Entre 2 pasiones 3parte

Me pegué a su cuerpo y lo besé en la comisura de los labios. Sentí sus manos firmes en mi cintura haciendo un esfuerzo muy grande.

Me costó trabajo levantarme temprano para llegar puntual a la boutique. Las trasnochadas de sexo con Mauricio me estaban pasando la factura. Y ni que decir sobre las marcas de besos, chupetones, mordidas que ya se notaban, afortunadamente en lugares no muy visibles al resto de la gente.

Llegué puntual a la boutique, con lentes oscuros y un café en la mano. Mi tía María ya estaba ahí, pero Sebastián aun no.

María:

Pero que puntual.

Viviana:

Claro, si no, después quien aguanta a mi tío.

María:

Me debes una muy larga platica. ¿Te parece si vamos a desayunar tu y yo solas cuando terminemos?

Viviana:

Me parece perfecto, muero de hambre.

Sebastián aun tardó alrededor de 30 minutos en llegar, con el jefe del equipo de fotógrafos. Durante la reunión, se acordaron las locaciones, los horarios, se comenzó la propuesta de los días para tomar las fotografías, quienes serían el resto del equipo, como: peinadores, maquillistas, etc.

Las fotografías comenzarían a tomarse en 2 semanas, en lo que terminaba de llegar la nueva ropa, y me daba tiempo para que las marcas de Mauricio desaparecieran de mi piel.

El desayuno con mi tía tardó mas de lo que yo esperaba, me preguntó santo y seña de Mauricio; como era de esperarse, llegó a un punto la conversación en que llegamos al sexo. No supe como ocultar ante ella que me había iniciado con Mauricio. Me esperaba el regaño y un gran sermón, pero fue bastante abierta, liberal y comprensiva al respecto.

María:

Solo quiero insistirte en que vayas al medico, mas que nada por si no quieres tener una sorpresita. Por todo lo que me has confiado, es obvio que ninguno está tomando precauciones Viviana.

Viviana:

Tienes razón, no nos hemos cuidado. ¿Me llevas con tu medico?

Esa misma tarde, fui con el medico, me aplicó la inyección y no tendría de que preocuparme al menos por unos meses.

Mi tía y yo llegamos a la casa, y se escuchaba gran fiesta en la terraza. Estaban mis hermanos con sus novias, Sebastián y Mauricio. Aunque estaban platicando todos muy amenamente, la cara de Sebastián no era la mas feliz. No nos habíamos siquiera acercado a saludar a todos, y Mauricio ya estaba frente a mi. Antes de que me besara enfrente de todos, que ninguno sabía que éramos novios salvo Sebastián, le presenté a mi tía.

Viviana:

Me disculpan un momento, voy a mi recamara.

En mi habitación, le envié un mensaje de texto a mi hermano Luis para que fuera. Por la relación tan estrecha que había entre nosotros, quería decirle lo de Mauricio, antes de que se diera cuenta por si solo y se ofendiera por mi falta de confianza.

Luis:

¿Estas bien Vi?

Vi:

Si, ¿Por que la pregunta?

Luis:

Pues es que te metiste así de pronto y me mandas el mensaje.

Vi:

Solo quería platicarte algo.

Luis:

¿Solo algo? Creo que me debes muchas, te la has parrandeado un chorro con Mauricio.

Vi:

Respecto a el...

Luis:

Lo imagino, solo, vete tranquila ¿Si? El tiene mucha mas experiencia que tu y aunque sea mi amigo no quiero que vayas a salir lastimada.

Vi:

Gracias.

Luis:

Pero me las debes eehh.

Salió de mi habitación, me refresqué un poco y buscaba que ponerme cuando Mauricio llamó a mi puerta.

Mauricio:

¿Puedo pasar?

Vi:

Claro.

Me acerqué a el y mas rápido que nada, nos fundimos en un beso mientras me colgaba de su cuello y sus manos apretaban mis cuerpo a el de el por mi cintura. Nuestras lenguas se acariciaban frenéticamente, sus manos comenzaban a vagar por mi cuerpo y yo sentía su evidente erección.

Con mucho trabajo nos separamos, ambos respirábamos agitadamente, nuestras frentes unidas y nuestros ojos cerrados.

Vi:

No puedes salir así.

Mauricio:

Te extrañe todo el día... Desde que desperté.

Me separé de el y puse el seguro de mi puerta. Al darse cuenta, se acercó con ansia a mi y volvimos a besarnos, esta vez con mas pasión. Empujó mi cuerpo hasta la pared y abrió mi blusa para buscar mis senos, los que acarició y liberó del brassiere, mientras yo buscaba desabrochar su pantalón para acariciar su ya duro pene.

Debíamos darnos prisa, hizo a un lado mi tanga y levantando una de mis piernas se dejó ir hasta el fondo dentro de mi, cortándome casi la respiración. "Me tienes loco Vi" susurraba en mi oído mientras sentía sus embistes y gemía pegada a su oído. Me aferraba a el sintiendo mi cuerpo convulsionarse y su venida llenándome. Nos besamos de nuevo y lo hice pasar al baño para que se arreglara y saliera.

Me di un baño, escogí un juego de lencería de encaje en color turquesa y un mini vestido bastante sexy, también en color turquesa, que realzaba mucho mis senos, y la parte de abajo tenía mucho vuelo. Escogí unas sandalias de tacón ligero en color negro, dejé mi cabello suelto, ondulado con un poco de crema y me maquillé un poco: ojos delineados en negro, mascara, algo de rubor y labios rosas con gloss. Me puse un poco de perfume y salí de mi habitación.

Todos aún seguían en la terraza, el ambiente se escuchaba bastante agradable: risas y platica amena. Todos seguían ahí: mis hermanos, sus novias, mis tíos y Mauricio. Estaba a punto de salir a la terraza cuando me topé con mi hermano Luis que ya iba por mi.

Luis:

Como te tardas eehhh

Vi:

Exagerado.

Luis:

Hermanita... Si no fuera tu hermano...

Vi:

Luis!!!!!

Luis:

Perdóname Vi, creo que al igual que todos me negaba a ver que ya no eres una niña, te ves guapísima... Ahora entiendo porque traes a Mauricio como lo traes.

Vi:

No me molestes...

Luis:

Te lo digo en serio... solo espero que todos estos repentinos y drásticos cambios no vayan a afectar la confianza entre nosotros...

Vi:

Por supuesto que no tonto.

Salimos a la terraza y me acerqué a saludar a todos uno por uno. Rosaura, la novia de Luis: cariñosa como siempre. Mi hermano Leonardo, me hizo sus groserías acostumbradas... tanto que Sebastián le dio un coscorrón en la cabeza. Laura, mi amiga de toda la vida y novia de Leonardo, me abrazó y al oído me dijo que le debía casi 2 semanas de novedades y una larga explicación por mi cambio... el cual ella insistía en hacer y nunca le hice caso.

Me acerqué a Sebastián, y como siempre acostumbraba, me colgué de su cuello; todos estaban mas que acostumbrados a mis niñerías de consentida con el, por lo que nadie vio nada raro mi comportamiento. Me pegué a su cuerpo y lo besé en la comisura de los labios. Sentí sus manos firmes en mi cintura haciendo un esfuerzo muy grande.

Me separé de el y fui hasta donde estaba Mauricio; lo besé en los labios y me senté junto a el. Sentí su brazo rodearme y acercarme a el mientras Laura y Leonardo nos miraban muy extrañados y notaba los celos en lis ojos de Sebastián.

Vi:

Si quieren me voy eehh? Nada mas llegué y se callaron.

Laura:

Bueno amiga, es que nos dejaste un poco impactados con tu cambio.

María:

¿Sigues dudando de mi decisión para el catálogo de la tienda?

Sebastián:

No. Tenías razón.

Luis:

¿De qué hablan eehh?

María:

¿Qué no les has dicho Vi?

Vi:

No, solo lo saben ustedes dos y Rosaura, claro.

María:

Estamos preparando el crecimiento de la boutique y una gran campaña de publicidad.

Luis:

Pues que bien tía, felicidades.

Vi:

Y yo les estoy ayudando.

Leonardo:

jajajaja... ¿Tu? ¿Que puedes saber tu de esas cosas?

Como siempre ignoré los comentarios mal intencionados de Leonardo; aunque Rosaura y Mauricio se extrañaron un poco, pues no estaban acostumbrados. Estaba tomando aire para seguir con ellos, cuando Sebastián salió en mi defensa como tantas veces.

Sebastián:

Al menos en mi presencia, espero que sea la última vez que tratas a tu hermana de esa manera. Y para que les quede claro, su hermana es la modelo de toda la campaña publicitaria y ha aportado excelentes ideas para la misma.

Luis:

Vi, eso esta genial hermanita. Felicidades.

Mauricio:

Felicidades Chiquita.

Vi:

Gracias... Saben? Muero de hambre, deberíamos de ir todos a cenar y a bailar, incluyendo a mis tíos.

María:

Me parece bien. Así celebramos.

Mientras los hombres decidían el lugar a donde ir, las mujeres fuimos a arreglarnos un poco. Retoqué un poco mi maquillaje y tomé mi cartera. Las demás se demoraron un poco mas; yo salí de mi habitación y fui a la terraza con Mauricio.

Me abrazó por la espalda mientras veíamos como terminaba de ocultarse el sol.

Mauricio:

¿Por qué no me habías dicho nada Amor?

Vi:

¿Te olvidas que lo que menos hacemos cuando estamos juntos es hablar?

Mauricio:

Cierto, pero tu tienes la culpa.

Vi:

¿Yooo?

Mauricio:

Si, por estar tan guapa y por ser tan ardiente e intensa.

Vi:

Tonto.

Ambos nos reímos pero al mismo tiempo a los dos nos empezaba a subir la temperatura.

Mauricio:

Con todo y que me tienes loco y lo único que quiero es hacerte el amor hasta morir... Te prometí que íbamos a tomar las cosas con calma y lo voy a cumplir.

Vi:

Pues mas nos vale a los dos, por que no puedo andar con chupetones y marcas para las fotos.

Me tomó de la cintura y giró mi cuerpo para quedar frente a frente. Rodeé su cuello con mis brazos como tantas veces y nos miramos fijamente... En ambos se podía leer el deseo y la química sexual que había entre los dos. Nuestros labios se encontraron, lentamente, sus labios saboreaban los míos y mis labios los suyos... Tímidamente, nuestras lenguas comenzaron a buscarse para hacer de ese beso algo mas profundo e intenso; pero antes de que nuestra temperatura siguiera escalando, oportunamente Luis nos interrumpió para que saliéramos todos rumbo al restaurante.

Salimos en 4 autos: el de Mauricio, el de Sebastián, y los de mis hermanos. Escogieron un restaurante en la marina y club de yates del puerto. Mauricio, antes de salir del estacionamiento del edificio, comentó que los alcanzaríamos después de ir a su casa por su cartera que había olvidado.

Durante el camino, en cada alto, buscábamos nuestras bocas para besarnos. Su auto, al ser automático, le daba libertad en una mano... Mano que durante un breve momento acarició mi pierna, y cada que nos besábamos subía por debajo de mi vestido. Abrí mis piernas dándole acceso y sentí sus suaves dedos hacer a un lado mi tanga para acariciar mi entrepierna a su antojo. Cerré mis ojos mientras Mauricio manejaba con una mano y me masturbaba con la otra, mis manos cobraron vida propia y acariciaba mis senos mientras mi cadera se movía buscando mas y mis gemidos iban en aumento... ni siquiera me di cuenta de que el auto estaba detenido en la cochera del departamento de Mauricio.

Sentí su aliento en mi cuello, muy cerca de mi oído, le pedía mas y me susurraba "córrete chiquita", mi cuerpo se convulsionó mientras recibía mis jugos en su mano.

Viviana:

Necesito sentirte dentro de mi.

Mauricio:

Vamos adentro.

Entramos al departamento con prisa, ni siquiera llegamos a la recamara. Se sentó en el sofá y después de despojarme de mi panty, me acerqué a el buscando sentir su pene abriéndose camino dentro de mi.

Ambos gemíamos, movía mi cadera buscando el orgasmo de los dos. Mi boca buscaba la suya entretenida en mis senos mientras sus manos aferradas a mis caderas buscaban acelerar mis movimientos para vaciarse dentro de mi.

Temblando, me dejé ir sintiendo mi orgasmo mientras sentía a Mauricio llenarme y gritando mi nombre muy cerca de mi oído. Me abrazó, y tardamos varios minutos en recuperar el aliento. Ambos nos arreglamos lo mejor que pudimos y salimos hacia el restaurante donde todos nos estaban ya esperando.

En cuanto llegamos, el único en levantarse de su silla fue Sebastián, me miraba fijamente con una mirada acusadora y llena de celos.

Me gustaba provocar eso en el; me gustaba sobremanera pensar que el saberme con otro, de otro, provocara celos en el, aumentara su deseo por mi... Me hacía desearlo mas...

La cena estuvo muy amena, pero yo no podía sacar de mi mente el recuerdo de sus besos, de sus caricias. Deseaba mas, deseaba volverlo a besar, acariciarlo, sentir sus manos en mi piel, recorriendo mi cuerpo, deseaba sentir su deseo, deseaba sentirlo llenándome completamente, entregada a el.

No podía dejar de mirarlo, de intentar decirle con mis ojos cuanto deseaba estar entre sus brazos.

Mauricio:

¿Crees que podrías hacerme caso en lugar de estar tan distraída?

Viviana:

¿A que viene ese reclamo?

Mauricio:

A que has pasado todo el tiempo con la mente quien sabe en donde y ni caso me haces.

Viviana:

Estoy demasiado cansada, ¿Me llevas a mi casa o me voy con uno de mis hermanos?

Nos despedimos de todos y la mirada de Sebastián automáticamente cambió, imaginando una noche de sexo entre Mauricio y yo, como la que el prácticamente presenció.

Mauricio comenzó a manejar rumbo a su departamento, anticipando que me quedaría con el.

Viviana:

¿A donde vas?

Mauricio:

A mi casa.

Viviana:

Te pedí que me llevaras a mi casa, estoy muy cansada.

Mauricio:

¿No quieres quedarte conmigo?

Viviana:

Si no me vas a llevar, detén el auto y tomo un taxi.

Mauricio:

Esta bien, no te enojes.

Me llevó a casa y me bajé del auto sin despedirme de el. En cuanto entré al departamento, me apresuré a mi recamara y me di un baño, humecté mi cuerpo, me puse perfume y escogí un juego de lencería de encaje, de color negro, con ligero y encima me puse una bata de baño. Tomé mi teléfono celular y marqué el numero de Sebastián.

Sebastián:

¿Que pasa Vi, estas bien?

Viviana:

¿Aún sigues en el restaurante?

Sebastián:

No, ya voy para la casa, acabo de dejar a tu tía.

Viviana:

Es que, creo que me hizo daño la cena, me siento mal; y no quiero interrumpir a Luis que seguramente esta con Rosaura.

Sebastián:

Llego en 10 minutos.

Desperté a la domestica y le comenté que me sentía mal, que no estaban mis hermanos y que iría a casa de mi tío a buscarlo. Tomé las llaves de su departamento y fui a esperarlo.

Sebastián llegó en menos de 10 minutos directamente a mi casa.

Dejé las luces apagadas y solamente encendí la terraza de su sala. Me sentía nerviosa, ansiosa, excitada. Me recargué en el barandal, viendo hacia la playa y esperé hasta escuchar la puerta de su departamento cerrarse y su voz llamándome por mi nombre. Hasta que llegó a la terraza.

Sebastián:

¿Estas bien, que tienes?

Me giré para verlo de frente. No sabía exactamente que hacer, los nervios se estaban apoderando de mi, pero tenía la oportunidad que tanto había deseado y buscado enfrente de mi y no podía dar marcha atrás.

Viviana:

Estoy bien, me siento bien.

Sebastián:

Pero dijiste que te había hecho daño...

Viviana:

¿No me ofreces algo de tomar? ¿Licor de Damiana quizás?

Sebastián:

Vete a dormir, es tarde y...

Viviana:

Aún es temprano y nunca dejes a medias algo que no vas a querer terminar después.

Ya me había acercado hasta el, vi duda en su mirada. Desabroché la bata de baño que llevaba, dejándole ver un poco del juego de lencería que llevaba.

Me acerqué aún mas, casi hasta pegarme a su cuerpo. Subí suavemente mis manos por su pecho hasta rodear su cuello, ofreciéndole mi boca. Me tomó con firmeza de la cintura, pero aún así podía percibir la lucha entre separarme de el o ceder ante lo que deseaba

Sebastián:

Esto...

Viviana:

Ssshhhh... No digas nada, se que lo deseas y yo lo deseo también...

Sus manos me apretaron contra su cuerpo y mis labios recibieron ansiosos los suyos.

Su boca devoraba mis labios, nuestras lenguas se buscaban desesperadas. Mi cuerpo se pegaba al suyo ansiando sentirlo. Mi respiración estaba demasiado agitada, dejé caer la bata al suelo y desabroché su camisa dejando su pecho desnudo. Lo acaricié, lo besé, mis manos buscaban desabrochar su cinturón y pantalón para buscar y acariciar lo que tanto deseaba.