Entrevista con Catalin (2)

Tras una noche de lujuria, el sexo vuelve más fuerte.

Serían las 4 de la madrugada cuando me desperté, Catalin seguía abrazado a mí, notaba su polla erecta, los restos de semen húmedo se la sábana todavía se notaban. Su olor era fuerte y eso hizo que mi polla se pusiera en erección. Me apretuje contra él pues sentía algo de frío. El me abrazó más fuerte y su polla rozaba mi culo. Quería disfrutar de él, le había chupado su polla, sabía genial. Pero necesitaba disfrutar de esos olores que desprendía, lamer todos los lugares ocultos y olerlos, sabía que si lo conseguía yo disfrutaría mucho más.

Él seguía durmiendo y yo me puse a soñar, me veía lamiendo todos los rincones de su piel, los dedos de sus pies, su culo peludo, mi cabeza daba vueltas, de repente note que su mano se posaba sobre mi polla, mientras su polla se colocaba entre mis glúteos, Su mano acariciaba mis huevos, y mi polla estaba a punto de reventar, Sí me iba a correr y llenaría su mano con mi esperma, y eso fue lo que pasó. Mi polla soltó una buena corrida y su mano se impregnó de mi semen, entonces es cuando ocurrió, su mano acaricio el vello de mi barriga y de repente, sentí como su polla entraba en mi culo y empezaba a bombear fuertemente. No lo podía creer, Catalin me estaba follando como nadie lo había hecho antes, mientras su mano pringosa de semen acariciaba mis pezones, mi ombligo, todo mi cuerpo.

Su boca se acercó a mi oreja y me dijo susurrando, -¿estás disfrutando?- él estaba despierto,

Sí, sigue por favor, no pares, quiero que me llenes de tu semen

Tranquilo que eso va a ocurrir muy pronto

De repente noté como su leche caliente invadía mi culo y lo llenaba, el me estrechó entre sus brazos, mientras se corría a placer, y así con su polla dentro los dos volvimos a dormirnos.

Fuera la lluvia seguía rompiendo el silencio de la habitación, eran ya las nueve de la mañana, su polla seguía dentro de mi culo, y él la sacó, me desperté.

Parece que anoche disfrutaste- me dijo

Sí pero todavía no hemos disfrutado todo lo que podemos disfrutar

Perdona tengo que mear, fuera está lloviendo así que lo haré en esta palangana sino te importa

No tranquilo, además si sales así, desnudo seguro que cogerías una pulmonía.

Catalin orinó en la palangana, después la dejo en el suelo y copio un par de troncos que colocó en el fuego y volvió a la cama.

Los dos estábamos desnudos, mi obsesión en ese momento era chupar su polla saborear los restos de orina que junto con el semen que había descargado en mi culo ahora tendría.

Mi polla estaba otra vez en erección, solamente de pensar el sabor que desprendería su polla.

Pareces excitado otra vez

Sí, necesito saborear tu polla, debe estar riquísima

Ja, ja , ja, ¿qué esperas a hacerlo?

Como un poseso me tiré sobre ella, agarré su falo y baje con mis labios su prepucio mientras mi lengua lamía todos los restos, el olor era maravillo, semen, orina y algún resto de requesón lo hacían penetrante, pero el sabor, ¡ufff¡, el sabor era genial. La lamí, la chupé, la bese, la succioné, no deje nada por limpiar. Su polla lógicamente reaccionó a mis lamidas y se puso erecta como un sable. Yo seguí mi trabajo lamiendo sus huevos, metiendo mi lengua por todos los rincones mordisqueando su pelos negros de esa parte íntima, pero quería algo más, quería lamer su culo peludo, limpiarlo entero, porque sabía que allí seguro que encontraría mas delicias.

¿Estás satisfecho? – me dijo – has hecho un buen trabajo

No, todavía no, quiero lamer tu culo

Catalin se dio la vuelta y puso su culo delante de mi cara, mi nariz aspiró su olor, un olor penetrante que me embriagó, mi lengua empezó a trazar círculos recorriendo todo su vello, lamiendo y limpiando llegó a su agujero, mmmm, que bien me sentía lo lamí, lo llené de saliva, metí un dedo en él, lo saqué, lo olí y lo chupé.

Termina lo que has empezado - me dijo – quiero que me folles

Me tumbé y le indiqué que se sentara encima, que colocara sus piernas sobre mis hombros y mi polla entró en su culo que se abrió para ella como si fueran las puertas de unos grandes almacenes. Empecé a bombear cada vez mas rápido, él gemía de placer pidiendo que no parara que siguiera, de repente su polla explotó como un volcán y su leche a borbotones llegaba a todo mi cuerpo, mientras la mía soltaba también el néctar blanco dentro de él, Los dos gritamos como poseídos. Él terminó sobre mí y me besó en la boca.

Pasó un rato mientras los dos así unidos dejábamos nuestros cuerpos a la intemperie expuestos al calor de la chimenea. Nos separamos y se tumbo junto a mí.

Gracias- le dije

Gracias a ti, lo necesitaba

Ahora soy yo el que se orina - le dije

Ya sabes donde hacerlo - y sonrió

Me levante agarré la palangana con su orina y vertí la mía, después me tumbe a su lado y lo besé.

Los dos estábamos sucios, sudados, llenos de semen, pero felices.

Serían las 11 de la mañana, cuando nos percatamos que había dejado de llover. Catalín se levantó, cogió una toalla la humedeció con agua y se la pasó por encima para limpiarse, después se puso sin darse cuenta mis calzoncillo, cuando se percató me dijo

Lo siento, creí que eran los míos

No pasa nada póntelos, que yo quiero ponerme los tuyos

Se vistió y me dijo

Voy a dar de comer a los animales, ahora volveré y desayunaremos algo

De acuerdo, mientras yo me visto

Él salió y yo me quedé pensando en todo lo que había ocurrido, los tres polvos que habíamos echado, su olor penetrante, después sin limpiarme ni nada, agarré sus calzoncillos los olí y me los puse. Ese olor me embriagaba, me emborrachaba, sacaba de mí el lado más sexual.

Me vestí, me lavé la cara y miré la cama, en ella los restos de la lucha sexual eran patentes. Estiré un poco las sábanas y arreglé la cama para que cuando volviera todo estuviera en orden.

Catalin regresó, y trajo un poco de leche de cabra, sacó un pequeño puchero y puso agua a hervir, después echó café en polvo y le dio vueltas.

No es como el de máquina pero a mi me gusta así, a lo tradicional

Cogió un embudo de tela y pasó el café por él que cayó sobre la taza, después un poco de leche de cabra completó el más rico café con leche que recuerdo, junto a las tazas humeantes, puso también queso y jamón con unas rebanadas de pan que había puesto a tostar sobre el fuego.

Mientras desayunábamos, le pregunté

¿Nos volveremos a ver?

¿Por qué me dices eso?

No sé pienso que todo va a terminar, y tengo miedo de no volverte a ver

Tranquilo, la vida da muchas vueltas, sé que has disfrutado mucho, yo también lo he hecho y aún queda tiempo para disfrutar, tal y como está la mañana dudo que hasta la tarde podamos bajar al pueblo

Y mientras decía eso acarició mi pierna. Está claro que antes de despedirnos en el pueblo íbamos a tener un momento de pasión.