Entregada y perforada por los dos viejos jubilados

Parecían coordinados pues cuando Jorge me giro para besarme, Diego aprovecho para desnudarse y sin perder tiempo, bajo besando desde mis pechos pasando por mi vientre hasta mi ardiente sexo.

Después de sendas visitaras de Jorge y Diego por mi casa en días alternativos, pues procure tener cuidado no coincidieran, y también para que una se pudiera recuperar de la fogosidad de ambos sementales,  me dirigía esa tarde noche a casa Jorge, pues me había invitado a cenar a su casa, ya que  presumía de ser también buen cocinero.

Una vez ya dentro, me dijo podía husmear por la casa a ver que le parecía mientras el acababa de preparar los platos….

Vi que disponía en el salón de una buena serie de fotografías de viajes y amigos, quedándome petrificada con una de ellas.

Digo petrificada, pues en una que representaba un grupo aproximado de diez amigos,  junto a una barbacoa y con la copa en mano brindando, estaba junto a él con la mano en su hombro, Diego.

Me tuve que poner muy pálida, pues Jorque se dio cuenta y acercándose con una copa de vino en la mano para ofrecerme un brindis, me dijo: pareces has visto al diablo en persona... ¿Qué paso… alguien conocido? …  me pregunto un poco preocupado.

No sabía que responder, pero mi estado había delatado una alarma y no podía disimular, por lo que el sabia y picaronamente ,me dijo para quitar hierro al asunto… ¿alguien de estos conoces y te has acostado con él o has  tenido un problema…?.

No te preocupes se sincera que ya sabes nosotros no tenemos ningún pacto…

Lo primero le dije cortando su conversación…con él... Mientras señale a Diego en la foto.

Coño… mi amigo Diego, que además ahora que caigo, vive cerca de tu casa….pues mira esta es una foto de este año, pues nos reunimos siempre los diez, que somos de la misma quinta de la mili y lo celebramos todos los años con una barbacoa en casa de uno.

Entonces es el que ha ocupado mi puesto mientras andaba en cuba… dijo riendo picaronamente… ¿y sigues viéndolo?...

Si, le dije toda sonrosada y temiendo le sentara mal…ayer paso por casa…le confirme.

¿Y…?   Me pregunto…  Pues eso…. Ya sabes, que lo hicimos también….le respondí…

Ahora mismo le llamo y veras el susto le voy a dar… mientras reía…

Tras unos diez minutos al teléfono donde hablaban con una naturalidad y sinceridad  entre ellos que me dejo asombrada, me dijo que Diego venía para casa, pues aun casi ni creía esa coincidencia.

Yo asustada ante aquel encuentro le dije que no que me marchaba que aquello me sobrepasaba, que iban a pensar ambos de una y que no sabía que iba a decir al ver a Diego allí ella junto a él.

Jajajaja se reía a carcajada Jorge, cuando me cogió cariñosamente del brazo diciéndome… no te vayas que ya verás él no está enfadado ni mucho menos, al contrario… eso sí, sorprendido y con ganas de vernos…

Me tome dos copas de vino o tres pues ya había perdido la cuenta, con mi nerviosismo cuando sonó el timbre a la media hora y entro en casa Diego.

Saludo efusamente a Jorge y dirigiéndose a mí con una sonrisa encantadora, me beso a la vez que me dijo… no sabía compartías tus ricos encantos con  mi amigo, que callada te lo tenías mi tesoro…

Aclare como pude entre sonrojos, aquella bochornosa situación, la forma en la que los había conocido e intimado, quedando anonadada por la naturalidad que ambos se tomaron dicha situación, pues como decían, el azar había hecho que dos amigos íntimos compartieran la misma mujer no habiendo compromisos ni pactos entere ninguno.

Mis piernas aun temblorosas no asimilaban aun aquello y más cuando Jorge dijo, quédate a cenar que pongo un cubierto más…

La cena sirvió para soltar la tensión que una tenía acumulada, y comprobar que aquellos dos viejos jubilados se entendían y guaseaban con una naturalidad que parecían hermanos.

También creo que por el efecto del vino, pues ya llevábamos casi tres botellas de vino blanco entre los tres, aunque una ante la falta de costumbre, parecía el efecto del alcohol era mayor.

Las bromas se sucedían ,rompieron si quedaba algún atisbo de tensión en mí y más cuando Jorge, me dijo en tono pícaro… Rosa entre nosotros… ahora quiero que aclares… ¿quién folla mejor de los dos?... que este es un faldón y siempre ha presumido de ser un figura en la cama.

Yo ya desinhibida totalmente, les respondí entre risas y en tono de guasa “pues la verdad, es que ninguno de los dos lo hace bien… eso lo habrán notado, riéndome picaronamente… pero bueno si me piden una nota les daría un aprobado a ambos y un empate técnico”.

Pues ya sabes respondieron casi al unísono  ambos… eso hay que desempatarlo.

Nunca estuviste con dos hombres a la vez Rosa me dijo Diego… es algo que te sorprendería gratamente, pero siempre que tú lo desees y lo consientas… somos adultos y esto debe ser de mutuo acuerdo y que tú lo desees, pues Jorge no creo ponga problemas.

La vedad es que nunca pues ya saben antes de conocerles a ustedes solo lo había hecho con mi  difunto marido y además mal… pero eso la verdad es algo que pensé alguna vez y más cuando ves alguna película erótica y  hora con internet más aún.

Pues déjate llevar tesoro y cuando digas, no más, ya vale, nosotros paramos… me dijo Jorge que casi sin tiempo a responder se había levantado  para besarme.

Me beso el cuello y me levanto de silla cogiéndome por atrás, acariciándome los pechos a través del vestido, mientras miraba a Diego que se levantó dirigiéndose hacia a mí y metiendo la mano entre mis piernas, acaricio mis muslos subiendo hacia mi sexo.

No dije que sí, les respondí  entre suspiros,  pero sin poner resistencia al momento tan morboso que se presentaba.

Haciendo caso omiso a mis palabras, Jorque desprendió de mi cuerpo mi vestido, dejándome con mi tanga y sujetador del que dio cuenta rápidamente Diego.

Este libero mis pechos y un pezón paso a su boca en un abrir y cerrar de ojos, mientras el otro era pellizcado por Jorge que a su vez ya había metido sus dedos en mi sexo mojado y caliente.

Jorge me besaba el cuello y frotaba su duro rabo ya en mi culo a través de su pantalón, del que pronto se liberó, sintiendo ya una piel con piel.

Parecían coordinados pues cuando Jorge  me giro para besarme, Diego aprovecho para desnudarse y sin perder tiempo,bajo besando desde mis pechos pasando por mi vientre hasta mi ardiente sexo.

Mis pezones eran ahora pellizcados por uno mientras el otro devoraba sabiamente mi conejo, haciendo mi cadera se contorneara restregándose en el duro rabo que por atrás acosaba mi trasero.

Me puse ardiendo en minutos, pues mis continuos gemidos me delataban descaradamente y más cuando levante mis brazos hacia atrás por mi cabeza para  agarrar la de Jorge que sabiamente me mordisqueaba y comía mi cuello.

No paren no pare se me escapo junto a mi primer orgasmo que saboreo   Diego con pasión…

Se levantó este tras el suculento plato que había degustado y acercando su dura y gorda tranca, la restregó por mi mojado sexo, mientras Jorge igualmente frotaba su dura y gordo pollon por mis muslos y trasero, llevándolo a veces hacia delante entre mis piernas para frotarlos también con mi sexo donde chochaba cariñosamente con la de Diego.

Era una situación para mi tan morbosa y caliente, deseando con pasión y descaro aquellas dos buenas escopetas  que parecían iban a competir a ver quién me daría más placer.

Me libere un poco entre juegos de ambos para agacharme, a la vez que agarraba con cada mano, sus lustrosos y duros rabos, que morbosamente puse frente a frente,restregando sus cabezas entre ellas.

Comprobé in situ que por longitud y grosor ganaba levemente Jorge, aunque en cabeza era Diego la que destacaba, pues su enorme capullo parecía iba a devorar el de su colega.

Tras aquel escarceo que les encanto, pues el rigor y las palpitaciones de ambas en mis manos les delataban, pase a besarlas y comerlas haciendo hincapié en sus hermosos  cabezones que ensalivaba con mi boca poniéndolos brillantes y tersos.

Mis manos ahora soltando aquello dos colosos que se sujetaban solos, pasaron a acariciar al unísono aquellos dos pares de suculentos y hermosos  huevos, gimiendo ambos con una pasión que asustaba ante las acometidas de mi boca sobre sus capullos y mis manos en las jugosas pelotas.

Me asustaba al verme así tan suelta y lanzada, pero la excitación era tal, que no era capaz de detener aquella lujuriosa fiesta, cuando tras esos gloriosos minutos degustando sus armas, me levantaron para comenzar ellos ahora con caricias y juegos sobre mis agujeros, de los que temía iban a ser perforados en breves momentos.

Jorge por atrás, primero con los dedos y luego con la punta de su enorme protuberancia, atacaba ya sin pérdida de tiempo mi agujero  trasero, que pasó de estar comprimido a una dilatación  idónea, para albergar lo que ahora entraba sin miramientos.

Mmm que estocada le diste colega, dijo Diego, mientras mi cabeza y  cuerpo se echaba hacia atrás buscando el roce y el calor de Jorge, gimiendo descaradamente y con una intensidad que  me asustaba, momento que aprovechó el, para penetrar mi abierto y mojado conejito que pedía a gritos su enorme cabezón ya dentro.

Nunca había estado así ni en los mejores sueños, pues la sensación de estar ensartada por aquellos dos sementales metiendo y sacando sus enormes apéndices de mis calientes agujeritos, me hizo explotar en un orgasmo, que mis piernas perdieron el fuelle y no me podía mantener, pues los temblores de esta no cesaban antes las acometidas de aquellos dos portentos.

Como la postura paso a ser algo incomoda ante mi flojedad manifiesta , sabiamente Diego la saco e inclinándome hacia abajo  sujeta por mis hombros con sus fuertes manos, me ofreció su duro rabo para seguir chupando, quedando mi trasero a la merced de Jorque,que con sus manos en mis caderas me estaba dando una sesión inolvidable.

Los fuertes y penetraciones hicieron que en alguna ocasión su enorme rabo entrara en mi boca como un resorte debido al impulso, siendo el preludio de una serie de coordinados movimientos que acabaron en una corrida colosal por parte de Jorge.

La saco tras recobrar el aliento a la vez que cariñosamente me alzo  y me pego hacia su espalda  para seguir con su juego erótico en mi cuello, momento que aprovecho Diego para volver a penetrarme y ser el ahora el que acosaba dulce y sabrosamente mi conejito con sus estocadas.

Apoyo sus manos sobre los hombros de Jorge para agarrarse  y poder compaginar su ritmo a la vez que miraba como entraba y salía con descaro su rabo de  dentro de mí, invitándome a mirarlo igualmente como si de una película porno se tratase.

Lo cierto es que me sentí excitada al mirar como sus movimientos pélvicos hacían que aquel enorme y duro rabo entrara con ritmo dentro de mí, pero más aún el placer indescriptible del roce de este y su enorme cabezón que me hizo llegar al momento cumbre, donde explotamos casi a la vez…sujetada por Jorge evite desfallecer ante la falta de fuerza para mantenerme en pie, mientras su colega remataba la faena con las últimos coletazos  para dejar las ultimas gotas de su nata en mi interior.

La saco, dejándola caer morcillona entre sus piernas con los restos de su corrida impregnados en su cabezón, y besándome lujuriosamente, pues su lengua avasallaba la mía, mientras lo oirá respirar y resoplar como un toro, me dijo tras un receso….me encanta verte disfrutar y espero te hallamos dado lo  que una diosa como tú se merece.

Ahora era Jorge quien me sujetaba y besaba tras girar mi cabeza, jugando nuestras lenguas un buen rato.

Cuando este retiro la boca, Diego hurgo con sus dedos en mi sexo e impregnándolos en sus jugos y los míos, los saco y los llevo a mis labios para que lascivamente los chupara…

Se los comí como si de su polla  se tratase , y al retirarlos me volvió a besar para el también disfrutar de este manjar…mientras mis pezones y mis pechos eran sobados sabiamente por Jorge..

Por suerte para una, pararon y tumbándome sobre el sofá, quede rendida unos minutos hasta recobrar fuerza…

Ellos no se vistieron y así como dios los trajo al mundo prepararon  la cena balanceando sus miembros en estado de reposo por toda la cocina y salón, ostentando la buena dotación que ambos tenían.

Ya recuperada, pase al baño para asearme, aunque no me dejaron vestirme, pues dijeron era una cena nudista.

Y allí yo en medio de aquellos dos viejos jubilados, cene gratamente, preparándoles posteriormente el café que degustamos los tres en el sofá.

Charlamos un buen rato y Jorge abrió una botella de champan para celebrar aquel rico encuentro y la buena cordialidad que había entre los todos.

Me sentía una diva entre aquellos dos sementales en el sofá y más por como me trataban ambos, manteniéndome en un estado de excitación que traslade descaradamente a ellos, pues agarrando la mano de Diego, esta, me la acerque a la puerta de mi sexo para que lo acariciara, echado mano con la otra al paquetón semirrígido ya de Jorge…

Andaba salida como una gacela en época de celo y esto los puso rápidamente en forma a los dos, tomándome Jorge con descaro tras unos minutos de juegos eróticos entre los tres, para hacerme sentarme sobre su enorme tranca  que entro sin miramientos en mi jugoso chochito.

Me hico cabalgar unos largos minutos apoyada sobre su pecho, sentada mirando al frente, mientras mi boca devoraba el manjar exquisito que Diego tenia entre las piernas.

Este que al principio comenzó con un estado semirrígido, paso ante mis expertos labios a  ostentar una dureza  insultantes , pasando tras esos gloriosos minutos a un cambio de estatus, pues ahora ya andaba sentada sobre Diego y la que chupaba era la de Jorge.

Que par de portentos eran aquellos dos jubilados, pues pensaba ya no me quedaban fuerzas para volver a correrme, sorprendiendo a ambos con los alaridos y gemidos que les regale tras mi colosal orgasmos ante el acoso y derribo de la herramienta  de Diego dentro de una.

Este comenzó a gemir también fuertemente y en segundos sentí derramarse su leche en mi conejito, contagiando a su compañero al que le agarre con ambas manos su miembro para que su cabeza, depositara toda su nata en mi boca sin perdida ni derrame de una sola gota.

Sus piernas fuertes también ahora se vieron comprometidas ante el temblor por aquella tremenda corrida, dejándose caer hacia adelante para sujetarse en el sofá y nuestros cuerpos, hasta recobrar energía.

Su entrepierna quedo comprometida en mi boca y no pare de comer y absorber hasta que esta semidormida perdió su fuelle.

Tras unos cinco minutos en silencia retomando todos fuerzas… les dije con voz apagada… por favor hoy no más, hoy no más…ya no puedo más…

Y así fue pues tampoco ellos estaban para muchos trotes…