Enrique, que vergota...
Me besó, que rico sentir su lengua abrirse paso a través de mi húmeda boca, cerré los ojos y empecé a disfrutar del calor de su boca y de sus manos que se abrían paso a traves de mis pechos, el escalofrío que sentí cuando delicadamente haló uno a uno mis pezones dejándolos apuntando al cielo.
Siempre he sentido atracción por hombres, aunque la mayoría de mis relaciones han sido heterosexuales, las que mas me han llenado son las otras, por lo que de vez en cuando busco otro macho que me haga sentir su perrita.
Entré a una pagina de contactos gay con muchos anuncios interesantes, el que mas se ajustaba a lo que quería (una vergota para mi solito) se anunciaba como activo maduro.
Hicimos contacto y después de algunos mensajes morbosos de lado y lado como los siguientes:
Estoy loco por hacerte mi perrita y darte leche por horas y darte litros de lechita en ese culito que va a ser mío y llenarte la boquita
Si papito solo de imaginarme me mojo todito, me he metido de todo imaginando esa verga rica en mi culito, muero de ganas de tenerte adentro mío.
Bueno, las cosas se ponían calientes, hicimos cita en un hotel conocido por ambos, me registré primero, él llegó media hora después. Para cuando Enrique llegó yo estaba solo con un interior minúsculo que dejaba ver mi hermoso culito. El medía un poco mas de 1,65, no guapo, alrededor de 40 años, no exactamente un adonis, nos dimos un abrazo y se sentó conmigo en la cama. La conversación se empezó a poner caliente, me dijo que le gustaba mucho. Yo tenía 28 años, mulato, 1,74, bonita boca y un culo de negra, nada mal.
Mientras me decía cosas bonitas nos acercamos un poco mas, yo noté que en su pantalón crecía poco a poco un bulto, que se adivinaba de gran tamaño.
Me besó, que rico sentir su lengua abrirse paso a través de mi húmeda boca, cerré los ojos y empecé a disfrutar del calor de su boca y de sus manos que se abrían paso a traves de mis pechos, el escalofrío que sentí cuando delicadamente haló uno a uno mis pezones dejándolos apuntando al cielo.
Me recostó en la cama, inconscientemente yo abrí mis piernas y mientras seguíamos dándonos lengua sentí su bulto aún con el pantalón puesto hacer presión contra mi pene y hacia el culito.
Permanecimos besándonos 10 minutos, saboreé su cuello, su oreja, me embriagué de su olor a macho, mientras le sacaba la camisa, saqué la correa, abrí el pantalón, se lo bajaba poco a poco mientras no parábamos de gemir.
El me decía te voy a hacer mi zorrita, te voy a hacer llorar de gusto.
Finalmente se levantó y mi boca quedó a la altura de su entrepierna, le bajé completamente sus pantalones y medias mientras masajeaba ese tronco que parecía crecer aún mas bajo el interior, besé y lamí el interior, que rico ese olor a macho y lo tenía solo para mi.
Cuando bajé el interior por poco me desmayo. Ante mí saltó la verga mas grande y gruesa que había tenido en mis manos hasta entonces, por lo menos 25 centímetros de largo y 8 de diámetro, lo lamí furiosamente, metí sus dos huevos en la boca, y poco a poco fui introduciendo su verga en la boquita.
Mamé esa exquisita golosina por una eternidad, Enrique gemía con los ojos entrecerrados mientras controlaba el ritmo de la mamada. A ratos sacaba completamente su chupete de mi boca, dejándola abierta y babeante para metérmela de golpe hasta hacerme sentir arcadas, y halaba mis cabellos hacia su entrepierna metiéndome hasta el fondo su herramienta una y otra vez. Yo pedía mas verga.
Mi pene estaba a punto de explotar, que rico tener esa sabrosura, que se convirtió de a poco en el centro de mi mundo.
Sentí su verga palpitar y aumenté el ritmo de la mamada.
Voy a terminar, toma perrita tu golosina, y yo en el paraíso abrí mas la boca mientras sobaba sus huevos delicadamente.
- me corroooo. Me corroooooo
El primer de semen llegó a mi garganta, y se sucedieron uno y otro y otro, en una corrida fantástica, el tipo parecía que no iba a terminar de correrse nunca, mientras él se corría yo chupaba la punta de su cabecita, algo que lo volvía loco.
Me trataba de puta, de su zorra, y eso es lo que me sentía, dominado por mi macho, mi hombre.
Se recostó al lado mío, y nos conocimos un poco más.
Me sentía embrujado por esa herramienta, besé su pecho y fui descendiendo de a poco, pasé por su entrepiernas aún con restos de su leche, y lo limpié completamente, él levantó sus piernas, lo cual aproveché para lamer sus huevos y llegar a su ano, que delicia, empecé a pasar la lengua por los alrededores, acercándome mas y mas a su centro de placer.
Introduje mi lengua en su esfínter y empecé a taladrarlo
Meteme todaaaa, no pares, que rico
Haló mi cara y me clavó otro beso, me dio la vuelta y empezó ahora él a lamerme el culo.
Si papi, mi macho, que rica lengua, quiero que me des verga, dame papi.
Cuando Enrique consideró que estaba ya bien lubricado me untó un poco de aceite en el culito, introdujo uno, luego dos dedos y yo creía que me moría, me empezó a culear con dos dedos mientras besaba mi cuello, mi oreja.
Retiró sus dedos y sentí la punta de su verga a la entrada, él empezó a empujar suavemente, cada vez un poco más, cuando entró la cabeza detuvo el avance para que me acostumbre a ese tamaño.
Papi méteme más, lo quiero todo adentro aaahhhh
Me levantó el culo para penetrarme mejor y empezó a bombear, cada vez mas duro, mas y mas rápido, yo solo gritaba y gemía, pedía que no pare.
Se acostó en la cama y me senté encima suyo, fui introduciendo su verga poco a poco, hasta sentir sus vellos rozar mi trasero, y empecé un frenético movimiento hacia delante y hacia atrás, sin sacar su verga por un instante de mi huequito, cada vez que empujaba hacia atrás él se retorcía de placer.
Así mi puta, sigue, dale placer a tu marido, que ricoooo, dime que te gusta la vergaaaa
Sí mi macho, que rico, me gusta, dame más, me muerooooo
Empecé a sentir las contracciones en su verga y aumenté el ritmo
Me corrooooo
Toma mi leche, mi putaaaaaa
Que sensación cuando lo sentí explotar en mis intestinos, me sentí lleno de mi macho, todo mojado.
Prendió un cigarro, y conversamos.
Ël tenía que dar clases en la universidad por lo que nos vestimos y salimos
Cuando nos despedimos en la calle me dijo que fue el culo mas rico que se ha comido en la vida, que le gustaría presentarme un amigo para que disfrutemos los tres del sexo y me dio un beso en la boca, si en la boca en plena calle, y no me importó porque lo sentí mi dueño, aunque el trío es otra historia que contaré en mi próximo relato.