Entre bollos y chocolate

Ceci se acerco a ella con un paño húmedo y acercándose le empezó a frotar sobre la mancha, que justo había caído sobre uno de sus pezones, al frotar con aquel paño el pezón de Elena se puso erecto, se sonrojo y agacho la cabeza llena de vergüenza, Ceci la miraba sonriendo (hacia tiempo que la deseaba.

____Entre bollos y chocolate_____

La confitería acababa de cerrar, Elena se disponía a hacer caja y cerrar el comercio, eran las nueve de la noche. Tras una larga jornada, estaba cansada sus piernas después de ocho horas interminables daban fin a otro día, otra jornada que acababa sin más entre chocolates, bollos, nata y crema.

Odiaba el dulce lo aborreció no sabe cuando, quizás algún día, uno de esos en que se harto de dulces y ya le pareció insulso y empalagoso. O quizás puede ser de tanto andar con ellos. Lo cierto es que antes de trabajar en la pastelería (Un obrador pequeño casi al lado de su casa, donde ella aprendió el oficio de repostera y encontró que allí podría ganarse la vida dulcemente), ella adoraba los dulces, el olor a chocolate fundido, a nata montada y a caramelo la atraía como al ratón el queso, pero eso fue en otra época en otro tiempo.

Ahora después de tres años ya le hartaba ese olor intenso, no había dulce que no conociera ni hubiese probado, incluso al lado del maestro repostero (Luis), a veces ayudaba en la ardua tarea de hornear y adornar esas hermosas y artesanales tartas, que entre ambos hacían y que habían echo del establecimiento uno de los mejores y mas renombrados de su pequeña ciudad.

Elena era una chica un poco llenita, sus huesos estaban recubiertos por una capa ligera de carne y grasa sin llegar a ser gruesa estaba digamos en ese relleno gustoso de carnes blandas y acogedoras que pueden hacer apetecible un buen achuchón, mide un metro sesenta y cinco, morena, ojos rasgados y verdes, anchas caderas y buenas piernas, fuertes y musculosas, sus manos bien cuidadas obligatoriamente debido a su trabajo.

Esa noche mientras hacia caja, se despedía Luis el repostero, ella como encargada, cerraba la tienda y esperaba a su dueña para entregarle el caudal recaudado. Luis al salir cerró la verja de hierro tras salir, mientras ella organizaba la tienda para el día siguiente. No pasó mas de diez minutos cuando apareció Cecilia (era la dueña del negocio), una mujer de 58 años, soltera y con clase, delgada, alta y esbelta.

Cecilia heredo de sus padres el negocio, y al el se dedicó desde la muerte de estos, sus hermanos no quisieron hacerse cargo de el, por lo tanto ella que siempre se había dedicado, a cuidarlos y ayudarles se quedó con el negocio familiar, haciendo que este creciera y fuera fructífero para ella.

Era una mujer soltera y bien parecida nunca le vio Elena ningún compromiso, ni la vio salir con hombres o mujeres. Su vida según Elena era una vida solitaria, algunas veces Elena observo como la miraba mientras trabajaba, pero nunca pensó que lo que a continuación voy a relataros sucediera.

Aquella noche la caja no cuadraba, por lo que Elena estaba un poco disgustada, no hacía más que dar vueltas a ver de donde faltaban aquellos cien euros que no aparecían por ninguna parte.

Cuando llego Cecilia, y la vio tan apurada le dijo:

C- ¿Qué pasa Elena, me extraña que aún le estés dando vuelta a la caja pasa algo?

E-No se Ceci (es la forma en que ella la llamaba, ya que después de tres años habían tomado cierta confianza), no cuadra esto y por más vuelta que le doy no recuerdo ninguna salida de esta cantidad, ya que hoy solo vino un proveedor, y dejó el cacao que solo fueron 50 euros que saque de la caja para pagar, además aquí esta la factura, es la primera vez que esto me pasa y no creo haberme equivocado en ningún cambio.

A cecilia le estaba cambiando la cara y Elena lo noto, se dijo a si misma que la noche acarreaba tormenta y seria mas larga de lo que esperaba.

Cecilia se acerco a revisar la caja con Elena, esta al acercarse se puso un poco nerviosa, estaba tan cerca de Ceci que parecía que su perfume la poseyera, (la diferencia de aroma, después de haber estado todo el día en la pastelería, oliendo el pesado aroma de la canela y el azúcar quemado, en contraste con el perfume de aquella mujer que olía a mar, a fresco). Era como si una brisa fresca albergara en su ser tras respirar ese aroma, sin saber como ¡se sonrojo!, notó un calor extraño en su cara, algo que para Cecilia no paso desapercibido, a lo cual le dijo no te preocupes Elena, ahora que recuerdo fui yo, esta mediodía cuando vine, me fui de compras y como no llevaba dinero cogí de la caja, solo que como estabas atendiendo a un cliente y yo andaba con prisas no te dije nada, lo siento.

¡Uf! Ceci no vuelvas a hacerlo, no sabes el susto que me he llevado, en ese momento la miró a los ojos, notando una leve sonrisa de parte de Ceci, que tras una mirada penetrante a sus ojos, bajo mirando su blusa blanca, (que estaba manchada de chocolate).

C-Mira Elena te has manchado la blusa.

E- Si es que Luis y yo hemos estado haciendo los bombones de licor para un encargo y ya sabes entre las prisas me cayó un poco sobre el pecho.

C-Anda ven que te voy a dar en la mancha a ver si se quita ¡no vas a salir así a la calle!.

Pasaron a la trastienda, Ceci le dijo anda quitate la blusa que voy a darte con un poco de agua haber si se te quita la mancha, (a Elena le dio un poco de corte quedarse ante ella en sujetador), por lo que le dijo, no te preocupes Ceci si con el abrigo no se notara, ya la lavo en casa cuando llegue, pero Ceci se acerco a ella con un paño húmedo y acercándose le empezó a frotar sobre la mancha, que justo había caído sobre uno de sus pezones, al frotar con aquel paño el pezón de Elena se puso erecto, se sonrojo y agacho la cabeza llena de vergüenza, Ceci la miraba sonriendo (hacia tiempo que la deseaba, que la miraba desde su rincón mientras atendía a los clientes, observaba como se movía con que maestría se desenvolvía tras ese escaparate, o como sus pechos a veces se rozaban con el cristal de este, y como su vientre se estiraba tras el acero del mostrador.

También cuando alargaba su cuerpo para alcanzar con sus manos los pasteles, o como se subía a la escalera para coger una caja de bombones de la estantería, ella desde su rincón notaba su culo, como lo sacaba y como estiraba los brazos para alcanzar la caja).

Hacia tiempo la observaba, deseaba tocar esos pechos y ahora lo hacia, lo estaba haciendo, sus dedos estaban rozando aquel pezón erecto, aquel pecho que subía y bajaba avergonzado, mientras aquella cara de ángel estaba azorada por la situación.(Ceci estaba disfrutando de aquel momento), tanto que fue a más, sin darse cuenta le desabotono la blusa con la excusa de hacer mas fuerza para quitar la mancha, metió sus dedos por dentro dejando el pulgar afuera sujetando la tela notaba el encaje del sujetador tras sus dedos, la prominencia de los pechos de Elena y la agitada respiración de esta.

Al verla tan violenta, decidió cambiar la conversación por lo que le pregunto:

C- ¿que tal han salido los bombones del encargo?

E-creo que un poco fuertes de licor, pero muy buenos.

C- pues habrá que probarlos, ¿no te parece?

E-no yo no ya sabes que me empalagan.

C- Quizás tengas que tomarlos acompañados con algo que los haga mas ligeros.

E-La verdad es que ahora lo que me apetece tras un día agotador es una copa y a casita.

No obstante le mostró a Ceci la bandeja de bombones, esta cogió uno y lo metió en la boca lentamente mirando a Elena a los ojos, el licor al morderlo Salió por la comisura de sus labios y echaron a reír, ves ya te decía yo que estaban demasiados cargados de licor, Elena se acerco a Ceci, la miro a los ojos y no supo el porque de aquello solo que saco su lengua y lamió aquel néctar que salía de la boca rebosante de Ceci.

La lengua de Elena recogió aquella gota de licor que resbalaba por la barbilla de Ceci, haciéndola subir hacia su labio y allí se detuvo, ambas se miraron a los ojos por un momento, queriendo parar el tiempo y profundizar en aquel acto que estaba removiéndolas por dentro.

Ceci no supo cuantos segundos o minutos esa lengua estuvo posada en sus labios, ni supo cuando empezó todo ese juego, solo supo responder a la lengua de Elena abriendo sus labios y entregando su lengua, Elena noto el sabor del chocolate en la boca de Ceci su olor a mar la traslado, se abrazo a ella y con desesperación se miraron de nuevo, dándose consentimiento de lo que estaba sucediendo y se sonrieron.

Ceci termino de desabonar la blusa de Elena que estaba semiabierta dejando entrever su busto mientras esta se quitaba la falda quedando en ropa interior, ahora Elena se dedico a besar a Ceci que denotaba una excitación plena, mientras esta se quitaba el vestido, bajo este no llevaba nada más, y quedo desnuda frente a Elena que desconcertada y excitada por lo que estaba sucediendo, no tubo otra que abrazarse a Ceci.

No pasa nada pequeña le decía Ceci ¡déjate llevar!, y así hizo se dejo llevar por el olor a mar de aquella mujer que la estaba llenando de sensaciones nuevas.

Ceci la cogió de la mano la llevo a la mesa de acero donde trabajaban las masas, le dijo que se echara el frió del acero bajo su piel hizo que su cuerpo se erizara sus pezones salieron por este efecto y por la excitación que estaba sintiendo. Se tedió a lo largo de la mesa, Ceci le bajo el tanguita, y le quito el sujetador mientras la llenaba de besos, diciéndole voy a hacer que de nuevo te guste el chocolate y los dulces mi amor, porque no es bueno vender algo que no le gusta a uno, así cariño que vas a adorar el dulce ahora mismo.

Ceci se dirigió hacia donde estaba la cobertura de chocolate, cogió el recipiente y lo volcó sobre Elena, recubriéndola como si fuera un pastel , sus manos fueron extendiendo aquel fluido dulce por los pechos de Elena que cerrando los ojos se sintió en el cielo, las manos de Ceci bajaba por el vientre, por su sexo, por sus muslos, la volteo y volvió a hacer lo mismo por su espalda sus glúteos la envolvió como si fuera un bombón y seguidamente la fue lamiendo, empezó por los pies, su lengua fue dedo tras dedo, uno por uno entrando y saliendo, por sus pantorrillas, por sus nalgas, metiendo su lengua en ese canal y lamiendo los fluidos que Elena iba destilando subió por su espalda, y volvió por los costados.

Cada parte de Elena era como el bombón que probo antes solo que el relleno era mas apetecible para ella, Elena no hacia mas que respirar agitadamente aquella lengua sobre su piel la ponía a mil, se dio la vuelta y aquella lengua seguía lamiendo su cuerpo embadurnado de chocolate lamía sus pezones, los chupaba y estiraba con los labios, bajaba hasta su ombligo introduciéndose en el, y por fin la sintió en su pubis absorbiendo el chocolate que se había quedado impregnado en su vello, metía su lengua enroscándola en ellos y seguidamente con sus labios los estiraba chupando el chocolate que había en el.

Elena abrió sus piernas y la lengua de Ceci se poso en sus ingles, paseándola por entre los labios y el muslo, centro la lengua entre sus labios repasándolos de arriba abajo, mordió aquel labio carnoso de Elena, que daba grititos de placer sobre aquella fría mesa, que por momentos se le estaba antojando calida y placentera, la lengua de Ceci seguía su curso, estirando esos labios y haciendo entrar su lengua notando el duro clítoris de Elena, ahí empezó a morder y a chupar desesperadamente, mientras Elena se contraía de gusto. notaba como su vientre y su pecho latían desmesuradamente y como sus ojos pedían clemencia, quería llegar.

Ceci lo sabia pero antes haría que ella probara la deliciosa golosina de su cuerpo, así que Ceci cogió unos bombones de licor de la bandeja y se los introdujo en la vagina, se subió a la mesa y se sentó sobre el pubis de Elena aplastándolo, cogió las manos de esta y las llevo hasta su pecho, los cuales ella asió con gusto cogiéndoles los pezones y estirándoselos, girándolos y agarrándolos con desesperación se mordía los labios.

Ceci subió depositando su vagina en la boca de Elena diciéndole, ahora vas a probar el bocado mas rico que jamás hallas degustado, veras como desde ahora te gustara de nuevo el dulce, Elena sintió la vagina de Ceci sobre su boca, la cual destilaba el licor de los bombones derretidos por el calor de su vagina, el licor caía hacia abajo mezclado con el flujo y el chocolate, el sabor era delicioso y Elena lo devoraba, lo sorbía, lo degustaba como el mejor manjar jamás tomado.

Ceci se dio la vuelta metiendo en la vagina de Elena unos cuantos bombones, y ella misma se introdujo algunos mas, así se llevaron largo tiempo, entre jadeos, goces, idas y venidas, aquellas mujeres eran golosas, golosas de amor y se amaron así… dulcemente.

Evelyn45