Entre hermanos anda el juego (2)

Nuestros protagonistas se siguen conociendo.

ENTRE HERMANOS ANDA EL JUEGO (2)

Desde ese día la verdad es que empezó a cambiar un poco todo. Nuestro trato era mucho más cercano, con mucha más confianza. Yo ya no tenía ningún problema si tenía que salir alguna vez desnudo de la ducha estando ella. De hecho, incluso me gustaba hacerlo y ver las miradas que le dedicaba a mi polla y, como enseguida se me ponía dura, ella sonreía o me lanzaba algún que otro piropo. Yo a ella también pude verle las tetas alguna vez desde ese día. Ella no se preocupaba ahora tanto de taparse e incluso creo que alguna vez lo hacía aposta para ponerme cachondo. Por ejemplo, un día que estaba yo en mi habitación jugando en el ordenador y pasó ella como con prisas ya que se estaba cambiando para salir. Mi ordenador está de espaldas a la puerta por lo que no sabía cómo iba vestida. Pero cuando me di la vuelta me quede con los ojos como platos. Iba sólo con unas bragas. No me acuerdo ni la excusa que me puso para entrar a mi habitación. Sólo sé que se agachó para coger algo del suelo y mi polla se puso tiesa al ver esas enormes tetas colgando de esa manera. Se notaba el bulto en mi pantalón de pijama. Ella se había dado cuenta.

  • Ya veo que te siguen gustando estas – dijo agarrándose las tetas con las manos. Vaya empalmada llevas ¿no?. Te dejo que he quedado. Y tú, alíviate eso que si nos vas a reventar.

Y por supuesto no tardé nada en ponerme a meneármela. Pero esta vez descaradamente pensando en mi hermana y sus enormes tetas. La verdad que cada vez tenía más ganas de repetir lo que ya os comenté en mi anterior relato. Empecé a pensar qué podía hacer para provocar otra vez una situación parecida a la de ese día. Sabía que tenía que ser lanzado y dar yo el primer paso y que seguro que ella me seguiría el juego. Así que lo mejor era que ella me volviera a ver en acción y ver como iban saliendo las cosas. Tenía muchas ganas de poder ver de nuevo esas tetas a mi lado y tocarlas como hice ese día. Eran las mejores tetas que nunca había visto y tocado en directo. La imagen del cuerpo de mi hermana lleno de mi semen hacía que mi polla se levantara siempre de golpe. La cara con la que miraba mi polla mientras la meneaba con fuerza y el bamboleo de sus tetas en cada sacudida me provocaban las mayores erecciones de mi vida. Fue algo increíble y que tenía muchas ganas de que se repitiera además esta vez quería conseguir algo más. Tenía mucha curiosidad por ver su coño. Estaba seguro de que sería precioso. El día que lo vi con el tanga en el salón me di cuenta de que tenía que tenerlo bien cuidado. No asomaba un solo pelo por ningún lado. Así que tenía muchas ganas de comprobar si era tan bonito como yo imaginaba en mi mente. Estábamos ya en junio y hacía bastante calor mis padre se marchaban de vacaciones una semana a Torrevieja a un apartamento que tenemos allí al que no suelo ir mucho porque es bastante aburrida la zona. Por lo tanto mi hermana y yo nos quedábamos solos en casa una semana entera. Sabía que tenía que aprovechar esa semana par hacer lo posible por conseguir algún acercamiento. Como estaba seguro de conseguir algo me preparé bien y me depilé como hago siempre para tener la zona apunto. Solo me dejo un poco de pelo por arriba y los huevos totalmente depilado. Me parece mucho más estético y a las chicas suele gustarles mas cuando te ven así. Decidí que esa misma noche tenía que empezar el espectáculo. El día pasó bastante tranquilo. Por la tarde me dijo que se iba que había quedado con unas amigas para cenar. Pensé que se me había jodido el plan porque llegaría tarde. Pero me dijo que no saldría que solo iba a cenar y llegaría pronto. Así que yo decidí no salir tampoco y prepararlo todo. Mi idea era que me pillara pajeándome en el salón cuando ella llegara a casa y a partir de ahí ver como salía todo. Preparé una película porno en el dad y me quedé solo con mi pantalón de pijama sin nada debajo y una camiseta. Tenía calculado que llegaría sobre las 12. La verdad que la excitación de que pudiera pasar algo hacía que mi polla estuviera dura casi constantemente. Estaba impaciente. No me equivoqué por mucho a las 12 y cuarto exactamente oí como el ascensor llegaba a nuestro piso e imaginé que sería ella. Mi polla se puso durísima de repente. Rápidamente le di al play para que arrancara la película y me bajé los pantalones y me puse a meneármela suavemente. La oí cerrar la puerta y caminar hasta el salón. Mi polla estaba enorme parecía que me iba a reventar. Cuando llegó a la entrada del salón y me vio se quedó parada mirándome. Levanté la cabeza y con naturalidad y tranquilidad le dije:

  • Hola hermanita. Me piíllas con las manos en la masa - sin dejar de menearme la polla en ningún momento.

Ella me miraba con una sonrisa en la cara y me contestó:

-Joder ¡vaya recibimiento!. Llegar a casa y encontrarse con eso. Ya veo que te has montado un buen plan. -Pues ya sabes si quieres quédate y me haces compañía - le dije. -Bueno, mira, voy a cambiarme. Me pongo el pijama y me vengo un rato ¿vale?

Me acababa de decir que se iba a venir al salón conmigo mientras me estaba pajeando. No me lo podía creer. El plan había dado resultado. Y ya estaba en marcha. Me quedé alucinado. Estaba algo nervioso pero el morbo de la situación lo superaba y hacía que mi polla no pudiera estar más dura y más grande. No veía el momento de que apareciera para sentarse ahí al lado. No pasaron ni 5 minutos cuando volvió de su habitación. y si yo pensaba que mi polla no podía ponerse mas dura aún me equivocaba me quedé boquiabierto al verla sentarse en el sofá vestida solo con una camiseta que le llegaba algo mas debajo de la cintura y debajo solo un tanga de color verde. Se sentó en el mismo sofá que yo. Es un sofá de 3 plazas yo estaba a un lado sentado de frente normal. Mirando a la tele. Ella se sentó al otro lado pero no de frente si no mirándome a mí. Con os pies hacia mi de lado. Se solía sentar mucho así. Pero en este caso era increíble por la visión que me daba si miraba hacia su coño. Su tanga metiéndose y marcando perfectamente la forma. Era increíble. Ella esta sentada así. Con las rodillas dobladas y las piernas juntas. Yo la miré descaradamente de arriba abajo centrando mi mirada en su entrepierna y le dije:

  • Madre mía, si que te has puesto cómoda, si. Cómo vienes ¿no?
  • Oye si te molesta me pongo otra cosa – dijo ella.
  • No, no. Si por mí encantado. No te preocupes.

Yo no paraba de meneármela. Ella estaba mirando la película pero cada dos por tres me miraba la polla. Yo me daba cuenta y eso me ponía mucho de vez en cuando yo la miraba. Y ella miraba a la película y se mordía suavemente el labio. De repente me fijé en su camiseta. Sus pezones se notaban. Debían estar durísimos porque se notaban mucho a través de su camiseta. Significaba que ella también empezaba a estar muy cachonda con la situación y eso me venía estupendo. Sabía que tenía que decirle algo pero no sabía que. Pero si sabía que estaba deseando verle el coño me moría de ganas estaba seguro de que ya lo tendría mojado. Así que decidí lanzarme y le dije:

  • Oye por tu camiseta parece que también te estas poniendo a tono. Así que si te quieres aliviar tú también…. Por mí no te cortes
  • ¡Qué cabrón estás hecho!. Las ganas que tú tienes. Encima me da mucho corte, tío. ¿Cómo me voy a masturbar aquí delante de ti?
  • Joer, ¡qué más dará ya!. Mira, yo me estoy pajeando tan tranquilo. Además, tú ya me has pajeado así que... qué más da ¿no?. Así también tú te quedas a gusto
  • Mira que eres. Pero me has convencido. Joer ¡qué corte!. Aunque la verdad que tienes razón. Tú ya estás sin cortarte un pelo y con ese aparato a una también le entran ganas de desahogarse un poco.

Dicho esto, lo que ocurrió a continuación creo que no se me olvidará jamás. Esa visión me excitó más que nada de lo había hecho hasta entonces. Se levantó del sofá se llevó las manos a las caderas y suavemente tiró de la goma hacia abajo. Se agachó lentamente hacia delante y lo fue bajando hasta que el tanga cayó lentamente sobre el suelo. Sacó los pies y se dispuso a sentarse otra vez. La camiseta le tapaba el coño y aún no había podido verlo pero sabía que era cuestión de momentos que se presentara ante mí. Debajo de esa camiseta no llevaba nada de ropa ni arriba ni abajo. Mi excitación crecía por momentos, aunque creo que era difícil estar ya más cachondo de lo que yo estaba. Se sentó en el sofá en la misma posición que estaba antes. Entonces sí. Me quedé embobado y miré su coño descaradamente. Era precioso. Se veía brillante por la humead que debía tener y además totalmente depilado. No se veía ni un solo pelo. Era increíble. Tenía a menos de 1 metro de mí un coño increíble y yo no paraba de menarme la polla. No pude evitarlo y dije en voz alta:

  • ¡Joder, qué coño!. Lo tienes precioso y encima todo depilado.

Ella se rió con mi expresión

  • Muchas gracias. Joer, ¡qué corte!. Pero a lo hecho, pecho. Así estamos a la par. Yo te he visto desnudo y tú me ves ahora desnuda.
  • Tú dirás de mi polla, pero tú tienes un coño de lujo – la dije.

  • Muchas gracias. Me alegro de que te guste

  • Bueno pues ahora vamos a desahogarnos ¿no? -Sí, sí. Que tú ya veo que estás de un cachondo que no veas.

Dicho esto, yo no paré de menearme la polla. Entonces ella abrió un poco las piernas y bajó su mano hacia su coño y empezó a acariciarlo. Parecía súper suave. Se lo acariciaba con dos dedos haciendo círculos. Alternaba su mirada entre la película y mi polla. Y se mordía el labio, imagino que por la excitación. Yo, en cambio, no podía dejar de mirar su coño. Y cómo su mano lo acariciaba una y otra vez. De repente y lentamente comenzó a introducirse los dos dedos con los que se acariciaba en su coño. Los metía poco a poco. Al principio solo la punta y los volvía a sacar. Pero después empezó a meterselos hasta el fondo. Cada vez la oía suspirar más. Yo estaba alucinado.

  • Uff, ¡qué pasada! Con una visión así, hoy haces que me corra antes. Seguro.

Ella sonrió pero no paró de meterse los dedos en su coño y de suspirar más fuerte cada vez. Se notaba que estaba muy cachonda, así que si quería lanzarme un poco más, este era el momento ideal. Así que le dije: -Oye Sandra ¿te puedo pedir una cosa? Todo esto sin yo para de meneármela ni ella de masturbarse. Me miró y dijo:

  • Dime
  • ¿Me dejas que te masturbe yo?
  • ¿¿¿Quéééé???. ¿Qué lo hagas tu?. Joer, tío, ¡qué dices!
  • Tampoco es para tanto. Tú me hiciste una paja a mí ¿no?. O ¿acaso ahora te vas a cortar? ¿No decías el otro día que era yo el que no me atrevía?
  • Estás hecho un cabrón. O sea, que le quieres hacer un dedo a tu hermana mayor ¿no?
  • Pues claro. Joder, ¡es que encima el coño que tienes que es una pasada....!
  • Bueno vale. La verdad es que es justo. Yo te hice una paja a ti. ¡A ver qué tal se te da masturbar a una mujer!

Dicho esto, sacó los dedos de su coño y abrió un poco más las piernas. Yo estaba alucinado. Le iba a tocar el coño a mi hermana y a masturbarla. Solté mi polla que seguía completamente tiesa. Me arrimé un poco más a ella y estiré mi mano hacia su coño. Cuando mis dedos lo tocaron, un escalofrió recorrió todo mi cuerpo y mi polla dio un respingo. Lo tenía totalmente empapado y era muy suave. Empecé a acariciárselo suavemente de arriba abajo. Y también en círculos. Era un coño genial. Me encantaba tocarlo. Aceleré un poco el ritmo de las caricias. Me movía en círculos pero más rápido. Se notaba que ella estaba disfrutando y que estaba muy excitada. Echaba la cabeza hacia atrás y se agarraba con fuerza al sofá. Sus suspiros eran cada vez más rápidos y fuertes. Así que decidí seguir con lo que ella estaba haciendo antes. Coloque la punta de dos de mis dedos a la entrada de su coño y los introduje lentamente hasta que estuvieron totalmente dentro. Era una sensación increíble. Estaba haciéndole un dedo a mi hermana. Su coño estaba empapado y mis dedos entraron con total facilidad. Cuando mis dedos estuvieron dentro mi hermana soltó un pequeño gemido de placer. Entonces comencé un mete saca lentamente. Y poco a poco fui incrementando la velocidad. Sus suspiros fueron trasformándose en gemidos más constantes. Metía y sacaba mis dedos de su coño rápidamente. Como vi que tenía el coño empapado, decidí meterle un dedo más. Y sin dudarlo metí hasta 3 dedos en su coño. Ella lo notó y me dijo:

-Siii. Así. Sigue así. Por favor, no pares.

Parecía que sus pezones fueran a atravesar la camiseta. Entonces ella empezó a pellizcarse uno de ellos suavemente mientras gemía y se mordía el labio. Estaba haciendo gozar a mi hermana. Y a mí me encantaba. Pero sabía que aún podía hacer algo más por ella. Entonces una idea pasó por mi mente. Tenía su coño a escasos centímetros. No podía dejar pasar esta oportunidad. Así que le dije: - Hermanita, voy a hacerte una cosa que te va a encantar. - Haz lo que quieras, pero no pares.

Sin dejar de meterle y sacarle los dedos, acerqué mi cabeza a su entrepierna hasta que mi boca llegó a su coño. Saqué mi lengua y comencé a lamérselo. ¡Qué sensación!. Sabía a gloria. Ese coño suave y húmedo estaba riquísimo. Sus gemidos se intensificaron y entre gemidos me dijo:

  • Joer, Raúl, ¿¿qué haces??
  • ¿No te gusta? le dije
  • Siiiiii. No pares, por favor. Cómeme el coño y no pares.

Sus palabras me pusieron aún más cachondo y me puse a lamerle el coño con más ganas. Metía y sacaba mi lengua mientras que mis dedos la taladraban. Encontré su clítoris con mi lengua y jugué con él. Ella se moría de gusto. Se retorcía en el sofá y yo estaba en la gloria. Jamás había probado un coño como ese y quería disfrutarlo. Le dediqué varios minutos con mi lengua y mis dedos. Cada vez iba más rápido y mis dedos la taladraban más y más fuerte. Empecé a jugar con su clítoris con mi lengua y a meterle los dedos con fuerza. Eso hizo que mi hermana no pudiera más. Sus gemidos eran ya muy fuertes incluso me agarraba la cabeza y me la empujaba contra su coño. Me encantaba. Entonces noté como todo su cuerpo se tensó y comenzó a decir:

-Me corro, me corro me corrooooo, me corrooooooooooo

Yo no paré de lamerle el coño en todo momento, notando toda su humedad en mi boca y mis dedos. Fue increíble sentir como mi hermana se corría mientras yo la masturbaba. Poco a poco su cuerpo se fue relajando. Levanté la cabeza y la miré. Ella me miraba con cara de satisfacción. Mis dedos aún seguían en su coño. Me miró y me dijo:

  • Madre mía, cabrón, no me esperaba que fueras a hacer eso.
  • Pero, te ha gustado ¿no? -Uffff ¡Y tanto! Me lo has hecho genial. En serio, hermanito, he tenido un orgasmo genial. Muchas gracias
  • De nada. Te aseguro que a mi también me ha encantado. Tienes un coño estupendo.
  • Muchas gracias. Intento cuidarlo bien
  • Se nota, se nota. Depilado del todo y muy rico
  • Muchas gracias. Me alegra que te guste. Uff ¡cómo me has dejado! Estoy empapada.

A todo esto mi polla seguía totalmente tiesa. Ella se dio cuenta y me dijo:

  • Joer, tú aún estás con la empalmada.
  • Si. Voy a ver si me relajo yo también - dije deseando que ella diera el siguiente paso.

Y así sucedió.

  • Espera hermanito que después del gusto que me has dado te voy a recompensar pero bien.

No sabía qué me iba a hacer. Se levantó del sofá y se puso de rodillas frente a mí en el suelo, me miró y, de repente, agarró su camiseta y se la quitó dejando frente a mí ese par de tetas que tenía con sus dos pezones duros apuntando hacia arriba. Me dijo:

-Verás como nunca te han hecho una de estas.

Agarró mi polla y me la empezó a sacudir rápido y fuerte. Sus tetas se movían al ritmo que marcaba su mano. Entonces hizo algo que no me esperaba y me encantó. Se inclinó hacia delante y metió mi polla entre sus tetas y las juntó con sus manos dejando mi polla bien sujeta entre ellas. Y comenzó a moverse de arriba abajo haciéndome una cubana como jamás me la habían hecho. Me sentí volar. Era increíble la sensación de notar las tetas de mi hermana pajeándome sin parar. Mi hermana me miró y me dijo:

  • ¿A qué nunca te han hecho una así hermanito?
  • UHF. Qué va. Jamás había metido mi polla entre unas tetas como estas. Madre de dios, ¡qué cubana! - dije como pude por el gustazo que me estaba dando mi hermana.

Siguió con la cubana varios minutos. Yo pensé que la cosa ya no podía ir a mejor pero me equivocaba. Al rato me dijo:

  • Bueno, antes te dije que como me habías masturbado ya estábamos en paz porque yo te lo hice a ti. Pero creo que no es así exactamente. Así que como no creo que te importe, hermanito, voy a hacer una cosa que ya tenía ganas para ayudar a correrte.

Yo no sabía qué iba a hacer hasta que, de repente, sacó mi polla de entre sus tetas. Se apartó el pelo hacia atrás y agachó la cabeza en busca de mi estaca. Me la iba a chupar. Cuando me quise dar cuenta, colocó sus labios en la punta de mi polla y la fue abriendo para engullir mi capullo. Se lo tragó entero y lo mantuvo ahí jugando con su lengua unos segundos. Poco después se la sacó de la boca y me dijo:

  • Joer, no sé si voy a poder. Nunca había chupado un pollón como el tuyo. Se me va a desencajar la mandíbula. Jejejjejeje. Es muy gorda.

Me reí por su comentario y al momento volvió a agachar la cabeza y a engullir mi polla. Metía y sacaba mi capullo de su boca con suavidad y poco a poco intentaba metérsela más y más adentro. Yo me retorcía de gusto. Sus labios apretaban mi polla con suavidad y me daban un placer increíble. mi hermana me estaba haciendo una mamada de lujo. Pensé que no le cabría mucho ya que estuvo un rato como digo metiéndose solo el capullo. Pero poco a poco mi polla iba desapareciendo cada vez más en su boca hasta conseguir tragarse más de la mitad de mi rabo. La imagen era estupenda. Mi hermana arrodillada frente a mí engullendo mi polla. Se metía unos 15 ó 16 cm. mientras me masturbaba con una mano. Cada vez aceleraba más el ritmo. Mi hermana devoraba mi polla con fuerza y muy rápido arriba y abajo. Yo nunca había disfrutado así con una mamada. Eché la cabeza hacía atrás y puse una mano sobre la cabeza de mi hermana acompañándola en el movimiento y le decía:

  • Joder, hermanita, cómo la chupas. Vaya mamada cojonuda. No pares, por favor.

Intenté relajarme y disfrutar. Estuvo más de 5 minutos chupándomela sin parar, sin descanso. No sacaba mi polla de su boca ni un solo momento. Al poco sacó mi polla de su boca y me dijo:

  • ¡Qué cabrón estás hecho!. Entre la cubana y la mamada pensé que iba a conseguir que te corrieras rápido. Pero ni por esas jajajaja
  • Ya te dije que suelo aguantar mucho. Aunque ahora no se ni como. Porque vaya pedazo de mamada me estás haciendo.

Mientras le decía esto, mi hermana jugaba con mi polla. No dejaba de masturbarme rápido. Y se puso a pasar su lengua a lo largo de toda mi polla recreándose con mi capullo. Aunque también le dedicó un ratito a mis huevos. Mientras, cada dos por tres, me decía:

  • Vaya polla tienes. Pensaba que no me cabría en la boca. Tengo que abrirla muchísimo para que me quepa.

Yo me reía con sus comentarios. Y de repente, entre risas, me dijo:

  • Bueno, voy a ponerme seria. Verás como consigo que te corras rápido.

Agachó otra vez su cabeza y engulló mi polla lentamente, apretando con sus labios y empezó a tragar y tragar. No me lo podía creer. Estaba metiéndose más trozo que antes incluso. No sabía como podía caberle tanto. Debió meterse 18 ó 19 cm de mi gorda polla dentro de su boca. Llegó todo lo que pudo y comenzó mamármela muy rápido. Su cabeza subía y bajaba a mucha velocidad mientras que con su mano me la meneaba fuertemente. Era genial. Me la chupaba fuerte y rápido, pero a la vez con mucha suavidad. Sus labios aprisionaban mi polla dándome un placer increíble. A los 3 ó 4 minutos de estar con ese ritmo empecé a notar un cosquilleo. Notaba que me iba a correr. Sí, me iba a correr. Así que quise avisarle ya que sabía que iba a salirme mucha cantidad de leche. Entre el rato que me la estuve meneando antes de que llegara mi hermana, luego cuando llegó, la cubana y la mamada, levaba mucho acumulado y sabía que mi polla escupiría muchísimo semen. Así que le dije:

  • Dioooos me corro, Sandra, me corroo. No puedo más. Me voy a correr.

Cuando se lo dije se sacó mi polla de la boca. Creo que quería ver como salía la leche de mi polla. Pero no paró de meneármela y no se apartó. Me la meneaba con fuerza y su cara estaba a escasos centímetros de mi polla y su boca abierta. Mi hermana quería que me corriera en su boca y su cara. Era genial. Iba a ser una corrida histórica. Me levanté del sofá y me puse de pié delante de ella. Cogí mi polla y me la meneé. Estaba a punto de correrme. Apunté hacía la cara de mi hermana y de pronto mi polla empezó a escupir chorros y chorros de semen. No recordaba haberme corrido así nunca. Apunté a su boca que recibió los dos primeros chorros con gusto. El siguiente fue a parar a su mejilla y su pelo. Después, algo más flojos, cayeron dos chorros más. Uno sobre su cuello y otro sobre sus tetas. Había sido genial. Seguí pajeándome más suavemente mientras miraba cómo mi hermana dejaba caer de su boca mi leche. Y con un dedo se limpiaba también el semen de la cara. Me miró, me sonrió y me dijo:

  • Joer, ¡vaya corrida!. Parecías un aspersor. Jajjajaja. Pero con semejante pollón, normal que salga tanta cantidad. Me has pringado por todos lados.
  • Lo siento. Es que vaya gustazo me has dado. Vaya forma de chuparla tienes.
  • No, si no te preocupes. Una corrida así hay que recibirla como es debido. Siempre me ha dado mucho morbo que se me corran así. Pero nunca encontré alguien que echara tanta cantidad. ¡Vaya pasada!

Volví a sentarme en el sofá con mi polla aún morcillona. Ella se sentó en el suelo y se restregó el semen que tenía por el cuerpo. La miré y le dije que había sido la hostia. Que me había encantado.

  • A mí, Raúl, también me ha gustado mucho, qué te piensas. ¿No se me notaba?. Madre mía, cualquiera que nos viera...
  • La verdad que si. ¡Que pensaría!. Pero, joder, no creo que hagamos daño a nadie ¿no?
  • No, yo también pensaba que era un poco fuerte. Pero no creo que sea para tanto. Es que, si te digo la verdad, desde que te pillé pajeándote y ví ese pedazo de polla tenía ganas de hacer esto.
  • Pues habérmelo dicho. Ya ves que yo encantado. – la dije entre risas. Y más con unas tetas así. Vaya cubana me has hecho.

Hablábamos y nos reíamos con mucha confianza. Lo habíamos pasado en grande y además no nos sentíamos incómodos con la situación.

  • Vaya forma de empezar la semana aquí solitos ¿no? - me dijo.
  • Y tanto. Esto si que son unas buenas vacaciones, jajajaja.
  • Pues nada, hermanito, otro día si quieres podemos repetirlo. ¿Qué te parece?
  • Yo, por mí, encantado. En serio, me a gustado muchísimo, Sandra.
  • Bueno, ahora me voy a pegar una ducha y a dormir que con la tontería me he cansado que no veas. ¡Qué esfuerzos hay que hacer para tragarse tu pedazo de polla!
  • Vale. Yo también me iré ya a dormir. Ya hablaremos mañana.

Dicho esto se levantó y se fue a la ducha. Yo me fui a mi habitación y me dormí pensando en lo que había pasado. Había sido genial y lo mejor era que la semana acababa de empezar y esperaba que pronto pudiéramos volver a repetir algo parecido.