos del prisionero, y atravesó todo el recorrido de su raja hasta llegar al orificio anal.
Nuevamente el inútil sacudón que intentaba despojarse de lo que iba a ser inevitable.
"Le explicaré, mi amigo, que va a ser inútil que se resista. Resulta que todos sus compañeros son mis prisioneros en este momento. Y la vida de cada uno de ellos depende del comportamiento de los demás." Dijo introduciendo en seco el dedo índice dentro del culo de Barney. "Así que espero que se porte bien conmigo."
Quitó el dedo dejando al pobre hombre muy dolorido, y se desabrochó el cinturón de los pantalones dejando en evidencia la fuerte erección que escondían sus calzoncillos.
Bajó de un tirón la prenda íntima de Barney, e hizo lo mismo con la suya.
Inútil de poder moverse, ya que ello causaba mucho daño a sus muñecas y tobillos, Barney se resignó a perder su virginidad.
Kamala se salivó la mano y mojó su miembro con la segregación. Se puso detrás del prisionero, y con ambas manos le abrió las nalgas para dejar expuesto y totalmente indefenso el orificio anal del agente.
Acercó el pene al orificio, se echó toda la piel hacia atrás, y dejó el monumental glande oscuro al descubierto, el que apoyó en el ano del resignado hombre, lo friccionó contra él, lo movió de arriba abajo, de derecha a izquierda, como para abrirlo un poco más, y de pronto apretó el ano con los dos pulgares, lo abrió un poco y enterró de una sola embestida el tremendo trozo de carne en las entrañas del infortunado prisionero.
El grito de Barney retumbó en el lugar.
"Grita todo lo que quieras, negro puto, que eso me calienta aún más." Le espetó el general, mientras comenzaba a violarlo de forma salvaje.
Las embestidas le perforaban el ano.
Nuevamente Kamala estaba sumamente excitado, y se volvió a descontrolar cuando el culo virgen de Barney le engullía, apretándole en todo momento, su grueso aparato reproductor.
Lejos de acabar enseguida, el general estaba dispuesto a literalmente romperle el culo a este prisionero. No tenía apuro, tenía dos horas por delante.
Kamala sacó la verga y la volvió a introducir. Eso se estaba tornando una rutina con estos putos vírgenes occidentales, que le causaban un placer que hacía tiempo que no tenía.
Eso tenía una razón. Ya casi le había roto el culo a casi todas las personas de su República, y siempre daba la bienvenida a un orto virgen.
Los gemidos y alaridos de Kamala hacían augurar a Barney que la tortura estaba a punto de terminar, pero nada más lejos de la realidad. Cada vez que el general estaba a punto de culminar, se detenía, y tras unos instantes, sin quitar la verga de su lugar, volvía a arremeter con la cabalgata.
Barney notaba que la inmensa panza del obeso lo golpeaba sobre sus nalgas, lo que adivinaba que éste la estaba sosteniendo para que no interfiriera con la penetración.
Durante más de una hora, Barney soportó ese miembro monstruoso dentro suyo, saliendo y entrando intermitentemente de su agujero, sintiendo cuando empujaba hacia adentro, o mismo cuando la enterraba hasta sentir los testículos del obeso sobre la entrada de su ojete.
De pronto Kamala comenzó a moverse en forma desesperada, salvaje e incontrolada, y acto seguido e inexplicablemente, se detuvo.
Hubo silencio absoluto.
Barney comenzó a sentir un ardor en el orificio anal, como si alguien le quisiera rasgar el agujero.
El pene de Kamala se estaba hinchando aún más en forma inverosímil y Barney estuvo a punto de desmayarse.
Los gritos salvajes del obeso, y un chorro interminable de líquido hirviendo que le inundó hasta los intestinos, hizo enterarse al pobre prisionero que el general estaba eyaculando dentro de sus entrañas.
Kamala enterró aún más su trozo de carne dentro de Barney mientras continuaba escupiendo esperma.
Barney se desmayó.
Cuando escuchó ruidos, recobró el sentido y vio que Vladimir le abría la puerta a Kamala para permitirle dejar la celda y desaparecer de su vista.
El ruso ingresó en lugar del general, y lo primero que hizo fue inspeccionar el culo del prisionero. Vio que un hilo de semen salía de allí, deslizándose lentamente cuesta abajo por su muslo derecho.
Pasó el índice para quedarse con todo el esperma en la yema de su dedo, y se lo llevó a la boca, saboreándolo con labios y lengua.
Ahora sí, procedió a bajarse los pantalones.
"Oh Dios!" pensó Barney. "No, otra vez, no."
El general dejó en total libertad a su guardia personal para que saciara sus más bajos instintos con el negro prisionero, mientras se disponía a retirarse a sus aposentos a descansar.
Esta vez lo haría completamente sólo ya que estaba completamente exhausto luego de la monumental cogida que acababa de tener, pero no dejó de apretarse bien fuerte los testículos, ya que su pene había desaparecido por completo, mientras subía por las escaleras recordando lo que tenía planeado hacer muy temprano por la mañana, y permitió asimismo a su lengua que saboreara sus labios en forma libidinosa.
5:00 AM
El dictador Kamala se despertó, e hizo sonar el timbre llamando a su fiel guardia.
Descontando que aún seguía durmiendo, esperó lo necesario mientras fue salió de la cama, totalmente desnudo, y se dirigió al baño a orinar.
Cuando volvió a la habitación, el ruso estaba golpeando la puerta.
El general lo hizo pasar y éste se arrodilló frente al obeso.
"No, Vladimir. Hoy no. "Dijo deteniéndolo en su acción de introducirse el miembro del gordo en su boca. "Para hoy tengo pensado en algo más excitante. Consígueme al hombre más obeso de la ciudad." Ordenó.
"Creo que el más gordo es el dueño del restaurante del centro." Dijo poniéndose nuevamente de pie. "Creo que pesa alrededor de 190 kilos."
"Hmmmm. Es verdad. El de la familia de obesos." Dijo intentando despertar a su pene con dos dedos. "Tengo entendido que tiene dos hijos igualmente obesos. No es verdad?"
"Sí. El mayor tiene 22 años, y debe pesar como 160 kilos y el más chico apenas 16, casi tan gordo como su padre." Dijo satisfecho por tener toda la información que le solicitaba su jefe.
"Tráeme al menor de ellos." Ordenó. "Y prométele a su padre que no le cobraremos los impuestos por dos meses, como siempre." Dijo y sonrió. "Mientras tanto, consígueme a la rubia ahora mismo."
Kamala se metió nuevamente en la cama, y se cubrió con las sábanas.
Vladimir no tuvo inconvenientes con traer a Cinnamon a la habitación del obeso. Salvo que tuvo que dejar inconsciente al vicepresidente, ya que se interpuso en su camino.
"Qué es lo que quiere de mí?" Preguntó visiblemente asustada, una vez que quedó sola en la habitación con el general desnudo en su lecho.
"Ven aquí, puta de mierda." Ordenó, y ella pareció ignorarlo. "Dije que vengas aquí. No estoy acostumbrado a que me contradigan. Por el bien de tus amigos y del tuyo propio, haz lo que te ordeno, puta mal parida."
Cinnamon obedeció sin decir más.
"He visto cómo te gustó cuando hurgué en tu intimidad con los dedos." Dijo y cuando la rubia iba a contestar, la interrumpió. "No necesito que abras la boca, sucia. Te mojaste como una puta barata. Eso quiere decir más que todas las palabras de disgusto y desprecio que puedas expresar."
Cinnamon no salió de su asombro.
"Si te gustaron mis dedo gordos, supongo que mucho más te gustará mi polla, que es bastante más gruesa que mi dedo." Dijo y quitó de improviso la sábana que lo cubría, dejando al descubierto, un pene ya endurecido apuntando al techo de la habitación, que tras verlo, la rubia se espantó ante la posibilidad de que le desgarrara las entrañas con eso.
"No te preocupes, sucia inmunda, ya que no tengo pensado culearte a ti, por lo menos, no en la próxima media hora." Dijo riendo a carcajadas y por un segundo Cinnamon se alivió. "Sólo quiero que me la chupes para dejarme a punto."
"No!" Dijo aterrorizada.
"Nadie me contradice, puta asquerosa, cómo te atreves?" Gritó enfurecido. "Si no obedeces, traeré a tu esposo, o quién mierda sea ese rubio puto, y lo culeo delante de ti."
Asustada, y teniendo la certeza que ese inmundo gordo cumpliría con sus amenazas, decidió hacer lo que le ordenaba, aunque dudó mucho que pudiera meterse en la boca ese trozo de carne desorbitantemente gordo.
Kamala se sentó en el borde de la cama con las piernas obesas apoyadas en el piso y bien abiertas, y los brazos hacia atrás dejando al descubierto totalmente los genitales en espera de la primera mamada matutina.
Cinnamon no podía creer lo que veía, y le costaba asimilar lo que estaba viviendo; sin embargo, se arrodilló ante él, tomó con una de sus manos el terrible miembro erecto del obeso, y temblando se lo llevó a la boca.
Tan sólo pudo meter parte del glande.
"Veo que no te entra, puta inmunda." Dijo Kamala resignado. "Por lo menos pásale la lengua, y llénala de besos." Dijo y continuó riendo a carcajadas.
Cinnamon se horrorizó, pero al ver reír al dictador, pensó que éste le estaba gastando una broma.
"Qué te acabo de decir, conchuda de mierda?" Le gritó. "Pásale le lengua y bésamela."
La rubia obedeció presa del pánico.
Sin poder ver más allá de los genitales que ocupaban su boca y nariz, Cinnamon escuchó cómo el obeso gemía de placer. Sintió la respiración del general entrar en una vorágine desesperada, y lo sorprendió retorciéndose por la excitación.
Se movía como si estuviera cogiendo la boca de la mujer, a la que sólo le entraba apenas la punta de esa gruesa cabeza.
Cinnamon comenzó a masturbarlo, para poner fin a su suplicio lo más rápido posible, pero este hombre parecía no acabar nunca.
Más concretamente, y era algo que la rubia ignoraba, Kamala tenía otras cosas en mente.
Una sola mano de la mujer no alcanzó para sostener el monstruoso miembro del gordo, por lo que sumó la otra para ayudar en la faena.
"Chúpame las bolas, puta sucia." Ordenó ahora.
Cinnamon pasó la lengua por las bolsas negras del obeso, y le dio náuseas.
De pronto golpearon la puerta.
Kamala se incorporó, y se puso de pie. Tomó de un brazo a Cinnamon y casi la arrastró hacia donde estaba el espejo. Tocó un botón escondido, y ante el asombro de la rubia, el espejo se deslizó hacia un costado dejando a la vista un cubículo con un cómodo sillón como para poder estar en primera fila teniendo el dormitorio del obeso como escenario.
"Desde adentro puedes ver a través del espejo, así que siéntate, puta barata y disfruta de la función." Le dijo y la empujó dejándola sentada de culo directamente en el asiento.
Acto seguido, hizo correr el espejo nuevamente hasta que ocupó su lugar original, y se volvió a meter en la cama.
Cinnamon escuchó que Kamala dio la orden para ingresar a sus aposentos a las personas que esperaban afuera.
Vladimir entró sosteniendo a un muchacho sumamente obeso, y detrás de ellos, otro señor, igualmente gordo siguió sus pasos.
"Por favor, señor Kamala." Rogó el obeso mayor. "Déjeme quedarme a mi en lugar de mi muchacho. No le haga daño a mi hijo, por favor."
El general hizo a un lado las sábanas que le cubrían su cuerpo y se aproximó al borde de la cama meneándose el miembro.
"Chúpame, entonces." Le ordenó.
"Por favor, no delante de mi hijo." Suplicó. "Tenga piedad. No me avergüence de este modo. Ordene que le permitan irse y haré lo que usted me pida." "Ni modo. Chúpame para que tu hijo aprenda a hacerlo. Es a él a quien quiero esta vez." Dijo con una sonrisa. "A ti ya te he roto el ojete el otro día."
El muchacho miró a su padre que bajaba la vista sumergido en su vergüenza, y se disponía a cumplir con las demandas del general.
El señor obeso se agachó sobre la cama, más específicamente entre las piernas del dictador, y comenzó a chuparle el pene.
"Ven, muchacho. Acércate, para que veas de más cerca, cómo lo hace tu padre y aprendes lo más rápido posible." Dijo haciéndole señas al muchacho, mientras gemía y gruñía como una bestia salvaje.
Cuando la tuvo dura como la piedra, Kamala ordenó a Vladimir que le quitara de la vista al padre del chico.
Resistiéndose y gritando, pero vanamente, el ruso lo sacó de la habitación, dejando solos al dictador con el muchacho.
"Sácate la ropa." Le ordenó Kamala.
El niño obedeció sin resistirse. Posiblemente aconsejado por su padre que ya había pasado por esa terrible experiencia.
Cinnamon vio como el chico, tras quedar completamente desnudo, recibió otra orden de Kamala para meterse en la cama con él.
Cuando lo hizo, el general quitó completamente la sábana que los cubrían.
La rubia estuvo completamente segura que esto se debió a la perversidad del obeso para permitirle a ella no perderse detalle alguno de lo que iba a acontecer sobre ese lecho.
Cinnamon vio con horror cómo el asqueroso dictador sometió al gordo muchacho a toda clase de vejámenes. Se percató también que cada tanto, Kamala miraba sonriente hacia el espejo, en clara demostración de que la terrible función había sido armada exclusivamente para tenerla a ella como espectadora.
La rubia testigo de las variadas posiciones que adoptaban ambos obesos sobre la cama, la hacía sentir muy mal, pero a su vez no podía dejar de mirar, presa de una fascinación por ver por primera vez dos cuerpos tan gordos revolcándose, entrelazándose y manoseándose, aunque uno de ellos lo hacía desesperado, y el otro se dejaba hacer visiblemente perturbado y demasiado torpemente, lo que posiblemente debía ser quizás por estar ante su debut sexual.
La muchacha veía dos miembros extremadamente duros que se erigían de entre sus respectivas abultadas entrepiernas. El del chico, asido fuertemente por una gorda mano negra, que lo masturbaba sin cesar; y el del general, también en estado rocoso, se refregaba intermitentemente sobre el muslo grueso de su prisionero sexual.
El espectáculo fue interminable e igualmente erótico, pero Cinnamon no dejó de pensar que sea como fuera, el muchacho estaba siendo violado, por más que no hubo penetración.
Kamala no se detuvo en el masaje del miembro del muchacho hasta tanto no vio salir una erupción de esperma a la superficie, la cual inundó la mano del general, que tras quitarle hasta la última gota con el pulgar, se llevó la palma a la boca sin dejar de mirar al espejo en forma por demás lujuriosa, mientras se relamía todos los dedos mojados de semen del muchacho, y que ya se le desbordaba por fuera de los labios.
"Puedes irte." Le dijo el obeso al chico ante el asombro de la rubia, ya que el pene del dictador no había descendido ni un ápice.
Una vez que el niño salió de la habitación, desnudo y con toda su indumentaria en la mano, posiblemente para pasar a otra cuarto para asearse y vestirse, Kamala se dirigió hacia donde se encontraba escondida la rubia, abrió el espejo falso y la tomó de un brazo a la fuerza y la llevó violentamente hacia la cama.
"Mira cómo me ha dejado ese putito." Le dijo mientras se sacudía el miembro rocoso. "Ahora me toca vaciarme a mi."
Le rasgó la poca indumentaria que la muchacha llevaba puesta y la forzó a ponerse al borde de la cama, boca arriba, con las piernas bien abiertas y con su dedo índice terriblemente gordo le acarició la vagina.
"Veo que te has excitado mucho." Le dijo mientras se lamía el dedo secándolo de los jugos vaginales de Cinnamon.
Kamala acercó su órgano genital a las puertas del sexo de la rubia, que intentaba resistirse, pero que el general obligaba mediante amenazas y cachetazos a que se mantuviera quieta.
"Continúa resistiéndote, puta inmunda que eso me calienta aún más." Confesó el obeso.
Cinnamon entonces, ante la inevitable acción a la que iba a ser sometida, decidió no darle el gusto al general y dejó de resistirse.
Kamala atravesó esa cueva mojada de una estocada y la rubia lanzó un grito que aplacó con una almohada para no echar más leña al fuego.
"No veo por qué gritas." Le dijo el degenerado dictador. "Tu cotorra me ha engullido la verga sin haberse resistido. No siento mucho placer cogiendo una concha que ha estado tan concurrida." Dijo y soltó una carcajada que avergonzó a la muchacha.
De todas formas, cada empellón que le daba hacía que su tremenda panza golpeara incesantemente sobre los muslos de la rubia. Forzaba ese golpeteo, ya que aparentemente lo excitaba sobremanera llegar con su miembro lo más adentro posible de esa húmeda cueva.
"Date la vuelta." Le dijo de improviso, y quitó el falo ardiendo de sus entrañas.
"No." Le dijo Cinnamon desafiante.
"Me gusta que te resistas, sucia inmunda." Confesó, y le pegó una cachetada. "Sé que a ti también te gusta. Cuanto más sucio mejor, verdad? Conozco a las putas como tú." Le dijo, y la tomó ferozmente de un brazo, la zarandeó y la obligó a quedarse en la misma posición, pero ahora boca abajo, sobre el borde de la cama.
Kamala se arrodilló y con su gorda y áspera lengua se abrió camino entre las nalgas de la indefensa agente para llegar a su agujero y lamérselo lubricándolo con abundante saliva por largos minutos.
Cuando estuvo satisfecho, el dictador se puso de pie y con el glande le rozó el orificio. Cinnamon cerró los ojos esperando ser perforada analmente por el desagradable sujeto, pero el momento pareció dilatarse. Kamala se salivó la mano repetidamente y se untó la segregación por todo el miembro. Escupió nuevamente, y toda la saliva fue a parar al expuesto ano de la chica. Un dedo acarició el agujero repetidamente, y la yema de ese mismo dedo apretó los labios anales introduciéndose lentamente e intentando lubricar lo más dentro posible.
Nuevamente Cinnamon sintió dolor, y pensó que se moría. La estaba violando por el culo.
"No te preocupes, que aún no viene lo mejor. "Alertó Kamala, diciéndole que lo que tenía dentro suyo era nada más que el dedo.
La rubia se horrorizó, porque no resistía tan solo ese dedo dentro suyo, y mucho menos podría aguantar el miembro más gordo aún del general atravesando su apretado orificio.
Kamala le hizo sentir el glande en su ano, y la pobre muchacha sólo atinaba a cerrarlo con fuerza para impedir el acceso de ese monstruoso pedazo de carne oscuro.
El dictador reía exageradamente, diciéndole que eso lo excitaba más, ya que sentiría aún un placer mayor cuanto más apretado estuviera su culo.
"Apriétalo más fuerte." Le rogaba, y eso ocasionaba en la rubia un estado de conciencia mayor, para replantearse la idea acerca de resistirse.
Los movimientos de Kamala comenzaron a hacerse más notorios. La punta del pene del obeso golpeaba la entrada de las entrañas de la mujer, cada vez con mayor fuerza y rapidez.
Sin mediar palabras, el gordo la tomó por la cintura y le ensartó de una vez su grueso miembro logrando que a Cinnamon se le desorbitaran los ojos del dolor.
Mientras tanto, Jim había recobrado el conocimiento, y notó que no había rastros de Cinnamon en el cuarto.
Se vistió, salió al pasillo y cuando sintió pasos se volvió a meter dentro de su habitación.
"Jim! Jim!" Le susurró una voz que reconoció de inmediato.
Abrió la puerta y dejó entrar a su compañero.
"Rollin, debemos determinar si seguimos con el plan o abortamos." Dijo el rubio preocupado. "Willy ha desaparecido. Barney debería seguir preso en los sótanos de la mansión, pero como no ha completado su parte del plan hasta dudo de que siga allí. Y me acaban de golpear y veo que se han llevado a Cinnamon."
"Esto es horrible. Qué haremos?" Preguntó.
"Debo salir de este lugar. Necesito hacer una llamada y no podría lograrla desde aquí." Dijo Jim recalcando que la continuación o no de la misión dependía de ese llamado telefónico.
Rollin le dijo que podría prestarle el uniforme de chef que llevaba puesto, y obviamente le suministraría el pase de entrada y salida del lugar, sin el cual no podría pasar a la guardia que vigilaba la mansión, así podría pasar desapercibido y llegar a salir por la puerta del servicio doméstico. Rollin lo esperaría allí en esa habitación, hasta que volviera.
Así lo hicieron. Jim se puso las indumentaria que vestía Rollin, y salió presurosamente por el pasillo en dirección a la cocina. En el trayecto se cruzó con dos guardias que no lo reconocieron, y llegó a su destino sin inconvenientes.
Miró hacia todos lados, y fue en dirección a la bolsa de la basura, la cual tomó y se dirigió a la salida de servicio. Pasó al exterior, puso el bulto en el cubo de la basura y mostró su pase para sortear a la guardia militar, y sin mirar hacia atrás fue corriendo hasta dar vuelta por la esquina.
Preguntó por el lugar más cercano para hacer una llamada de larga distancia y le indicaron que aún debía caminar dos cuadras más.
Arribó al lugar, dio el número adecuado y esperó.
Le indicaron que podía pasar a un privado.
"Hola, habla Jim Phelps." Dijo y esperó.
"Cuál es su clave?" Le preguntó la voz femenina.
"IMF 1256" Contestó.
"Un segundo, por favor." Le solicitó la mujer.
Tras breves segundos, que le parecieron eternos, alguien finalmente rompió el silencio.
"Buenos días señor Phelps?" Le dijo esta vez la voz de un hombre.
"Necesito ayuda." Dijo desesperado. "Dos de mis compañeros han desaparecido y otro está prisionero."
"Usted posiblemente ya ha escuchado acerca de si usted o algunos de sus colaboradores es capturado o muerto, nuestro gobierno negará tener conocimiento de sus actividades, verdad? No creo que necesite que se lo recuerde." Contestó.
"Pero..." Intentó replicar, sin embargo se vio interrumpido.
"Lo siento, Jim." Y la comunicación de cortó.
"Hijos de puta!" Exclamó al sonido muerto de la línea.
Volvió a la mansión del mismo modo en que la había abandonado casi media hora antes.
Cuando llegó a su habitación, Rollin ya no estaba en el lugar.
Diablos, qué estaba ocurriendo aquí?
Media hora antes, Cinnamon estaba teniendo los más extraños orgasmos de su existencia. La polla más gruesa que había visto en su vida le estaba taladrando el culo, mientras al mismo tiempo dos monstruosos dedos gordos le estaban entrando y saliendo con furia de su vagina. Había logrado contar seis orgasmos consecutivos y estaba muy lejos de finalizar su experiencia.
A Kamala le caían los chorros de transpiración que le salpicaban por sobre la espalda de la rubia, pero no dejaba de moverse desesperadamente metiendo y sacando el trozo que le ardía en su entrepierna, y que estaba a punto de reventar literalmente en cualquier momento.
Cuando Cinnamon sintió el octavo orgasmo, el general eyaculó un río de esperma dentro de las entrañas de la mujer.
Nunca había tenido orgasmos múltiples, por lo que luego de sentir ocho consecutivos, la rubia quedó exhausta y complacida a pesar de la violencia inicial.
Kamala la dejó dormir en su propia cama, y bajó con su bata puesta a que le comunicaran las novedades del momento en la sala de control.
"El rubio ha salido de la mansión y dejó en su lugar a uno de los chefs que sin lugar a dudas es otro agente de los americanos." Dijo uno de los oficiales mientras lo veían a través de un monitor.
"Llévenlo a otra habitación." Ordenó.
Cuando le avisaron que ya habían cumplido con su pedido, Kamala se presentó a Rollin.
"Vea, tenemos a todos sus compañeros prisioneros, y la única persona que les puede salvar la vida es usted." Le dijo el general.
"Qué debo hacer?" Preguntó totalmente resignado a que estaba por completo a merced de este criminal.
"Chupa aquí!" Ordenó al tiempo que abría su bata.
Una vez que Kamala hubo logrado nuevamente su erección, hizo quitarse la ropa al agente so pena de ejecutar a cada uno de sus compañeros.
Cuando lo convenció de ello, el general lo empujó, y lo puso de cara contra la pared: y sin decirle palabra alguna, le ensartó la tripa gorda, culeándolo sin miramientos hasta que acabó dentro de él en pocos minutos.
Jim estaba muy preocupado. No tenía noticia alguna de la totalidad de su grupo, y su gente le había dado la espalda.
Para el medio día, recibió la visita de Vladimir que lo invitó a almorzar con el general.
El rubio accedió, decidido a averiguar el destino de sus amigos.
Kamala lo esperaba sentado a la mesa.
"Buenos días señor vicepresidente!" Lo saludó. "O debería decirle Señor Phelps?"
Jim se quedó perplejo.
Eso quería decir que habían sido descubiertos.
"No se extrañe. Tengo negocios que serán mucho más favorables para usted que el contrabando falso que usted vino a proponerme en un primer momento." Dijo confirmándole que ya estaba al tanto de sus planes.
"Soy todo oídos." Atinó a contestar el rubio ante la imposibilidad de poder negarse a cualquier cosa que el dictador le propusiera.
"Creo que usted y yo finalmente haremos negocios, aunque sea por única vez." Dijo, y le explicó a qué se refería.
Dos horas después y luego de un suculento almuerzo y su respectiva sobremesa, Jim y Kamala se estrecharon las manos sellando el acuerdo.
"Veo que usted es muy inteligente." Elogió el negro obeso a su oponente. "Sólo espero que usted no rompa la parte que le corresponde, y yo le aseguro que cumpliré con lo pactado."
EPÍLOGO
Esa misma tarde, Kamala estaba en el aeropuerto, despidiendo al vicepresidente de Corcovia y su esposa, junto a la comitiva presidencial.
Una vez que despegó el avión que llevaría a algún lugar lejos de ese infierno a Jim y a Cinnamon, acompañados asimismo por Willy, Barney y Rollin, Vladimir se acercó a su jefe y amante y le preguntó sorprendido acerca del trato que había hecho con el enemigo.
"Jajajaja, no te preocupes que nunca más nos molestará esta gente." Dijo muy convencido el general.
"Y eso a cambio de qué?" Le preguntó anonadado el ruso.
"El rubio aceptó inmediatamente mi propuesta," Dijo sonriendo. "de que nunca más osaran venir por esta República a cambio de no romperle el culo a él."
"Y aceptó todo así nomás, sin ofrecer resistencia?" Preguntó un cada vez más desconcertado guardaespaldas.
"Por supuesto, sólo tendrías que haberle visto la cara que tenía cuando me puse de pie, saqué la verga y la puse sobre un plato." Dijo el obeso refregándose los genitales.
FIN DEL EPISODIO
Los hechos que se describen en este capítulo son ficticios, y no implican la condición sexual de los protagonistas.
Este episodio nunca salió al aire porque como la serie se transmitía en un horario central, la trama de este historia obligaba a los productores a cambiar su hora de emisión a una más adecuada, pero ellos se negaron a hacerlo de madrugada.
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