Entre hermanos es mejor

Sebastián me contaba que poco a poco fue sintiendo un gran deseo por su hermana, de estar con ella, de amarla. y de juego en juego la fue induciendo hasta sentir amor por lo prohibido, si es que es prohibido, el amor filial, mi mayor disfrute sexual.

ENTRE HERMANOS ES MEJOR

En la universidad contaba con muchos amigos, pero pocos confidentes, pocos compartían mis gustos por lo prohibido, el amor filial, pero la confesión de un amigo, Sebastián, me excitó toda que me mojó todo el coño y lo comparto con ustedes:

“Todos los días veía el cuerpo de mi hermanita y me excitaba imaginar estar con ella. Me masturbaba a su nombre en el baño muchas veces. Siempre usaba pantalones cortos de tela delgada para que pudiera notarse mi verga cuando se me paraba, estando a solas claro; buscaba cualquier pretexto para decirle que la quería y abrazarla por detrás pegando mi verga entre sus nalgas, a veces me refregaba allí pocos segundos. Ella sonreía a mi efusividad, percatándome que de reojo ella dirigía su mirada hacia mi paquete que estaba duro y se notaba fácilmente.

Siempre tratábamos de inventar juegos nuevos, mis primos, unos amigos muy íntimos y nosotros para aumentar el morbo del momento. En una de esas oportunidades, estaban dos primas y un primo, hermanos ellos, un amigo, mi hermana Mayra y yo, decidimos hacer un juego muy bonito: juntamos dos camas en mi cuarto, nos tapábamos de pies a cabeza, luego venía una persona, después de contar hasta 20 y con sólo tocar la cabeza de alguien tenía que adivinar quién era; si no lo hacía bien recibía un castigo. En muchas ocasiones me ponía junto a mi hermana, pegándome mucho haciéndole sentir mi verga entre sus nalgas que le hincaba muy bien sus nalgas blancas de su pequeño cuerpo y haciendo silencio para que no nos descubran, otras veces me subía encima de ella como parte del juego, pero esta vez mi verga apuntaba de lleno a su coño y nos quedábamos quietos para confundir a quién adivinaría quiénes somos con un toque de cabeza.

Mi prima mayor Daniela era la líder del juego y lo usábamos para calentarnos entre nosotros, con la colaboración de los otros sin saber en lo que estábamos certeramente. Los castigos eran diversos como formarnos en dos columnas y ella debía pasar por el medio y nosotros darle de nalgadas, suaves claro, algunos se atrevían y hasta tocaban por delante haciendo más excitante el juego; otra que en lugar de palmadas debíamos bajarle una prenda si llevaba pantalones o subirle si llevaba falda, aunque esto era incómodo porque a veces la participante caía en el piso pero me encantaba porque podía verles el coño a mis primas que siempre perdían y otras veces la verga a mi amigo César, que tímidamente se cubría ante las risas de las chicas.

Mi prima Daniela y yo nos entendíamos muy bien, siempre nos apartábamos de los demás yéndonos hacia la habitación de al lado, ahí, nos quitábamos todo, nos subíamos a la cama, ella me la cogía y apuntaba a su coño para introducírsela toda y yo siguiendo su ritmo, después ella abría sus piernas y me echaba encima de ella y nos empezábamos a mover deliciosamente. Algunas veces mi hermana llegaba a vernos, se quedaba mirando desde la puerta, le hacía un gesto que se fuera, nos reíamos y eso me excitaba demasiado.

Entre juegos nos la pasábamos bien, a solas me masturbaba, recreando lo vivido con mi prima, imaginando, que es mi hermana a quien cojo, así transcurría el día. En uno de esos días a solas, le pido a mi hermana que me ayude a arreglar mi cuarto, dijo que subiría al rato; aproveché el momento, me desnudé, pensé en sexo con ella y mi verga se me puso dura, me masturbé despacio en mi cuarto con la puerta abierta; hasta allí llegó ella, me miró sonriente y me dijo en que me ayudaría como si nada pasara. Tal situación me dio valor para pasearme desnudo por su lado, sobarla de rato en rato, arrancando risas de ella y aumentando mi excitación, que llegó al límite cuando hice que me la tocara, fue lo más maravilloso que sentí en ese momento. Ya después nos masturbábamos juntos, me dejaba tocarla, sus pequeñas y gorditas nalgas, su coño con pequeños vellitos, sus piernas blancas torneadas, una delicia a mis ojos.

Así pasamos los días, masturbándonos porque ella sentía un poco de miedo ser penetrada, aún era virgen. Y en uno de esos deseados días que nos quedamos a solas mi hermana y yo. Salí un rato en busca de mi amigo, César, un amigo de la familia, bisexual, lo invité a casa en ese instante y aceptó. En mi casa, le dije a mi hermana que iba a jugar un rato con mi amigo, que viniera también que era bueno. Una situación harto erótica, los tres solos ahí, ayudé a mi amigo a quitarse toda su ropa y una verga en total erección se dejó ver, yo alcancé a acariciar sus nalgas al tiempo que también me fui desvistiendo ante la atenta mirada de mi hermana sobre nosotros. Mi amigo se arrodilló ante mí, tomó la verga con su mano, me lamió suavemente y luego se la introdujo en su boca, dándole unas chupadas exquisitas, se subió luego en la cama, se puso boca abajo y sobre él fui yo sentándome entre sus piernas apuntando con mi verga entre sus nalgas, se la introduje y con mis manos en la cama a los lados de su cuerpo, me daba impulso para sacarla y meterla a placer. César se excitaba y gemía expresando lo delicioso y rico que era ser penetrado, a lo que mi hermana reía gustosa. Mi amigo sugerentemente le decía que era tan delicioso que debería probarlo, a lo que manifestó ella que sería bueno probar un día; César me empujó, se salió de mí, bajó de la cama y después de varios intentos de convencer a mi hermana, ésta se subió a la cama, mostrando su hermoso culo. Una alegría interior recorrió mi cuerpo, mojé mis dedos que bañaron su culo y su ano, mi verga aún dura apuntó en toda su entrada y despacio, sin prisa fui introduciéndola, con lo que mi excitación iba en aumento. Era la primera vez que estaba dentro de mi hermana, era sublime, lo hacía lo más delicadamente posible para que sea más placentero y menos doloroso. Fueron unos interminables minutos que disfrutamos mucho, mi hermana estaba muy excitada y con ganas de más, mi amigo excitado también con su verga dura pero más pequeña que la mía subió en mi hermana, penetrándola, moviéndose lento, mientras besaba y acariciaba su espalda hasta terminar con su leche dentro de su culo, igual que hice yo. Ahí estaba el culo de mi hermana emputecido por dos vergas. Y para hacer ameno el momento, mi amigo contaba que también cogía con su hermana que es algo que se practica pero que no se comenta, así como su padre lo hacía con su hermana cuando era soltero.

Después de ese día, los contactos con mi hermana eran más intensos, haciéndolo a escondidas de nuestros otros hermanos, de nuestros padres, de todos. Estas acciones sólo hicieron que deseara más a mi hermana y ella me correspondía, llegué a enamorarme de ella, lo confieso y ella de mí, a tal punto que nos celábamos entre nosotros; ella no deseaba que ninguna chica se me acercara más de lo debido y yo tampoco deseaba que nadie la enamorase, sólo pertenecernos el uno al otro. Hasta el día de hoy, seguimos amándonos y estamos solteros, no sé qué pasará después pero no me importa”.