Entrevista en Barcelona
El estrés de una entrevista de trabajo se ve disipado por una atracción repentina y sexo frenético en el baño.Cosas que pasan..
Tenía una entrevista de trabajo y los nervios apenas me dejaron dormir. Todavía había tiempo antes de llamar al taxi para que me acercara al aeropuerto. El vuelo era corto así que pensé en ponerme un vestido ajustado que me hacía un poco más elegante de lo que normalmente suelo ser. La bolsa de mano era suficiente ya que era un viaje de ida y vuelta y dormiría en casa, así que mi ropa era bastante escasa.
El taxi llegaba tarde y ya empezaba a impacientarme. Llegué al aeropuerto con el tiempo justo pero una vez allí, los nervios fueron disminuyendo.
Me subí al avión con los apuntes que estudié sobre la nueva empresa. En una hora podría revisar por encima los detalles más importantes. A mi lado se sentó un chico de mi edad, alrededor de unos treinta años, atractivo y cordial. Me saludó con una sonrisa y yo le respondí, a pesar de mi mala cara tapada por el maquillaje.
Comencé a leer pero mi compañero de viaje olía demasiado bien como para poder concentrarme. No podía disimular que me sentía atraída por él, pero el vuelo era corto y no había oportunidad más allá de evitar todo tipo de pensamiento sexual.
Llegamos a Barcelona y logré leer unas diez páginas del documento entero. Necesitaba bajar rápido del avión y llegar lo más pronto posible a la parada de taxis, que me llevaría a la empresa en cuestión. Él me dejó salir primero y aproveché para rozar mi culo contra él. Al menos, algo me llevaba. Le sonreí y le dije un fugaz adiós.
Una vez en el taxi, no paré de pensar en su olor y en lo cachonda que me puso en el avión. Pero necesitaba concentrarme, la entrevista era importante y no podía perderme por sexo.
Al llegar a la empresa, me mandaron a una sala conjunta con otros candidatos. Me senté en una zona vacía de gente a mi alrededor, cuando para mi sorpresa, le vi aparecer. Él acudía a la misma entrevista que yo. Me miró y me sonrió. Se sentó a mi lado y de nuevo su olor – así que compañeros de nuevo- y le sonreí. Me estaba poniendo otra vez y mi mente pensaba en follar con él en cualquier despacho. Entonces nombraron mi nombre y me despedí.
Teníamos una hora para comer entre entrevista y entrevista. En el momento del descanso, le busqué entre la gente del restaurante, pero nada. Ni rastro.
Acabé de comer pronto así que pensé en salir a tomar el aire, necesitaba relajarme. Me dirigí hacia el baño para refrescarme la cara cuando oí su voz hablando por teléfono. Venía del baño de hombres. Pensé en entrar y pedirle que me montara allí mismo. Me esperé fuera hasta que colgó y abrí la puerta del baño de mujeres, haciendo tiempo hasta que me vio.
Le miré y no hizo falta pedírselo, entendió perfectamente lo que quería de él. Le cogí de la mano y le metí en el baño.
Su lengua se movía por mi boca con fuerza y notaba su erección por debajo de su pantalón. Le toqué por encima y metí mi pierna en su entrepierna, rozándome, mientras él metía su mano por debajo de mi vestido hasta llegar a mis bragas. Oímos un ruido así que me cogió del culo y me metió en uno de los wáteres, cerrando la puerta con pestillo. Yo estaba sentada en el wáter y su cintura estaba justo a la altura de mi boca. Pensé en chupársela hasta que se corriera dentro. Empecé a desabrocharle los botones de forma rápida y deseosa de meterme su polla. Le bajé los calzoncillos y le miré a los ojos mientras rozaba con mi lengua la punta. Él empezó a gemir y a acariciarme el pelo, mientras le lamía el pene arriba y abajo. Lo cogí con mis manos y empecé a masturbarle. – chúpamela otra vez- y volví a jugar con mis labios y mi lengua, metiéndomela lo más profundo que podía, mientras le tocaba el culo.
Me miró y paré. – quiero que me folles ya- y me levanté. Me quitó el vestido y empezó a lamerme los pechos por encima del sujetador mientras sus manos me bajaban las bragas. Se entretuvo con mi culo mientras yo me masturbaba con su polla, hasta que me la metió. Gemí tan fuerte que quien estuviera allí sabría la que se estaba montando, lo que aumentaba todavía más mi excitación. Él me daba con ganas mientras yo agarraba su pelo y le susurraba voy a correrme en breve. Entonces paró y se sentó en el wáter. Me coloqué encima y se la chupe antes de metérmela. Volvió a gemir y a pedirme más, yo apoyaba mis piernas contra el suelo, moviendo mis caderas despacio. Le puse las manos en mis pezones y empezó a moverlas con fuerza mientras yo aumentaba el ritmo. Su polla dura me gustaba demasiado y necesitaba sentirla lo más profundo posible.
Nos miramos con deseo. Nuestras lenguas húmedas volvían a encontrarse. Me gustaba su lengua y su polla, estaba pegando un polvo de los que hacen historia. Sus gemidos iban en aumento y yo estaba ya a punto de correrme. – voy a correrme, sigue así- y me la saqué para darme la vuelta y metérmela de nuevo. Me cogió desde atrás y movía mis caderas, mientras yo colocaba mis manos contra la puerta. – me encanta tu culo - me dijo y puso su dedos en mi clítoris. Grité con fuerza y tuve el orgasmo mientras él seguía moviendo sus manos. Paré y me levantó de encima de él. – quiero correrme en tu boca- así que me arrodillé y empezó a masturbarse delante de mi cara. Empezó a gemir con fuerza y me la metí en la boca. Seguí chupándosela hasta que no pudo más y se corrió. La mantuve dentro un poco más mientras agarraba mi pelo y seguía gimiendo hasta que la sacó. Tragué saliva y su semen que sabía mejor de lo que imaginaba. Le miré y me sonrió.
Miramos los relojes. Quedaban cinco minutos para volver a la ronda de entrevistas. Nos vestimos con prisa mientras rozábamos nuestros cuerpos todavía sudorosos. Salimos fuera y nos lavamos la cara. Intentamos disimular el cansancio y el calor. Me miró a través del espejo y se dirigió hacia mi – intenta no volver a coincidir conmigo de nuevo, o no salimos de aquí- y se fue.
El día acabó y me volví a subir al avión. Miré al asiento de mi lado que estaba vacío y pensé en él y en el polvo del baño. Cerré los ojos y me desperté a la llegada. Bajé con el cansancio del día en busca de un taxi, hasta que alguien me cogió del hombro – reconozco ese vestido-.
Fin.