Enseñar desnuda a mi esposa sin que ella sepa (3)
Sobre como tengo que repetir la dosis para la satifacción de mi mujer, y la mía (con correcciones)
Hola a todos. Ha pasado tiempo desde la última vez que les conté sobre mi mujer y mi amigo, hoy voy a tratar de actualizarlos un poco. Cómo les venía contando, mi mujer a raíz de su experiencia no voluntaria con mi amigo, fue perdiendo poco a poco el interés por mi propio pene, no parecía estar igual de satisfecha que antes, yo al contrario, estaba cada vez más excitado, era obvio que ella necesitaba, sin saberlo, más de la dosis de un pene grande y grueso. Así que me decidí a promover la repetición de la dosis. A diferencia de la vez pasada, ahora no me costó nada de trabajo hacer que coincidiera una visita de mi amigo en la ciudad con un fin de semana libre para nosotros, mi amigo mostró una curiosa disposición a hacer hasta lo imposible para hacerla realidad, yo, por supuesto sabía el porqué. La logística principal fue la misma, una cena, mucho alcohol, pastillas para dormir, y la simulación de que tuve que salir para dejarlos sólos. Por supuesto, dejando la cámara que tantas satisfacciones me ha generado. La única diferencia visible fue que él estaba visiblemente excitado y nervioso durante la cena. Yo incluso, a media charla, saqué el tema, bromeando, de que mi mujer era increíble en la cama, mi mujer me regañó y se sonrojó un poco, pero mi amigo estaba más que sonrojado, pude adivinar la erección que tenía abajo de la mesa. Otra diferencia importante es que en esta ocasión, cuando subí a prepararla, no la deje completamente desnuda, la dejé en bragas, ya que ella llevaba puestas unas muy diminutas y bonitas bragas. Unas que a mí me ponen a mil, ya que son muy delgadas y se le meten, de tal manera que se le nota la rayita a través de la tela. Por lo demás, todo fue igual, agregué un poco de luz para mejorar la imagen del video y la deje boca arriba como la vez pasada. Simulé mi salida por cuestiones de trabajo y los dejé solos el tiempo suficiente, de hecho ahora vi, después de hora y media, que mi amigo salió de mi casa y se subió a su carro. Mejor, así no tuve que actual como si no supiera nada al regresar a casa. En el interior, la encontré dormida, sin las bragas y notoriamente húmeda, la cama se notaba arrugada. Tomé la cámara y bajé para contemplar los sucesos que ya se adivinaban por la escena final en el cuarto. El vídeo mostró a un más experimentado perpetrador de habitaciones, a diferencia de la vez pasada, mi amigo se notaba más confiado y con movimientos más ágiles y seguros, la presencia de las bragas puestas no lo detuvieron, aunque se detuvo un momento a admirar la fantástica raya que se dibujaba al centro de la misma. Luego demostró tener un pulso de cirujano al bajarle las bragas lentamente desde la amplia cadera hasta los pies, jaló la tela con sumo cuidado desde los lados. La escena fue fantástica al ir descubriendo poco a poco el abultado y carnoso monte de venus de mi señora, fue sublime el momento cuando ya no hubo obstáculo entre la suave colita de mi esposa y la mirada lujuriosa de mi amigo. Tuvo mucho cuidado al quitar las bragas por los pies, parecía saber que son muy sensibles. Su táctica era básicamente la misma, hacer lo que fuera necesario para no despertarla. Le abrió las piernas con mucho cuidado, y como preliminar, le acarició los grandes y redondos pechos con más pasión y fuerza que la vez pasada, los pezones respondieron a las caricias con rigidez inmediata. La confianza en su grado de inconsciencia le invitaban a no perder tiempo en exceso. Se desnudó rápidamente y se puso entre las piernas abiertas de mi mujer, empezó a acariciar sus muslos, eran blancos y bastante firmes para la edad que tenía. Los recorría por el interior hacia abajo y hacia arriba. Ella empezó a mostrar signos de excitación al resoplar ligeramente. Luego hizo algo que me sorprendió y me excitó mucho, empezó a lamer delicadamente su colita con la lengua. Ella volvió a resoplar. Continuó un rato metiendo la lengua lo más que pudo y besando sus labios vaginales. De pronto se incorporó, se acercó, y apoyó su enorme y dura polla en la entrada de su vagina. Aquella postura duró sólo un instante, pero generó una imagen impactante y muy excitante para mi. Un grande y recto pene tocando con la punta la pequeña y suave rayita de mi mujer. De pronto sucedió, él empezó a introducir su pene muy lentamente pero sin pausa, la puerta al paraíso debió estar muy húmeda y lubricada, porque, aunque al principio la pequeña y deliciosa hendidura pareció presentar cierta apretada resistencia, terminó al final, cediendo con suavidad y resignación. No le costó a mi amigo, ni mucho trabajo, ni mucho tiempo, entrar hasta el fondo de mi querida y amada esposa. Ella se estremeció de placer al sentir la primera embestida de la gruesa y larga bestia de mi amigo, sus brazos se fueron para atrás y arqueó un poco la espalda, levantando con esto los enormes y orgullosos pechos ante la cara de mi amigo, coronados por unos rosados y erectos pezones que parecían pedir ser chupados o mordidos sin piedad. Sus piernas se abrieron un poco más y las rodillas se flexionaron. Su cuerpo parecía aceptar gustoso al enorme intruso. Mi amigo empezó a moverse con ritmo y con fuerza, los movimientos eran amplios, de manera que cuando retrocedía casi sacaba el pene del interior de mi compañera, y cada vez que entraba lo hacía con mucha fuerza y decisión, ella no dejaba de jadear y de estremecerse por ratos, en su rostro podía verse el placer que sentía al sentirse penetrada, apretaba con fuerza los labios y sus párpados. No tengo idea en que estaba soñando ella, pero era obvio que lo estaba disfrutando muchísimo. Me dio mucho gusto darme cuenta de esto. Ella llevaba días necesitando precisamente esto. ¿Cómo era posible que no despertara ante semejante bombeo? ¿Habrá sido el alcohol, las pastillas, o el deseo de no despertar de un sueño muy agradable? Mi amigo empezó a subir el ritmo y a besarle los duros pezones, ya casi no sacaba el pene, sus movimientos se volvieron más cortos y más rápidos, muy rápidos. Ella estaba notablemente excitada y agitada. De pronto, pude ver, como mi amigo se detuvo de golpe en el fondo de ella mientras se estremecía en una clara eyaculación silenciosa, ya que él no emitió sonido alguno con su boca, seguro tuvo que apagar un grito lujurioso al momento de llegar e inundarla por dentro. Se quedó quieto en la misma posición, disfrutando la vista de los erectos pezones de mi mujer y de los carnosos labios dormidos que tenía frente a su cara a escasos 10 centímetros de distancia. Se le quedaba viendo el rostro sin sacar su miembro de ella, Por un momento se apoyó en una sola mano y con el pulgar de la mano libre le acarició la boca, pasaban los segundos, él seguía adentro, inmóvil. No parecía querer abandonar esa privilegiada posición. No parecía querer abandonarla. Ella ahora se mostraba tranquila, relajada, profundamente dormida, él la besó suavemente en la boca, ella no reaccionó. Varios minutos después, sacó su miembro que ya notaba algunos signos de flacidez, se levantó y se vistió. Para entonces yo ya iba en mi tercera paja en frente del vídeo. Cuando creí que simplemente desaparecería por la puerta, sacó de no sé donde una cámara digital y le tomó a mi esposa varias fotos en su postura actual. Tragué saliva, eso no estaba en los planes. Esperaba que sólo los quisiera para masturbarse en su honor. Al día siguiente, mi esposa estaba de muy buen humor a pesar de la resaca. Estaba feliz, y por cualquier cosa reía, me abrazaba y me daba besos. Ella no sabía, pero estaba agradecida con la persona equivocada. O quizás no.