Entre mis piernas (final)

-Me excita saber que solo lo haces porque te lo ordeno, eso realmente me la pone a punto de reventar, se buena y hazles un buen trabajo. Luego te llevare a otro lugar y me encargare de ti.

Dormí como una marmota y me desperté a media mañana con la sorpresa que había comilona en casa y que todos acudirían.

Me puse una faldita vaquera corta y una camiseta rosa sin sujetador, cuando Sandra llego de las primeras y nos quedamos solas un momento me dijo:

-No llevas sujetador verdad?

-Verdad

-Luego probare un poco –me dijo sonriendo-

Fueron llegando todos y por fin llego él y su familia, me miro unos segundos y pasó de mí la siguiente hora, fui a por algo a la cocina y cuando regresaba le vi en la puerta.

-Súbete la camiseta

Obedecí al instante, se acercó y cuando parecía que iba a sobarlas me dio con la mano plana una palmada fuerte en cada teta.

-Me has hecho daño

-Lo se eso te pasa por golfa y por ir sin sujetador, hasta mi hijo se hará una paja en tu honor con esa pinta de chiquilla marrana que llevas.

Pellizco mis pezones con ambas manos retorciéndolos hasta que vio el dolor en mi rostro.

-Ves lo que les pasa a las putitas que van de calientabraguetas? Eres eso?

-Sí, soy una calientabraguetas –le dije sumisa-

-Bájate las bragas a medio muslo

-Aquí y ahora?

-Pues claro golfa

De nuevo obedecí y vi que sacaba algo de su bolsillo, eran unas bolas chinas. El lamio ante mí arrancándome un suspiro cuando vi como las lamia mirándome, casi pude sentir su lengua en mi sexo. Cuando las tuvo bien mojadas se acercó y buscando entre los pliegues de mi sexo, lo abrió con dos dedos y las empujo dentro de mi vagina.

-Súbete las bragas y no las toques hasta que yo te las saque

-Y si tengo que hacer pipí?

-Las aguantas con los dedos, pero no puedes sacarlas o te castigaré.

Se fue dejándome a cien, espere dos minutos y volví con el resto. Las bolas se movían cada vez que hacia el más mínimo movimiento, cuando en un momento me pidió que le pasara algo, se lo acerque y me dijo.

-Ni se te ocurra correrte sin que te dé permiso

Pase el resto de la comida excitada a tope, mis pezones se marcaban en mi fina camiseta y descubrí a su hijo mirándolos y hasta a Julio el otro primo. Cada vez que me daba cuenta lo miraba y el me devolvía la mirada con sorna.

Por la tarde todos tomaban algo en la terraza cuando Sandra dijo que se iba, me dijo si iba y le dije que luego me pasaría.

Deje a los hombres ahora jugando a las cartas, mientras las mujeres se fueron al pueblo a mirar unas cosas. Yo me fui a mi habitación y cinco minutos después entro él.

-Te has corrido golfa?

-No sin tu permiso

-Quieres hacerlo?

-Si

-Pues puedes hacerlo, pero allí abajo ante todos, quiero que te corras sentada en la mesa rodeada de gente, solo si lo haces podrás quitarte las bolas y salir corriendo a que mi primita te coma el coño.

Se fue y tras pensarlo mucho, baje y con una excusa me senté en la mesa y empecé a moverme lentamente pero no conseguía correrme, estaba desesperada por hacerlo, estaba al borde y no podía tocarme, entonces sentí una mano en mis muslos, él se inclinó hacia mí haciendo como que me enseñaba sus cartas.

-Mira Marcia que mano llevo

Sus dedos entonces frotaron mi clítoris y lo pellizcaron hasta que de repente lo note, el orgasmo sacudió mi cuerpo mientras yo apretaba los labios mirando hacia abajo, el soltó mis clítoris y se colocó en su sitio mientras seguían mis convulsiones y yo lo disimulaba mirando hacia el suelo.

Cinco minutos después me levante y subí a cambiarme las braguitas chorreando, me seque con las usadas el coñito y baje a despedirme, el ya no estaba.

Fui andando a casa de Sandra y entre por detrás cogiendo la llave donde sabía que la ponía, cerré la puerta detrás de mí y al no verla la busque en el dormitorio. Me quede helada cuando la vi cabalgando sobre un hombre. Él fue el primero en verme y me sonrió mientras le decía a ella.

-Muy bien primita cabalgaba bien sobre mi polla, te gusta tenerla dentro verdad?

-Si primito sabes que me encanta que me folles.

-Me dejas vendarte los ojos Sandra?

-A ver si va a venir la chica

-Te dije que dijo que se acostaba porque le dolía mucho la tripa, tendría la regla. Le dije que a lo mejor te vería y me dijo que te dijera que no podía venir hoy.

-Bien entonces soy toda tuya

Vi desde un rincón escondida como le tapaba los ojos y tumbándola en la cama le ato las manos por encima de su cabeza y en la cama.

-Um hoy estas raro primo que te ha dado?

-Estoy muy cachondo

-Te he visto mirarle las tetas a la chica, te gusta?

Me hizo una seña y sin hacer ruido me acerque a un lado de la cama.

-Me pone a cien esa niña, si no fuera tan joven y yo tan viejo le iba a enseñar un par de cosas a esa calientabraguetas. Puedo pedirte algo y me dirás la verdad?

Para incentivarla empezó a frotarle el clítoris

-Sí, eres muy convincente

-La has catado?

-Sabes que sí, sino no lo preguntarías

-Qué tal?

-Muy buena, es tan jovencita… tiene las tetillas duras y el culo respingón. Ojala pudieras probarla

-Ojala –dijo el-

Se sentó en la cama mientras sus manos hurgaban en el sexo de Sandra y sacándose la polla me indico que me acercara. Me puse de rodillas y empecé a lamer toda esa polla que sabía a Sandra, era como lamerlos a los dos.

Me agarro la cabeza y me insto a metérmela toda en la boca mientras Sandra en la cama se retorcía con otro orgasmo provocado por sus dedos. Apartándome se puso entre sus piernas y subiéndolas se la metió, me levante y el estiro la mano y la metió entre mis piernas me acerque y busco mi rajita, empezó a frotarme buscando mi entrada que pronto encontró penetrándome con tres dedos sin dejar de follársela

Me ponía cachondísima ver como se la follaba mientras me penetraba con dos dedos y pronto sentí como me tensaba y el orgasmo se acercaba, él también lo noto y empujo fuerte sus dedos mientras me corría de nuevo callada mordiéndome los labios.

Me puse detrás de él y agarre su polla sin tocarla, la frote sobre el coño de Sandra, la pasee por toda su raja mientras el jadeaba, lamí su cuello y lo mordí sin soltar su dura polla. Estaba muy cachonda cuando él dijo mirándome a mí.

-No pares sigue más fuerte, quiero sentirte

Tiro más de ella y se puso más abajo en la cama, me pegue a su espalda y la lamia, lo besaba, y baje hasta sus riñones con mi lengua.

-Sigue más, quiero más

-Vaya primito -dijo ella-

Yo sabía que me lo pedía a mí y seguí lamiendo hasta el final de su espalda mientras mojaba un dedo en mi vagina y jugaba con él en su ano, hacia círculos.

-Dios que bueno es eso

Empuje la yema de mi dedo en su ano y el gimió fuerte, empuje aún más y jadeaba como un perro mientras lamia su cuello, mordía sus hombros y entonces empuje mi dedo penetrándolo profundamente, empecé a moverlo, dentro y fuera y el completamente entregado bombeaba el coño de ella y luego buscaba mi dedo, lo saque y se quejó, entonces junte otro y lo penetre con dos dedos.

-Madre mía voy a correrme no aguanto mas

Era la señal empuje bien adentro y note como se tensaba, la oí gemir, ambos se corrieron y yo saque lentamente mis dedos de su culo y salí de la habitación y de la casa en silencio.

Volvía a casa pensando que no podía quejarme me había corrido dos veces, aunque en silencio.

Al día siguiente no vi a ninguno de los dos, de Sandra ya sabía que se iba después de comer, hablamos solo por teléfono, me dijo que si quería podía ir, pero rechace la invitación y nos despedimos hasta el día siguiente por la tarde. Ella me dijo que ya sabía dónde estaba la llave por si quería ir a su casa.

Pase el día en casa tristona pensando que ya me quedaba muy poco para irme y que echaría de menos todo esto.

Al día siguiente me desperté sin noticias de ninguno de los dos y decidí alejarme un poco, les dije a mis padres que iba a pasar el día con unas amigas que había hecho en el pueblo, cogí la bici y pensaba irme al pueblo de al lado. Pase primero por el bar a tomar un café y en la barra estaba Enrique con otros dos hombres. Me acerque y bese sus mejillas.

-Hola Enrique, como estas?

-No tan bien como tu preciosa

Me extraño su tono y enseguida me di cuenta estaba con los amigos y se hacia el graciosillo, mientras los otros dos me miraban babosos.

-Quieres tomar algo?

-Si un café con leche

Lo pidió y cuando me lo pusieron me senté en una mesa cercana. Los amigos de Enrique me miraban sin parar, pero el solo me miro una vez y aun así mis pezones querían romper la fina tela del sujetador. Me miraba sin ocultar el deseo, el hambre y las ganas de doblegarme. Era un coctel de emociones que hacían que mis braguitas se mojaran.

Al terminar mi café me acerque a despedirme y Enrique me dijo

-Marcia entra en la cocina por allí –me señalo la entrada-

Yo baje la cabeza y fui hacia donde me señalaba avergonzada que esos dos vieran mi sumisión, a pesar de la vergüenza ya estaba excitada ante su orden

El dueño del bar me abrió la puerta y entre en la pequeña cocina, detrás de mí entro Enrique. Los otros tres se quedaron en la puerta.

-Vas a obedecerme?

Asentí con la cabeza, mi cuerpo temblaba por dentro, de deseo, excitación y algo de miedo.

-No temas Marcia, estoy aquí. No te preocupes esos no están acostumbrados a esto, llevan años comiendo lo mismo te duraran un suspiro.

Su frase me relajo y me excito. Era completamente suya.

Tras un gesto suyo entraron los dos que estaban en la barra con él, uno se lanzó a tocar mis tetas y el otro metió sus manos entre mis piernas.

El dueño del bar miraba desde fuera con los ojos a punto de saltarle de las cuencas.

-Que buena esta –le dijo este a Enrique-

Miraba a Enrique y el a mí, era fácil ver su excitación mirando simplemente su pantalón, pero yo lo veía en sus ojos.

El que me tocaba las tetas se acercó más a lamerlas

-Sácasela Marcia, menéasela.

Sus ojos me retaban a desobedecer mientras miraba mi mano buscar el cinturón del hombre y aflojarlo, saque su polla de un tamaño normal y empecé a meneársela suavemente, el rápidamente empezó a jadear.

Enrique se acercó a mi oído y me dijo flojo solo para que yo le oyera.

-No me excita ver cómo te tocan, ni como les tocas, sabes lo que realmente me la pone así? –Llevo mi mano a su paquete, al único de esa habitación que deseaba entre mis piernas-

-No que es?

-Me excita saber que solo lo haces porque te lo ordeno, eso realmente me la pone a punto de reventar, se buena y hazles un buen trabajo. Luego te llevare a otro lugar y me encargare de ti.

Casi me corro solo con oír lo que me iba hacer, entonces agarre la polla de ese tío y empecé a sobarla, a menearla rápido con una mano mientras con la otra buscaba el cinturón del otro y pronto tuve una polla en cada mano, me arrodille y frotándolas entre si pasaba mi lengua mientras ellos jadeaban y gemían encantados con mis mimos. Me metía una en la boca sin soltar la otra alternándolas dentro, yendo de una polla a otra mientras unas fuertes manos me cogían de la cintura y sentándose en el suelo vi que el dueño del bar enfundado con un preservativo me bajaba sobre su polla. Era mucho más pequeña que la de Enrique pero me llenaba bien, me movía sobre el sin que yo dejara de mamar pollas.

Se cambiaron los sitios, chupe todas sus pollas, sus huevos y todos me follaron sobre la mesa, en el suelo, desde atrás, yo arriba, yo abajo, yo de lado.

-Que buena es, ya había olvidado lo rico que se folla –decía el que ahora empujaba dentro de mi vagina-

-No tiene pelitos, enrique como te lo montas –decía el otro-

-Quiero que os corráis sobre ella.

Me subieron a la mesa y de nuevo me follaron uno tras otros, hasta el límite de sus fuerzas y luego quitándose los condones se corrieron sobre mí llenándome de semen. Cuando se colocaron la ropa y salieron fui a limpiarme al grifo pero Enrique me dijo.

-No te limpies, solo vístete que nos vamos.

Cuando salimos de la cocina ya no estaban, solo el dueño del bar que me guiño un ojo despidiéndonos.

Me subí a su coche sintiendo como todo el semen se secaba sobre mi piel y me tiraba. Él no me miraba condujo hasta la casa de Sandra. Allí me llevo a la habitación, me desnudo y se desnudó sin hablar.

-Túmbate en el centro.

Por primera vez me tocó, acariciaba mis tetas con semen reseco

-Que golfa estas hecha casi me corro allí de pie sin tocarme, te ha gustado?

-Solo me ha gustado gustarte –le dije más sumisa y entregada que nunca-

Necesitaba que ese hombre prendiera el fuego y lo apagara después como solo el sabía hacerlo.

-Con esa respuesta acabas de ganarte un orgasmo pequeña

Me separo los muslos y sentí su lengua hambrienta, el calor subía por momentos cuando succionaba mi carne y enseguida sentí el orgasmo recorrer mi cuerpo y grite.

-Si me corro Enrique, me corro.

-Muy bien pequeña, muy bien.

Lamio todos mis juguitos sin dejar de pasar su lengua desde el clítoris hasta el final lamiendo también mi ano, mojándome con su saliva, volviéndome loca de nuevo hasta que volví a correrme en su boca.

Mi cuerpo temblaba por la fuerza de dos orgasmos tan seguidos y aun quería más.

-Date la vuelta

Me tumbe boca abajo y él puso una rodilla a cada lado de mi cuerpo a la altura de mis muslos, me abrió el culito y buscando mi ano sentí su dedo, rápidamente lo metió y lo saco, luego añadió otro y también entró y salió varias veces dilatándolo. Me escocia un poco pero no dolía como la primera vez.

-Te has corrido con ellos?

-No te lo prometo –le dije con tono de súplica-

-Lo sé, te creo. Sabía que no te habías corrido conozco bien los sonidos que haces, tus ojos vidriosos y las convulsiones de cuerpo. Pero quería oírtelo decir.

Movía los dedos en mi culo mientras con la otra mano hurgaba en mi coñito y lo penetraba con tres, la doble penetración estaba matándome y sin poderlo frenar me corrí. A mitad de ese tremendo orgasmo dejo de penetrarme el culo y me dio un cachete fuerte, seguido de otro más fuerte aun y de un tercero que inundo mis ojos de lágrimas.

-Porque te has corrido golfa sin mi permiso?

-Lo siento pero no pude…

Otro golpe me sacudió por el dolor y otros dos más, me escocia el culito y sentía el calor de mi piel. Siguió dándome palmadas duras durante más de diez minutos.

-Quieres que pare, te duele demasiado y quieres que esto acabe? –Su voz era engañosamente dulce-

-Nooo no quiero que pare. -Sabía que me ofrecía la elección de pararle, pero no podía, quería más de lo que quisiera darme, porque con él hasta los golpes eran lo más excitante en mi vida-

Cuando se cansó se quedó más de diez minutos mirando mi culo, luego lo beso con delicadeza y lo lamio diciéndome

-Necesitaba castigarte por darme el control de tu cuerpo, por hacer que te desee de esta manera en la que me difumino y sacas algo que nunca nadie había visto.

Me dio la vuelta y su polla rozo mi sexo justo antes de penetrarme con desesperación, me follo durante un buen rato sin pausa entraba hasta el fondo y salía casi por completo, solo para volver a hundirse. Ambos gritábamos a cada envite, a cada golpe de nuestros cuerpos.

-Ven, ponte de rodillas en el suelo

Me apoye a la cama de rodillas y él se puso detrás, llevo su polla a mi culo y empujo con su mano metiendo su glande. Me dolía pero agarrada a la sabana esperaba que entrara, quería que lo hiciera, quería sentir ese dolor que me partía en dos justo antes de llevarme al límite.

Se pegó bien a mí, me lamia el pelo, el cuello, la cara y empujaba despacio pero decidido, metió la mitad de su polla palpitante y agarrándome con un brazo por el estómago movió las caderas y me la metió del todo. Di un grito y el también mientras se movía en mi culo, me reventaba, me abría y me enloquecía. Sus dedos penetraron mi vagina y sus jadeos eran ya un grito desesperado.

-Por favor, necesito correrme Enrique.

-Y yo Marcia y yo

Se agarró fuerte a mis caderas y saliendo de mi culo volvió a empujar con todas sus fuerzas

-Córrete puta esta vez el semen ira bien dentro de ti no como todo el que llevas por tu cuerpo.

Me clavo sus dedos y empujo con fuerza tres veces y perdí el mundo de vista, estalle gritando al tiempo que sentía su semen llenar mi ano.

Caí en la cama completamente saciada, ya me dolía todo el cuerpo por la brutalidad de sus penetraciones y a pesar de ello ese dolor saciaba y excitaba tanto mi cuerpo como los orgasmos. Porque mi cuerpo le pertenecía por completo, estaba en sus manos y el placer era el, tanto su dureza como sus caricias.

Enrique a su lado feliz y saciado supo que amaba a esa chica que se entregaba por completo a él y que haría cualquier cosa por tenerla a su lado.

Dos semanas después de las vacaciones tocaron a la puerta de casa y yo cumpliendo órdenes abrí desnuda a Enrique que entro y poniéndome a cuatro patas en el mismo recibidor me la metió encendiéndome al instante y metiéndome en la maravillosa espiral en la que me sentía más yo que nunca siendo sumisa a mi amante, que sabía en todo lo momento lo que mi cuerpo quería, incluso ante que yo.

-Enrique me vuelves loca –necesitaba decírselo-

El suspiro y siguió follándome mientras me decía

-Y crees que tu a mi no preciosa?  Desde el primer momento, desde antes de que tu aroma me aturdiera llenando mis sentidos al acercarte a saludarme por primera vez. Desde la primera vez que apareciste en mis sueños antes de conocerte

Como alguien podía pegarme tan duramente, castigar mi cuerpo y luego decirme esas cosas?

La respuesta es fácil: Enrique solo él.