Entregando mi esposa a un joven

Sin conocimiento de mi esposa, trampeo para que un joven se la folle, ese joven un familiar suyo. Sin tener ningún conocimiento ninguno de los dos

Tuvimos un descanso forzado en nuestra relaciones extraconyugales por cuestiones familiares. Dos caídas de mi suegra nos metieron en un letargo. Durante este tiempo, que fueron varios meses, hice una amistad importante con Carlos el primo hermano de mi mujer. Hijo de un hermano de mi suegro, que lo tuvo en tiempo de descuento, porque lo tuvieron mayores. Al margen de mi trabajo en el banco, trabajaba llevando la contabilidad de dos sociedades. Y en una de estas sociedades fue donde logre meter a el primo. Tenía 24 años, era una pica de chico, un guaperas y musculoso. Estaría en más de 1,90, simpático pero con una timidez importante. Las chicas y mujeres se metían con él, poniéndole en compromiso y Carlos se ponía muy rojo. El único que le trataba de igual a igual era yo y eso nos llevó a tener una buena amistad.  Donde empiezo a ver en mi cabeza la posibilidad de enrollarlo con Alicia es porque Alicia con lo de su madre está demasiado apática y porque Carlos, el que lleva unos días distraído, ausente y triste, me provoca que tenga una charla con él.

-Carlos te veo muy triste, ausente, ¿qué te pasa, algún problema? si te puedo ayudar en algo.

-Gracias Pablo, es que lo he dejado con mi novia, mejor dicho, ella lo ha dejado conmigo.

-Hombre no te pongas así, lo mismo lo reconducís, ¿lleváis mucho juntos?

-Diez años desde el instituto.

-¿Se ha cruzado alguien?

-Si, su familia. Su puta familia. Que no les gusto para ella, por lo que se ve, soy poca cosa y si a eso le unimos nuestra relación en sí, pues una combinación fallida.

-¿Es que os iba mal?

-En el sexo jodidamente mal y hace un mes dijo que mantuviéramos una separación para ver si nos echábamos de menos. Una excusa para al final decir adiós.

-¿Por qué os iba mal en el sexo?

-Fácil, nos peleábamos cada vez que nos veíamos. Porque yo quería hacerlo y ella decía que le daba miedo.

-Hombre, eso se habla con tranquilidad y ahora hay muchos medios para no tener miedo por quedarse embarazada.

-NO era por eso, es porque dice que la iba a “romper”

-No me quiero reír, pero no me digas que con 24 años eres virgen.

-No serás como el resto, porque no le veo la gracia.

-No me río, era una expresión. ¿Pero tan grande la tienes?

-Eso me dicen. Pero por favor a mi prima no le cuentes nada, que me daría mucha vergüenza.

Solo le faltaba ponerse a llorar, estaba muy fastidiado. Decía que odiaba a las mujeres. Bebió un poco más de la cuenta y eso hacía que se sincerar más. Ni en el sexo manual con ella le había ido bien y se sinceró tanto que me dijo que solo le habían hecho una buena paja, su primo y un amigo. Esa noche como llegué un poco más tarde, le explique a mi esposa el motivo de mi tardanza. Ella entendió que anduviera hecho polvo, porque sabía que llevaban desde los 14 años y era su primer amor. Se preocupó un poco y le dije -a tu primo se le irán los problemas cuando una buena zorra se lo folle como es debido- y Alicia se aguantó la risa llamándome bruto y que era poco delicado. Quiso empatizar con la novia, -es que lo mismo la chiquilla se ha asustado, es muy pequeñita, ¿qué medirá 1,55? Lo mismo es estrecha y le ha parecido grande lo que tiene Carlos- le dije que le traería a comer o cenar algún día y a ella no le pareció mal. Alicia lo quería como a un hermano y sé que no se le pasaba por la cabeza hacer nada con él.

Pero a mí sí que se me pasaban cosas por la cabeza y en los siguientes encuentros sexuales con mi mujer, en vez de recurrir a fantasías de momentos pasados, introduje a su primo. La primera vez protestó y las siguientes veces se puso cachonda, siempre hablándole de desvirgar a un joven como su primo. La diferencia con otras fantasías, es que en frío no hablaba de esa fantasía. Llegó un fin de semana en el que mi mujer descansaba de cuidar a su madre y por eso lleve a los niños con los míos. Quedamos en que se daría un baño relax y que cuando llegara lo dedicaríamos a nosotros, sabía que al ser viernes llegaba entre las ocho y las nueve. Con anterioridad ya había convencido a Carlos de venirse a nuestra casa, para despejar su cabeza y que no le estuvieran dando bulla en la suya. Había aceptado y la única que no sabía nada era Alicia. Con Carlos quedé temprano porque ese viernes decidí escaquearme.

Conocía las rutinas de Alicia, llegaría a casa, se fumaría uno o dos cigarros antes de que llegara, porque no me gusta que fume y en teoría no sé qué fuma. Más tarde preparaba la bañera, colocando algunas sales, un par de velitas y se ponía a leer un libro o simplemente cerraba los ojos y se relajaba. Deje a Carlos solo mientras iba a los baños. Llamé a mi esposa con una videoconferencia y estaba en el baño, se acaba de meter. No me había equivocado en nada. Me di prisa en acabar lo que tomábamos y no le pregunté, nos fuimos a mi casa. No tardamos en llegar, le dije que no dijera nada que quería darle una sorpresa a su prima. La casa estaba en silencio y pasamos al salón. Al cerrar la puerta deje que golpeara y en voz alta dije -YA ESTOY AQUÍ- me quedé esperando su reacción, porque en otro momento hubiera ido al baño. La sorpresa podía ser sorprendente. Aparecer desnuda o casi desnuda, porque si estábamos solos, era de lo más habitual. Hice que Carlos se sentara de cara a la puerta del salón, quería que aunque Alicia quisiera salir corriendo, él pudiera verla.

No tardó en oírse -te estás malacostumbrando, ¿Qué es eso de no venir a darme un beso?- e hizo su aparición con un albornoz que se ponía para provocarme, que sabía que me ponía muy bruto. Apenas lo podía cerrar y menos con las tetas que gastaba, de corto, era tan corto que le tapaba un poco más debajo de su chochito, poco más. Blanco se quedó Carlos, estaba hablando con él y ni me escuchaba, me levanté y fui a dar un beso a mi esposa, -¿te gusta la sorpresa? Le he invitado a cenar, para que olvide sus penas- no le salió ni una sílaba. Se quedó sin saber si salir corriendo, matarme o sentarse. Le puse una copa de lo que se solía tomar, se acercó y su brazo izquierdo, lo tenía pegado a su tripa, sujetando que no se abriera el albornoz, lo mejor iba a venir cuando se sentara, que por mucho que se tapara, se le iba a ver hasta la partida de nacimiento. Algunas veces la habilidad de las mujeres es apabullante, se sentó y no se le vio nada, porque según se sentaba agarraba un cojín y se lo colocaba en su regazo. Lo que sí se vio mejor fueron sus tetas, porque se le abrió un poco más el albornoz. Sin vérselas al completo, lo que se veía resultaba muy excitante y la cara de bobo de Carlos me daba la razón. Hasta Alicia se tuvo que dar cuenta. De la misma manera que se sentó, se levantó, sin vérsele nada a excepción de sus bonitas piernas. Nos dijo que se iba a vestir y desde el pasillo me llamó. Fui y estaba en la habitación.

-¿Cómo se te ha ocurrido invitarlo y no avisar?

-Lo he hecho para darte una sorpresa y porque le he visto hecho polvo y como os lleváis tan bien.

-Si pero eso se avisa, porque he estado a punto de salir desnuda y sabes que podría ser, que me conoces.

-Venga que no es para tanto.

-Como que no, lo sabías eres un cabronazo. Lo has hecho a posta.

-Si tú lo dices, no voy a discutir.

-Lo que tienes que hacer es buscar algo que ponerte, algo que tu primo vea lo puta que es su prima.

-Se te ha ido la olla. No ves que no.

-Déjate de cosas de crías. Tu estas necesitada de una buena verga y por lo que dice lo mismo es una super verga y el ES VIRGEN. Estará muy salido. Si lo miras bien es como una obra de caridad.

-Pablo, no digas tonterías, no voy a hacer nada ni vestirme cómo quieres.

-Vale, vale, no hagas nada, pero por lo menos vístete para darle una alegría y que luego se pueda hacer un buen pajote a tu salud.

No deje que me respondiera ni que me hiciera ningún comentario. Desde ese momento podía suceder de todo. Porque Alicia era y es una mujer muy caliente. De nuevo me fui con Carlos, que se encontraba más melancólico y después de unos sorbos de nuestras bebidas le animaba y se fue tranquilizando. Confundido me pidió disculpas -Pablo siento haber visto a Alicia de esa forma, no sé qué decirte- quitándole importancia y para animarle en todo -que vas a decir, pues que tengo una esposa y que tienes una prima de escándalo, porque reconócelo que está de escándalo- y le salió natural lo que me respondió, porque lo hizo sin pensar -nadie te lo puede discutir, es que Alicia siempre ha estado lo que se dice superior y no lo digo solo yo, que lo decían mis amigos también- iba a decir algo más y se cortó, se puso nervioso y se dio cuenta de que hablo tal vez más de la cuenta, mi siguiente pregunta le puso más nervioso, -no me digas que tus amigos y tu hablabais de Alicia, ¿y que decíais de ella?- trato de zafarse a mi pregunta y después de insistirle mucho y darle confianza no detallo lo que decían pero con unas pocas palabras lo dijo -que era una MILF perfecta- para que se quedará relajado, le dije sonriendo que era verdad.

Alicia entró pidiendo su vaso y los dos clavamos la vista sobre ella. Traía como única prenda que se viera una camiseta de fútbol americano, que trajimos de un viaje a New york. Lo más gracioso era que llevaba el número 69 en grande. Le llegaba un poco más debajo de sus caderas y ante cualquier movimiento descubriríamos que prenda llevaba debajo si es que llevaba, porque arriba no llevaba sujetador y se le marcaban especialmente sus pezones. Nos preguntó que hablábamos y Carlos dijo que de futbol. Al adelantarse no pude decir lo que quería. Alicia le dijo que se quedara a dormir y que llamara a su madre para decírselo, puso alguna pega y Alicia llamó ella -hola tía, Carlos se queda en casa esta noche por lo menos, aunque lo mismo mañana se viene con nosotros y si llegamos tarde se queda a dormir también- hablaron un poco mas y termino la llamada. Habían aumentado mucho las posibilidades de que hubiera marcha de la buena. Alicia dejó el vaso y se fue a la cocina, fui detrás y con un gesto con la cabeza le pregunte que iba a pasar y me dijo -solo un poco de cachondeo pero nada más, le daré un poco de alegría- le pregunté si llevaba algo debajo, no me respondió pero se levantó la camiseta, llevaba una bragas culotte de encaje y le dije -poco se ve con eso y siendo negras menos, una pena- me echó de la cocina dándome una palmada en el culo.

Dejé a Carlos en el sillón grande solo, me senté en uno de los pequeños y lo hice esperando que Alicia se sentara con él. Alicia se había puesto unas zapatillas con cuña, que hacían que se viera más mujer. Quería que le diera un masaje en los pies y traía una crema para dárselo, algo que le hacía con mucha frecuencia y esta vez le dije que no, le brinde a Carlos que se lo diera y solícito dijo que sí. Se recostó en el sillón, levantando las piernas y poniendo sus pies sobre su primo, que se movió solo un poco y su cara tomó todos los colores del arcoíris. Me aguantaba la risa, porque trataba de no mirar a su prima pero no podía aguantar y miraba. Su bragueta se abultó. Se había empalmado y le costaba hasta hablar. Alicia hizo un comentario muy habitual en ella cuando estaba junto a hombres jóvenes, que se veía mayor. No fallaba Carlos contesto lo que solían contestarle -prima ya quisieran muchísimas mujeres estar como estas tu- Alicia contestaba a eso de dos maneras y según lo que contestara sabía cómo estaba su coño de caliente. -Eso lo dices porque eres un chico muy educado- esa respuesta era de estar muy cachonda. Esta vez me adelante al primo -no lo dice por quedar bien Alicia, que hace un rato me estaba diciendo que él y sus amigos decían que eres una MILF perfecta- , Alicia que cuando quiere se hace la incauta muy bien nos preguntó -qué es eso de MILF- me reí y le deje en el compromiso a Carlos, diciendo que lo explicara él.

Alicia se hacía la molesta y decía que si no se lo explicábamos se iba a enfadar, porque le sonaba a algo malo. Para hacer que se “calmara” le explicaba que no era nada malo e insistía en que fuera Carlos quien se lo dijese. Tanta insistencia Carlos titubeaba la forma de decírselo y Alicia le comprometió más, -creía que nos teníamos más confianza y que no me guardabas secretos, que desilusión- Carlos se decidió -lo que no quiero que te enfades y no es como decirlo, espera un segundo, quiere decir mom i’d like to fuck- y mi esposa no soltaba la presa, -muy bien, muy bonito y eso que quiere decir, porque no tengo ni idea de inglés, lo mío es el francés- hice un comentario subido de tono, diciendo que era verdad que el francés lo sabía muy bien que era única, esperaba que Carlos lo hubiese entendido. Pero Carlos estaba en cómo traducirle lo que había dicho y de carrerilla dijo -la traducción literal es mamá a quien me gustaría follar-. Alicia que lo hace como nadie, fingió azorarse por lo que acababa de oír -qué cosas tenéis, pero no será para tanto- Carlos se quedó en silencio y no podía dejar pasar esa oportunidad, porque Alicia tampoco decía nada más. -Pues sí debe ser para tanto, porque mira lo que le ha crecido a tu primo en el pantalón, Carlos me mato con la mirada y estuvo a punto de levantarse e irse, fue Alicia levantándose y acariciando su cara y diciéndole -no hagas caso a Pablo que siempre está con sus bromas, no te enfades- eso y el restregón de tetas que le dio le calmaron y le empalmaron más.

Carlos se fue al baño y me senté junto a mi esposa, quería meterle mano y ver si sus bregas ya estaban secas, húmedas o mojadas. No me impidió que metiera mi mano, la muy puta no llevaba bragas, se las había quitado y estaba lo siguiente a mojada. -¿Te lo vas a tirar?- me respondió rápida y sin dudar, -NO, pero esta noche ya puedes estar a nivel, porque lo primero que quiero es que me lo comas- y mi replica fue -¿no te gustaría mas que te lo comiese lleno de leche?- muy cachonda me dijo -puto cerdo, como se puede ser tan cornudo. Pero te vas a quedar con las ganas- su lenguaje sucio me indicaba que podía ser, pero la veía muy poca decidida. Volvimos a estar los tres, a Carlos no le había dado tiempo a hacerse una paja. Alicia nos dejó solos y se fue a la cocina, al quedarnos solos Carlos serio -Pablo me parece que te has pasado mucho, pensaba que éramos más que amigos, me has defraudado- y quise ponerle las cosas en bandeja, -no tienes motivo para enfadarte. Para que veas que somos más amigos, te voy a confesar una cosa que nada más sabemos tu prima y yo. Hace ya varios años que se me levanta pero no logró rematar, se viene abajo una vez empiezo y Alicia necesita un hombre, ella no quiere y no hay manera de convencerla para que se dé un respiro con otro y había pensado quién mejor que tú- me pare y espere ver su reacción, -si es una broma me parece de muy mal gusto y me cuesta creerte- le dije que era su problema y le explique con algo más de detalle que por mí no había ningún problema, que lo importante si él quería y si se atrevería. Sus ojos se llenaron de deseo, pero no me contestó.

Alicia desde la cocina me llamó para que le echara una mano terminando de preparar las cosas para cenar. En vez de ir yo le dije a Carlos -es tu oportunidad de tener un acercamiento y comprobar si digo la verdad, ¿te atreves o voy yo?- no me contestaba y me fui a levantar cuando me dijo que iba él. Estaba pendiente de oír todo lo que llegaba de la cocina, hablaba Alicia de la cara que tenía yo por mandarle a él a ayudarle y él decía que se había ofrecido. Mucha charla y poca acción, Alicia hablaba de asuntos familiares y el seguía el rollo. Me estaban defraudando. Hasta que oigo cómo se corta la conversación bruscamente y se produce un silencio de minutos, no sé cuántos, pero significativo. No quise ir a ver qué pasaba, se oyen ruidos de platos y Carlos los trae al salón, los coloca y vuelve a desaparecer. Las idas y venidas fueron varias y sus momentos en la cocina eran más largos de lo necesario. Nos sentamos a la mesa y me percato de que Alicia tiene los morros como cuando la beso sin estar afeitado, que se le irritan y Carlos está sin afeitar. Los notaba nerviosos a los dos y mi esposa más empitonada de lo normal. Trataba de tensionar la situación y no entraban en mi juego.

Se levantó Alicia para llevarse los platos y traer los postres, Carlos se ofreció de nuevo y me “convenció” para que siguiera sentado. Estire las orejas para oír mejor y ya no me aguante mas, me quite los zapatos para que no se me oyera y asome el morro por la puerta de la cocina. La imagen no podía ser más cachonda, Alicia estaba apoyada de espaldas en la encimera y Carlos agachado con la cabeza entre sus piernas. Mi esposa tenía los ojos cerrados y los labios apretados. Mi verga subió de un golpe. Me fui me puse los zapatos y dije en voz alta si estaban fabricando el postre. Quería dejarlos a medias para que estuvieran más cachondos. Efectivamente traían cara de salidos. Después de cenar siempre bajaba la basura y esa noche no iba a ser menos, me lo recordó mi esposa y Carlos que seguía servicial se ofreció a bajarla él, pero con mucho menos convencimiento que cuando iba a la cocina y para corte de los dos acepte su ofrecimiento. Al quedarnos solos hablamos.

-¿Cómo va tu primo, se le pasa ya su tristeza?

-Pues no se si le pasa, pero me ha dejado los morros escaldados, porque no ha parado de morrearme.

-¿Solo os habéis morreado?

-Algo más, hasta que has pedido los postres me estaba comiendo el bollo bien comido. Aunque es algo torpe, pero tiene buena lengua y no te lo vas a creer pero cuando se ha levantado le he tocado la entrepierna y no te imaginas lo que tiene dentro, algo de escándalo.

-Buena señal, ¿entonces va a haber tema?

-No, ya hemos ido demasiado lejos, es mi primo y no. Por eso prométeme que no me vas a dejar sola con él. Si no me lo prometes me voy a la cama ya y echo el pestillo.

-Vale te prometo que no te dejo sola.

Subió Carlos y no podía dejar a Alicia sola con su primo, si había dicho que se iba si la dejaba sola, es que se iba. Pero también sé que cuando está cachonda, se la puede manejar como se quiera y la conozco bien, estaba lo siguiente a cachonda. Ya había pasado una hora y en poco nos entraría el muermo. Dijimos de jugar a algo, Alicia propuso el trivial, el parchís, monopoly, etc., porque tenía una gran diversidad de juegos. Los íbamos tirando para atrás uno a uno y dijo de juegos de cartas. Propuse entonces jugar a las cartas pero con prendas. Alicia se quedó callada y no decía nada hasta que Carlos aceptó, que le parecía bien. Entre los dos picamos a Alicia que acepto. Se levantó y se fue un momento. Entendí sin saberlo lo que iba a hacer, colocarse ropa interior y así fue. Querían que fuera el póker y no me apetecía perder tanto tiempo, sería a la carta mayor. Usamos una baraja española. Siendo el AS la carta más baja y el REY la más alta.

El juego estaba muy igualado entre Carlos y yo. Íbamos perdiendo. Hasta que mi esposa perdió dos veces seguidas, la primera se quitó la camiseta, quedándose en sujetador y bragas. Era muy cachondo ver como sus tetas parecían que iban a saltar del sujetador y cuando perdió la segunda se quitó el sujetador, las tetas le quedaban un poco caídas, pero solo un poco y Carlos se quedó pegado viéndolas, no se cortó -prima menudas peras que tienes, son las más bonitas que he visto- nosotros estábamos en calzoncillos. Carlos marcaba un bulto que parecía una lata grande de coca cola. Llevaba unos calzoncillos que eran como unos pantalones cortos, de llevar de otro tipo ya se le habría salido la verga. Pierde Alicia y se quita sus bragas sin ningún problema y se ve el bigotito que tiene por pelo. Al sentarse se ve bien como su coño brilla y me lanza las bragas que se había quitado y que llevaba poco con ellas. Al tocarlas pude comprobar lo mojadas que estaban.

Estaba bastante relajada, no le notaba nervios y si excitación. Pierdo y me toca quitarme mis calzoncillos viéndose mi erección, algo que miro extrañado Carlos. El único que quedaba con una prenda era Carlos y nos preguntó qué pasaba ahora, Alicia se encogió de hombros y les dije que o contestar preguntas o prendas. Alicia eligió preguntas y justo pierde ella, mi pregunta fue -¿estas cachonda?- y mintió en su respuesta -cachonda no, lo mismo algo excitada, pero si es así muy poco- Carlos se queda pensativo y al final con cierto temor pregunta -¿has puesto los cuernos alguna vez a tu marido?- y ella con todo su cuajo le contesta -NO, NUNCA- Pierde Carlos y ya vamos a ver lo que tiene entre las piernas, ni es una polla, ni una verga, es un RABO descomunal. No me creía lo que veía, era de un grosor exagerado, bastante largo y otra cosa muy llamativa unos cojones como los de un toro y sin depilar, como le gustaban ahora los hombres a Alicia. Mi esposa no pudo disimular y vi que se quedaba prendada de lo que tenía su primo. Perdió otra vez Carlos, no me espere y pregunte, -¿has follado alguna vez y si no que ha sido lo más que has hecho?- Carlos no es que se quedará pensativo, porque eso ya me lo había contado, era por mi esposa -nunca he hecho el amor y lo mas masturbarme con mi novia, aunque no llegaba a correrme, bueno con un amigo si, que me hacía acabar- y Alicia se mordió los labios -¿y tu cuerpo no te lo pide?- espontáneamente -pues claro prima, es más he pensado en irme de putas y aunque se apagando, pues eso-

A estas alturas Alicia conociéndola seguro que está aguantándose el lanzarse a por el rabo de su primo. Carlos se fue nuevamente al baño y a Silvia se le hizo la boca agua. -Amor que me dice ahora, ¿te has fijado bien en lo que tiene? Es que me imagino viendo cómo te embiste y esos cojones golpeándote- su cara era una odisea y la respuesta no me la esperaba -pues te he dicho que no iba a pasar nada y en cuanto vuelva me voy a dormir y si quieres que se, que no te importara, os quedáis haciendo unas pajas- y en mi interior maquinaba una noche perversa. Al llegar Carlos dije rápidamente que un par de manos más y esta vez en vez de preguntas cumplir algún mandamiento. Carlos lo aceptó y Alicia también diciendo que solo un par de jugadas más. Solo variamos algo, la carta menor cumplía el mandato y la mayor lo ponía. Saqué la carta más alta y mi esposa la más baja. Le ordené que nos tenía que acariciar la verga durante tres minutos. Empezó por mí y como me la agarró sabía que estaba rebosando calentura. Estuve a punto de correrme y le tocaba a Carlos. Alicia sin reparos la agarró, no le abarcaba con su mano el ancho de la verga.

El encargado de medir el tiempo era yo y ni miraba el tiempo ni nada. Le hacía una buena paja en condiciones. Cerró los ojos o los entorno y le hice un gesto a su primo indicando que le metiera la mano. Puso su mano entre sus piernas y ella la quitó, otra vez la volvió a poner, se la volvió a quitar y ya tenía dudas Carlos, me miró no sabiendo qué hacer, me acerque le cogí su mano y la lleve al coño de mi esposa y le digo -toca a esta puta, que lo está deseando, que lleva muchos meses sin catar otra verga- Carlos empezó a tocarla y ya no se la quitaba. Se dejaba tocar por los dos y solo decía -pero follar no, no, no- quería que fuéramos a nuestra habitación y mi esposa se negaba. Me fui por condones y cuando regrese, Alicia estaba espatarrada en el sillón y Carlos comiéndole el coño. Ella le indicaba como hacerlo y cuando ya había cogido el ritmo que Alicia quería, no paraba de decirle -sí, sí, así, lo haces muy bien, no pares mi pequeñín, no pares- y me miraba intensamente a los ojos, mostrándome lo bien que lo estaba pasando. Le enseñe los condones y empezó a hacerme un gesto de que no y se corrió con locura. El tío no paró continuó con lo suyo y Alicia encantada de que siguiera. Me acerque y quise colocarle un condón a Carlos, que se dejaba sin poner problemas, no hubo manera de colocarle el condón, porque eran para mi medida.

No me pude contener y se la toque bien tocada, se sentía muy bien. Alicia esta vez no tuvo complejos en correrse siendo ella más gritona. Alicia le quitó y Carlos se quedó sin saber qué hacer. Menos mal que mi esposa le sacó de la duda, se enganchó a comerle la verga no, el rabo y le costaba, se le iba a desencajar la mandíbula. Que bien se adaptó Alicia, le entraba la primera parte del rabo y volvía loco a su primo. Me gustaba verla tan glotona y le tocaba las tetas, apretaba sus pezones, que se cómo le gusta que se lo hagan cuando está de cachonda como estaba. Le dije a su primo que se la follara y me miró asustado porque no tenía condón -da igual, tu prima lo agradecerá más, que le gustan que se le corran dentro, que es muy puta, eso si la tienes que follar duro, muy duro- y Alicia volvía a decir que no podían follar, pero mientras la hacía colocarse apoyada en el respaldo del sillón, quedándose de rodillas y con el culo para afuera invitando a su primo. De nuevo decía que no y tuve que decirle a Carlos -VAMOS- y entró como un toro o un caballo semental, la embistió de una sola vez el muy bruto, el grito de Alicia fue exagerado, algo que no me extraño.

Pase de ese grito y le fui indicando como follarla -dale duro, que a tu prima le gusta que la empotren, no temas y azota sus nalgas, sus caderas, que te lo repito es muy puta- estaba que no sabía. Me acerque a ellos y azote a mi esposa, al oír que le gustaba, me aparté y él lo hizo siendo muy bruto. Alicia no se quejó y si manifestó el placer que le estaba dando su primo. Lo más bonito se veía desde atrás, lo grabe y todo, como esos cojones inmensos y que le colgaban, se le balanceaban golpeándola brutalmente. Me toque y me corrí de inmediato, era tan cachondo ver eso, que no se me bajo el empalme algo increíble en mí. De pronto a Alicia le llegaron varias corridas seguidas y si eso me impactó, más me impactó cuando se corrió Carlos, como gritaba, como berreaba y parecía que no terminaba nunca de correrse, porque la follaba revolucionado hasta que se paró en seco. Cuando la saco, a mi mujer se le veía el coño empapado y cuando me acerque empezaba a rezumar los líquidos de su primo. No quería comerle el coño delante de su primo, pero la tentación y el deseo fueron superiores y se lo comí delante de su primo, de todas las veces que lo había hecho, era la vez que me supo mejor.

Nos besamos luego mi mujer y yo, cuando acabamos se fue a su primo y se estuvo morreando con él. Una vez nos relajamos un poco, nosotros estábamos encantados y su primo estaba algo cohibido. Alicia le acarició con ternura y como se dio cuenta quiso explicarle lo que había pasado -Carlos no le des importancia a lo que ha pasado. Nos gusta ser así, aunque no quería tener nada contigo por eso de ser familia, pero me lo has hecho pasar muy bien, no me arrepiento y si ha sucedido es porque Pablo es muy pervertido y disfruta viéndome bien follada por otros. Tú has superado a cualquiera- le dio un beso en los labios esta vez tierno. Alicia quería saber lo que él pensaba y decía que no sabía cómo explicarse, los dos le dijimos que la mejor manera de explicarse era decir las cosas como se sentían. -Me he sentido un poco fuera de lugar. Porque no sabía que podía pasar y la verdad que me lo he pasado muy bien, nunca lo había hecho y para ser mi primera vez con quien mejor que tú. Me he quedado un poco fuera de mí y como siempre os he visto muy formales, pues no me lo esperaba, como tampoco me esperaba que Pablo me metiese mano, que no me ha molestado, no es eso, que no me lo esperaba- y Alicia le dijo que iba a aprender mucho de nosotros y de el mismo. Alicia pasó del no a querer seguir, pero vimos que su primo estaba dudando.

No quisimos forzar nada más. No queríamos acogotarlo y nos fuimos a dormir. Nosotros follamos en nuestra habitación y me quede en el mejor de mis sueños. A las 06:30 me sonó la alarma del móvil, no la había desconectado, me estire para apagarla y fue cuando me di cuenta de que Alicia no estaba. La puerta de la habitación estaba cerrada, nada más abrir escuche hablar y algo más que hablar, gemidos fuertes. Estaban follando en la habitación de Carlos. Follaba a mi esposa como a ella le gustaba, de forma salvaje y el no paraba de insultarla, de llamarla puta, zorra, guarra, etc. y como Alicia le exigía que le dijera más cosas. La tenía fuera de sí y ella le prometía que iba a dejar que le follara el culo, pero delante del cornudo, ósea de mí. No me quedó más remedio que hacerme una paja y otra vez que me corrí rápido. Los dejé y me fui cachondo a la cama. A las siete Alicia se vino a la cama y me dijo cuando me vio, -vengo reventada, esta incansable, quiere follar todo lo que no ha follado, me ha dejado reventada y agotada- me tuve que reír porque no la había visto nunca de esa manera, era verdad que venía agotada y la deje dormir.