Entreteniendonos en el ascensor
Quedo con una amiga pero las ganas nos pueden antes de entrar en casa. Relato 100% real
Ya había quedado con María alguna vez. Nos conocíamos desde hace aproximadamente 1 año y habíamos quedado para practicar sexo dos veces más, sin incluir la noche que nos conocimos, en la fiesta de una amiga en común. No teníamos nada serio, de hecho apenas hablabamos si no era para follar. Nos caíamos bien pero ninguno planeaba nada con el otro. Nos veíamos una vez cada mes y medio aproximadamente.
En esta ocasión llevabamos unos 2 meses sin vernos. La falta de sexo la empiezo a notar pasado aproximadamente el mes y tenía ganas de hacer algo especial. Tenía mucha confianza con ella y mis padres habían salido todo el fin de semana. La escribí y al momento supimos ambos que había llegado el momento de vernos de nuevo.
Rápidamente concertamos una cita para el dia siguiente. Empezaba a hacer calor, así que fui a recogerla a su casa llevando una camiseta y un pantalón corto, gris, de chándal sin nada debajo, con la intención de que me notara bien cuando estuviera excitado.
Cuando llegué a su casa, la vi salir rápidamente. Llevaba ropa muy ligera, un vestido de verano que se abría por delante igual que una bata de baño. Me encantó ver que llevaba ropa abierta por debajo. Era semitransparente y si te fijabas se dejaba ver que debajo tan sólo llevaba un tanga y un top, ambos oscuros. Pegaba con su tono de piel, muy moreno y con su pelo largo, también negro. Es considerablemente más baja que yo. Como practicante habitual de yoga, tenia el cuerpo muy estilizado, y elástico, cosa que disfrutaba cada vez que nos metíamos en la cama.
El entrar en el coche, antes de darla tiempo a decir nada, la besé con fuerza, queriendo demostrar las ganas que tenía de comerla de arriba a abajo. También lo hice para provocarme una erección y que ella lo notara. Sé que la encanta verme así.
A continuación arranqué y nos dirijimos a mi casa. Estuvimos hablando por el camino de nuestras vidas, preocupaciones y más. Sólo quedábamos para follar pero era muy agradable. Valía la pena. Esto también me ayudaba a que el sexo no fuera excluivamente físico. Quería follar con ella. Nos sentíamos cómodos en la cama.
Al llegar a casa, me metí en el garaje (vivo en un piso). Fingí que tardaba en aparcar hasta que se apagaron las luces. Entonces, conociéndonos los dos, nos lanzamos a comernos la boca con muchas ganas. Empecé a acariciar su cuerpo y ella se dejaba. Por encima de la ropa, pasé por sus pechos, su abdomen y sus piernas. Y poco a poco fui subiendo hasta tocarla por encima del tanga. Me quedé ahí un rato viendo como lo disfurtaba mientras la besaba. Cuando ví que estaba lo bastante caliente (y mi mano mojada), la dije al oído:
- Quítatelo.
Ella me miró sorprendida, pero no disgustada. Me sonreía, así que yo insistí, suavemente pero simulando autoridad:
- Quítate el tanga. Estamos ya en mi casa, sólo tenemos que coger el ascensor hasta mi piso. Nadie te va a ver.
Dudó unos segundos y rápidamente se lo quitó y lo guardó en su bolso. Yo inmediatamente llevé mi mano a su entrepierna y empecé a acariciarla despacio el clítoris. Ella empezó a gemir. La penetré suavemente con un dedo para deleitarme con lo húmeda que estaba. Y entonces paré. Sin deicr nada la solté y salí del coche. Ella salió inmediatamente después. Nos dirigimos al ascensor. Yo iba andando con un bulto considerable en mi pantalón. No estoy especialmente dotado, pero 16cm de polla con la anchura de un cartón de papel higiénico son suficientes para hacer disfrutar.
A mitad de camino nos volvimos a pegar y me retregué contra ella. Juro que estuve tentado de tumbarla en mitad del garaje y penetrarle con fuerza, pero resistí la tentación. Finalmente llegamos al ascensor. Le dí al botón de llamada e inmediatamente me agaché, le abrí la bata ahí, en pasillo entre el garaje y el ascensor, y empecé a devorarla el coño. Siempre me ha gustado hacerlo. Ella gemía intentando disimular. A los pocos segundos se abrió el ascensor. Ella me cogió, y me metió con fuerza. Llevó las manos a mi chándal y me lo bajó, sacando mi polla al aire. Se pegó contra el fondo del ascensor y levantó una pierna, invitándome a que la follara. Realmente la había calentado.
Sin esperar mucho me acerqué y se la metí de golpe. Le gusta que se lo haga así. Le dí al botón del 3er piso y empecé a follármela mientras subía el ascensor. Fueron unos 15seg intensos. Inentaba llegarle lo más profundo posible en cada embestida.
Al llegar al tercer piso, se abrieron las puertas. Me daba igual si había alguien, yo quería seguir follándomela. Inmediatamente pulsé el botón del -1 para que el ascensor secerrara y volviera al garaje (con nosotros) y mientras bajábamos segui metiéndosela y escuchandola gemir. Sentía su coño contrarse cada vez que mi polla entraba en ella, violentamente.
Al llegar al -1, me salí de ella, y volví a darle al botón del 3er piso. Ella se agachó, tal vez por el cansancio. Yo cogí su cabeza y ella miró mi polla, húmeda de sus fluidos y la engulló con ganas. Yo solté un gemido ahogado y disfurté de la mamada tan espectacular que me estaba dando. Acarició la cabeza con su lengua mientras bombeaba con el resto de la boca. Pensé que me corría y me encantaba la idea de empaparla de semen en el ascensor, o llenarla la boca, pero llegamos al mi piso y decidí terminar el polvo en condiciones en mi cama...