Entre compas

La historia sobre un secreto que guardo con un muy buen amigo.

Entre Compas.

Para amigos, Raúl; desde la primaria me llevo con él, nuestros padres se conocen, hicimos deporte juntos en nuestros años mozos y aún ahora nos vemos con mucha frecuencia.

Sucede que Raúl es de los pocos seres humanos que saben que soy bisexual, no exactamente porque me haya sincerado con él, sino porque cuando estábamos en la prepa descubrió que mis desapareciones misteriosas en los descansos, eran motivadas porque un cuate me la mamaba en la bodeguita de las canchas. No fue gran cosa realmente y nuestra amistad siguió normal, sin perder nada de confianza y siguiendo juntos en todo. Eso me agradó y poco a poco fui siendo más abierto con él, llegando a contarle mis aventuras y el ya cómodo diciéndome que dejara de ver culos en los entrenamientos o cualquier cosa, la pasábamos bien.

El caso es que entramos a carreras distintas, pero en la misma facultad, por lo cual, nos apuntamos a un equipo de futbol y coincidíamos bastante, conocíamos a los amigos del otro etcétera.

Estábamos en segundo de la carrera cuando ocurrió un evento decisivo. Él tenía carro y me solía llevar a los entrenamientos regularmente, luego si salíamos de fiesta pues igual le seguíamos juntos, ese día, yo lo notaba extraño, como cuando alguien te quiere decir algo pero no lo dice, normal, que luego de cenar con los cuates, en el camino a casa soltó la sopa.

Oye quiero pedirte algo -me dijo tras un silencio. -pero no quiero que malpienses ni nada.

Yo mal pienso de todo -le contesté. -pero dímelo que estamos en confianza

Si serás cabrón -me dijo y tras mucha duda y mi cara de impaciencia soltó: ya ves que ando haciendo mucho ejercicio…

Es imposible no verlo -respondí entre risas.

Va, quiero que seas mi evaluador… -dijo.

¿Cómo así? Respondí, con muchas dudas en mi mente.

Pues que me digas si estás notando cambios, cómo me veo…

Pues tú puedes verte en el espejo -le interrumpí.

Pero tú eres un cabrón culero que siempre dice la verdad -me confesó. -además tu puedes opinar mejor porque a ti te gustan los hombres.

O sea que quieres que te eche el ojo -le contesté bastante extrañado. -¿sabes lo que me está pidiendo?

Confío en ti, nos hemos visto de todo y ya si se te para pues hasta orgulloso me voy a sentir -respondió en broma.

Tu dices cuando empezamos -respondí encogiéndome de hombros. -¿qué te interesa que te critique?

La verdad yo no me lo creía e incluso llegué a pensar que me estaría jugando una trampa, ya saben, como para saber si él me interesaba y si mi amistad era sincera o no sé qué cosa. El caso es que le contestaba cortante.

Sabes que me cuesta mucho sacar -me dijo sin esperar respuesta y prosiguiendo con su monólogo. -Me da trabajo sacar culo, todo lo demás se me da fácil, entonces ahora he estado entrenando mucho eso, no sé si lo habrás notado, y bueno eso me da pena consultarlo con cualquiera… además ¿eres experto, no?

Es neta que me estás pidiendo que te mire el culo -le dije riéndo.

Como si no lo hubiera hecho -me dijo, vi que en su cara no había reclamo.

Sabes que te respeto brother -le dije con bastante mentira.

Pero sí alguna vista le habré dado -dije cínicamente.

¿Y qué piensas? -dijo en confianza.

Si ha crecido en estas semanas, se te nota en los shorts de fut, está bien, creo que lo estás logrando… habría que verlo con algo más ajustado -agregué bromeando -hay que palpar su consistencia ¡el control de calidad debe ser estricto!

Raúl se río y ya por ese día ahí acabó el tema, al llegar a mi casa, sobra decir que me hice una buenísima paja pensando en el culo de mi amigo, no les mentiré, el man estaba buenísimo, en sus veintes, con full en el gym y la dieta; no sé por qué necesitaría mis consejos, supongo que quería a algún ligue en particular y se estaba poniendo la pilas pero en fin, no le vi y realmente no había malas intenciones… por su parte.

En días posteriores ocurrió que fui a su casa, nada más a tomar unas y platicar un rato, hablábamos de todo y nada como siempre, entonces el interrumpió en un momento.

Antes de comer -dijo, golpeándose la panza (habíamos pedido pizza). -Quiero tu evaluación…

Me quedé en silencio, pero de algún modo asentí, no puedo decir que haya estado excitado, más bien incómodo. Se levantó y lo seguí, sentía que estaba haciendo algo malo, aunque no era así. Llegando a su cuarto prendió las luces y se quitó la camiseta, su torso desnudo y esculpido atrapó mi vista como si no lo hubiera visto ya tantas veces, luego siguió con los pantalones, dejando únicamente unos bóxer ajustados que combinaban bien con su piel morena.

Sentí tensión en el ambiente como nunca antes había sentido. No era el primer hombre que se desvestía delante de mi, ni mucho menos era la primera vez que veía a Raúl en ropa interior, vamos si hasta desnudo lo había visto ya, pero el morbo estaba en el aire, mi amigo hetero se desvestía para que yo lo viera e incluso calificara su cuerpo. Mi pene estaba semierecto a los pocos segundos.

Y bien -dijo él, rompiendo el silencio del ambiente. Tensionaba sus pechos, flexionaba sus brazos…

Pues estás re bueno -le dije -ya lo sabes.

Se volteó hizo fuerza para definir su espalda y paró las nalgas arrebatándome un resoplido.

Mira -le dije tomando mi papel con seriedad -así como estás te doy hasta para llevar, pero como eres bien perfeccionista, yo le metería un poco más a pantorrillas.

Y el culo  -preguntó específicamente.

Pues está muy bien, man, pero depende que quieres -aproveché para acercarme a esas dos masas de carne. Moría por tocarlas. -ahorita tienes el culo de un mamado, si quieres un bubble butt, pues tendrías que variar un poco tus ejercicios.

Fíjate -me dijo acercándose a mí -que siempre me ha gustado como se te ve el inicio del culo.

Me quedé algo consternado por la confesión; más aún cuando de un tiró me bajó la bermuda y me tocó justo arriba de las nalgas.

Estos hoyuelos los has tenido siempre -me dijo, sorprendiéndome aún más. -a mi me ha costado un huevo que salgan.

Luego se puso delante de mí. -antes de que estuvieras de huevón en la facultad, tenías bien marcado el saco. -tocando con su aspero dedo la parte inferior de mis abdominales. -ahorita ya no se te ve y sólo marcas esto (golpeando con sus dedos mi paquete endurecido).

Yo estaba rojísimo, no creía que fuera real lo que estaba pasando. Entendí sus toques como algo natural e incluso una invitación a abordarlo con confianza, así que sin miedo lo fui palpando, primero sus hombro, luego sus cotados, moría por morder esos pezones pero me contenté con comprobar la fuerza de sus pectorales, sus abdominales estaban bien definidos; le di la vuelta y aproveché palmear ese culazo. Él me veía divertido a través de un espejo.

Un poco más así -le dije a la vez que tomaba el borde de su bóxer tirándolo hacia arriba, levantando un poco ese culo ya bastante perfecto -y no habría ser vivo que no te volteara a ver las nalgas. Tendrías que andar con cuidado.

Se río, la verdad no esperaba otra respuesta; nos quedamos un tiempo así, por estar tan pendiente de su culo, no me fije que su bulto había crecido. Recuerdo que nos vimos fijamente a los ojos y sonreímos de una manera en que nunca nos habíamos sonreído.

Sonó el timbre. Mi amigo rápidamente se puso el short y salió. Ese día comimos y ahí murió.

Hice varias observaciones más, las cuales eran más tranquilas sin duda y nunca con tanta intimidad como esta, hasta que llegó la que precisamente quería contarles.

Fueron unos meses después. Estábamos esperando iniciar un partido, habíamos quedado saliendo de la fac para platicar y ya luego irnos junto, yo no esperaba nada ese día, era de lo más ordinario.

El entró a bañarse, luego me cambiaría yo y era todo tan rutinario que me valió y me puse a leer una revista Men’s Health que había ahí tirada. Raúl salió, no le presté mayor atención a que se estuviera cambiando ahí, cosa habitual. Fue él, quien llamó mi atención.

¡Hey! -me dijo tirándome su toalla húmeda encima. -¿cómo voy quedando?

Sólo entonces salí de mi estado de pendejo (parcialmente), yo viendo hombres en revistas y en frente tenía un cuerazo buscando mi atención. Tenía el short del equipo únicamente, parecía que se había pensado un poco el decirme.

¡Fffiiiu! -solté un silbido de aprobación buscando sonar vulgar, como restando tensión al momento, tensión que yo sentía en mis pantalones. -a ver modela.

Raúl sonrío, parecía relajarse y no tardó en flexionar sus brazos e hinchar sus pectorales, todo ante mi mirada complacida y el sutil movimiento de su toalla para disimular mi entrepierna. Se arremangó el short para presumir pierna, me percaté que estaba depilado, luego tocó presumir espalda y aproveché la vueltecita para acomodar mi pene que ya me dolía. No exagero al decir que su espalda era una delicia, pero sus nalgas resaltaban pese al short holgado.

Así no puedo ver bien los detalles -dije entre broma entre en serio. Señalando el short rojo del equipo.

Tal vez no ves los detalles porque estás lejos -me soltó mientras bajaba sin pena alguna su short.

De nada sirvió que me acomodara la verga antes, estaba a reventar. Su bóxer ajustado apenas contenía ese buen culo. Yo no encontraba que hacer, pero en automático me levanté (cubriendo mi delantera con la toalla) y me acerqué, tomando asiento en su cama a pocos centímetros de él. Empecé a examinar, no podía creer lo cerca que lo tenía. Podría hacer una oda de lo mucho que me gustaba lo que estaba viendo pero basta decir quera un culo digno de un Hazard o un Griezmann.

Has mejorado -dije asentando mi mano en su cadera. No me atrevía a tocar sus nalgas directamente. -ya quedó perfecto. -en ese momento me di cuenta que mi pulgar acariciaba su piel y que él se erizaba, me di cuenta de lo que significaba esto y paré.

Pero las rayas de bóxer te favorecen mucho -dije dándole una sonora palmada en su duro culazo.

El se rió y me miró a los ojos. -no es cierto -respondió, mientras bajaba su bóxer el cual se enrollaba conforme descendía por esas masas de carne. Luego se deshizo de la prenda enroscada en sus tobillos. Mi amigo estaba desnudo y yo estaba boquiabierto.

No hubo mas palabras, yo sólo asentía como si estuviera muy ocupado evaluándolo, mis manos se posaron ya en esos globos, primerio tímidamente, luego envolviéndolos con confianza y pronto estrujándolos con fuerza como si quisiera exprimirlos.

Sólo escuchábamos nuestras respiraciones, alce la vista y no encontré la suya; creo que era más fácil así. Por momentos las acariciaba, su textura era lisa pero se erizaba cuando lo hacía. Me animé y, sujetando ambos glúteos con firmeza, los separé. Un gemido sutil escapó de mi amigo al quedar expuesta su parte más íntima. Su ano sonrosado y cerrado estaba en frente de mí. Yo no pude aguantar más y hundí mi rostro entre sus nalgas. Mis labios rodearon ese agujero y mi lengua salió a su encuentro.

Raúl soltó un ronco “Aaah” que yo ya no supe si era de sorpresa o era de alivió pero yo seguí. Hice círculos con mi lengua, saboreé cada pliegue y cada espacio resguardado entre sus nalgas, disfurtando sus sabores, sabía a limpio, pero también sabía a hombre. Sólo el no poder respirar hizo que mi cara se despegase de esas raja. Babas por todo mi rostro… su anillo de carne palpitando, como sorprendido por la súbita corriente de aire fresco. Me di cuenta que mis dedos ya se marcaban en sus nalgas, también, que mi amigo se había abandonado y ahora tenía sus brazos y frente apoyados en la pared.

Seguí comiéndole el culo, besando y lamiendo sus nalgas, me atreví darle algunas palmadas y alternando estas mi amigo gemía y se tocaba por delante. Yo estaba que no podía, llegué entre lengüetazos a su periné y a sus huevos los cuales masajeé con gentileza.

Que rico macho -soltó tras un largo rato sin palabras.  Sólo entonces aprecié su pene en plena erección atendido por su mano y su rostro ruborizado. Entonces di un paso más y con mucho cuidado, metí la punta ensalivada de mi dedo en su ano.

¡Ay! -gimió mi amigo a la vez que una contracción refleja se cerró sobre mi primera falange. Yo sabía lo que hacía, pero era claro que él no.

Tranquilo, afloja -susurré sin éxito. La presión seguía ¡Plaf! Le solté una nalgada con mi otra mano.

Haz como si te tiraras un pedo, tu confía -le dije bromeando pero con firmeza, en mi tono se entendía que yo no iba a sacar ese dedo.

Aflojó y avancé con cuidado, sus entrañas eran un túnel estrecho, sedoso y cálido. Pronto todo mi dedo estuvo albergado en su interior. Mis dedos son grandes y largos y mi amigo resoplaba con ello. Abrió un poco más sus piernas. Noté su pene desatendido y lo tomé con mi izquierda para masturbarlo suave, su erección había decaído un poco. No tardé en empezar un mete y saca suave con mi dedo. Pero para hacer mi magia mi dedo necesitaba más compañía.

Va un segundo, tu tranqui -avisé a Raúl. Y para distraerlo (y porque yo quería) me metí cuidadosamente sus bolas a la boca. Sentí el respingar de su verga y mi dedo se deslizó en esa cueva.

¡Ay, cuidado! -exclamó, sin saber que hacer consigo mismo; yo besaba sus bolas, los masturbaba con una mano y con la otra lo penetraba. Traté de concentrarme en los dedos que le tenía ensartado; ya entonces sabía como estimular con dedos así que fui buscando el punto.

Y encontré el punto. Mi amigo empezó a soltar precum en cantidades, gimoteaba y por momentos tiraba sus caderas hacia atrás buscando mis dedos, como queriendo ensartarse aún más, yo luchaba por coordinar el ritmo entre las masturbaciones que hacía y el empujar de mis dedos, le mordía suavemente una nalga, le besaba los huevos o simplemente lo veía extasiado, Raúl era un espectáculo, sus pectorales y abdominales marcados finamente perlados de sudor, los parpados apretados, el leve morder de sus labios, su respiración entrecortada…

Ding-dong, sonó el timbre, rompiendo el momento, era nuestro amigo Omar, que igual se iría con nosotros al partido. Raúl abrió sus ojos como platos, quizá la realidad le estaba cayendo como un valde de agua fría, pero ya era muy tarde, estaba en el punto de no retorno.

No pares -me indicó y empezó él a masturbarse con fuerza con mis dedos aún hurgando en sus entrañas. Vi su musculatura tensarse y su respiración agitarse. Sabía lo que tenía que hacer ahora para un final memorable; retiré sus manos y él entendió. Entonces llevé su miembro a mi boca y como pude me lo tragué; él me tomó de la nuca y empezó a follar mi boca, no fue mucho tiempo, si bien el timbré sonaba más desesperado, yo aproveché mi mano libre para dar una pasada rápida a su pecho y sus abdominales… hasta que estalló, soltó un bramido que seguro se escuchó hasta la puerta de su casa; mantuvo mi nuca presionada mientras sus chorros inundaban mi boca y su ano estrangulaba mis dedos, yo me atragantaba y apretaba suavemente sus bolas, como queriendo sacar toda la lecha posible… finalmente me soltó, movió sus caderas liberando mi mano, mis dedos salieron casia a presión de ese culo.

Dale cambiate rápido -me dijo, un poco seco. -y guarda esos pantalones.

Esto último lo dijo con una leve sonrisa, mi pantalón tenía una mancha gigante a la izquierda de mi bragueta. Él se acomodó como pudo, se eschó algo de perfume y salió a recibir a Omar. Por mi parte entre al baño para cambiarme y tuve que masturbarme a toda velocidad soltando múltiples chorros en el retrete. Mi bóxer era pérdida total así que robe uno de él del cesto de ropa sucia, no había tiempo para otras cosas. Salí apresurado, ya íbamos tarde. Aún tenía el sabor de su semen en mi boca.

El resto del partido fue normal, nos intercambiábamos miradas y celebramos con un poco de distancia. Camino a casa, él me miraba por el retrovisor mientras Omar hablaba, había complicidad y él negaba con la cabeza a la vez que me sonreía.

Nunca se repitió nada, me quedé con su bóxer como pequeño trofeo; La amistad siguió igual, a veces nos lanzábamos indirectas en relación a lo ocurrida pero nunca hablamos al respecto. Seguí valorando su avance en el gym unos meses más, pero ya sin toqueteos. Me he masturbado mil veces pensando en este momento; me he preguntado otras mil, qué habría pasado si hubiera habido más tiempo, yo apuesto que sí me lo cogía, pero es algo que no sabré.

Ya ahora, andamos en los treintas, él casado y con una hija hermosa, yo en pareja; hace algún tiempo me invitó a un equipo de “señores” y hemos vuelto a tener bastante cercanía y como más sabe el diablo por viejo que por diablo, no descarto que tal vez haya algo más que relatar pronto. Guiño guiño.

Saludos, apreciaré muchos sus valoraciones y comentarios.

Dreamerx.