Entre hermanos anda el juego (3 y final)
Nuestros protagonistas continúan con sus andanzas.
Esa noche en la que por fin le comí el coño a mi hermana y ella a mí la polla, dormí como nunca, pensando en lo que había pasado y en que aún nos quedaba una semana entera por delante en la que íbamos a estar solos en casa.
Al día siguiente me levanté bastante tarde. Serían como las 12 o así. Como ya dije estábamos en Junio y hacía bastante calor en Madrid. Me levanté vestido como había dormido, con mi pantalón corto de pijama sin gallumbos ni nada y sin camiseta. Salí medio dormido, pero la imagen que vi al llegar a la cocina hizo que me despertara de sopetón. Allí estaba mi hermana preparándose el desayuno vestida sólo con un tanga y un sujetador negros. Su culo se veía perfecto con ese tanga tan finito metiéndose entre sus cachetes. Quería empezar la mañana siguiendo con ese buen rollo como el que teníamos por la noche, así que me acerqué sin decirle nada y al pasar a su lado, acaricié su culo con mi mano diciéndole:
- Buenos días hermanita
- Hola Raúl
Según dijo esto miró a mi paquete que ya marcaba un considerable bulto y me dijo:
- Joer, cómo estás ya por la mañana ¿no?
- Es que con el panorama que tengo nada más levantarme... Porque, madre mía, como vas.
- Con el calor que hace y, como estamos solos, pensé que así voy más cómoda. Además, no creo que te moleste.
- ¿Molestarme?. Todo lo contrario. Yo encantado de que vayas tan ligerita de ropa.
- No, si ya se nota al verte - y mientras dijo esto alargó su mano y me tocó la polla por encima del pantalón. Me la agarró y mi polla se puso dura al instante. Te reacciona al instante. ¡Vaya despertar tienes!
- Chica, con el modelito que llevas y encima tocando, pues...
Después nos sentamos a desayunar. Ella frente a mí. Yo no podía dejar de mirar sus tetas, cómo el sujetador las aprisionaba. Parecía que fuera a reventar de un momento a otro. Se veían enormes, juntas y muy redondas. Así que no pude evitar preguntarle:
- Oye, ¿qué talla es el sujetador ese que llevas?
- Una 100, ¿por?
- Es que parece que te quede pequeño. Parece que se te van a salir por arriba.
- Ya. Es que en este modelo tengo que usar una 105, pero no había.
- Pues te queda de lujo. Me estás poniendo a mil.
Nos reímos y seguimos desayunando. Era una situación muy morbosa, pero a la vez los dos nos sentíamos muy cómodos.
Durante toda la mañana no dejaron de sucederse situaciones morbosas cada vez que nos cruzábamos por la casa. Ella cada dos por tres me tocaba la polla y se reía con las empalmadas que me provocaba constantemente. Yo me volvía loco viéndola por casa moviéndose y mirando cómo sus tetas botaban en cada movimiento intentando salirse del apretado sujetador. Yo decidí soltarme también un poco y en una ocasión en que ella estaba haciendo algo en el salón llegué por detrás y le agarré las tetas mientras arrimaba mi paquete a su culo. Me encantaba la sensación de notar sus tetas en mis manos. Eran increíbles, enormes, me sobresalían de las manos. Los dos nos reíamos con estos juegos. Y también nos excitábamos. Era una situación genial. A la hora de comer, mi hermana me dijo que iba a salir porque había quedado con una amiga y que llegaría a la hora de cenar. Me dijo que se iba a duchar. Y mientras me lo decía dejó caer el sujetador y se quitó el tanga, quedándose desnuda delante de mí. Se dio la vuelta y se marchó hacia el baño. El contoneo de sus glúteos me hipnotizaron y la seguí hasta el baño. No había cerrado ni el baño ni la cortina de la ducha. Me quedé embobado mirando cómo se duchaba, deseando ser la esponja que recorría todo su cuerpo. Estaba tan absorto viéndola que ni me dí cuenta de que tenía la polla totalmente tiesa. El bulto en mi pantalón de pijama era tan evidente que mi hermana me miró y riéndose me dijo:
- Cómo te has puesto ¿no?. Si ya me has visto desnuda.
- Da igual. Es que tienes un cuerpo increíble y unas tetas que no son normales hermanita. Mira como me has puesto - mientras le dije esto agarré mi pantalón y lo bajé dejando al aire mi polla totalmente tiesa
- Vas a tener razón - me dijo - porque yo te veo ese pedazo de herramienta que tienes y me pongo nerviosita también. Por más que te la veo no me creo aún que la tengas tan grande.
- Pues entonces estamos igual. Tras esto me dijo la frase que me hizo estar cachondo durante todo el día.
- Si te apetece cuando venga esta noche nos pegamos una sesión como la de ayer.
- Por mi encantado. Ya ves lo cachondo que me tienes toda la mañana así que... lo estoy deseando. -La verdad que a mí también me gustaría repetir, para qué nos vamos a engañar.
- Vale Sandra pues aquí te espero porque además no voy a salir y si hubiera quedado lo anulaba.
- Vale pues llegaré sobre las 10 o así ¿vale?
Ok aquí estaré. Después de esto se metió en la ducha y yo me fui un rato a jugar al ordenador, se vistió y se marchó. Durante toda la tarde no dejé de pensar en lo que íbamos a hacer después, iba de empalmada en empalmada cada vez que pensaba en mi hermana, así que decidí que quería darle una buena corrida y además no podía evitar meneármela cuando pensaba en ello, así que cada rato le daba unos meneos a mi polla, quería irla preparando para después, además cuando lo hacía de esta forma, conseguía que la corrida fuera espectacular. Estar masturbándome durante mucho tiempo pero parando cada rato, hacía que luego al descargar, la cantidad de semen fuera increíble. La tarde se me hizo eterna. No veía la hora de que llegara mi hermana. Tenía la polla a reventar de leche, así que decidí tranquilizarme un poco y esperarla viendo una peli. Eran ya las diez menos cuarto más o menos, esa noche hacía bastante calor, y decidí quedarme totalmente en pelotas a esperarla para darle una sorpresa cuando entrara por la puerta y me viera. Ahí estaba yo esperando a mi hermana en el sofá totalmente desnudo y con la polla en semi-erección o como decimos los tíos morcillona. En esa situación mi polla debía rondar los 17 ó 18 cm y ya estaba bastante gorda además. Finalmente llegó, tardó algo más de lo previsto, ya que llegó sobre las 10 y media. No vi como salió vestida de casa y al verla entrar al salón me quede como embobado mirándola. Iba vestida con una camisa de rayas ajustada y abierta dejando un buen escote, por el que se podía ver un sujetador de color verde, que realzaba sus tetas muchísimo, un cinturón ancho blanco y una minifalda vaquera muy cortita. Se paró en la puerta del salón, me miró, me sonrió y me dijo:
Joer que cómodo te veo ¿no? ¿Me estabas esperando?
- Pues claro. Ya pensé que no venías, como ya es más tarde.
- No hombre, como me voy a perder esto. ¡Vaya espectáculo!. Si es que mira que pedazo de polla tienes. Y eso que todavía no estás empalmado. ¡Yo alucino cada vez más! - me dijo mientras se acercaba al sofá y se colocaba justo enfrente de mí mirando mi polla todo el tiempo
- Bueno pues me voy a poner cómoda yo también. ¿Te parece bien?
- Desde luego.
Comenzó a desabrocharse la camisa. Lo hizo por completo y se la quitó dejándola a mi lado en el sofá. El sujetador que llevaba le quedaba estupendo. A continuación se quitó el cinturón y se desabrochó la falda. Ésta cayó a la alfombra, levantó sus piernas y la cogió quedando a la vista el tanga verde que llevaba a juego con el sujetador. Mi polla comenzó a reaccionar y ponerse cada vez más dura. Mi hermana al verla me miró y sonriendo me dijo:
- Vaya, empieza a reaccionar mi amiguita.
Mientras decía esto se llevó las manos a la espalda, se desabrochó el sujetador y ante mí aparecieron otra vez esas dos maravillosas tetas, con los pezones ya totalmente duros apuntando hacia arriba. Eso hizo ya que mi rabo se pusiera totalmente tieso. Mi hermana se rió al ver como saltó mi polla hacia arriba. A continuación agarró el tanga y lo bajó hasta que este cayó también al suelo dejando al descubierto ese precioso coño que me había comido el día anterior. Yo otra vez estaba embobado y mi polla apuntando hacia arriba. Mi hermana fue la que arrancó y me dijo:
- Bueno hermanito estoy deseando comerme esa polla y seguro que tu también así que no voy a esperar más.
Según dijo esto se arrodilló delante de mí, como hizo el día anterior y esta vez no lo hizo poco a poco si no que a la primera engulló de golpe más de la mitad de mi rabo. Yo me moría de gusto. Había empezado a chupármela con fuerza. Se notaba que tenía ganas. Estuvo así un par de minutos y se la sacó y me dijo:
- Hoy estoy disfrutando aún más que ayer. Me parece como si la tuvieras incluso más grande. Es una pasada de polla. Es que no sé ni como me cabe en la boca. Y según me dijo estoy volvió a engullir mi polla.
Yo me reí y le dije que las suyas eran las mejores mamadas que me habían hecho nunca. Estaba muy cachondo. Quería comerle el coño a mi hermana, así que le dije que porque no hacíamos un 69. La idea le pareció muy buena, así que nos colocamos en el sofá. Yo me tumbé boca arriba y mi hermana se colocó boca abajo. Enseguida agarró mi polla otra vez y se puso a comérsela sin parar. Yo disfruté de la vista de ese coño a escasos centímetros de mi cara. Lo acaricié. Estaba ya muy mojado. Y al momento acerqué mi cara para meter mi boca en él y disfrutarlo completamente. Otra vez volvía a sentir ese sabor, ese suave chocho que inundaba mi boca. ¡Qué sensación tener el coño de mi hermana en mi boca a la vez que ella me la chupaba! Me invadían muchas sensaciones. Estaba disfrutando muchísimo, pero quería más. Quería follarme a mi hermana por lo que las palabras salieron de mi boca casi de forma automática, creo que no pensé ni lo que decía pero lo dije: - Oye Sandra, ¿te puedo follar?
Mi hermana se sacó mi polla de la boca, giró la cabeza, me miró y dijo:
- ¿¿¿¿¡¡¡¡Quieres que follemos!!!!????
- Si, claro. Me encantaría. Ya sé que somos hermanos, pero no creo que pase nada ni sea nada malo. Los dos queremos hacerlo y creo que podría ser genial. Bueno, ¿qué me dices?
- Pues, la verdad, creo que es cierto no hacemos daño a nadie y además me encantaría tener ese pollón dentro porque no creo que vaya a encontrar otra así nunca.
Y para reafirmar su decisión se levantó del sofá y me dijo que la siguiese a su habitación. Yo me quedé unos segundos en el sofá, con la polla totalmente tiesa, mojada por la saliva de mi hermana y pensando en lo que iba a pasar. Iba a follarme a mi hermana. No me lo podía creer. En en unos momentos mi polla estaría dentro del coño de mi hermana. Estaba seguro de que iba a ser un polvo increíble. Me levanté y me dirigí a la habitación. Al llegar vi a mi hermana de espalda, inclinada, ofreciéndome una visión de su culo y su coño desde atrás increíble. Se veía brillante, húmedo. Estaba buscando algo en un cajón, así que le pregunté:
- ¿Qué buscas, Sandra?
- Pues los condones. Me quedaba alguno por aquí porque ahora no estoy tomando la píldora y mejor que lo usemos.
Yo me reí. Mi hermana no sabía por qué y me preguntó:
- Pero ¿de qué te ríes?
- No hace falta que sigas buscando. Ya traigo yo uno de los míos.
- ¿Por qué? me preguntó.
- Pues es que creo que los condones que tienes tu no me van a valer. Yo uso los xxl de Durex porque los otros no me caben. Y estos incluso me aprietan un poco.
- Joer, ¡es verdad!. No había caído que ese pedazo de polla no cabe en un condón normal. Nunca había conocido a nadie que usara ese tipo de condón. Venga, vete a por uno que te espero aquí.
No tardé nada y volví con el condón, me tumbé en la cama y me lo puse. Mi polla estaba totalmente dura. Mi erección no bajaba ni un poco. Mi hermana estaba de rodillas al lado de mí, mirando como me ponía el condón. Ya estaba preparado así que le dije:
- Bueno, pues cuando quieras. ¿Cómo quieres que empecemos? ¿Te quieres poner arriba?.
- Si, me encanta estar arriba. Va a ser una gozada tener ese pedazo de rabo dentro. Tengo el coño empapado hermanito.
Mientras decía esto se colocó encima de mí. La punta de mi polla estaba a escasos centímetros de la entrada de su coño. Me miró a los ojos y comenzó a bajar hasta que mi capullo tocó su coño. Me recorrió un escalofrío. En unos segundos estaría follándome a mi hermana. Mi hermana notó mi polla en su coño y comenzó a bajar poco a poco, muy lentamente. Yo miraba su cara de placer y miraba como ese precioso chocho se abría para recibir mi descomunal rabo. Siguió bajando. Su coño había engullido ya todo mi capullo pero aún quedaba mucha polla por entrar. Siguió bajando poco a poco. Tenía ya media polla dentro. Mi hermana ya se retorcía de gusto y decía:
- Diooooooooos ¡qué gorda es!. Es como si me partieran en dos. Sólo llevo la mitad de tu polla y es increíble. ¡La quiero toda!.
Siguió bajando, hasta que en unos instantes toda mi polla estuvo metida dentro de mi hermana. La miré. Tenía los ojos medio cerrados y su cuerpo empezó a temblar. Se estaba corriendo. ¡Se iba a correr sólo con meterle mi polla!. Y así fue, porque me dijo:
- Joer Raúl, me corro, me corrooooooo. Has hecho que me corra sólo con meterme ese pedazo de polla. Dios, ¡qué pasada!.
Se quedó unos segundos quieta con todo mi rabo dentro. Se llevó las manos al pelo y con los ojos medio cerrados. Se mordía el labio y sonreía. Yo me reí también y le dije:
- Esto no ha hecho más que empezar. Te queda lo mejor, hermanita.
Estiré las manos y las llevé hacia su culo. Lo agarré con fuerza y la levanté suavemente hasta la mitad de mi polla y suavemente otra vez la volví a bajar. ¡Vaya gustazo notar cómo el coño de mi hermana apretaba mi polla!. Mi hermana suspiraba y yo poco a poco comencé a acelerar el ritmo, subiendo y bajando a mi hermana con mis manos en su culo. Sus tetas empezaban a moverse al ritmo que mi hermana botaba sobre mí. Ella cada vez le daba más ritmo y subía más. Casi hasta la punta de mi polla. Es lo bueno de que sea tan larga. A las chicas les gusta porque tienen mucha libertad de movimiento. Pueden botar todo lo que quieran que la polla no se sale del coño. Mi hermana cada vez botaba con más fuerza y sus gemidos eran cada vez más fuertes y a mí me ponía mucho más cachondo. Apoyaba sus manos en mi pecho y levantaba su cuerpo hasta la punta de mi polla para otra vez dejarse caer de golpe y tragársela toda. El movimiento de sus tetas me tenía hipnotizado y también su cara de placer. Solté una mano de su culo y la llevé a una de sus tetas, y la amasé con mis manos. Me encantan sus tetas. Son enormes y preciosas. Con unos pezones oscuritos, muy duros que apuntan hacia arriba. Llevé mi mano hacia su pezón y lo pellizque suavemente. Yo también suspiraba. Me estaba dando mucho gusto como me follaba. Lo hacia con fuerza, botando hasta la punta de mi polla y volviendo a caer sobre ella. Era genial. Gemía con fuerza y me decía frases como:
- Joer, Raúl, me vas a reventar con este pedazo de polla. Parece que me vaya a salir por la boca.
Esos comentarios me ponían más cachondo aún y yo le daba más fuerte. Yo también la hacía comentarios sobre lo bien que follaba o sobre sus tetas porque sabía que también la ponían cachonda. Estuvimos así unos minutos y decidí hacer algo que les solía gustar a todas. Para darle un poco de marcha a su cuerpo y que descansara de tanto botar, agarré a mi hermana de la espalda y la traje hacia mi, inclinada hacia delante con toda mi polla dentro, y le dije que me dejara hacer a mi. Inclinada en esa posición levantó un poco el culo dejando que mi polla saliera hasta más de la mitad, entonces la abracé fuerte, y comencé a darle embestidas con mi polla. Tenía la cara de mi hermana a escasos centímetros de la mía y cuando le di el primer pollazo, soltó un gemido alucinante y siguió gimiendo con cada embestida que yo le daba. Lo hacía fuerte. Le sacaba la polla y se la metía muy rápido y fuerte hasta que mis huevos chocaban contra su coño haciendo ese sonido tan peculiar y que tanto excita. Mi hermana comenzó a decirme:
- Dios, hermanito, ¡qué pasada!. No pares, por favor, no pares. Fóllame fuerte, fóllame sin parar.
Eso me puso como una moto y sin parar de darle pollazos le dije:
- No pienso parar, hermanita. Me encanta follarte. Tienes un coño estupendo y lo haces de maravilla. Follas como una diosa, Sandra.
Seguí follándola así unos minutos, cuando de repente noté como me abrazaba más fuerte y me decía:
- Dame fuerte Raúl por favor. No pares que me voy a correr otra vez.
Aceleré un poco más el ritmo. Yo aún iba bien. Ya dije que suelo aguantar mucho y sabía que todavía me quedaba un rato para darle caña, así que aceleré para que se volviera a correr. Le di unas embestidas más rápido y fuerte y noté como se volvía a correr.
- Ahhhh Ahhh siii ssiiii me corro Raúl me corroooooooooooo.
Noté como su coño se contraía y fui reduciendo el ritmo poco a poco para que disfrutara del orgasmo. Mi hermana volvió a incorporarse y echó la cabeza hacia atrás lanzando un gran suspiro. Después me miró. Yo me reí. Mi hermana sudaba y su coño se notaba empapado. La miré y la dije:
- ¿Qué tal?. ¿Cómo va la cosa?.
- ¡¡¿¿Qué cómo va la cosa??!!. Pues genial. ¡Cómo va a ir!. Madre mía, vaya manera de follar. Y encima con este pollón que parece que me partía en dos.
Nos reímos los dos con ese comentario y le dije:
- Pues aún queda más. ¿Quieres seguir?
- Por supuesto. Pero necesito descansar un poco, que me duelen las piernas ya de tanto botar.
Le dije que se tumbara y se pusiera de lado. Me gusta mucho esta postura también. Me coloqué detrás de ella y le metí mi polla. La visión de su culo desde esa posición era genial. Estábamos los dos muy pegados. Empecé a meterle y sacarle mi polla a un ritmo no muy rápido. Quería que notara cómo se le clavaba hasta el fondo en cada embestida. Con mi mano la rodeé y la llevé hasta sus tetas y comencé a tocárselas. Pasaba de una a otra sin parar. En un momento llevé mi mano a su boca y le metí dos dedos en ella. Mi hermana los chupaba. Después volví a bajar a sus tetas y con mis dedos húmedos de su saliva comencé a acariciarle los pezones. Eso le encantó. Sus gemidos ahora eran más suaves pero se veía como gozaba. Estaba como en otro mundo y la verdad es que yo también. Estaba siendo un polvo increíble. Estuvimos casi 10 minutos en esa postura. Era relajada. Los dos estábamos cómodos y habíamos cogido un ritmo en que los dos disfrutábamos mucho. Fue genial porque nos estábamos compenetrando muy bien. Fueron unos 10 minutos de mete saca constante, sin ningún parón. Después le propuse cambiar de postura. Quería follármela a 4 patas. A ella le pareció buena idea. Ya había cogido fuerzas otra vez y yo quería terminar el polvo dándole caña. Saqué mi polla que estaba empapada por los jugos de su coño. Mi hermana se colocó a 4 patas sobre la cama. Me quedé unos segundos mirándola en esa posición. Su cuerpo me dejaba como hipnotizado. Su culo se veía increíble, su estrecha cintura y luego ese gran par de tetas que le colgaban desde esa posición. Era genial. Mi hermana giró la cabeza y me dijo:
- Vamos hermanito que estoy deseando volver a tener ese pollón dentro.
Salí de mi nube y me coloqué detrás de ella. Toqué su coño. Estaba empapado pero se veía brillante y jugoso y decidí chapárselo. Agaché mi cabeza y metí mi lengua en él. Me encantó su sabor. Mi hermana gemía de gusto. Fue sólo unos segundos. Después paré y sin decirle nada y, de un solo golpe, le metí toda mi polla hasta el fondo. Mi hermana gritó de gusto. No se la esperaba tan de golpe. Entonces comencé otra vez un mete-saca frenético. La agarré del culo y comencé a embestir. Mi hermana se movía de adelante a atrás para recibir mi polla con fuerza. Cada sacudida me daba un placer inmenso. Y más oírla gemir y gritar constantemente y hacer comentarios sobre el tamaño de mi polla o cosas así. Eso me ponía muy cachondo y cada vez le embestía más y más fuerte. Sus tetas se balanceaban fuertemente con cada sacudida. Era genial. Su bamboleo me hipnotizaba. Así que alargué mis manos y las agarré con fuerza desde atrás. Era imposible abarcarlas enteras. Sobraba teta en cada una de mis manos. Yo se las amasaba con fuerza, pellizcaba sus pezones y no paraba de follármela rápido y fuerte. Estuvimos así varios minutos. Mi hermana me pidió que volvería a acelerar que se iba a volver a correr. Y así fue. Sus gemidos se intensificaron y volví a notar ese cosquilleo en mi polla al contraerse su coño. Era increíble. Los fluidos de mi hermana debían estar por todas partes. Su coño se notaba empapado, pero esta vez no bajé el ritmo ya que comencé a notar un cosquilleo en mi polla. Me iba a correr. Pero no quería que fuera en el preservativo. Llevaba toda la tarde cargando para que fuera una corrida bestia y echar mucha cantidad de semen y quería que lo recibiera mi hermana y estaba seguro de que ella estaría encantada, así que se lo dije:
- Sandra me voy a correr, pero quiero correrme en tu boca, por favor.
- Claro que si, hermanito. Te lo has ganado por las veces que me he corrido.
Dicho esto mi hermana se sacó mi polla de su empapado coño, me quitó el condón, se colocó frente a mí y comenzó a meneármela y de vez en cuando acercaba su boca a mi polla para metérsela en ella y darme unos buenos lametazos. Intenté aguantar, quería empapar a mi hermana y llenarla de semen. Me la meneaba y me la chupaba y me miraba a los ojos. Sabía que me estaba dando mucho placer y le gustaba ver mi cara de gusto. De pronto noté que no podía más. Iba a reventar, me iba a correr:
- Me corro Sandra, me corroooooooooooo, es todo para ti hermanita.
Dioooss me corrooo.
Mientras decía esto, de mi polla comenzaron a salir chorros de semen. Mi hermana tenía su boca delante para recibirlos, y así fue. Era increíble todo lo que me estaba saliendo. Pero claro, venía muy cargado. Había estado casi toda la tarde meneándomela, y después un polvo de más de media hora con mi hermana, mis cojones estaban llenos de semen. La boca de mi hermana recibió tres chorros fuertes. Tragó lo que pudo pero tuvo que escupir parte que le cayó por la barbilla y el cuello. Otro chorro fue a parar a su mejilla y encima de su ojo. Otro a su pelo y después otros más flojos que le fueron a parar al cuello y a las tetas. La había empapado. Jamás me había corrido así. Hasta yo me quedé impresionado. Mi hermana siguió meneándomela y me miró y me dijo:
- Madre mía, esto ha sido increíble Raúl. ¿Cómo puedes correrte tanto?. Me has puesto perdida. Si me intento tragar todo me ahogo jajajajaj
- Jajajaj. La verdad es que si me ha salido un montón, pero es que ha sido increíble hermanita, el mejor polvo de mi vida sin duda
- ¿Y crees que para mi no?. La polla que tienes no es normal Raúl y además la manejas de maravilla. He acabado reventada. Llevamos más de medía hora de mete-saca sin parar. Nadie me había aguantado tanto.
- Yo suelo aguantar bastante pero no sé ni como he podido con el gustazo y el morbo que me estabas dando. ¡Vaya gozada de polvo!. Joder, cómo te he puesto ¿no?.
- Uuffff,. Ya ves. Estoy pringada por todos lados; el pelo, la cara, la boca y ¡joer! mira mis tetas.
Mientras decía esto, se esparcía mi lefa por su cuerpo y se reía. Había sido genial. Los dos estábamos sentados en la cama comentando el polvo que habíamos echado. Mi hermana estaba pringada de mi semen y con el coño empapado. Seguimos charlando un rato más en la cama. Después mi hermana se fue a la ducha. Yo me quedé tumbado en la cama pensando en lo que había pasado. Mi polla aún estaba pringada y húmeda por los restos de mi corrida y la saliva de mi hermana. Había sido el mejor polvo de mi vida y además había sido con mi hermana. Había sido la primera vez que lo hacíamos, pero yo tenía la esperanza de poder volver a repetirlo durante la semana que aún estaríamos solos.