Entrenando a mi Hijastra ~segunda sesión~
Después de su primer encuentro, Enrique tiene que esperar algo de tiempo que finalmente llega a la hora del desayuno.
Había pasado una semana desde que Enrique tomara a Sandra en la cocina, a partir de entonces no había podido pasar mas tiempo con ella pues siempre que estaban en casa los dos, también estaba su mujer y no osaba hacer nada por precaución. No soportaría que todos sus planes con Sandra se vinieran abajo. Sandra seguía expectante, no sabía que pasaría después de todo, era una suerte que no se hablara mucho con su madre o hubiera notado el nerviosismo que se apoderaba de ella cuando Enrique entraba en la habitación en la que estaba.
Sin embargo un día se levanto como siempre, se puso su uniforme que consistía en una blusa blanca, una falda tablonada y calcetas hasta el muslo pero al entrar en el comedor se dio cuenta de que Enrique estaba solo leyendo el periódico. Al notar su presencia el le dio los buenos días y le hizo saber que su madre se había ido muy temprano pues había recibido una llamada urgente del trabajo. Como lo vio distraído se fue a la cocina sin embargo, el, desde el comedor le pidió de favor que le llevara la jarra del café.
Se acerco ella con la jarra y sirvió en la taza sin embargo el le pidió que la dejara en la mesa. Al inclinarse sobre la mesa la mano de Enrique se coloco en su muslo y empezó a acariciarla. Ella nerviosa le comento que pronto se tendría que ir al colegio. –¿Cómo puedes irte estando tan alterada? No te concentraras en la clase- diciendo esto doblo su periódico se puso de pie y la sentó en la mesa del comedor. Coloco sus manos sobre los pechos de Sandra y comenzó a masajearlos muy suavemente, sus pezones brotaron como botones sobre su blusa. Empezó a besarla en el cuello y la respiración de Sandra se acelero. Con voz entre cortada le dijo que llegaría tarde al colegio. El abrió algunos botones de su blusa, los suficientes para que su hermoso pecho saliera cubierto por un sujetador muy ligero de encaje, abrochado convenientemente al frente. –Te escribiré una nota de disculpa- fue lo único que le contesto.
Al desabrochar el sujetador su boca no vacilo y se dirigió a uno de sus pechos. Paso su lengua por todas partes haciendo círculos alrededor de su pezón. Ella jadeaba, cada vez mas excitada. Empezó a mamarlos pasando de uno a otro. Su mano se coló dentro de su tanguita mientras mamaba sus pechos. Estaba empapada. Con su dedo masajeaba su perla a la vez que su boca mamaba sus pechos. Después de un rato le quito el tanguita y Enrique empezó a comerse su coñito. Sandra acariciaba el cabello de Enrique, empujándolo de cuando en cuando, hundiéndolo entre sus piernas. Cuando ya no pudo mas Enrique se puso de pie e hizo que Sandra se recostara en la mesa, coloco las piernas de Sandra en sus hombros y tomándola de la cintura la penetro, duro, fuerte hasta adentro, Sandra estaba tan mojada que Enrique se deslizo dentro de ella como si nada. Ella grito de placer y el empezó a bombearla una y otra vez, rápido desde el principio, con cada embestida los pechos de Sandra botaban y el se apodero de ellos masajeándolos con fuerza. Ella gemía sin parar de placer pidiéndole mas y mas, hacia una semana que no se sentía así y se daba cuenta de cuánto le gustaba y deseaba. Su miembro cabía perfectamente dentro de ella y estaba fascinada; hasta que sintió que su coñito se contraía, el también lo noto y al sentir que ella se corría, el exploto dentro de ella. La inundo por completo con su leche y no se separo de ella hasta que su coño se bebiera hasta la última gota. Al sentarse, el volvió a acomodarle el sujetador y le abrocho la blusa.
Como comentario casual le dijo que tal vez sería conveniente que se llevara una chaqueta pues sus pezones aun se marcaban perfectos en la blusa… además había empezado a llover. Ella fue rápidamente a su cuarto y tomo la chaqueta. El la esperaba en el vestíbulo completamente presentable no parecía que hubiera pasado nada y le dijo que la llevaría a la escuela para que no se mojara, además de que ya iba tarde.
El empezó a conducir pero notaba como ella le miraba mas y mas, se sonrió para si mismo, sabiendo que ella aun tenía muchas ganas pero no sabía que hacer. Sabiendo que en la semana no habían tenido ni un momento para ellos y que tal vez así fuera por un tiempo, tomo una de las manos de Sandra y la coloco sobre su pantalón, entre sus piernas –Me harías el favor de masajearme, me duele un poco- Ella sorprendida empezó a acariciarle y su miembro se puso duro rápidamente. Al sentirlo le dijo –Sera mejor que abras el pantalón creo que me duele aun mas- Ella lo abrió obedientemente y siguió acariciándolo pero entonces el le comento –Creo que será mejor que lo hagas con tu boca será mas agradable.- Ella un poco indecisa pero muy excitada empezó a chuparlo por todas partes, metiéndolo mas y mas en su boca, el ya no pudo seguir conduciendo por miedo a causar un accidente. Busco un callejón desierto y se detuvo. Amparados por la lluvia que no permitia que nadie viera dentro del auto, en cuanto se detuvo, Sandra se levanto y jadeando le dijo que no podía mas. Se coloco sobre el de frente y empezó a montarlo. Estaba como poseída por la excitación y el no daba mas de contento. Se dio cuenta de que cuando salieron de casa ella olvido ponerse de nuevo el tanga así que no tuvo que detenerse por eso. Su blusa estaba tan jalada que al tocar los botones estos se desabrocharon solos, ni siquiera se detuvo a desabrochar el sujetador, solo lo bajo y sus pechos empezaron a botar frente a su cara de inmediato. Estaban inmensos, sus manos apenas podían tomarlos y su lengua los recorria frenetica.
El movía su cadera empalándola mientras ella seguía montándolo cada vez mas rápido gimiendo sin parar. Enrique noto que ella se corría, una, dos veces pero su cadera no se detenía y a el le encantaba, en determinado momento ella lo montaba casi salvajemente sujetándose de los hombros de Enrique y el la empalaba tan duro que el auto se movía con ellos. Todo acabo como empezó, de manera tempestuosa y rápida, el ya no podía mas y exploto inundándola, ella gritaba y gemía y jadeaba de placer, se quedaron quietos aun cuando el seguía llenándola mas y mas de leche. Jadeando le dijo a Sandra con una sonrisa –Sera mejor que te bebas toda mi leche, no quiero que se ensucie ni tu uniforme ni mi ropa.- Riendo entre jadeos y apretando las piernas, ella le dijo –Pareciera que quieres inseminarme, en increíble cuanta leche tienes-. –Es que lleva guardada una semana, que querías- y aun cuando tuvieron que esperar un buen rato a que el torrente se detuviera todo quedo dentro de Sandra. Esta de mas decir que Sandra solo tuvo medio día de clases en el colegio.
Así termino la segunda sesión.