Enseñeme profesor (4)

Sigue la sesión con mi Amo David.

Enséñeme profesor IV

Estaba agotada después de la primera fase de la sesión, mi Amo, muy comprensivo me permitió tenderme en la cama a su lado, mi cuerpo estaba entrelazado con el de mi Señor, el jugaba con mi cabello y mi cabeza descansaba sobre su pecho, estaba inmensamente feliz, mi Señor estaba contento con su sumisa, había cumplido servido bien a mi Amo, ¿Qué más podía pedir?.

  • ven, Laura levántate, es hora de asearse un poco. Me indico mi Amo incorporándose y tendiéndome galantemente la mano. Sin una pizca de temor en mis ojos y con premura me incorpore y acepte su mano, una vez en pie mi Amo me estrecho entre sus brazos y me beso posesivamente, sus besos me excitaban como la más tierna caricia que pudiera hacer un amante, de mi boca salio un jadeo ahogado por la lengua de mi Amo que exploraba, hurgaba y exigía todo de mi, a cada minuto que pasaba en su compañía estaba mas convencida de que le pertenecía.

Nos dirigimos hacía el baño como dos amantes, cogidos de la mano y excitados, pero una vez allí mi Señor me indicó que empezaba una nueva sesión, por lo que me arrodille a sus pies, abrí mis piernas ofreciendo mi sexo excitado y mis manos se juntaron en mi nuca, mi Amo me acaricio la cabeza suavemente complacido al comprobar que su sumisa no había olvidado sus palabras, y de mi boca salió un dulce ronroneo como si de un gatito se tratara, lo deseaba, mi excitación crecía cada vez más y mi Señor lo sabía.

Mi Señor se puso un albornoz blanco, muy suave al tacto, se dirigió a la bañera y allí abrio el grifo del agua caliente

  • Laura te doy cinco minutos para que te duches y tengas el cuerpo listo para ser usado nuevamente, quiero que laves todos tus agujeros a conciencia tu Amo te los revisará para ver si estas aseada adecuadamente y has seguido sus indicaciones. Si no es así, te lavaré yo y…. ten por seguro que no te va a gustar. Me dijo mi Señor con un poco de dureza en la voz.

  • Si, mi Señor. Logre decir con un hilito de voz, mi Amo me inspiraba amor, ternura y deseo, pero también respeto y temor. Siguiendo sus indicaciones me asee tal como me ordeno, fui revisada concienzudamente, y mi Amo descubrió una falta, la primera de muchas, mi culito no estaba bien aseado para ser usado por mi Señor, me ordenó con voz seca que me arrodillara en la bañera de manera que mi cara tocara esta, desenroscó el teléfono de la ducha y el tubo fue introducido en mi ano, abrió solo un poquito el grifo del agua durante unos diez segundos y lo cerro. Mi culo estaba inundado con ese enema casero que mi Amo me estaba administrando.

  • cierra tu ano, no quiero que salga ni una sola gota de el, si veo que no me obedeces lo lamentarás. Diciendo esto mi Amo se puso a jugar con mis nalgas propinando pequeños azotes suaves

  • Laura, quiero que cuando sientas los azotes que tu Amo te esta dando digas gracias mi Amo por enseñarme a ser una putita limpia.

En esa postura me era casi imposible contener el agua dentro, mis músculos temblaban por el esfuerzo y de mi garganta salía un gracias mi amo por enseñarme a ser una putita limpia muy entrecortado y sin fuerzas. Cuando ya no podía más mi Amo me llevo al vater para que expulsara el agua que el me había introducido, Él estaba delante de mi cuando explote, mis mejillas estaban rojas de vergüenza y lasa lágrimas salían de mis ojos sin poderlo remediar.

  • vamos laurita límpiate y lávate en el bidet. Dijo mi Señor acariciándome el cabello.

Cuando estuve lavada plenamente mi Amo me sentó en sus rodillas y con mucho mimo mientras besaba mis lágrimas secó mi cuerpo, su boca recorrió mi cara y se apoderó de mi boca mientras sus manos jugaban con mi sexo y mi ano, otra vez volvía a estar excitada y dispuesta para Él, cuando estaba al borde del orgasmo su contacto paro y me levantó de sus rodillas me indico que me pusiera a cuatro patas con la cara tocando el suelo y las piernas muy abiertas, mi Señor salió del cuarto de baño y al poco rato regreso, sentí que me estaba untando algo en mi ano e inmediatamente mi culo fue penetrado por un pequeño cono y en mi coño introdujo una delgada zanahoria, que a cada movimiento mío al incorporarme no paraba de resbalar entre mis muslos.

-quiero que esa zanahoria no escape de ese coño, vamos a educar ese coñito que tienes de putita, aprieta tus músculos, ¡vamos¡ me obligo a ponerme de pie con las piernas abiertas para comprobar que ejercitaba mis músculos, - ahora relájalos, la zanahoria salio casi entera, mi señor volvió a meterla y me estuvo follando un largo rato con ella hasta dejarme nuevamente al borde del orgasmo – vuelve a apresar la zanahoria putita, quiero que estés penetrada por tus dos agujeros mientras me bañas.

Arrodillada y con las piernas abiertas al máximo, los músculos de mi vagina completamente contraídos aprisionando esa zanahoria y el culito con el cono metido me dispuse a asear a mi Dueño, cada poco sus manos iban a mi coño y me obligaban a relajar mis músculos, me follaba con la zanahoria e incluso con los músculos apretados la sacaba y la metía proporcionándome mucho placer, pero nunca dejándome acabar, siempre estaba apunto de tocar el cielo en un maravilloso orgasmo, pero mi Señor no me lo permitía – No, no putita todavía no, te correrás cuando tu Amo quiera.

Cuando el baño de mi Señor estuvo concluido me dispuse a secarlo suavemente mis manos recorrían todo su cuerpo, mis ojos lo devoraban y mi coño lo deseaba, si, era una puta, era su puta, toda suya, para que negarlo, cada fibra de mi ser pedía a gritos ser usada por esas manos, esa boca, esa polla.

Otra vez mi Señor tiene puesto su blanco albornoz, tan suave, que se ajusta increíblemente bien a su cuerpo, me puso nuevamente a cuatro patas y sacó la zanahoria de mi coño, estaba muy mojada y brillante – vamos laurita levanta la cara, me introdujo la zanahoria completamente empapada por mis fluidos en la boca. – lámela ¡vamos! Como tu sabes que me gusta. Mis mejillas nuevamente estaban encendidas pero lamí la zanahoria tal como me había ordenado mi Señor, después de unos minutos me condujo a la cama para proseguir con la sesión.