Entre mi hermanastro y yo. II
En un avión puede haber mucha diversión.
-Dormiré un rato.
Le subió el volumen a su música y así empezó el viaje.
Pero yo quería hacer otras cosas, quería quitarle el gorro y plantarle un beso y continuar lo que estábamos haciendo antes sin importar que allí estuvieran todos los demás pasajeros, pero ese no era el lugar, teníamos que ir a un lugar más privado en el avión...
Me acerque a él y le dije:
-Despierta idiota, iré al baño del avión y esperare 5 minutos si quieres divertirte, toca la puerta.
Me levante del asiento y antes de entrar al baño me fije como Andrés estaba levantándose también del asiento.
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Gracias a dios nuestros padres estaban sentados más adelante y en el otro extremo del avión, porque la manera en la que ambos fuimos “casualmente” al baño al mismo tiempo era más que obvia. Y más aun que mi mamá sabia que a mí me interesaba Andrés.
Así que fui a un baño desocupado y deje mi bufanda sobre el pomo para que él fuera al baño indicado, entre sin pasar el cerrojo y antes de que el llegara, debo admitir, que casi me desmayaba por el calentón que sentía. Estaba arreglándome el cabello cuando se abrió la puerta y muy torpemente, por el poco espacio del baño, Andrés entro me dio la espalda para cerrar la puerta y pasar el cerrojo, pero cuando se dio la vuelta yo no pude aguantar más y de una lo bese, tenía tantas ganas de hacerlo. Me lance sobre el rodeándolo con mis manos y piernas mientras lo besaba. Él para soportar mi peso me arrecostó de la pequeña mesa donde estaba el lava manos, quedando yo sentada en esta mesita. Todos nuestros movimientos dentro fueron torpes y brutales, ya que estábamos poseídos por el deseo y el erotismo, así que olvidamos mantener el secreto, ya que él me quería bajar los pantalones y las bragas para tener mi concha al aire, pero era algo difícil por el poco espacio, lo ajustado de los pantalones, el hecho de que yo estuviera sentada y sumándole que no separábamos nuestros labios ni un segundo. Así que obviamente estábamos haciendo un escándalo chocando nuestras extremidades contra las paredes y la puerta, alertando a las azafatas.
Mientras tanto nosotros dentro del baño estábamos en el cielo, yo ya había desabotonado su pantalón y este cayó al suelo, dejándolo nuevamente en bóxers, esta vez eran rojos. Se veía tan sexy, cuando pegaba cualquier extremidad a su bulto podía sentir ese inminente pedazo que quería salir a tomar aire. Le habría bajado el bóxer para finalmente ver sus dotes, pero justo en ese momento un grupo de azafatas tocaron la puerta del baño diciéndonos que si no salíamos de ahí ahora mismo, estaríamos en problemas.
Nosotros rápidamente nos volvimos a poner nuestras prendas (y en mi caso, partes del cuerpo) en su lugar correspondiente. Y salimos completamente apenados. Gracias a dios el 90% de los pasajeros estaba durmiendo en ese momento y las azafatas no armaron un gran lio por eso, gracias a eso no tuvimos ningún problema, pero de vuelta a nuestros asientos el ambiente estaba cargado de tensión.
Cuando Andrés se sentó, antes de que este se tapara completamente con la manta hasta la cabeza, pude ver un gran bulto dibujado en esa tela de jean. Lo cual me éxito de gran manera, pero no había remedio no podíamos armar ese espectáculo aquí. Así que resignada a que no pasaría nada, y molesta por lo mismo. Le baje la manta para poder verle la cara y le dije muy molesta:
-¿Esta es tu manera de resolver todo? ¿Evitándome y hacer como que nada paso?
Creo que cuando vi su cara de perrito triste, que lo hacía ver extremadamente sexy, ya que por la vergüenza tenia los cachetes muy rojos. Creo que la rabia me bajo y no le di un solo bofetón cuando me respondió:
-Eh… Funciona para mí.
Subió su manta nuevamente tapándose completamente. Yo molesta y dispuesta a no hablarle nuevamente tome mi manta y tome la misma actitud que él, apague la lámpara que mantenía nuestros asientos iluminados, subí la manta tapándome completamente y me dispuse a dormir.
A eso de dos minutos pude escuchar, como me hablaba en susurros muy cerca de mi oído diciendo:
-¿Sabes algo? Creo que deberíamos dejar las cosas hasta aquí, ahora seremos hermanos y no deberíamos hacer esta clase de cosas, creo que todo debe parar.
Me quede unos cuantos segundos procesando sus palabras, baje la manta para responderle pero pude ver que mantenía la pose como si llevara más de 2 horas durmiendo y como si nada pasará.
Así me quede unos 30 minutos pensando en todo lo que había pasado, en el deseo y el erotismo que sentí con Andrés en esos escasos minutos en el baño y me puse a pensar en todas las cosas que pudimos hacer si nadie nos hubiera interrumpido. Y pensaba en el, en su cuerpo, en sus dotes, en su sonrisa, en la manera en la que se sonrojaba, en todo. Y de hecho pensar en eso me mojó.
Pero mi mayor sorpresa fue cuando sentí una mano grande, fuerte y caliente bajo mi manta, y como esta fue tocando delicadamente mi concha sobre la tela del jean, pero yo estaba tan mojada y tan caliente que ese sencillo roce me estaba llevando al cielo, luego sentí cuando su mano bajó mi bragueta y desabrochó hábilmente el botón de mi pantalón y cuando el toco mis bragas, ya estaban completamente empapadas, el inicio con uno de sus dedos metiéndomelo superficialmente, pero solo con eso ya me tenía en el cielo. Movía su dedo de arriba abajo haciéndome gemir, casi le grite a todo pulmón “Cabron sigue tocando” cuando el separo su mano, pero rápidamente sentí como me colocaba la bufando en la boca para evitar que se escucharan los gemidos, ese indicio de sado me puso a mil, la ajusto ni tan apretado ni tan flojo en la parte de atrás de mi cabeza, me cubrió con la manta para que nadie me viera y volvió a su trabajo.
-Ahora que nadie te escuchara, te hare gritar.
Al decirme eso en el oído, pude sentir el calor de su aliento lo que casi hace que me corra, pero me distraje cuando sentí como echaba mi braga hacia un lado y… ¡oh no! Me meterá un dedo, comparado con su dedo que era mucho más grande, largo y grueso que el mío sabia que me iba a hacer gritar. Le rogué que no lo hiciera pero obviamente no pudo entenderme, pero creo que sabía a que me refería porque volvió a susurrarme en el odio diciendo:
-Tranquila, ya verás que te gustara, solo disfruta.
Y fue en ese momento cuando insertó lo que yo pensé que era su dedo corazón, era larguísimo y me hizo gemir como loca cuando lo metía y sacaba lentamente, yo gemía como loca, estaba a mil, pero fue en el momento en el que saco su dedo de mi, y pude notar que ese no era su dedo corazón, era el índice, ya que el que me había introducido esta vez era mucho más largo, lo cual me hizo disfrutar más y esta vez no tenia compasión por mi y el metía y sacaba su dedo rápidamente, a una velocidad endemoniada, me tenía en el cielo cuando por fin tuve mi orgasmo, el al notar la humedad, metió su dedo índice y ahora me pajeaba con dos dedos, eso me hizo gemir mucho más que antes, el seguía manteniendo esa velocidad endemoniada, luego de unos 5 minutos me metió otro y ahora eran tres ya yo estaba fuera de mi, no podía con tanto gozo, siguió así unos tres minutos más y llegue a mi segundo orgasmo, pero esta vez solo produje un gemido, ya que todo el gozo lo tenía dentro de mí.
Ese chico me había llevado a la gloria dos veces solo con sus dedos, me estaba imaginando como me iba a dejar con su miembro viril, cuando escuchamos la voz de la azafata indicando que nos abrocháramos los cinturones de seguridad que iniciaríamos el descenso.
El ruido que ahora había en el avión me indicaba a mí que obviamente todos habían despertado y estaban entusiasmados por llegar. Yo por mi parte me estaba abrochando el pantalón y colocándome las bragas en su posición. Cuando me iba a quitar la bufanda sentí como Andrés agarraba mis manos y me dijo al odio:
-Ven, yo te la quito.
Me quito la bufanda dejándome un ligero dolor en la comisura de los labios y me dijo que me dejara la manta hasta que el me la quitara. Así hice, pero cuando me la quitaron no había sido él, había sido mi madre ya que Andrés no estaba a mi lado, estaba sola, nuevamente.
Continuara…