Entrenamiento fogoso (Parte 2)
Día de duro entrenamiento para Jessica y Noelia. El sudor, dos cuerpo desnudos... Y una pequeña sorpresa.
Había pasado una semana desde que había probado un poco del pene de Fabio, y podía quitármelo de la cabeza. Todas las noches me masturbaba imaginándome como seria tenerlo dentro de mí, como lo utilizaría… Incluso estando en clase, he tenido que marcharme al baño a desahogarme, ya que no atendía nada al profesorado y tenía que estar despierta para aprobar.
Gracias a dios, aquel día tenía entrenamiento y podría dejar de pensar en Fabio. Con muchas ganas entre en el vestuario, me puse un traje de baño completo y salí a las piscinas. Tras calentar y estirar un poco, me zambullí en el agua y comencé a hacer unos largos. Desde que había entrado, sabía que tenía varias miradas puestas en mí, pero tras convencerme, me limite a nadar.
Poco después se me unió Noe, y ambas comenzamos a nadar. Se notaban mis años de entrenamiento de mas, en comparación con ella, ya que a veces tenía que bajar el ritmo para que me pudiera seguir.
Tras hora y media de natación, Noe y yo acabamos molidas, pero eso no quito para que volviéramos al vestuario a cambiarnos. Como siempre bromeábamos en los vestuarios de mira mi cuerpo, mira el tuyo, etc… Para el vóley playa ambas teníamos nuestra entrepierna bien depilada, ya que para jugar se utilizan un bañador tipo braga, y no queda muy estilístico que se vieran pelos, pero yo al contrario que Noe, prefería mantener una pequeña cresta rubia sobre mi vagina adornándola un poco.
Unas veces puesto un short azul y una camiseta del mismo color y Noe igual que yo, pero de color verde, fuimos directas al gimnasio a fortalecer nuestros músculos. Allí atrajimos las miradas de todos los hombres. Dos jovencitas hermanas, con buenos cuerpos, poca ropa y apunto de sudar, hizo que a más de uno le asomara su amiguito bajo los pantalones cortos. Noe y yo nos miramos y tras sonríenos empezamos con nuestros ejercicios de pesas, bicicleta y remo.
Tal como imaginaban los chicos del gimnasio, mi cuerpo y el de Noe poco a poco comenzaron a decorarse con translucidas perlas de sudor, que hacían nuestros cuerpos más apetecibles. En cierto momento, Noe y yo coincidimos en las maquinas de remo, que están algo apartadas del resto de las cosas.
-¿Has visto como te miran?- Me comentó en bajito, sin dejar el ejercicio.
-¿Qué esperas de tu hermana mayor?- Le pregunté irónicamente, a lo que ambas nos reímos. –Aunque tu tampoco te quedas lejos, jajaja…- Reí, sacándole los colores a Noe, que desvió la mirada.
-Pero a ti te miran mas…- Quiso zanjar el asunto, no muy a gusto.
-Pues que quieres que te diga… Te ves muy apetecible.- Le dije con una sonrisa.
-¿Pero qué dices?- Dijo completamente sorprendida. -Pareces lesbiana.- Comento casi con asquerosidad.
-¡Uy!… Mírala como se pone, después de un piropo…- Me reí a su costa. -Pues no seré la única que se fija, que en los vestuarios sí que me has mirado.- Bromeé, haciendo que se pusiera mas roja.
-Tonta.- Dijo, finalizando el ejercicio y yéndose a otra máquina.
Se le veía que no estaba molesta, solo sorprendida por el cazote de que me estuviera mirando. Mientras aceleraba un poco el ritmo del remo, me quedé pensativa, hasta que llego la hora de marcharnos.
-Jessy… Venga que te quedas dormida.- Me despertó Noe, de mi ensimismamiento. No quedaba nadie en el gimnasio. Tras pasarme la mano derecha por la frente, para quitarme el sudor, me dirigí hasta Noe para volver al vestuario.
Una vez allí preparamos la ropa para después y la toalla, para a continuación desnudarnos y entrar en las duchas. Noe no pudo evitar mirarme y, obviamente, yo tampoco. La verdad es que tenía un cuerpazo, que añadido al sudor, lo hacía realmente apetecible. No soy lesbiana, pero creo que podría decir que soy bisexual.
Una vez bajo la ducha, nuestros cuerpos se mojaron más. Recordar mí ducha con Fabio, me hizo excitarme tanto que necesitaba allí mismo un pequeño apaño. Acerqué mi mano a mi vagina, a la vez que cerraba los ojos y comencé a acariciar mi clítoris, mientras el agua recorría mi cuerpo. Entonces abrí los ojos y miré Noe. Tenía la vista clavada en mí y su mano se perdía entre sus piernas.
-¿Una calentura?- Le piqué a Noe, al verla tan concentrada.
-Cállate.- Se enfado, dándose la vuelta.
Noe estaba increíble. Sus piernas, su trasero, las curvas de su cuerpo... Era pura sensualidad, pura lujuria. Su cuerpo desnudo, mojado y sudado... Aproveche ese momento para acercarme a ella por detrás, y antes de que se diera cuenta coloqué mi mano derecha cerca de su entrepierna y mi mano izquierda en uno de sus pechos, a la vez lanzaba mis labios a su cuello, arrancándole un pequeño gemido de placer.
-¿Que... Haces?- Me preguntó con la respiración entre cortada y sin tratar de quitarme de encima.
-Ayudarte.- Le contesté con un tono sensual. Mi mano izquierda amasaba suavemente su pecho, mientras poco a poco seguía descendiendo mi mano derecha para alcanzar su vagina, sin dejar de besar su suave cuello. Finalmente alcancé su depilada vagina, la cual estaba ardiendo, y rápidamente me puse a estimular su clítoris. Sus manos acompañaban a las mías mientras Noe comenzaba a jadear.
Poco después, levanto su mano derecha hasta alcanzar mi cabeza, a la vez que giraba la suya hacia mí, para besarme. Fue un beso húmedo, lascivo, tierno, salvaje e increíble. Su lengua buscaba, casi, con desesperación la mía, mientras nuestros labios no se separaban. Ella acariciaba mi cabeza, mientras yo seguía machando su clítoris y sus pechos. De pronto, Noe, mordió mi labio inferior suavemente, mientras sus piernas le temblaban y su vagina se humedecía aun mas, dándome a entender que había tenido un orgasmo.
-¿Qué tal?- Le pregunté separando mis labios de los de ella, pero sin separar mis manos de su cuerpo.
-Increíble...- Consiguió responder sin dejar de jadear.
En ese momento desperté de una especie de trance en el que había entrado por la excitación. Tenía a mi hermana pequeña en mis manos, y no deseaba soltarla. Su olor, su piel, sus labios, todo su cuerpo... La estaba deseando y cada vez me resultaba más excitante estar con ella de esa manera. Entonces le di la vuelta, la apoyé contra la pared e introduje una de mis piernas entre las suyas, haciendo que mi muslo rozara su vagina. Noe soltó un gemido, y ella misma se lanzó contra mis labios, los cuales yo le entregue mientras la abrazaba y ella utilizaba sus manos para amasar mi trasero.
-Nunca pensé que esto me gustaría...- Gimió Noe. -Encima contigo... Mi hermana...- Ella misma estaba sorprendida por sus actos pero su cuerpo no se detenía ni un instante.
-Yo tampoco, pequeña...- Le contesté agarrando unos de sus duros pezones, provocándole un nuevo gemido. Continuamos besándonos, como dos enamoradas, disfrutándonos, acariciándonos, hasta que Noe se detuvo.
-Espera un segundo... Tengo una sorpresa...- No lo dijo muy convencida, pero la deje ir, mientras dejaba que el agua refrescara un poco mi cuerpo, sin dejar de acariciarme entera. -¿Qué te parece?- Llamó mi atención Noe, desde la entrada de las duchas. Allí estaba ella apoyada en la pared, lamiendo la punta de un consolador con forma de pene de color verde.
-¿Qué haces con uno de esos aquí?- Quise saber, sin dejar de mirarla.
-Me lo he comprado esta tarde por insistencia de mis amigas... No pensé que podría estrenarlo de esta manera.- Rio, excitada, a lo que yo también sonreí.
-Probémoslo.- Le contesté deseosa por seguir con ella.
Noe se acercó a mí, y volvimos a besarnos. La volví a colocar contra la pared, mientras el agua caía sobre nosotras. Tras darle un par de besos en el cuello, comencé a descender por su cuello hasta llegar a sus pechos. Los amase y tras jugar un poco con sus pezones, me metí uno de ellos en la boca. Noe, empezó a gemir de manera más descontrolada. Entonces seguí con mi descenso hasta que acabe de rodillas frente a su vagina. Le mire a los ojos, y tras notar cierta aprobación por su parte, le levanté una de sus piernas, para abrir bien su vagina. Le di un largo y fuerte lametazo, con el que recorrí toda su vagina de abajo a arriba, culminando en su clítoris lo que provocó que sus piernas le temblaran.
-Hermanita...- Sus gemidos me excitaban más de lo que ya estaba, por lo que antes de avisarle, comencé a machacar su clítoris con mi lengua mientras introducía dos dedos por su agujero. Durante mi trabajo, la volví a mirar a los ojos, y la descubrí introduciéndose el consolador en la boca, como si fuera un pene de verdad. Noe realmente estaba gozando con aquello.
-Tráeme eso.- Le pedí estirando uno de mis brazos hacia arriba. Ella saco el consolador de su boca y me lo entrego. Deje de lamer la vagina de Noe, y deguste el consolador igual que lo había hecho ella antes, imaginándome que era el pene de Fabio. Segundos después, este rozaba la entrada de la vagina de Noe, con claras intención de entrar. Sin ningún aviso, comencé a introducirlo lentamente, hasta que este estuvo prácticamente dentro de Noe.
-Es... Muy... Grande...- Consiguió decir Noe, mientras sentía como todo su cuerpo vibraba.
Ni corta ni perezosa, lo empecé a sacar y a meter muy lentamente, sintiendo como sus fluidos alcanzaban mi mano. En poco tiempo, Noe gemía descontroladamente mientras era follada por el consolador, movido por mí, mientras yo aprovechaba de vez en cuando para lamer su clítoris. Antes de darse cuenta, Noe tuvo un nuevo orgasmo. Deslizándose por la pared, cayó hasta quedar sentada en el suelo.
-Si no te importa, lo utilizare yo ahora.- Le avise, sacando el consolador de su vagina. Lo volví a chupar, desenado que fuera el pene de Fabio, y disfrute de los fluidos de Noe.
Me tumbé en el suelo, levanté las piernas y tras abrirlas, acaricie mi húmeda vagina con la punta del consolador, para segundos después introducirlo hasta el fondo en el mismo. En seguida alcancé un ritmo muy alto, que hizo que empezara a gemir como una loca. Estaba muy excitada y aquello me estaba dando lo que quería. Pero de pronto una mano detuvo mis frenéticos movimientos.
-Ahora me toca a mí.- Me avisó Noe, quitándome el consolador y siendo ella esta vez la que hacía que el consolador me follara. Con su mano libre, aprovechaba para estimular mi clítoris, aunque de vez en cuando lo hacía con su lengua, cosa que me excitaba mucho. Mientras me dejaba hacer por mi hermana pequeña, aproveché para agarrar mis dos pechos y pellizcarme los pezones en busca de más placer.
-Sigue, enana, sigue...- Le anime entre gemidos de placer. En poco tiempo tuve mi primer orgasmo, pero Noe no se contento con aquello y mantuvo un elevado ritmo, esta vez poniéndome su vagina en la cara. No desaproveche aquella oportunidad y me hundí en su vagina haciendo que empezara a gemir. No por ello detuvo sus movimientos, y yo no solté mis pechos ni mis pezones.
Allí seguíamos las dos, tumbadas en el suelo de la ducha, gimiendo como locas, hasta que cada una alcanzó un nuevo orgasmo entre sacudidas y gemidos. Noe, se tumbo rendida sobre mí, tratando de recuperar el aire. Tras pedirle que se quitara de encima, para poder recuperarme, nos volvimos a levantar y terminamos de ducharnos.
-Ha estado muy bien.- Me comentó Noe, mientras se subía unas braguitas rosas por sus delicadas piernas, remarcando el "muy". -Pero que conste que prefiero una buena polla.
-Tranquila. No se lo diré a nadie.- Le aseguré mientras ataba mi sujetador. -Pero por mi repetiríamos.- Le sonreí pícaramente ante su mirada.
-Calla anda, que ya llegamos tarde.- Me metió prisa, mientras acabamos de vestirnos. Y justo, cuando iba a abrir la puerta, para salir del vestuario, Noe me empujo contra la pared me besó apasionadamente. Se le notaba excitada. -Yo no he dicho que no podamos repetirlo, hermanita.- Su voz sonó provocadora, y sin darme tiempo a reaccionar salió del vestuario. Estuve unos segundos, pegada a la pared, relamiéndome, como si tuviera todavía sus labios pegados a mí, hasta que salí definitivamente de allí.
En el camino, tuvimos risas y comentarios de todo tipo, pero lo ocurrido en el vestuario ni se nombró. Una vez en casa, cada una se fue a su cuarto, y yo tuve que ayudar a nuestra madre con la cena. Poco después llamamos al resto de la familia a cenar, siendo una cena normal, como otro día cualquiera. Pero yo no podía evitar quitarme de la cabeza la lujuria y sensualidad que destilaba Noe en aquel vestuario.
Aquella noche mi pijama y mis sabanas eran demasiado gordos y acabé desnuda sobre la cama tras buscar dos orgasmos, en silencio, para finalmente dormir así.
P.D.: Este es mi primer relato lésbico. Espero que os haya gustado. También espero vuestras valoraciones y críticas constructivas para seguir mejorando.