Enseñanzas a Lorena

Por haberme tentado hoy Lorena, mi compañera de clase, tenia su premio: iba a enseñar a Lorena el placer de una relacion sexual lesbica.

Enseñanzas a Lorena

Por fin, después de muchas semanas dándole vueltas a la cabeza, me decidí a llamar a Lorena para quedar con ella.

Todos os preguntareis el por que de mis pensamientos. Pero es que yo hace unas semanas le dije que un día quedaríamos… para que yo le enseñara como le podía hacer gozar una mujer, como le podía hacer gozar yo.

Ayer, por fin me decidí. Y es que me daba miedo. Quizás la estaba forzando a algo que ella no quería pero que acepto por compromiso. O quizás yo le estaba dando demasiada importancia. O quizás me daba miedo ella

Total, cogí el teléfono sin pensarlo y marque su número que sabia de memoria. Se puso su madre y después de unos minutos de cháchara conseguí hablar con ella. Y nada, la invite a casa a ver una película del videoclub que esta en la esquina de aquí al lado.

Vivíamos cerca, así que tampoco esperaba que tardara mucho.

Cuando llamo al timbre (yo ya estaba que me subía por las paredes) y la vi subir con unas bolsas de palomitas para microondas…casi me la como.

Estaba radiante. Tenia el pelo muy bien peinado, parecía muy suave.

Con las altas temperaturas de estos últimos días, nosotras habíamos empezado a enseñar más carne de la habitual.

Venia con unos pantalones finos blancos (que dejaban adivinar su ropa interior) y una camisa negra con unos cuantos botones desabrochados de más, diría yo.

En fin, que la hice pasar a mi habitación, como siempre. Dejo antes la bolsa del súper en la cocina y nos sentamos en la cama.

Bueno, ¿y que película es esa que querías que viésemos?

Mmmm… Al final ninguna… no sabia cual coger así que nada. O vemos la televisión o nosotras sabremos lo que hacemos.

Joder tía, llevo un dolor de espalda desde unos días de impresión.

A ver, túmbate y déjame ver eso

Ella sabía que yo tenía fama de dar buenos masajes. Mi padre es quiromasajista y me enseño algo

Le levante la camiseta, le desabroche el sujetador y me fui hacia el baño para echarme un poco de crema en las manos para que no le hiciera daño a Lorena.

Empecé por los hombros, los tenia muy tensos. Poco a poco fui bajando, y cuando llegue a la zona donde tenia abrochado el sujetador, bese la zona.

El sujetador te ha dejado marca. Cura sana, cura sana,

Mis manos fueron hacia el lateral y note la forma de sus senos "aplastados" contra la cama.

A ella se le puso la piel de gallina y yo seguí con el masaje. Los riñones… Le baje un poco el pantalón hasta dejar descubierto el comienzo de su culo.

Lorena tenia un culo redondo, tirando mas a grande que a pequeño. A mi me gustaban así, me asqueaban esos culos huesudos y pequeños.

Mis labios besaron toda esa zona, y luego fue mi lengua la que cogió el relevo. Con mis manos le quite la camiseta y ella me ayudo con el sujetador. Mordisquee el ancho y el largo de su espalda, hasta llegar a su cuello, que recorrí con mi lengua muy suavemente, para provocar en ella el erizamiento de su piel, y ese cosquilleo que muchas mujeres sentimos cuando alguien nos besa el cuello.

Me desprendí de mi camiseta y la acaricie entera, pero esta vez con mis pezones y mis pechos en si. Mis senos empezaban a endurecerse con el contacto de su piel; y note que ella empezaba a moverse, como a retorcerse pero en pequeñas dosis. Supuse que eso seria bueno y no malo.

Me "levante" de encima de ella para que pudiera darse la vuelta y por fin, contemplar aquellos senos que muchas veces había imaginado entre mis manos.

Fantaseaba muchas veces con ellos. Eran algo más grandes que los míos, y a la vez eran tiernos, suaves y tersos. Imaginaba que dormía entre ellos, que casi quería ahogarme ahí, en ese paraíso terrenal.

Los cogí con cuidado, como si fueran a caerse, y después a apretarlos con mimo. Mi lengua dibujo su contorno para que acto seguido pudiera besarlos sin necesidad de tener los ojos abiertos.

Note que ella desde que le había quitado la camiseta tenía los ojos cerrados. Supongo que así, con los ojos cerrados, te concentrabas mas en tus sentidos, en lo que sentías y te hacían sentir.

Acabe de desnudarla para poder contemplarla unos segundos.

No era la primera vez que veía sus pechos, o su culo. En la playa alguna que otra vez la había visto hacer topless, y en los vestuarios del gimnasio la había visto ducharse… desnuda. Pero ahora era distinto, la veía con otros ojos. Era preciosa, y tan natural… Cualquiera se imaginaria a una Claudia Schiffer pero en moreno. Y no, era una mujer que aunque muchos apuntarían a que tiene unos quilos de mas, a mi me parecía perfecto. ¿Y no es mejor besar y acariciar carne, sus muslos, su culo,… en lugar de huesos?

Yo también me desnude, para estar en igualdad de condiciones. Me tumbe a su lado y la acaricie con mis manos, aunque esta vez mirándola a la cara. Como si ella lo hubiera sabido, abrió también sus ojos para decírnoslo todo a través de los ojos, de nuestras miradas. Sobraban las palabras. Mis manos ya casi habían recorrido la totalidad de su cuerpo, exceptuando su pubis.

Quería dejarlo para lo último. Quería que supiese que se podía sentir mucho sin necesidad de acariciar su clítoris.

Fui hacia sus pies y los lamí con delicadeza. Subí despacio por sus rodillas, sus muslos, hasta llegar a las ingles. Que acaricie, mordisquee, bese y lamí con absoluta ternura.

Note en su cara que le gustaba, que estaba disfrutando.

Me fui hasta mi armario, y de unas de las estanterías que tenia dentro, cogí un pene de látex del estante dedicado a ellos: a los juguetes. Tengo unos cuantos, y variados. No los escondo mas que nada porque solo vivo con mi compañera de piso, y vamos, que como ninguna de las dos tenemos novio… por si a ella algún día le hace falta alguno, pues para que pueda entrar y coger el que mas le guste. Tengo mucha confianza con ella y sabe que puede entrar en mi cuarto y coger lo que quiera sin preocuparse de decírmelo en ese momento. De "pedirme permiso".

Me acerque muy despacio a Lorena, atravesándola con mi mirada lasciva. Me arrodille a su lado y deje nuestro juguete cerca, en la cama. Acerque mi boca a su clítoris, lamiéndolo despacio.

Al escaso rato sus manos agarraban las sabanas con fuerza, y su pelvis se movía de arriba abajo al ritmo de mis lametazos.

Entonces creí el momento oportuno para coger nuestro dildo y metérselo sin piedad. Para que siguiera gozando, continué estancada en su clítoris, lamiéndolo, acariciándolo con mis dientes, absorbiéndolo,

El ritmo del pene fue aumentando al mismo tiempo que sus gemidos. Deje de jugar con su clítoris para que no llegara al clímax tan rápido. Un dedo mío fue despacio hasta la entrada prohibida: su culo.

Rodee su agujerito acariciándolo, e intente introducir poco a poco un dedito mío. Antes de que pudiera introducirle en ese nuevo mundo, llego al orgasmo y yo detuve mis andanzas.

Me tumbe a su lado y la tape con las sabanas para que cogieramos frío.

Quizás algún día, podamos repetir esa ya no nueva experiencia para ella. Quizás pueda descubrirle el mundo del sexo anal.

Para seros sinceros aun no he vuelto a hablar con ella de este tema, ¡y eso que nos vemos todos los días en clase!

Supongo que la vergüenza nos puede… pero si no me ha dicho nada, tampoco ha tenido que estar tan mal la experiencia, ¿no?