Entre la carne y el pescado encontre lo mas salado

Los centros comerciales, tienen mucho partido.

ENTRE LA CARNE Y EL ESCADO ENCONTRE LO MAS SALADO

Hola, me llamo Jose y tratare relataros de la forma mas explicita posible algo que me paso no hace mucho.

Casi desde que me case he sido el encargado de hacer la compra semanal y bueno al principio no me hacia mucha gracia pero con el tiempo le he cogido el gustillo y ahora me encanta, suelo ir los sábados por la mañana y me encanta observar a las mujeres, en esas circunstancias, algunas se visten como para ir al cine, otras como para estar por casa, unas con sus maridos o sus hijos o con amigas pero al fin y al cabo todas distintas y para mi con algo especial que me aturdía cada vez que iba a la compra.

Dicen que el roce hace el cariño y eso es muy cierto pues con el tiempo y de coincidir algunas mujeres y hombres claro esta, nos saludábamos, cosa que seria muy normal en una tienda de barrio, pero en unos grandes almacenes la cosa es más complicado incluso el encontrarme con aquella mujer tan maravillosa todas las semanas.

Cuando la vi. Por primera vez, no pude impedir caminar entre los pasillos detrás de ella observándola, llevaba unos pantalones vaqueros tremendamente ceñidos, y un TOP que dejaba ver su barriguita, un pelo muy negro, rizado hasta los hombros. Y su cara era como la de un ángel, a pesar de que no era una cría, tendría unos 45 años más o menos pero se notaba que se cuidaba mucho, que practicaba algún deporte por las formas de sus músculos y que tomaba mucho el sol o rayos uva por el moreno de su piel.

Caminaba como es normal, muy despacio, mirando de un lado a otro, examinando el genero y yo como un bobo sin poder quitarle la vista de aquel impresionante culo que lucia embutido en sus vaqueros, en una ocasión se agacho para coger una lata de conservas y pude apreciar su tanga de un color morado muy chillón, mis ojos se salían de las orbitas y tuve que pasar de lago para que no se me notase tanto, el caso es que las mujeres tenéis un sexto sentido para estas cosas y antes de lo que imaginara ya se había dado cuenta de la estaba mirando a si desiste y continué con mis compras, tras algún tiempo ya se havia hecho habitual y nos encontrábamos casi todos los sábados y existía unas miradas de complicidad entre nosotros sin que aun hubiéramos cruzado palabra, cada vez que nos encontrábamos estaba mas provocativa y me miraba con mas descaro, sabia que me estaba volviendo loco y estaba seguro que eso a ella la excitaba.

Una semana ocurrió que el sábado cerraban los almacenes por fiestas y decidí al igual que ella ir el jueves. Y allí me la encontré, nos cruzamos en uno de los pasillos y me sonrió y yo la di los buenos días y le solté sin querer una sonrisa picara, tras pasar me di la vuelta para poder vela mejor y cual fue mi sorpresa que la pille mirándome también.

Nos volvimos a sonreír y continuamos camino.

La situación estaba clara, yo también le gustaba, por lo que me anime a dar un paso más

Así que lo dispuse para coincidir en el ascensor que nos llevaría al parking, al verla acercarse entre en el ascensor y espere a que llegara ella.

¿bajas? Le dije

si, gracias

El ascensor se cerró y mi cuerpo temblaba, la tenia al lado y podía oler su perfume que me envolvía en una nube de excitación y locura.

hueles muy bien, ¿que perfume llevas? Me atreví a preguntarle.

¿te gusta? Me dijo, me lo regalo un amigo, dice que es muy afrodisíaco

con una mujer como tu, le conteste, no se necesitan afrodisíacos

¿de varas? Contesto, tú también me pones.

Se acerco a mí, mirándome a los ojos, y me dijo que la metiera la mano entre las piernas para que lo comprobara, no lo dude ni un segundo, alargue mi mano derecha y pude comprobar lo húmeda que estaba, ella misma se separo el tanga para que pudiera acceder con facilidad a su ardiente coñito.

  • mira como me tienes cabron, me dijo, ahora vas a tener que follarme para calmar esta calentura que tengo. Empieza por comerme el coño y hazlo ya.

Me puso una mano sobre la cabeza y me obligo a agacharme, separo más su tanga y me ofreció su chocho, para que se lo comiera.

El ascensor ya se havia parado y las puertas estaban abiertas, pero no havia ni un alma, así que me puse manos a la obra, coloque mis manos en sus nalgas y apreté contra mi, de esta forma tenia todo su sexo en mi cara, olía y sabia de maravilla, y cuanto mas lo olía y mas los probaba mas quería. Abrió las piernas y coloque mi cabeza por debajo de ella, cual fontanero buscando la avería, mi lengua no paraba de explorar cada rincón de aquella zona, y ella cada vez me ofrecía mas rincones que explorar.

  • vamos a mi coche, le dije

Y salimos corriendo, dejamos los carros de la compra, al llegar abrí la puerta del copiloto y la hice señal para que entrara, ella se coloco, a cuatro patas con el culo en pompa casi fuera del coche y yo desde el exterior acerque mi boca aquel suculento mangar que me ofrecía.

follame ya cabron, quiero tu leche para apagar este fuego.

Me puse en pie, apoye mis manos sobre el capo del coche y deje que ella misma cogiera mi polla y se la introdujera, aquella situación era verdaderamente morbosa, no podía verla, pero me estaba follando, sentía sus glúteos chocar contra mi y podía oler su sexo. La escuchaba, gemir y pedir más, la sentía moviéndose como una perra en celo.

Tras barios minutos de dejarla hacer decidí tomar la iniciativa y baje los brazos para agararla por la cintura, le saque un poco mas el cuerpo fuera del coche y comencé un mete saca mas enérgico, que ella sin duda agradeció por los gemidos que metía,

sigue así, cabron, follame, que bien lo haces, quiero tu leche ya, correte dentro de mí.

Tras decirme esto no lo pude aguantar mas, mis piernas y todo mi cuerpo se tensaron, mis brazos parecían tenazas que sujetaban a aquella chica, y con un fuerte golpe profundo, solté todo mi semen dentro de ella, que al sentirlo como un apto de inercia, se abrió mas a mi, como para no dejar escapar ni una gota y se corrió también.

Quedamos durante unos segundos, tumbados en el asiento del coche, yo con mi pene aun dentro de ella.

Cuando recupero el aliento, me dijo.

ahora te toca limpiar lo que has hecho, no sabia a que se refería, hasta que se dio la vuelta y me enseño su coño, lleno de flujos, líquidos y semen.

Vamos, ven aquí y límpiame.

Nuca havia hecho algo así, pero aquí situación, también estaba fuera de lo normal.

Así que me arrodille, y lamí todos aquellos flujos, mientras notaba que ella volvía a estar excitada, y la verdad es que a mi aquella situación también me excitaba bastante, me sentía humillado por aquella mujer preciosa, que me obligaba a comerle todos los liquiditos que brotaban de su coño, aquel saber me parecía un néctar salvaje, lleno de pasión, lujuria y sexo.

  • ya sabes de donde proviene mi perfume, me dijo.

Y efectivamente, aquel olor era muy parecido al que me llamo la atención en el ascensor.

Si pues continué lamiendo su secreto mejor guardado hasta que me volvió a regalar otro orgasmo en mi boca, que saboree, con toda mi pasión y glotonería.

Tras aquel suceso, no volví a verla, quizás, no quiso que se volviera a repetir aquel polvo, la busque por otros centros comerciales sin resultado.

Pero puedo aseguraros que aun llevo impregnado en mi memoria el olor a sexo que desprendía.

Gracias, mí querida desconocida.