Entre dos mujeres
De como acabé haciendo un trío con dos mujeres. Basado en una experiencia real.
Fue ya hace años. Acababan de dejarme y estaba hecho polvo, había estado enchochadísimo con aquella “niña” (Era una mujer adulta, pero era muy pequeñita físicamente), y, sin verlo venir, acabé sin pareja, con cuernos, y, encima, como el malo de la película.
Me refugié con mi amiga Cova, un amor platónico, tan solo porque ella no quería más… Para que engañarnos, yo era su “pagafantas” y, por rachas, la seguía como un perrillo faldero. Pero bueno, en aquella época me ayudó mucho a superar aquel mal trago.
Tal vez para ayudarme a superar el trago, tal vez para evitar que me volviera a colgar con ella, me presentó a un par de amigas, Ana y Nati.
A Nati ya la había visto en alguna ocasión, una chica muy dulce, no muy alta, de grandes ojos azules e inmensísimos pechos que siempre parecía ir con el hombre menos apropiado. Recuerdo que cada poco solía cambiarse el color del pelo y creo que ya la había visto de rubia y pelirroja, pero aquella vez tenía el pelo negrísimo, lo cual, combinado con sus ojos azulísimos (y sus inmensos pechos), me llamaban mucho la atención.
Ana era una cordobesa muy andaluza, morena, guapa y tenía un voluptuoso cuerpazo. Tenía una vena pícara y presumida y solía vestir entre sugerente y atrevida. Presumía de haber sido "miss" y de haber tenido ofertas para trabajar como modelo, pero a su familia no le pareció bien, y su vida terminó tomando otro camino. Se casó muy joven y estaba recién divorciada.
No se muy bien por qué pero a las dos les caí en gracia. Creo que Ana buscaba un clavo con el que sacar otro clavo, o algo así, mientras que Nati creía que, por una vez, podría dar con un "buen tío", pero qué se yo...
Durante un par de semanas salíamos todos en grupo solos o con más gente, a tomar unas copas y hacer el tonto por aquí y por allí, sin segundas y sin pretensiones. Algún coqueteo por aquí, algún pico por allá, pero nada más…. Hasta aquel fin de semana. Habíamos quedado todos, pero Cova terminó por dejarnos plantados. (Más tarde supe que había quedado con una especie de rollo/amante/novio secreto). Ana, Nati y yo decidimos ir a tomar unas tapas lo primero de todo. Noté que aquella noche era distinta, aunque al principio no supe muy bien por qué. Ambas estaban rompedoras, pero mientras que en otras ocasiones salíamos a divertirnos, y punto, esta vez me parecía que ellas querían algo más...
Ya con las tapas nos tomamos bastantes cervezas y la conversación pasó de “inocentes” cotilleos a ser insinuante, picante y abiertamente sexual. Nos terminamos contando anecdotas y vivencias personales y noté que ambas tenían... "mucho mundo". Noté que mis ojos se iban a los labios, a los escotes… a los traseros. Temí no poder levantarme de la mesa sin que se notara que estaba "excitado".
Del bar de tapas nos fuimos a un garito del centro donde solíamos ir mucho a tomar copas y bailar. Fue tras la segunda ronda cuando Ana fue un momento al baño, me volví para decirle algo a Nati y vi que me hacía una seña para que agachara un poco. Supuse que querría decirme algo al oído y me aproxime a ella. Fue entonces cuando, me besó, me quedé un poco pasmado durante un segundo, pero enseguida le devolví el beso. Nos morreamos un ratito y entonces nos separamos.
Cuando volvió Ana, fue Nati la que fue al baño. Estaba a punto de contarle a Ana lo que había ocurrido cuando ella también se lanzó a mis labios. Esa vez no dudé, devolví el beso, nuestras bocas se abrieron y nuestras lenguas jugaron la una con la otra. Para terminar me dio un mordisco en el labio que por poco me hace sangrar.
Justo entonces volvió Nati y caí en que lo mismo estaba metiendo la pata, me ofrecí enseguida a ir a por otra ronda mientras pensaba en qué era lo que podía hacer…
Cuando volví con las bebidas noté enseguida que ambas sabían lo ocurrido, si bien no parecían demasiado enfadadas. Me recibió Ana con un beso con lengua, se lo devolví, pero algo incomodo por que Nati estaba allí mirando. Apenas acabé cuando Nati me puso a su altura y me besó también.
“Bueno, pues parece que eres un tío con suerte, pero vas a tener que elegir” – dijo Ana.
“Lo siento, Ana, pero es que no me veo con ánimos de elegir. Y tampoco quiero malos rollos”, dije.
“Pues elegir vas a tener que elegir” - dijo Nati.
“OK! Pues a las dos, o a ninguna. Ahora eligen vosotras” – dije, pero la verdad es que estaba bromeando, intentando ganar tiempo…
“¿Por qué no seguimos con la noche y lo vemos luego? – dijo Nati.
Estuvimos de acuerdo y seguimos con las copas y los bailes, si bien estos se tornaron más atrevidos, y entre Ana y Nati se turnaban para bailar pegaditas a mí mientras nos comíamos la boca. Incluso hicimos un baile donde hicieron un "sandwich" conmigo. No se si la gente nos miraba o nos dejaba de mirar por que estaba tan fascinado con tener a las dos tras de mi que no me importaba nada el resto del mundo.
Para el final de la noche Nati estaba algo más bebida de la cuenta y decidimos retirarnos y llevarla a casa. Ana se consideró la ganadora y, camino del coche, se pegaba a mí.
Cuando llegamos a casa de Nati esta nos dijo que no la dejáramos allí, que sus padres estarían despiertos aún y que no querían que la vieran así.
Ana sugirió ir a su casa y que se tomara un café allí.
Cuando llegamos Ana sirvió café para todos en la cocina. Al poco me preguntó si quería ver la casa. Nati se quedó en la cocina, y me llevó al salón, y no pasamos de allí, prácticamente me empujó al sofá y se sentó encima, enseguida empezamos a enrollarnos otra vez, y a meternos mano. Yo la exploraba con mis manos, sus muslos, su trasero, sus pechos. No estaba muy seguro de hasta dónde íbamos a llegar estando Nati tan cerca. Fue pensar en ella y apareció en la puerta del salón. Parecía en bastante mejor estado, aunque su cara era un pequeño poema.
Pareció tomar una decisión, y se quitó el top y la faldita, quedándose tan solo con un sujetador que a duras penas podía contener sus enormes pechos y con un tanga que resaltaba su trasero. Se acercó a nosotros, y fue directa a besarme. La besé, y luego besé a Ana, fui alternando entre una y otra, mientras que con una mano acariciaba a Ana y con la otra a Nati.
Todo era un poco forzado, y en cualquier momento temía que se acabara la “magia”, pero al final fue al contrario, nos volvimos juguetones y empezaron a juguetear conmigo, que si yo le hago esto, que si tú le haces aquello. Yo estaba que estallaba. Dos esplendidas mujeres haciendo cositas conmigo. Y yo disfrutando de aquellos cuerpazos, cada uno espectacular a su manera.
Les pedí que intentaran chupármela entre las dos. Al principio no se coordinaban muy bien, pero luego, mientras una me lamía el glande, la otra me cogía el cuerpo del pene con la boca, cuando una se la metía en la boca la otra bajaba hasta los huevos. Indescriptible.
Tras un ratito, Nati siguió ocupada con mi miembro, bien con su boca, bien con sus pechos, pero Ana subió al sofá y me puso su concha al alcance de su boca. Empecé a lamérselo con fruición, mientras le acariciaba los muslos, el trasero, el perineo, el ano. Le metí un dedo en su coñito mientras le lamía el clítoris y se volvió como loca.
Paramos levemente tan solo para que me tumbara bocarriba en el sofá y Ana se sentara sobre mí. Nati, me puso sus pechos en mi cara y me pidió que le chupara y mordiera los pezones. Tras unos instantes, se subió en el sofá ella también, y prácticamente se sentó en mi cara.
Era increíble, una mujer me follaba mientras me comía a otra. No tenía mucha perspectiva, pero creí ver como Nati acariciaba y besaba los pechos de Ana, incluso creo que también le acariciaba su coño mientras me follaba. Aquello me enardeció todavía más. Fue entonces cuando Ana se corrió. Sentí como su coño me apretaba mi polla mientras se corría y se convulsionaba casi como si tuviera un ataque epiléptico. Yo también estuve a punto de correrme en ese momento, pero Nati se las apañó de alguna manera para apretarme el pene y no lo hice. A continuación fue ella la que empezó a cabalgarme mientras se acariciaba su clítoris y me pedía que le mordiera los pezones. Muy poco después ella se estaba corriendo también, y esta vez, cuando su vagina apretaba mi polla, yo también me fui, y le inundé el coño con la mayor corrida que he tenido nunca.
Después de aquello estuvimos un ratito reponiéndonos, luego nos duchamos y nos acostamos los tres, desnudos y abrazados, en la cama de Ana.