Entregada
Intentaba rebelarse, pero su cuerpo queria pertenecer a su Amo.
ENTREGADA
Al cerrar los ojos, todo volvía a su mente una y otra vez. Durante el día, había conseguido esquivar sus pensamientos realizando muchas tareas al mismo tiempo. En la oficina, incluso había tenido problemas con sus compañeros debido al ritmo atípico de su trabajo. Román le había preguntado con cierto doble sentido si se había tomado algo mas que un par de cafés y ella le mando a paseo. Pero no podía evitar, que ahora, sola en casa, todo volviera a su cabeza y sus pensamientos desaparecían para concentrarse solamente en uno. Se propuso olvidar... no recordar mas... no sentir mas... No quería que su cuerpo volviera a decidir por ella. No quería que volviera a pasar lo mismo que por la mañana, cuando Él la había llamado... No había tenido tiempo ni de pensar, cuando un orgasmo la había sacudido, mojándola hasta las rodillas con sólo oír su voz... ni siquiera las bragas habían frenado el cálido liquido que corrió por sus muslos recién duchados. No lo entendía... solo lo había visto una vez... pero la impresión que le causó, hizo que no pudiera dejar de pensar en Él ni por un momento. Sólo le dijo dos palabras... "Quiero verte..." ni una sola palabra más...
Sabía que todavía tenia tiempo, faltaba más de una hora para la cita. Había decidido no ir. No cedería por segunda vez. Ella era muy dominante y calculadora. En su empresa, siempre le asignaban los trabajos más complicados y difíciles. Sabia como afrontar las situaciones mas arriesgadas y lo había demostrado siempre. Hoy también lo demostraría. No cedería...
Quiero verte... volvió a retumbar en su cabeza...
No!. No lo haré esta vez!...
Y se abrazo a si misma por encima de sus pechos... aquellos pechos que días antes Él había tocado con sus manos...y pellizcado los pezones con tanta fuerza, que no pudo evitar un grito de dolor, mientras su coño se deshacía en un orgasmo no buscado, pero demoledor... Sintió esto, mientras sus manos permanecían firmemente atadas a su espalda por una fina cuerda de seda... Sintió esto mientras el suelo de gres mordía sus rodillas a través de las medias... Sintió esto mientras su boca se desencajaba por aquella polla tan enorme que no podía tragar de ninguna manera, pero que casi la había asfixiado cuando se vació en ella... Sintió esto mientras aquellos ojos fríos y claros le ordenaban mirarlos y ella no pudo negarse ha hacerlo...
- Dios! Solo habían sido unos segundos y ya estaba empapada de nuevo!
Su cerebro no podía hacer nada ya...sabia que igual que la primera vez, no podría evitar acudir de nuevo. El la hacia sentir como nadie antes. La usaba y no le importaba lo que ella sentía. Solo le ordenaba... y ella obedecía... Se odiaba por ser así, pero no podía hacer nada por evitarlo, su deseo por complacer a ese extraño era mucho mas fuerte que ella misma. Su cuerpo, no significaba nada sino podía sentir el de Él cerca... No importaba lo que sintiera ella, ni tampoco si debía sentirlo o no, porque lo único que quería era estar a su lado... quería que la envolviera con su presencia, que le ordenara desnudarse y le entregaría su cuerpo, que estaba completamente abierto para El...que la hiciera sentir algo mas que un objeto para su placer... que quería algo mas de ella... Pero si no era así, no podía hacer nada... Ella seguiría acudiendo cuando Él se lo ordenara. No entendía el cómo ni el porqué, pero era suya...haría cualquier cosa que Él le ordenara, aunque la tratara como a un objeto...no lo podía evitar...lo amaba.
Como una perra caliente...así se sentía... Aquel cosquilleo de placer, fue transformándose en un deseo abrasador. Una sola palabra era suficiente para que una sacudida la atravesara como un rayo ardiente...todo su cuerpo era placer en ese instante...todo su cuerpo estaba alerta y receptivo, esperando... esperando una orden que no llegaba, una orden que la dejara recuperar el aliento...el control de si misma...que la dejara respirar de nuevo. De rodillas y abiertas las piernas como nunca antes y con las manos fuertemente atadas a la espalda, podía notar el calor de su cuerpo en cada milímetro de la piel, concentrándose especialmente en los pezones y el coño. Aunque tenia prohibido tocarse, ni siquiera pensar en su cuerpo, ni en su placer, ella sentía que volaba... ni siquiera las pinzas que torturaban sus pezones y su clítoris, las partes más delicadas y al mismo tiempo mas receptivas, podían impedir que estuviera al borde mismo de estallar por dentro y abrirse como una granada madura... Solo una palabra se lo impedía...una sola...y una voz, que añoraba, por mas que solo hacia un momento que la había escuchado, que provocaba que su cuerpo, no fuera de ella, que hacia que su corazón saliera de su pecho...que su ser entero, no le perteneciera ya... Ahora solo le pertenecía a Él, y por Él sentiría cualquier cosa que le pidiera, por El se entregaba sin miedo ni recato... por Él seria su esclava y por Él se sentía como ahora...
Entregada...