Entre hermanos anda el juego (1)

Dos hermanos empiezan a conocerse.

ENTRE HERMANOS ANDA EL JUEGO (1)

Voy a poneros en antecedentes. Me llamo Raúl. Soy un chico de 20 años de Madrid, España. Vivo en un barrio bastante normal de Madrid capital, y mi familia es bastante normal en el ámbito económico y social. Mis padres, que poco tienen que ver en la historia, son también bastante normales. Mi padre trabaja en una empresa y mi madre como dependienta en una tienda. El otro componente de mi familia es mi hermana Sandra que tiene 4 años más que yo.

Físicamente soy un chaval bastante normal. No soy la leche pero tampoco me quejo. Mido 1,80 y peso unos 75 kilos. Voy al gimnasio para estar en forma y para echar un rato con los amigos. No estoy cuadrado pero estoy en forma. Como decía todo bastante normal. Lo único que quizá se sale algo de lo normal y que jugó un papel importante en lo que voy a contar es el tamaño de mi polla. No fardo ni dejo de fardar, simplemente es lo que hay si digo que me mide 16cm. En la media nacional, pensaréis. Pero es que ese es el tamaño cuando no está en erección. Cuando lo está, alcanza los 23 cm. Realmente más cerca de 24 cm. que de 22 cm. Pero las cosas como son. Me mide 23 cm. En cuanto al grosor, tampoco me quejo. La verdad es que mi polla, en el sexo, me ha abierto varias puertas. Porque entre mis amigas ha corrido la voz de mi polla y hay varias que la han querido probar, y muchas repetir.

En cuanto a mi hermana os hablaré un poco de ella para que os hagáis una pequeña idea. De altura es algo más bajita que yo, mide 1,70 o algo así y está delgadita lo que hace que aún llamen más la atención el par de tetas que tiene. Sin duda lo mejor de su cuerpo ya que de cara es una chica normalita con el pelo rizado y castaño claro. Bueno, su culo tampoco está mal pero en comparación con las tetas... nada. Ahora sé que usa una talla 100 pero como os digo al ser delgadita llama más la atención.

La verdad es que nunca me había fijado en mi hermana en sentido sexual. Si reconozco que, obviamente, el tamaño de sus tetas no pasa inadvertido. También mis amigos hacían comentarios sobre ellas. Pero no era algo que a mí me quitara el sueño. Imagino que mi hermana tampoco se había fijado en mí en ese sentido ya que no sabía el tamaño de mi polla. Pero creo que todo eso cambió a raíz de lo que sucedió un día.

Era un día que llegué a casa por la tarde y no había nadie más en casa. Decidí irme a mi habitación para hacerme una paja. Encendí el ordenador, puse una película, me tumbé en la cama y me quedé en pelotas completamente.

La película era una de Jenna Jamenson bastante buena. Así que me puse a tono bastante rápido. Llevaba ya más de 10 minutos meneándomela cuando todo pasó. Sin darme cuenta se abrió la puerta de mi habitación y apareció mi hermana. Mi cama queda justo al lado de la puerta según entras a la izquierda por lo que en cuanto giró la cabeza me vio completamente en pelotas pajeándome. Nada más entrar y verme yo me quedé paralizado y ella dijo:

-Huy, pensé que no había nadie

Entonces su mirada se fijó en mi polla y dijo:

-Joooder.....

Y salió de la habitación.

Me quedé pensando con la polla en la mano en lo que había pasado. Mi hermana me acababa de pillar meneándomela. Pensé en el corte del momento. Pero mi polla no se había bajado ni un poco, porque también estaba pensando en su cara y en su expresión al verme la polla. La situación me había dado mucho morbo, lo reconozco. Así que al momento seguí pajeándome hasta que me corrí soltando unos buenos chorros.

Pasó un rato y salí de la habitación. No sabía si aún estaría mi hermana. Pasé por el salón y ahí estaba viendo la tele. Cuando pasaba y me vio me dijo:

-Oye Raúl perdona. Es que pensaba que no había nadie en casa y quería entrar a mirar una cosa al ordenador (que está en mi habitación)

-No te preocupes, no me he dado cuenta de cerrar mi habitación

-La verdad que no esperaba encontrarte así. Oye, ¿te puedo preguntar una cosa?- me dijo

-Sí, dime

-Pues es que no esperaba encontrarte así pero menos aún ver algo así. Es que me he quedado alucinada. ¿Cuánto te mide?

Me quedé helado. Mi hermana me estaba preguntando que cuánto me medía la polla.

  • Pues 23 cm - le dije, - ¿por qué?

  • ¿¿¿¿¿23?????. Madre mía, la verdad es que nunca había visto una así. Joer, tus amigas tienen que estar bien contentas ¿no?

  • Bueno, la verdad es que ninguna se ha quejado.

La conversación era bastante relajada y empezaba a sentirme cómodo con lo que hablábamos y la verdad también excitado con las preguntas que me hacía mi hermana, y para terminar me dijo:

  • Bueno, pues nada, todo hablado. La verdad es que después de ver eso no me arrepiento de haberte pillado jejejej

-Jejejeje

Los días siguientes su comportamiento conmigo, aunque siempre nos hemos llevado bastante bien, era mucho más cercano. Era como más liberal y la verdad yo también me cortaba cada vez menos. Ella entraba muchas veces a mi habitación como por sorpresa a ver si veía algo, porque se notaba, hasta que al final un día decidí yo volver a ponerme en situación.

Estaba duchándome, pero dejé la puerta sin echar el pestillo, pensando que así entraría sin más pero no, la verdad es que llamó y preguntó:

-Raúl, ¿te queda mucho?. Es que me quiero lavar los dientes antes de irme

Yo le dije:

-Estoy acabando pero pasa que no está cerrado.

Así que pasó y fue a coger su cepillo de dientes, aunque antes creo que estuvo maquillándose. Mi toalla para secarme estaba fuera y en vez de pedírsela no me lo pensé dos veces y abrí la cortina de la ducha y salí. Ella se giró y me miró.

  • Joder, macho, no te cortas un pelo ¿eh?

  • Si ya me has visto ¿no?. Ya que más da. A mí, por lo menos, me da igual.

  • Ya, bueno.

Y me preguntó:

  • ¿Te acabas de hacer una paja o qué?

Empecé a secarme la cabeza y le contesté: - No, ¿por?

  • Ah pensé que sí. Como la tienes morcillona como decís los tíos....

  • No, que va. Es que así es como la tengo normal.

  • ¿Normal así?. De normal nada. Pero joer ¿cuánto te mide asi?

  • Unos 16cm - le dije

  • Madre mía, ¡qué pasada!. Pero si eso ya es más grande que la de muchos tíos empalmada. Yo alucino.

  • Bueno, qué quieres que le haga.

  • No, nada, nada. Si por mí estupendo. Pero es que una no es de piedra. Y menos con una cosa así.

Después de decir esto se marchó y mi polla se puso dura al instante con el comentario que acababa de hacer.

A partir de ese día no pude evitar empezar a fijarme cada vez más en mi hermana como la mujer que era. Y además una mujer que estaba muy buena. Con un buen culo y unas tetas como nunca había probado.

Pensé que después de todo eso nuestra relación seria algo más incómoda pero la verdad es que todo lo contrario. Ella se mostraba bastante cercana y además comenzó a ir por casa, principalmente cuando no estaban nuestros padres que salen mucho de viaje, bastante más ligera de ropa de lo que iba normalmente. Algunos días con unos pantaloncitos de estos muy cortos que usan las tías de pijama y encima un top de estos ajustado o una camiseta cortita que también usan mucho las tías. Pero además me di cuenta que empezaba a llevarlas sin sujetador, porque se notaba muchísimo en el movimiento de sus tetas. Y otras muchas veces se le marcaban los pezones. Yo, claro está, no podía evitar fijarme cada vez más. Parecía que lo hacía aposta. Así que yo empecé a seguirle el juego y también me ponía más cómodo para ir por casa llevando también un pijama de pantalón corto. Pero además me lo ponía sin calzoncillos para que se notara más también el bulto y el movimiento de mi polla. Además con unos pantalones cortos, en muchas ocasiones tumbado en el sofá o con algún movimiento, el capullo de mi polla asomaba por debajo del pantalón. Era todo un juego de miradas. Ella a mi polla y yo a sus tetas. Nos comportábamos de una manera muy normal y natural. Como si nada pasara. Pero las miradas existían. Los dos intentábamos provocar pero sin que lo pareciera.

Hubo un día en el que no pude evitar que el tamaño de mi polla resaltara. Era un día que hacia bastante calor por la noche. Mis padres habían salido a una cena y ni mi hermana ni yo salimos. Yo estaba en el salón tumbado en el sofá viendo una peli y mi hermana estaba en su habitación. Pasado un rato mi hermana salió y se vino para el sofá. Salió vestida con una camiseta de estas largas que también usas las tías a veces. Le llegaba un poco más abajo del culo. Se notaba perfectamente que no llevaba sujetador. Aunque eso ya me lo imaginaba, porque ya os digo que empezaba a ser normal, y debajo pensé que llevaba los pantaloncitos cortos que solía usar. Pero cuando llegó al salón y se sentó, me di cuenta de que debajo sólo llevaba un tanga blanco y muy pequeño. Me quedé embobado mirando y mi polla saltó como un resorte. Podéis imaginar que con semejante cacharro tieso el pedazo de bulto se notaba y claro ella se dio cuenta rápido y me dijo:

  • Joder como se te ha puesto de golpe ¿no?.

Yo le dije sin cortarme:

  • Si es que mira como vas. Que se te va viendo todo.

  • Huy, no me había dado cuenta. Como estaba así en la habitación... Bueno pero no pasa nada ¿no?. Aunque ya veo que te has puesto contento o al menos tu amiguito de ahí abajo, jejejejeje;. Bueno, te dejo tranquilo. Me voy a dormir. Hasta mañana.

Me quedé alucinado en el sofá con la polla totalmente tiesa. No pude, ni quise, evitar cascarme una tremenda paja pensando descaradamente en mi hermana.

Pasaron algunos días con los mismos jueguecitos y tonterías, aunque cada vez más descarados. Ella se agachaba a la menor ocasión para enseñarme sus tetas y yo ya no ocultaba para nada el bulto de mi paquete en muchas ocasiones. La verdad es que yo ya no podía más. Iba de empalmada en empalmada y ya no podía dejar de fijarme en sus tetas y en su culo. Así que decidí dar yo el siguiente paso para ver que sucedía.

Llegué una tarde a casa. Eran más o menos las 9 de la noche. Había estado tonteando con una tía que me había dejado más caliente que la pipa de un indio. Así que mi intención era llegar e irme a mi habitación donde está el ordenador para hacerme una buena paja. Pero cuando llegué mi padre estaba pasando unas cosas de su trabajo y me jodió el rollo. Fue ahí cuando se me ocurrió la idea. Lo estuve pensando un poco, porque me daba algo de corte, pero al final decidí lanzarme. Me puse mi pantalón corto para estar por casa y una camiseta y fui a la habitación de mi hermana. Mi idea era, ya que ella tiene pestillo en su puerta y además tiene tele con dvd, pedirle poder hacerme una paja en su habitación viendo una peli porno, por el calentón con el que me habían dejado. Pasé a su habitación. Estaba con la tele encendida, pero estaba en su mesa escribiendo algo. Entré, la saludé y esto fue lo que hablamos:

  • Hola Sandra, oye ¿te puedo pedir una cosa?

  • Si, claro. Dime.

  • Es una cosa un poco....... especial.

  • ¡Coño!. No me asustes. Venga, dime.

  • Pues, mira, es que he estado tonteando con una que al final no ha querido nada y me ha dejado con un calentón tremendo y papá está en el ordenador haciendo cosas. Entonces quería pedirte si no te importa dejarme ver una peli porno aquí un rato para poder desahogarme.

Se quedó alucinada y después se puso a reír y me dijo:

  • Jajajajaj madre mía. Estás hecho un cabrón. No me importa pero es que estoy aquí haciendo unas cosas....

Ahí fue cuando vi mi oportunidad.

  • Bueno no importa. Por mi no pasa nada si te quedas. Si a ti no te importa a mi me da igual. Total, ya me la has visto ¿no?

  • Joer macho. Si que se te ve con ganas. Bueno, venga, haz lo que quieras.

Al oírle decir eso se me puso dura al instante. Iba a ponerme en pelotas delante de mi hermana y a pajearme delante de ella. La situación me daba muchísimo morbo. Estaba algo nervioso pero el morbo y el calentón lo superaban. Ella se quedó en la mesa que esta al lado de la cama y mirando las dos hacia la televisión. Metí el dvd porno y le di al play y me tumbé en la cama. Ella estaba en la mesa escribiendo, hasta que de repente me baje los pantalones y apareció mi polla dura como una piedra. Creo que nunca me la había visto tan dura. Parecía hasta más grande aún. Nada más sacármela, levantó la cabeza y vi como la miraba y me dijo:

  • ¡Madre mía! Como la tienes ¿no? Si que te han dejado cachondo, parece más grande que cuando te la vi el otro día. Aunque la verdad que es que la tienes enorme, hay que reconocerlo. ¡¡Vaya polla!!

  • Muchas gracias. Es que si encima me dices esas cosas se me pone más dura aún.

Dicho esto me puse a meneármela sin parar. Suele ser normal que los tíos al meneárnosla, como vamos más rápido, normalmente aguantemos menos tiempo. La verdad es que no es mi caso. En este sentido tengo bastante suerte ya que suelo aguantar mucho. A veces me puedo tirar más de 20 minutos pajeándome sin parar hasta correrme. Cuando llevaba 5 minutos dándole, me di cuenta de que me miraba y también a la película y le dije:

  • Oye no te cortes ¿eh? que no me importa si miras, no te preocupes.

  • Es que me estaba fijando que la tienes más grande que los que salen en la película. ¡Qué fuerte!.

Me reí pero no paré. Seguí meneándomela sin parar. Lo hacia rápido y con fuerza. Estaba muy cachondo. Me gustaba saber que estaba ahí al lado mirándome la polla. Además me di cuenta de que ella también debía estar poniéndose a tono, ya que llevaba un top ajustado sin sujetador y se le notaban muchísimo los pezones. En la parte de abajo llevaba un pantaloncito corto de pijama. Llevaba ya más de 10 minutos pajeándome sin parar. Ella se dio cuenta de que iba rápido y pensaba que cómo es que no me corría. Fue aquí cuando sucedió algo que ni me imaginaba, pero que me encantó:

  • Pero ¿aún no acabas?- Me preguntó. Si llevas ya un buen rato meneándotela súper rápido

  • Pues aún me queda un rato. Suelo aguantar bastante.

  • Joer. Encima de tenerla enorme además aguantas mucho. Yo alucino. Tus amigas estarán muy, pero que muy contentas.

Entonces me dijo la frase que hizo que todo cambiara:

  • A ver si vas a necesitar ayuda para terminar

Me quedé callado y pensé que esta era la mía. Tenía que aprovechar la situación y le dije:

  • Pues, oye, ¿me quieres ayudar tú?

  • Mírale, no es listo ni ná. Si encima seguro que no te atreves.

  • ¿Qué no?. Yo por mí, aquí estoy. La que se corta eres tú. Seguro.

  • ¿Que yo me corto?. Vas a ver.

Se levantó de la mesa, se sentó en la cama a mi lado y sin pensárselo dos veces me agarró la polla con la mano. Todo mi cuerpo dio un respingo. Fue una sensación tremenda notar la mano de mi hermana en mi polla, que estaba más grande, gorda y dura de lo que nunca la había visto.

  • Dios mío. Pero si no me abarca la mano para cogerla entera. ¿Has visto, hermanito, cómo si me he atrevido?. Madre mía, qué polla tienes tío. Esto es demasiado. No había visto, ni mucho menos tocado, algo parecido. ¡Pedazo de polla que gastas!.

  • Ya veo que te gusta. Me alegro de que te guste. Pero ¿no ibas a ayudarme?.

  • Sí, por supuesto. Ya que estoy...

Se colocó sentada frente a mí y se puso a meneármela. Primero despacio, de arriba abajo. Se recreaba en mi polla. No paraba de mirarla y decir:

  • Vaya polla madre mía.

Poco a poco fue aumentando el ritmo hasta meneármela bastante rápido. Yo estaba en la gloria. Con la otra mano empezó a tocarme los huevos suavemente sin parar de pajearme. Yo estaba en la gloria. Mi hermana me estaba pajeando y tenía justo al lado sus pedazo de tetas moviéndose al ritmo de la paja. Sus pezones parecían que fueran a atravesar la camiseta. Pasaron 5 ó 6 minutos pajeándome sin parar cuando me dijo:

  • Joer. Con tanta polla me canso de meneártela. Madre mía, como aguantas cabrón. Con lo rápido que te la estoy sacudiendo.

  • Oye, ya que estamos, igual si te quitas la camiseta se aceleraba el proceso.... Que a mi también me gustaría ver algo.

-Pero mira que eres cabrón. Me tienes aquí pajeándote y que encima quieres que te enseñe las tetas ¿no?. Bueno la verdad es que tienes razón. Tú no has visto nada.

Dicho esto soltó mi polla y así sentada al lado de mí se quitó la camiseta. Y ante mí aparecieron las mejores tetas que había visto en toda mi vida. Grandes, como me las imaginaba, naturales, con los pezones grandes y duros, colocados en el centro de unas aureolas perfectas. Unas tetas maravillosas, al menos para mí.

Me quedé totalmente embobado. Casi ni me di cuenta de que enseguida volvió a agarrar mi polla y a meneármela con fuerza otra vez. Con cada sacudida que le daba a mi polla el bamboleo de sus tetas me dejaba hipnotizado.

  • Bueno que te has quedado mudo - Me dijo- ¿Te gustan o no?. Que no paras de mirarlas. Imagino que es por que si, ¿no?.

  • ¿¿¿Que si me gustan???. Tú dirás de mi polla pero tus tetas no son normales. Yo tampoco había visto unas tetas así nunca, en serio. Vaya melones tienes. Parece que vamos los dos bien servidos. Sandra, ¿te las puedo tocar?.

  • Joer, no te cortas ¿eh?. Bueno, vale. Total, yo ya te estoy pajeando....

No me lo pensé ni un momento y puse mi mano sobre una de sus tetas. ¡Qué sensación!. Eran perfectas. Las cogí con las dos manos. Eran enormes. Empecé a amasarle las tetas, y a pellizcarle suavemente los pezones. Mi hermana empezó a suspirar, pero no paraba de mirar y de menearme la polla. Empecé a notar que me iba a correr. Podéis imaginar que con semejante polla y el tiempo que aguanté para no correrme, la cantidad de leche que saldría. Le dije que no parara que me iba a correr. Estaba inclinada sobre mí, casi como a 4 patas. De repente no pude más y de mi polla comenzaron a salir chorros de semen. El primer disparo fue a parar a su cuello, un segundo sobre sus tetas y dos más pequeños sobre su brazo y su mano. Me quedé en la gloria. Ella siguió meneándomela más despacio. Miró mi cara de felicidad y me dijo:

  • Bueno ¿qué?. Te habrás quedado a gusto ¿no?. Mira como me has puesto. Madre mía, pensé que no paraba de salir.

  • Joder, ha sido la mejor paja de mi vida. Muchas gracias hermanita.

  • La verdad es que reconozco que también es la mejor paja que le he hecho a un chico. Pero es que, claro, con una polla así como para no serlo. En serio, hermanito, tienes una polla descomunal. Las tienes que dejar echas polvo ¿no?

  • Bueno, de momento ninguna se ha quejado. Más bien lo contrario.

-No me extraña. Voy a darme una ducha que mira como me has dejado.

  • Se me olvidó decirte que suelo echar mucha cantidad al correrme. Ha sido un placer. Me ha encantado verte las tetas. Las tienes perfectas, en serio. ¡¡¡Vaya tetazas!!!

  • Me alegro de que te gusten, aunque me lo imaginaba.

  • Otro día si quieres repetimos....

  • Pues mira, la verdad, yo también creo que no estaría nada mal que otro día nos demos otro homenaje. Me gusta ver ese pedazo de polla en movimiento.

Dicho esto me guiño un ojo y me sonrió. Se limpió por encima mi semen y se puso una camiseta para irse a la ducha. Sólo de pensar que me había dicho que repetiríamos, hizo que mi polla volviera a ponerse otra vez dura como una piedra.