Enseñar desnuda a mi esposa sin que ella sepa (2)
De como planeao todo para que mi amigo nos vuelva a visitar, y de como le dejo a mi esposa en bandeja de plata
Gracias Manu por tus comentarios, voy a poner aquí otra de las experiencias que también puse hace mucho tiempo en otro hilo, es lo que hice después de lo caliente que me quedé con lo que pasó la primera vez que mostré a mi esposa.
Hola, días después de que mi amigo nos visitó y vio a mi mujer desnuda, me platicó mi mujer que mi amigo la frecuentaba más por el chat, y que le hacía preguntas más intimas sobre nosotros, mi mujer es muy tímida y reservada, así que me dijo que no le contó casi nada sobre nosotros, porque no le pareció prudente, pero no se ofendió, le pareció que mi amigo simplemente se interesaba mucho por ella por ser tan allegado a nosotros. Lo único que le pudo sacar es que nos cuidábamos con pastillas anticonceptivas para no tener más hijos. Yo me excitaba mucho en ver que el interés de mi amigo por mi mujer había aumentado, aunque siempre noté que, cuando podía, discretamente la barría con la mirada de arriba abajo, pero cuidando siempre de que no fuera evidente.
Pasó algo de tiempo antes de que se me ocurriera como repetir la experiencia de exhibir a mi mujer. ¿Cómo mejorarlo? ¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar mi amigo si yo le volviera a poner en bandeja de plata a mi señora?
Le propuse a mi señora un viaje a la playa con compañía de mi amigo, porque le dije que él no conocía las playas de este estado. Pero me dijo que mejor no, porque le daba vergüenza mostrarse en traje de baño con un amigo de nosotros, así que ese plan no prosperó. Me di cuenta que a pesar de la cercanía de mi amigo con ella, ella no se mostraría voluntariamente ni siquiera en minifalda, porque por cierto, ella nunca usaba faldas cortas o escotes pronunciados, a pesar de tener muy buen cuerpo su timidez le impedía mostrar su piel y sus bellas curvas.
Finalmente se me ocurrió algo: Al día siguiente le hablé a mi amigo y le dije que si nos quería visitar en la casa para jugar otras partidas de ajedrez, como la vez pasada, él aceptó de inmediato, supongo que tenía la esperanza de que algo interesante ocurriera, me comentó en cual fin de semana podía ir, y yo le dije que estaba bien, pero que ese fin estaría en guardia del trabajo, pero que no había problema, que generalmente cuando me llamaban, yo tenía que ir a la oficina a resolver algunos problemas con el sistema y que casi nunca me tardaba mucho, que en caso de que ocurriera una llamada durante la partida de ajedrez, que tendría que ausentarme un rato, pero que estaba muy dispuesto a realizar la reunión, y le pregunté que si no tenía ningún inconveniente, por supuesto me dijo que no.
Mi señora sufre de vez en cuando jaquecas, así que tiene la costumbre de tomar pastillas para el dolor de cabeza, me imaginé que hacerle tomar pastillas para dormirla no sería difícil gracias a su costumbre y algunas copitas que tuviera encima. Le dije a mi hermana, que era doctora, que yo había estado sufriendo de insomnio últimamente, que si me podía recetar unas pastillas para poder dormir, me dio una receta y así conseguí las pastillas que necesitaba para el fin de semana.
El resto de la semana estuve muy excitado y nervioso porque no dejaba de pensar en lo que estaba a punto de hacer.
Por fin llegó el día de la visita de mi amigo. Eran como las 9:00pm cuando tocó a la puerta. Lo recibimos muy contentos como siempre, porque aunque estábamos en contacto diario por chat con él, casi nunca lo veíamos porque vivía en otra ciudad, mi esposa le ofreció un trago y el aceptó, nos sentamos a la mesa y yo saque el tablero de ajedrez, empezamos a tomar y a jugar, noté a mi amigo un poco nervioso, y a veces se me quedaba mirando directamente, como tratando de saber si yo sabía lo que había pasado la noche anterior, yo evitaba la mirada y trataba de actuar como si nada, me costó mucho trabajo jugar bien al ajedrez, porque yo sólo pensaba en lo que podría pasar más entrada la noche. Yo mantuve el vaso de mi mujer siempre lleno, ella normalmente casi no toma, pero cuando nos visitan amigos, entra en ambiente, se relaja, platica mucho y bebe más de la cuenta. Ella estaba vestida con un pantalón de mezclilla pegado y una blusa con botones al frente y mangas cortas, tenía el pelo recogido y poco maquillaje, nada especial, pero mi amigo cada vez que podía, le echaba una revisada a las curvas que el pantalón dejaba adivinar. Varias horas más adelante, ella empezó a arrastrar la lengua al hablar y ya no se levantaba para nada de su silla. El momento de invitarla a subir a dormir estaba cerca, no dejaba de beber y de hablar. Cuando se notaba ya muy borracha, le pregunté que si no quería irse a dormir, me pidió ayuda y yo mucho cuidado la subí a la habitación. Ya en el cuarto le dije que se tomara sus pastillas para que se sintiera mejor, saqué las pastillas que había preparado y ella se las tomo sin preguntar nada, le ayudé a ponerse el pijama y la acosté en la cama. Regresé con mi amigo y seguimos jugando al ajedrez, le comenté que podríamos hablar normalmente, que no había problema en despertarla, porque mi señora estaba tomando pastillas para dormir y que además con las copas que tenía hoy puestas, pues que dormiría como tronco.
Seguimos jugando y pasada media hora le comenté que iría al baño y subí a la habitación. Me cercioré que estuviera bien dormida, le quité el pijama y la deje completamente desnuda sobre la cama, me sorprendió ver el grado de inconsciencia que ella tenía, ella era de sueño pesado, pero hoy estaba como desmayada. Tomé la cámara de video y la puse en sobre el secreter de la habitación, disimulé el aparato con un poco de ropa y encendí las lámparas de los buros, para que hubiera suficiente luz para grabar bien todo, el ángulo de la cámara era muy bueno, se alcanzaba a ver toda la cama y la puerta de entrada del cuarto, encendí la cámara y salí del cuarto, ya de regreso en la sala le comenté a mi amigo que me acababan de llamar del trabajo, que tenía que ir a la oficina unos minutos, que no tardaría, puesto que vivo muy cerca de mi trabajo. Que mientras se pusiera a pensar su siguiente jugada en el ajedrez. Mientras le decía eso, empecé a sentir palpitaciones del miedo que me daba que mi señora se diera cuenta de todo esto, de plano le estaba dejando a mi señora en sus manos, pero en esta ocasión habría evidencias de lo que pasaría.
Salí de casa, me subí en el auto y manejé dos cuadras, le di la vuelta a la calle, regresé y me estacioné a cierta distancia a esperar, apagué el motor y miré el reloj, estaba muy excitado y muy preocupado, sólo pensaba lo que mi amigo podría estar haciendo en estos momentos, ¿hasta dónde será capaz de llegar? Los minutos se me hicieron eternos, mi corazón palpitaba con fuerzas mientras veía a lo lejos las luces encendidas de mi casa, después de una hora y diez minutos, decidí arrancar el auto y hacerme el aparecido. Llegué a la casa asegurándome de hacer ruido con la portezuela del auto y hacer algo de tiempo antes de entrar a la casa. Antes de entrar trate de disimular la erección que tenía y respiré hondo. Al abrí la puerta, encontré a mi amigo sentado en frente del ajedrez tal y como yo la había dejado, pero lo noté inquieto y un poco agitado. Me disculpé porque le dije que me había tardado más de lo que pensaba porque el problema fue más complicado de lo que esperaba, que si quería continuábamos la partida mañana en la mañana. El me dijo que estaba bien, que no me preocupara por lo del tiempo, que estuvo leyendo un libro que tomó del librero de la sala, y que sí le agradaría continuar la partida otro día porque ya estaba cansado. Se despidió y se fue por la puerta.
Tan pronto como lo vi alejarse en su auto, subí a la habitación a toda prisa, tenía una curiosidad irresistible por ver la grabación en la cámara de video. Lo primero que vi fue que mi esposa estaba casi como la había dejado, desnuda, bocarriba sobre la cama, las lámparas seguían encendidas, la ropa sobre la cámara parecía intacta, no parecía nada diferente, me acerqué a la cámara, quité la ropa y me di cuenta ¡que estaba apagada! Estaba seguro que la había dejado encendida, tomé la cámara en mis manos y la traté de encender, la batería marca vacía, ¡se le acabó la pila! Casi di un grito de impotencia ahí mismo, en frente de mi señora dormida, me tranquilicé en unos minutos, vi la escena otra vez, traté de imaginarme lo que mi amigo vio o hizo, observé que la sabana estaba arrugada en varias partes de la cama y entonces me acerqué lentamente a las piernas de esposa tratando de detectar cualquier evidencia en su piel, sus labios vaginales lucían preciosos y algo húmedos, las piernas estaban algo abiertas, no mucho, pero no logré recordar si yo la había dejado exactamente así, de cualquier manera ella se pudo haber movido sola.
Salí desconsolado de la habitación con la cámara en las manos, cuando de pronto se me ocurrió que tal vez había alcanzado a grabar algo antes de apagarse, observé que la cinta estaba avanzada, la alegría me regresó junto con una fuerte erección, corrí el cuarto de la TV, busqué sobre el escritorio el eliminador de la cámara y conecté la cámara a la televisión, regresé la cinta hasta el principio y la empecé a reproducir.
Lo primero que vi fue en la TV fue mi estomago al momento de encender la cámara, vi como me alejaba del cuarto y luego todo quedó en silencio y sin movimiento por varios minutos, ella se veía muy guapa en medio de la cama, las sombras de la luz de las lamparitas hacían que la escena fuera más misteriosa. Sus pechos, en parte vencidos por el efecto de la gravedad, estaban desplazados hacia afuera, alejándose uno del otro, pero conservaban su exquisita redondez que tantas veces sedujeron a mis manos traviesas. Estuve tentado en adelantar la cinta, pero luego pensé que no me había tardado mucho en salir de casa, y aguardé.
De pronto, como un ladrón inexperto, ¡apareció mi amigo en el umbral de la puerta! Caminaba despacito y un poco encorvado, tratando de no hacer ningún ruido, se detuvo en la puerta, observó a mi mujer con los ojos desorbitados, se llevó una mano al pantalón para tranquilizar su muy aparente erección. Revisó toda la habitación con mucho cuidado, miró para todos lados antes de poner un pie dentro del cuarto, volvió a mirar a mi señora lentamente de arriba abajo, luego la miró directamente a su cara, estudió la situación y empezó a avanzar dentro del cuarto sin dejar de verla a los ojos, como vigilando una reacción de ella para salir corriendo si ella demostraba la más pequeña señal de vida.
Yo estaba con una erección monumental y no apartaba la vista de la TV esperando que la cinta no se acabase muy pronto, sin embargo la evidencia de que había funcionado el plan ya era un hecho, nuestro muy cercano amigo estaba viendo la tibia desnudez de mi hermosa y tímida hembra a menos de un metro de distancia y sin que ella lo supiera.
El siguió avanzando hasta que quedó a la mitad de un costado de la cama quedando de frente a la cámara, se agachó y se acercó a la cara de mi señora, observándola muy bien como para saber que tan profundamente dormía, mi mujer casi roncaba, así que mi amigo se empezó a sentir confiado. Observó aún agachado cada detalle del cuerpo de mi esposa, deteniéndose un rato en cada parte que le interesó, parecía que él también estaba haciendo una grabación pero con su mirada, luego tocó su brazo vigilando otra vez su cara para detectar alguna reacción, primero fue un simple toque con dos dedos, luego empezó a acariciarle el brazo lentamente, no hubo reacción alguna, el conservaba una mano en su pantalón y se sobaba al ritmo que lo hacía con ella.
Luego empezó a tocar uno de los pezones, no hubo reacción alguna, puso la mano completa y lentamente en uno de sus pechos. Al ver que nada pasaba, se agachó más y con su lengua tocó el pezón que más cerca tenía, para poder hacer esto tuvo que dejar su pantalón y apoyarse en la cama con ambas manos. Yo no lo podía creer, mi amigo fue más allá de la simple observación, estaba impresionado con lo que estaba viendo.
La cinta siguió corriendo, y mi amigo siguió avanzando más allá de lo pude haber imaginado. Tocó suavemente la cintura y una de las caderas. Acarició lentamente sus piernas, fue subiendo desde medio muslo hasta llegar a las inglés, ella seguía quieta, yo seguía erecto y mi amigo tocó con muchísimo cuidado, como si corriera el riesgo de deshojar una delicada rosa, sus labios vaginales, mi señora no se rasura allá abajo, pero tiene pocos pelos así que no tapan nada a la vista, empezó mi amigo con un dedito a tocarla por fuera, luego puso la mano tapando toda la zona púbica, como si su mano fuera una tanga, no hubo ninguna reacción por parte de ella. Las ampliar caderas de mi mujer y su abultado monte de Venus conformaban un conjunto hermoso redondo que hasta ahora sólo yo había podido tocar, me sentí extraño, un poco celoso, porque en esos momento me hubiera gustado ser yo el que la tocara. Mi amigo se notaba intranquilo, miraba su reloj y nunca dejaba de echarle miradas a los ojos de mi esposa, las manos le empezaron a temblar, empezó a jugar con uno de sus dedos, un poco más allá de los labios vaginales, casi no profundizaba, apenas un centímetro quizá, lo subía y lo bajaba, luego me pareció que encontró el clítoris, porque se entretuvo dónde normalmente yo lo encuentro, y en ese momento mi señora cambió un poco el rito de la respiración, al notarlo, él se quedó quieto unos segundo y luego siguió con su movimiento lento y suave.
Entonces se incorporó y se a los pies de la cama, tomó delicadamente con sus dos manos un tobillo de mi mujer y lo movió hacia un lado para que la pierna se abriera un poco, al ver que no había reacción, repitió el procedimiento con el otro tobillo, los labios de mi mujer ahora estaban más abiertos y expuestos. Lo que hizo a continuación me sorprendió mucho y también me preocupó, ¡él se empezó a quitar la camisa, los zapatos, el pantalón y el calzón! De pronto quedó a la vista su miembro, el pene de mi amigo era enorme, más grande que el mío y muy grueso, por supuesto estaba súper erecto y húmedo, ¿Qué iba a hacer? ¿Las pastillas soportarían ese embate? Yo me empecé a sentir preocupado, ¿Qué hice? Entregué a mí esposa, ¿eso era lo que yo realmente quería?
El continuó, se subió a la cama de rodillas entre las piernas de mi mujer y empezó a avanzar arrodillado hasta que sus rodillas tocaron de lado las rodillas de mi hermosa y vulnerable mujer, ahí comenzó otra vez con el dedo a meterlo, pero ya no era un centímetro, ya lo metía más, y cada vez lo hacía más rápido, ella sólo cambiaba de ritmo en la respiración de vez en cuando, no se movía. Llegó el momento en que logró meter todo el dedo en su vagina, pero viendo el enorme pene de mi amigo, el dedo ya era lo que menos me preocupaba.
Después de varios minutos, sacó el dedo y puso las manos sobre la cama en los costados de mi esposa, entre su deliciosa cintura y sus blancos brazos, haciendo una lagartija sobre ella, pero con las rodillas dobladas cuidando no tocar ninguna parte del cuerpo de mi señora, sólo sus muslos tenían contacto en esa posición, empezó a acercar su pene a sus labios y cuando tocó con su glande yo sentía que me venía de la excitación y del pavor de lo que estaba viendo. Estuvo jugando un rato afuera, supongo que para humedecerla, su pene escurría líquido suficiente para humectar por lo menos la puerta de entrada, en esa posición la cara de mi amigo podía vigilar muy de cerca la cara de mi esposa, pues prácticamente la tenía a 20 o 30 centímetros, no se acostaba completamente, para no correr el riesgo de despertarla.
Así fue como desde el cuarto de TV de mi casa pude ver como mi cámara dejó evidencia de que mi mejor amigo fue metiéndole el pene poco a poco a mi señora, sin que yo pudiera hacer algo sobre lo que ya había pasado, y que además yo mismo busqué, provoqué y seguramente en el fondo también lo deseé.
Mi amigo avanzaba muy poco a poco haciendo movimientos laterales como para hacer a un lado lo que le pudiera estorbar, se veía que él estaba decidido a metérsela sin despertarla, las suaves y jugosas carnes de mi querida esposa fueron cediendo poco a poco ante los muy lentos movimientos de su pene, casi no se movía, y cuando mi señora se agitaba un poco, él se quedaba quieto para darle tiempo de que su sueño volviera a ser profundo. Supongo que en esa posición, mi amigo debió de hacer un esfuerzo muy fuerte con sus brazos, que en todo momento los tenía estirados, haciendo que su cuerpo no tocase nada que pudiera despertarla.
Cuando ya tuvo todo el glande adentro, empezó movimientos lentos hacia adelante y hacia atrás, movimientos casi imperceptibles, en ese momento mi señora inicio otro tipo de respiración, movió la cabeza hacia un lado y los brazos los levantó por encima de su cabeza, mi amigo abrió los ojos y se espantó, pero luego de darle unos segundos, siguió moviéndose lentamente, la diferencia ahora es que cada vez que entraba lo hacía un poco más, yo estaba asustado, el pene de mi amigo entraba más y más, y no parecía tener fin, era muy largo, yo hubiera jurado que no era posible que algo así entrara por completo en la delicada colita de mi tímida esposa. Muy tímida, si, pero por los sonidos que emitía, se notaba que estaba soñando algo muy bonito, espero que estuviera soñando conmigo. Adelante y atrás, adelante y atrás con medio pene adentro y mi esposa ya emitía pequeños ruidos extraños que dejaban ver que lo estaba disfrutando, de repente mi esposa abrió las piernas y dobló un poco las rodillas, estiró las manos que tenía sobre la cabeza, mi amigo entonces terminó de un solo golpe final, de meter todo lo que le quedaba afuera. Mi señora emitió un pequeño grito ahogado y apretó los ojos, los dientes y los puños, yo al mismo tiempo eyaculé en mis pantalones.
Mi amigo estaba cada vez más excitado y no ocultaba en su mirada lo bien que se la estaba pasando, entrecerraba los ojos y se mordía los labios, sus brazos seguían estirados en los costados de mi mujer y su pene seguía entrando y saliendo en la vagina de mi compañera de cama. Empezó a bajar los brazos, buscó los pezones con su boca y ella siguió apretando los dientes y haciendo ruiditos.
En ese momento casi doy un grito de rabia al notar que la cinta había llegado a su fin. Me aguanté porque no quise despertar a mi esposa. Con el pene aún erecto, subí a la habitación y volví a ver a mi señora. Seguía dormida, se notaba apacible, tranquila y contenta.
Ya era muy tarde, así que me quité la ropa y me acosté a su lado, la abracé, ¿lo habrá notado? Pensé. Me quedé dormido varios minutos después.
En la mañana siguiente ella se despertó antes que yo, me abrazó y me dijo muy contenta: - ¿ayer estuviste de travieso? - ¿Por qué lo dices? - Porque lo noté y aunque sabes que no me gusta que me agarres dormida o borracha, te lo agradezco, estuvo muy bien, gracias.
Desde entonces sé que tengo un amigo muy íntimo en toda la extensión de la palabra.