Entregándome por primera vez a mi nuevo amo
Mi primera vez con mi nuevo amo: un viaje muy excitante.
Me rasgue la vida para ver si mi alma aun sentías, si era digno de ti.
Me invente mil motivos para huir, solo uno para odiarme por haberte echo sufrir
Me rasgue la vida para ver si mi alma aun sentías, si era digno de ti.
Descubrí que cuanto más lejos de ti, más profunda era la herida, más amor podía sentir.
Mil Motivos – Avalach
Estoy nerviosa, después de varios meses de comunicación, voy a conocer a mi amo. Tras un largo viaje en tren, me encuentro a la salida de la estación, el día es cálido y el sol hace que tenga que esforzarme en visualizar lo que tengo delante. Poniéndome la mano de visera, busco con la mirada entre las decenas de personas que caminan rápidamente para llegar a su destino. Y entonces le veo, mi corazón late desaforado mientras todo se mueve rápidamente y él camina entre la gente hacia mí de forma lenta y elegante. Alto, guapo, pelo corto moreno, gafas de sol y cuerpo atlético. Viste unos vaqueros azules y una camiseta blanca. Y me vuelvo a preguntar como he podido tener tanta suerte de que alguien como él se fije en mí.
Siento que comienzo a temblar mientras se aproxima, y estoy tan nerviosa que no sé cómo actuar, por lo que opto por quedarme quieta. Cuando llega a mí, se sitúa en frente, casi rozándome, me mira a través de sus gafas de sol durante unos momentos para luego tomar mi cara con sus manos. Se acerca y me da un beso, dulce y tierno con unos labios increíblemente sensuales. Siento su sabor, su delicado roce y siento como se me eriza el vello del cuerpo y me recorren escalofríos a través de él. Cuando me deja de besar me dice con voz profunda y grave:
- Hola Xana.
Me rodea con los brazos y en ellos siento que estoy en casa. Me relajo enormemente. Y me inunda un sentimiento de entrega hacia él incontenible.
- ¿Tuviste buen viaje?
- Sí, muy tranquilo.
- Me alegro. Vamos.
No sé a dónde me lleva. Va a ser una sorpresa. Coge mi bolso de viaje con una mano y me da la otra, la siento caliente y firme y me da todavía más seguridad en mi misma. Nos dirigimos hacia su coche y tras dejar el bolso en el maletero, él se sienta al volante y yo en el copiloto. Arranca y emprendemos el viaje saliendo de la estación. Atravesamos la ciudad para dirigirnos a una autovía. Mis nervios han bajado gradualmente y estoy expectante ante lo que puede suceder. Nada más incorporarnos a la autopista sale en el primer desvío donde hay una gasolinera pero en lugar de ir a los surtidores, se dirige al parking que tiene, donde aparca.
- Pon las manos tras el reposacabezas.
Paso las manos por encima de mi cabeza y las mantengo atrás. Veo como saca una cuerda de la guantera, con la que me ata las manos al reposacabezas, siento como mis pechos se alzan, expuestos, debido a la postura. Llevo puesta una camisa blanca abierta y una camiseta de lycra con tirantes debajo, también de color blanco, una falda vaquera azul y unas sandalias de tacón. Debajo llevo un conjunto blanco de encaje de sujetador con aro y tanga.
- Ahora alza las caderas.
Al hacerlo me sube la falda hasta la cintura y me baja el tanga, me lo quita y se lo guarda en el bolsillo del vaquero.
- No cierres las piernas.
Y dicho esto, baja los cristales del coche, se apea del vehículo y se dirige a la tienda de la gasolinera. Y allí me encuentro yo, asimilando que estoy atada al asiento de un coche, con la falda levantada y las piernas abiertas, sintiendo el aire fresco en la cara y brazos que de vez en cuando entra por la ventanilla. Aunque donde no siento el aire es en el coño, que está tan caliente que no para de humedecerse. Sé que está empapando el asiento del coche porque estoy totalmente húmeda. Por suerte para mí no veo que ningún coche se acerque donde yo estoy y tras unos cinco minutos mi amo regresa, me mira y sonríe. Creo que ha visto en mi mirada lo excitada que me tiene. Trae algo para beber. Arranca de nuevo el coche incorporándose a la autovía con los cristales a la mitad lo que provoca que ahora el aire ya me llegue al coño y siga humedeciendo todo de forma descomunal.
Anhelo que meta su mano entre mis piernas, que me toque, que sienta su contacto de alguna forma. Pero durante los primeros kilómetros simplemente conduce por la autovía. Vamos adelantando coches y otros nos adelantan a nosotros. Algunos miran, pero realmente no se ve nada anormal, ya que puedo estar perfectamente agarrándome al reposacabezas del coche. Pero la realidad es otra y estoy muy, muy caliente. Mientras adelantamos un coche por la izquierda miro al conductor que me mira sin mayor interés, pero siento que mi amo mete su mano por fin en mi coño y mueve lentamente un dedo. Yo empiezo a jadear e involuntariamente muevo las caderas pero siento una palmada en mi muslo interno y no me muevo más aunque ardo en deseos de hacerlo. Mi amo sigue a la par del coche y el hombre me vuelve a echar una ojeada, pero sigue sin mayor interés. Mi amo vuelve a meter su mano entre mis piernas y comienza a acariciarme el clítoris. Me tenso intentando no moverme mientras siento como me estimula lentamente recreándose en mis jadeos y en mi tensión contenida. Entonces mete su dedo dentro de mí, el cual entra sin ningún esfuerzo debido a lo mojada que estoy. Lo saca y me lo mete en la boca. Y yo succiono ávidamente imaginándome que es su polla. Dios, me sabe a gloria, el sabor salado de su dedo y mis jugos. Cuando termino de succionar veo que ya hemos adelantado al coche y no sé si me han visto o no, pero me da igual. Solo sé que estoy que puedo prenderme fuego en cualquier momento.
Respiro un poco para relajarme e intentar bajar la calentura pero mi amo vuelve a tocarme los labios con sus dedos y mete dos dedos en mi boca y yo los chupo, entonces baja por mi barbilla, por mi cuello hacia mi escote, dejando un camino mojado que con el aire del coche lo siento vibrar sobre mi piel. Luego busca mis pezones que se encuentran duros y se notan a través de la camiseta de lycra. Abre la camisa y juega a rozarlos levemente a través de la tela. Corrientes eléctricas recorren mi cuerpo desde los pezones hacia todas partes de mi interior. Siento que mi coño se inunda todavía mucho más, pero mi amo no cesa en las caricias. Y quiero mover mis caderas. Lo necesito. Pero me quedo quieta sintiendo como oleadas de placer me recorren desde los pezones y mi coño late solicitando que lo alivien. Después de un rato jugando, siento como mete su mano dentro de la camiseta de lycra y del sujetador y saca uno de mis pechos a la vista de cualquiera que quiera mirar. Luego saca el otro. Los latidos de mi coño creo que se hacen incontenibles. Deseo que me folle ya. En ese momento. Me da igual quien nos vea. Pero no, todavía hay juego por delante. Vuelve a meter sus dedos en mi boca y yo succiono, chupo, quiero devorarlos. Los saca de mi boca y empieza a hacer círculos en mis pezones con ellos. La humedad y el aire que entra por la ventanilla hacen que tenga los pezones duros como piedras. Que me muera porque los estruje, los chupe, necesito imperiosamente que me folle, que me libere de esta tensión que ya no sé cuánto tiempo lleva generándome. Comienza la rutina de meter los dedos en mi boca y luego él me moja los pezones, primero uno y después el otro con suaves caricias. Mientras los coches nos van adelantando ya que ha aminorado la marcha y no vamos adelantando. Siento que necesito liberarme, explosionar y le ruego:
- Por favor...
- ¿Estas suplicando?
- Sí, por favor, no puedo más…
- Pues yo creo que sí puedes.
Entonces mete sus dedos en su boca y luego los dirige a mi coño. Siento como me empieza a frotar el clítoris, presionando suavemente, jugando en círculos, lo que hace que me tense completamente en el asiento intentando no moverme. Me cuesta un mundo. Mete sus dedos dentro de mí y vuelve a jugar con el clítoris, esta vez más fuerte, más rápido. Y ya no puedo contenerme más y empiezo a mover las caderas, levantándolas. Cierro los ojos entregándome al placer, sintiendo como una oleada de placer crece descomunalmente en mi interior y como voy a romperme en un brutal orgasmo hasta que sus dedos me abandonan. Bruscamente suelto el aire que estaba reteniendo y noto como todo mi cuerpo late por recibir el preciado alivio. Cuando logro enfocar mi vista, miro a mi amo y sonriendo me dice:
- Ahora me toca a mí…
Dicho esto, me desata las manos del reposacabezas. Después de llevar tanta tensión acumulada me duelen las articulaciones, dolor que se une al que siento en mi cuerpo por no llegar a tan ansiada liberación, pero razones que hacen que sienta que puedo hacer cualquier cosa por él, por mi amo, y que puede hacer cualquier cosa conmigo, porque siento que le pertenezco, que soy suya…
- Ahora me vas a comer la polla.
No tiene que decírmelo dos veces. Me acerco y me agacho para abrirle los botones del pantalón vaquero. Mientras le acaricio por encima de la tela su miembro que siento duro y grande. Después deslizo el bóxer hacia abajo y saco su preciosa polla, dura, caliente y latente, esperando a que mi boca la saboree, disfrute de su sabor, su olor, su fina y suave piel. Siento que ahora mismo mi única misión en la vida es esa, darle todo el placer posible a mi amo asique dulcemente la meto en mi boca. Siento su primer sabor, salado y delicioso en mi paladar. Sé que quiero más pero me contengo, y paso mi lengua lentamente alrededor de ella, degustándola. El aire mueve mi pelo rubio y lo sujeto con una mano, pero con la otra tomo su polla y la tomo para comenzar a succionarla, suave y lentamente. Acompaño el movimiento de mi boca con el de mi mano y me voy conteniendo intentando evitar ir deprisa pero mi excitación es tal que necesito hacer saber a mi amo que le pertenezco, que necesito hacerle sentir el mismo placer que me ha dado a mí, que quiero ser suya y que me entrego a él libremente y sin restricciones… y no puedo evitar ir más deprisa, dedicarme a saborearle con más dedicación y anhelo. Juego a girar mi mano y boca a la vez mientras subo y bajo y aumento el ritmo y la presión hasta que siento en mi garganta el dulce sabor de mi entrega. Lo trago con deseo y lentamente voy recorriendo con mi lengua toda su longitud hasta dejarla bien limpia.
Cuando me incorporo a mi asiento me toma con su brazo y me acerca, dándome un beso abrasador que hace que no me baje la calentura que tengo, y me dice al oído:
- mmmmmm eso me ha gustado... y mucho.
Me suelta y veo que gira el volante y toma la siguiente salida un poco bruscamente. Pienso que a lo mejor no se había dado cuenta y casi se la salta con el viaje tan entretenido que llevamos. Luego me vuelvo a sentar en mi asiento y soy consciente de que sigo con las tetas fuera, sin tanga y con una calentura enorme. Respiro profundamente para intentar sobrellevarlo mientras veo que volvemos a salir de la carretera secundaria en la que estamos para meternos en un camino de tierra. No veo nada alrededor y me extraña porque pensaba que iríamos a un hotel pero no diviso nada con la vista, solo la carretera por la que veníamos la cual viene en paralelo al camino por el que conducimos. De repente se para, allí, en la nada.
- Baja del coche- me dice.
Me apeo y salgo, con las tetas fuera. Miro hacia la carretera y veo que pasa de vez en cuando algún coche, solo hay algunos árboles que dificultan la visión, lo que hace que me sienta muy expuesta y a la vez excitada. Mi amo sale del coche y se dirige a mí. Se sitúa detrás, haciéndome mirar hacia la carretera y me ata las manos por detrás con la misma cuerda que había usado. Luego me inclina sobre el capó del coche, me sube la falta y me mete la polla de una sola vez. Me siento morir. Siento el calor del coche debajo de mí, mis tetas pegadas al capó, las manos inmovilizadas y las sacudidas fuertes y precisas en mi coño. Pierdo toda visión de donde me encuentro y sólo puedo prestar atención al embiste rítmico y potente que estoy recibiendo. En ese momento sé que soy suya completamente y que quiero darle todo cuanto me pida. Con cada fuerte sacudida va creciendo un orgasmo increíble en mi interior, y con cada una sé que estoy gritando como nunca lo he hecho, pero no me importa. Necesito romperme en mil pedazos y cuando me agarra las manos y tira de mi hacia tras, aferrándome el cuello con una mano, mientras sigue follándome brutalmente me corro como pocas veces lo he hecho, intensamente, nublando mis sentidos, deseando que nunca termine esa sensación y la vez lo haga o me moriré de placer. Pero no termina, me suelta el cuello y puedo respirar, y él mientras sigue arremetiendo dentro de mi sin descanso mientras en mi va creciendo de nuevo un nuevo orgasmo. Saca de repente su polla y me gira. Me hace sentarme sobre el capó del coche y me tumba sobre él, con las manos atadas debajo de mí, subo y abro mis piernas y vuelve a introducir su polla en mí, follándome, mientras me chupa y muerde las tetas. Vuelvo a gritar sintiendo placer y dolor a partes iguales. No sé el tiempo que estamos así hasta que noto que me empieza a estimular el clítoris con sus dedos mientras me sigue follando. Siento el calor del sol en mi cara y el olor a naturaleza y sexo. Me siento tan indefensa y a la vez tan protegida en ese momento que me vuelvo a correr, no puedo evitarlo, me dejo llevar hacia un mundo de placer increíble mientras mi amo también se corre dentro de mí con profundas y fuertes sacudidas. Y me siento feliz, hacía mucho que no me sentía así y él lo ha logrado.
Cuando termina se tumba sobre mí y le oigo respirar entrecortadamente en mi oreja, yo sigo sin poder moverme, quiero abrazarle pero no puedo. Es él quien lo hace y me da un beso increíble, largo y profundo, que hace que piense que solo quiero entregarme ciegamente a él. Se quita las gafas y me mira. Me encantan sus ojos oscuros. Tiene una mirada de lobo que me hace estremecer. Me mira y sonríe.
Una vez recompuestos en el coche, y mientras volvemos a la autovía, pone la radio y comienza a sonar Try de Pink. Me encanta esta canción. Mientras escucho la música miro a mi amo detenidamente, su pelo negro, sus labios… anhelo ver sus ojos que vuelven a estar ocultos tras sus gafas de sol, los rememoro en mi mente, la cual va divagando al ritmo de Try:
“Tus labios, ya me he decidido. Tu mirada de lobo o tu boca tentadora estuvieron luchando varios días en mi cabeza. Y vencieron los labios. Ganaron porque cada vez que pienso en ellos sólo me dan ganas de besarlos. Y hacen que piense en desobedecerte, que me lance a ellos y me pierda en tu boca, entre tus brazos. Buscando la protección y el calor que tanto anhelo. Pero tengo que contenerme. Tú ordenas y yo obedezco.
Obedezco y veo como me miras, con esa mirada de lobo, que hace que se me ponga la piel de gallina, que hace que me estremezca solo con sentirla recorrerme. Quiero que me ordenes, quiero pertenecerte, quiero sentirme tuya y que estés orgulloso de mí. Tengo un largo camino, lo sé. Pero quiero hacerlo. Necesito hacerlo.
Necesito sentir tu poder sobre mí. Necesito que me guíes por los caminos tan oscuros por los que estoy pasando. Tú eres la luz en mi camino, al final del duro y largo camino. Pero siento como has comenzado a tirar de mí y eres la bocanada de aire limpio que necesito respirar. Que me llena de fuerza en los peores momentos y espero que endulce los buenos.
Si pudiera decidir, ahora mismo me gustaría estar bajo tu poder, bajo tu dominio. Sintiendo tus manos sobre mí, sobre mis labios, mi cuello, mis pechos. Quiero que me sostengas fuerte y no me dejes ir. Que me hagas tuya con fuertes sacudidas de placer mientras me miras con esa mirada fiera que tienes y me chupas y muerdes los pezones con esa boca depravada. Que me hagas olvidarme de todo y de todos y sólo seas tú el centro de mi existencia. Que me hagas explotar en un torbellino de placer donde mi cuerpo empiece a latir por ti, donde quiera que te quedes tan dentro como puedas, donde me reclame como tuya, únicamente tuya…
Reconozco que vuelvo a dudar: labios o mirada. Que difícil elección.
Me parece que me quedare con las dos. Tu mirada me obliga a obedecer y tu boca me tienta a no obedecerte. Una tentadora combinación”.
Cuando aparca, vuelvo a la realidad y veo que hemos llegado a nuestro destino…