Entre mis amos Parte 1

Mi Amo me dijo que hoy tendría una sorpresa para mi.

Estaba incada en una esquina del despacho de mi amo con la cabeza baja, como siempre, esa era mi obligación, pero esta vez estaba ansiosa e impaciente, mi amo me había dicho ayer por la noche que hoy llegaría una sorpresa para mi, por mi buen comportamiento estas últimas semanas y ya quería saber de que se trataba. Esperaba que fuera algún juguete nuevo, así podría usarlo con mi amo o quiza finalmente me dajaría entregarle mi culito.

Desde que llegue aquí para mi entrenamiento mi señor se había negado a usarlo, y por mas que le suplicaba y le recordaba que yo era suya y que podía usarme como el quisiera simplemente me ordenaba que dejara de cuestionar sus decisiones. Por eso la última vez que se lo pedí hace dos semanas me castigo limitando mi vocabulario, así que ahora solo tenía permitido responder cuando el me hiciera preguntas directas con monosilabos o frases de no mas de cinco palabras.

Me balanceaba de un lado a otro cuando escuche la puerta principal cuando se abría y cerraba, ese era mi amo, al fin llegaba a casa, reacomode mi cabello y mi postura para complacerlo. Cada paso que oía por el pasillo aceleraba los latidos de mi corazón, pero derepente fui conciente de algo, escuchaba claramente dos pares de zapatos. Dos.

Oh no. ¿Y si el ya no me quería y traía a otra sumisa mejor para remplazarme? Una con mejor cuerpo o quiza más obediente que yo. Espere con la espalda completamente tensa y recordando no dejar de mirar al suelo.

finalmente la puerta del despacho se abrio y por ella entraron dos hombres: mi amo, y otro al que nunca había visto en mi vida, o eso creía porque aún no podía verle el rostro.

-Putita, ven aquí. -La voz ronca y fuerte de mi amo me sorprendio, sonaba alegre y satisfecho como si acabara de ganar un gran premio.

Me acerque lentamente gateando hasta quedar justo a sus pies. Con este invitado inesperado no sabía como debía comportarme así que solo me quedaría inmovil hasta que mi amo me ordenara que hacer.

-¿Como las has llamdo? -La voz del segundo hombre era aterciopelada, sorprendida aunque con un toque de burla.

-Putita, ese es su nombre, pero puedes llamarla como quieras y ella estara feliz de responder. -Mientras hablaba el acariciaba mi cabeza, y sin poder evitarlo comence a restregar mi rostro en sus piernas, levantando mi culo para su mejor acceso. Para mi satisfacción, su mano viajo hasta ahï y le dio un rapido apreton por encima del corto vestido que apenas me cubría.

-¿Y estas seguro de esto? Seguramente ella esta incomoda con mi presencia. -Si, muy incomoda, ¿Por que no te vas para que mi amo pueda darme su sorpresa?

Mi amo se alejo de mi para sentarse en la gran silla de cuero negro detras de su escritorio y le hizo una seña a su invitado para que se sentara en una de las sillas simples que estaban frente a el. Me quede desconcertada sin saber que hacer, pero preferí quedarme quieta para evitar el descontento de mi amo.

-Ella estara deacuerdo con cualquier cosa que yo le ordene, además que hago esto por ella, como parte de su entrenamiento, le hará bien y le ayudará a controlarse. Putita ponte de pie y quitate el vestido.

Hice lo que me ordeno rápodamente sin dejar de mirar al suelo en un par de segundos estaba completamente desnuda frente a los dos hombres. Tenía prohibido usar ropa interior y así me gustaba estar, cualquier cosa que complaciera a mi amo me hacía feliz a mi también.

-Levanta la mirada -eso hice, me encantaba su tono autoritario, significaba que me hablaba a mi, solo a mi. Lo mire con duda y luego voltee a ver al otro hombre, era un hombre de no mas de treinta años, rubio y de cuerpo trabajado, llevaba puesto un traje azul muy parecido al que usaba mi amo para ir a trabajar. Era guapo pero no tanto como mi amo, con su porte de gran señor y sus facciones fuertes combinadas con un cabello oscuro, aunque ojos claros y un cuerpo digno de un Dios -¿recuerdas lo que te dije ayer, sobre un regalo?

-Si señor. -Hable con voz clara pero baja.

-Pues bien. Este es un buen amigo que me ayudara en tu entrenamiento y el día de hoy el también sera capaz de darte ordenes y debes seguirlas ¿entiendes lo que te digo?

-Si señor.

-En ese caso ve a tu habitación y prepara todo. Hoy usaremos el potro. -Asentí y salí del despacho y antes de dirigirme a la habitación, me detuve un segundo con la intención de escuchar la conversación entre los dos hombres, pero rápidamente descarté la idea y seguí con los planes originales.

Me aseguré de tener todos los objetos que fueran a utilizar conmigo estuvieran en orden, al alcance y listos para usarse en cualquier momento. Coloqué incienso y velas. Y por último fui al baño a mirarme frente al espejo para asegurarme de estar perfectamente aseada y presentable. Un poco del perfume favorito de mi amo y listo.

Me inque a un lado de la puerta justo a tiempo para escuchar los pasos acercandose. Cuando entraron a mi habitación fui conciente de que sus ropas habían desaparecido a excepción de su ropa interior.

-Sube al potro