Entregando a Elena
Elena mamaba alternadamente los pezones de Dulce y con una mano le acariciaba la zona púbica , que aún con la tanga puesta dejaba entrever un bizcochito totalmente depilado con unos labios sonrosados y carnosos y una ligera mata de bellitos rubios en la parte superior. Elena hizo una pausa para sacarse el vestido y quedarse en ropa interio
ENTREGANDO A ELENA
Mi nombre es Javier, tengo 25 años, casado desde hace tres años con Elena, ella tiene 23 años y es morena clara, delgada y alta, tiene el cabello negro lacio y sedoso largo hasta la altura de media espalda, tiene unos senos de mediano tamaño y unos pezones de color marrón, su cintura es delgada y unas largas y esbeltas piernas, sus ojos son grandes y color miel, es simpática mas que bonita. Por ser alta y delgada cuando se arregla llama mucho la atención.
Vivimos en una ciudad cercana a la ciudad de México y desde hace aproximadamente un año yo tuve que irme a vivir para allá pues entre a estudiar una maestría.
A pesar de que, por motivos de mis estudias a veces pasan semanas sin que nos veamos el sexo que tenemos cada vez que nos vemos compensa ligeramente la abstinencia obligatoria a la que nos vemos sometidos. Ella es extremadamente sexual y tomando en cuenta esto previo a mi partida le regalé todo un juego de accesorios sexuales para que aplaque sus ansias mientras yo no estoy, ¡y vaya que les da uso!
Así pues mientras esperábamos a que me llegara la beca ella tuvo que buscar empleo para evitar estrecheses económicas. De modo que encontró trabajo como secretaria en una empresa constructora, y por razones de imagen ella debía poner mucho esmero en su arreglo personal, los trajes sastres y un poco de maquillaje la hacen lucir muy elegante. Su jefe, el Ing. Armando, un tipo como de 30 años y famoso por sus conquistas no tardó en apreciar lo bien que lucía mi esposa y a cortejarla, primero sutilmente y después abiertamente.
Ella nunca aceptó las invitaciones e insinuaciones de su jefe, lo que lo hacia encapricharse mas por tenerla. El individuo físicamente es del tipo que a la mayoría de las mujeres les resulta atractivo: Joven, alto, atlético, acomodado, bien parecido, con clase...un seductor empedernido, sin embargo para mi esposa cuenta más todo lo que juntos hemos vivido y logrado juntos y no lo iba a perder por una calentura, además sabia perfectamente que su dignidad y reputación quedarían por los suelos pues los compañeros de trabajo se mantenían al tanto e incluso hacían apuestas en relación con la lucha del Ing por tirarse a mi esposa y las negativas de ella.
Entre ella y yo existe mucha confianza, así que yo estaba al tanto de la situación y constantemente bromeábamos al respecto.
Así estaban las cosas cuando en la última de mis visitas me platicó que la empresa, por motivos de aniversario ofrecería una recepción para todos los empleados, una de esas reuniones a la que no se puede faltar, y a la que por obvias razones ella no quería asistir sola pues e el ambiente de trabajo le era fácil mantenerse indiferente ante la clara situación de acoso, pero en una reunión en la que por ser relativamente nueva en el empleo solo conocía al Ing. Armando y otras dos o tres secretarias, todas las cuales asistirían acompañadas la situación sería demasiado incómoda.
Sin mas remedio tuve que dejar de lado mis jeans desgastados, playeras holgadas y zapatos sucios y meterme en el incómodo y estirado traje para la ocasión
Al llegar al sitio de reunión nos encontramos con el ambiente que esperábamos, todos de etiqueta, meseros con moñitos, costosos bocadillos y mucho alcohol, yo tenía particular curiosidad de conocer a mi rival. Mas tarde imponiéndose los formalismos fuimos presentados y, al ser el único conocido de mi esposa a la vista, nos quedamos platicando largo rato con el, dicho sea de paso el no se encontraba solo, una joven de unos 20 años que debía ser su conquista de ocasión de estatura como la de mi esposa, rubia de piel blanca, delgada y con unos senos turgentes que mostraba en un indiscreto escote, muuuuuy guapa, me costaba trabajo quitarle los ojos de encima. Siempre he tenido debilidad por las mujeres de su tipo, mas nunca tuve oportunidad de salir con alguna y ella, Dulce derrochaba sensualidad, al platicar me miraba con sus intensos ojos verdes y su delgada vocecilla... Mi esposa debió notar las miradas y el interés que le prodigaba a Dulce así que decidió tomar venganza coqueteándole descaradamente a su jefe. Después de algunas horas y varias copas enzima la situación era que Dulce y yo platicábamos muy cerca sentados en un sofá y al otro extremo Elena y el Ing. Armando hacían lo propio, una cosa era segura, para esas instancias los cuatro estábamos mas interesados en la persona con la que platicábamos que en nuestras respectivas parejas. Después de un rato el Ing. Armando nos invitó a su casa para seguir la reunión por nuestra cuenta a lo que mi esposa accedió sin siquiera consultarme, lo que me molestó un poco pero no era lugar ni momento para escenitas.
De modo que los cuatro notamos en el auto del Ing. Armando e iniciamos una charla entre los cuatro, así llegamos a una elegante casa en un fraccionamiento exclusivo. Entramos y seguimos tomando y hablando de mil y un cosas, hasta que por ahí surgió el tema sexual que ya flotaba en el ambiente, por efecto del alcohol todos hablábamos desinhibidamente, Dulce comentó que le excitaba mucho la idea de hacerlo con una mujer pero que difícilmente se atrevería, mi esposa dijo que a ella le pasaba lo mismo, Armando y yo al instante pensamos lo mismo y nos pusimos a incitarlas, así pues les dijimos que intentaran poco a poco, con el alcohol actuando a nuestro favor conseguimos que serrando los ojos se dieran un beso. A los cuatro nos excitaba mucho la situación y así conseguimos que se besaran mas largamente hasta que ellas solas se dejaron llevar. Comenzaron a besarse con verdadera intensidad y mi esposa colocó una mano sobre un seno de Dulce, esta al instante sacó ambos por encima del escote mostrando unos bellos y puntiagudos pezones de color rosa, Elena comenzó a besarlos y a desnudar a Dulce por completo, Armando y yo no podíamos creer el espectáculo que observábamos, Elena mamaba alternadamente los pezones de Dulce y con una mano le acariciaba la zona púbica , que aún con la tanga puesta dejaba entrever un bizcochito totalmente depilado con unos labios sonrosados y carnosos y una ligera mata de bellitos rubios en la parte superior. Elena hizo una pausa para sacarse el vestido y quedarse en ropa interior, Dulce Rápidamente saco los senos del brassiere de mi esposa y los comenzó a besar con ternura y darles lengüetazos. Para estas alturas el Ing. Armando y yo estábamos desnudos y masturbándonos como locos, no pude mas y me acerqué a Elena y la despejé de la tanga, Armando hizo lo propio con Dulce y comenzamos a besarles el cuello y la espalda, mientras ellas se besaban y acariciaban los senos y bizcochos. Incliné a mi esposa hacia atrás quedando acostada boca arriba en la alfombra, Dulce se inclinó ante ella y con delicadeza comenzó a mamar su afeitada puchita a mi esposa que gemía y se retorcía de placer, yo empecé a mamarle una teta mientras Armando succionaba los labios sexuales de dulce que se encontraba inclinada con el culo al aire, tras unos minutos Dulce se levantó y sentó en el sillón con las piernas abiertas invitando a mi esposa a darle placer, Elena no se hizo del rogar y sin inhibiciones comenzó a chupar los abundantes fluidos que emanaban de la puchita de Dulce mientras que con una mano se masturbaba como posesa.
Yo le dije al Ing. Armando ¿no querías ver a mi esposa así? A lo que el respondió "esto es mas de lo que podía imaginar" ambos reímos, luego el me preguntó "¿no te gustaría comerte ese bizcochito?" dijo señalando a Dulce que gemía como una gata en celo a lo que respondí que si, el comentó "entonces esta noche por fin probare a Elenita" yo no dije nada, dándole así a entender que el bizcocho de mi esposa estaría por fin a su disposición, y el se lanzó a atacarlo apenas vió mi velado consentimiento, primero acariciándolo desde atrás mientras Elena, hincada seguía mamando la pucha de Dulce como si de ella saliera un néctar de vida, no dijo nada al sentir el contacto, tal vez pensando que se trataba de mi o tal vez a esas alturas solo quería una verga sin importar de quien fuera, así pues Armando comenzó a meter dos dedos en la cuevita de Elena y luego a besar sus nalgas, lamerle el culo... Aparte a mi esposa y la dejé a merced de Armando, yo seguí con la tarea de mamar a Dulce, pero inmediatamente ella me jaló hacia arriba y con una voz que jamás olvidaré me dijo "cogeme, cogeme ya" a lo que obedecí al instante, estaba tan lubricada que no me costó ningún trabajo penetrarla en su totalidad, ella arqueó el cuerpo y gimió como perrita, estuve bombeándola por un rato, pero la excitación contenida me tenían al borde del orgasmo así que me giré quedando boca arriba y le pedí que me cabalgara. En esta posición pude echarle un vistazo a mi esposa, que totalmente abierta de piernas era violentamente penetrada por Armando mientras que le amasaba las tetas, pareciendo querer desquitar tantos meses de rechazos, ella tenía el rostro desencajado de placer. Dulce mientras tanto se montó sobre mis caderas dirigiendo mi pene a su cuevita y se clavo en este lentamente, sus tetas colgaban ante mi como dos manzanas y tome una con mi boca y la mamé como si me tratara de un bebe, así estuve alternándolas hasta que ella aceleró el ritmo de la cogida y poco después terminó en un orgasmo monumental, sus últimos gemidos fueron acallados por los de Elena, que se deshacía en un orgasmo interminable, mientras que gemía como una autentica puta. Armando terminó pocos segundos después. Yo hise bajar a Dulce y fue en su boquita en donde arrojpe una abundante cantidad de semen producto de todo lo vivido, ella no dejo escapar ni una gota y después nos desplomamos completamente agotados. Todos nos quedamos dormidos como consecuencia del cansancio, desvelo y alcohol.
Cuando desperté como a las seis de la mañana todos aún estaban derrumbados, Elena al lado del Ing. Armando quien tenia una mano sobre su seno derecho, y Dulce al lado mío, todos completamente desnudos. Pasada la excitación y la borrachera caí en la cuanta de lo que había hecho: con tal de cogerme a Dulce había entregado a mi esposa a su jefe, quien ahora podía decir que se había salido con la suya.
Me vestí y me senté a reflexionar en lo sucedido, después desperté a mi esposa y salimos de ahí ambos en silencio.
El resto del dia ninguno de los habló casi, esa tarde me fui para la ciudad de México y desde entonces solo hemos platicado por e-mail y de cosas triviales, ninguno de los dos se anima a tocar el tema ¿cómo explicarle que a pesar de saber que lo que hice esta mal me excito mucho al recordarlo? ¿acaso a ella le sucederá lo mismo?
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