Enmendando un error - 8 (final)
Tras el trío con María, entre Amanda y Dani hay muchas cosas de las que hablar, muchas cosas que aclarar
Enmendando un error - 8
Poco a poco Amanda fue entrando en el juego, le costaba, pero el trabajo de María sobre su coño, mas mis caricias en sus senos, y mis labios recreándose en su cuello, nuca o los lóbulos de sus orejas iban poco a poco venciéndola, provocando que se fuese entregando por completo al placer que sentía.
En un momento dado, sentí como Amanda se tensaba, alcanzando un orgasmo con mis caricias y la comida de coño que María le estaba haciendo. Una vez se recuperó, se incorporó un poco sin que por mi parte tratase de retenerla, a mí vez reaccione siguiendo sus movimientos, conmigo pegado a su espalda. Amanda le pidió a María que se tumbase para poder devolverle el favor, esta lo hizo rauda, se tumbo sobre la cama bien abierta de piernas mientras mi cada vez más caliente novia, se apresuraba a trabajarle el coño con la lengua, los labios y los dedos.
Lo que a mí en ese momento realmente me hubiese apetecido hacer, es darme la vuelta y meterle la polla a María en la boca para que me la chupara, pero en todo momento tuve presentes los temores de Amanda, por lo que me situé tras ella, metiendo primero un poco la cabeza para lamerla el coñito y el culito, de su boca mientras le comía el coño a María empezaron a escaparse gemiditos... Cuando vi que su coño empezaba a parecer un rio por la excitación, me incorpore y colocándome bien tras de ella, se la fui metiendo poco a poco, viendo como paraba en esos instantes de trabajarle a María para gemir mientras recibía dentro de ella cada centímetro de mi polla.
Empecé a follarme a Amanda mientras veía por encima de ella como le comía el coño a María, la cara de zorra de esta mientras gozaba de la lengua de Amanda y como le sujetaba la cabeza para impedir que se pudiese retirar de allí. Tenía mis manos sobre sus caderas, evitando de este modo empotrarla contra el coño de María, e intentando acompasar mi ritmo al que ellas dos llevaban, para ver de corrernos los tres lo más cerca posible unos de otros. Cuando vi como María empezaba a tensarse me incline sobre Amanda, pasando mi brazo bajo su cintura y llevando mi mano a su coño, con dos dedos empezó a masajearle suavemente el clítoris, friccionándolo con suavidad por encima de su capuchón, sin terminar de destapárselo hasta el momento en que vi que María se corría, entonces acelere mis embestidas y aumente mis caricias, provocando el orgasmo de Amanda tan solo un minuto después.
Las dos quedaron tumbadas una sobre la otra, jadeantes, yo de rodillas a su lado, con mi polla completamente congestionada y deseosa de descargarse por completo, pero pese a mis ganas de correrme espere pacientemente a que se recuperasen para proseguir con la fiesta. Una vez recuperadas las dos llego la prueba de fuego con Amanda... María sin mediar palabra se lanzo directa a por mí polla, metiéndosela en la boca hasta las amígdalas, mientras yo me medio doblaba por el placer que me estaba empezando a dar con su lengua, apoyando suavemente mi mano sobre su cabeza, acariciándola.
Por fortuna logré conservar la suficiente cordura pese a lo que la mamada me estaba haciendo sentir, como para no perder de vista a Amanda, y así poder actuar cuando vi como empezaba a poner mal gesto torciendo la cabeza al ver a María tragarse mi polla por completo. Estire mi mano sujetando a Amanda del cuello, atrayéndola hacia mí, buscando sus labios con los míos, metiéndole la lengua hasta las amígdalas en busca de la suya, acariciarnos mutuamente con ellas, lamernos suavemente los labios, mordisqueárnoslos en medio de la pasión del momento.
Cuando María me tuvo a punto de caramelo la separe, haciendo, ante la penetrante mirada de Amanda, que se tumbase por completo sobre la cama, colocándole las piernas sobre mis hombros, empezando a metérsela con suavidad entre sus agónicos jadeos y gemidos de placer. En medio de la follada a María, me las apañe para conseguir que Amanda se quisiese sobre ella, dejándole el coño al alcance de la boca para que se lo comiese mientras yo la besaba y acariciaba los pechos. Las dos alcanzaron más o menos a la ver sus orgasmos, mientras yo a duras penas conseguía volver a salvarme de eyacular.
Más peliagudo me resultó convencerlas para lo siguiente que tenía en mente. Conseguí que una se tumbase sobre la cama, en esta primer ocasión María, mientras que la otra se situase sobre ella, poniendo sus muslos sobre sus respectivos coñitos, tras eso me situé tras de ellas, y sin avisarlas empecé a metérsela por el culo a la que estaba encima, que esta primera vez fue Amanda. Mis mismas embestidas, al moverse ellas, provocaba que sus muslos frotasen sus sexos, conseguí también que sus bocas terminasen buscándose mutuamente, comiéndose los morros de una forma de lo más sensual y sexual, incluso hubiese jurado que al verlo mi polla aumentó levemente de tamaño.
En esta ocasión no pude evitarlo y me derrame dentro del culito de Amanda, haciendo luego que María se lo limpiase y tragase toda la leche que escapaba de él, algo a lo que no se opuso para nada, estaba completamente desatada del todo. Una vez nos recuperamos, especialmente yo, altere las posiciones, follàndome esta vez el culito de María, para terminar corriéndome también en su interior sin poder evitarlo esta vez tampoco. Tras esto quede fuera de combate, completamente exhausto.
Sin embargo, en esta ocasión no me hizo falta animar a nada a ninguna de las dos, se montaron todo un show lésbico a mi lado que consiguió ponerme en forma la polla por tercera vez, solo que en esta ocasión y cuando las dos terminaron de follarse mutuamente, al verme en ese estado se dedicaron a comerme la polla a dúo hasta que eyacule. Lo poco que expulse se los lamieron una a la otra de sus caras, ya que todo fue a caer sobre ellas. Después de esto nos acostamos los tres juntos, abrazados, conmigo en medio, aunque me las termine por apañar para quedar yo a un lado y Amanda en el centro, de este modo a la mañana siguiente despertamos haciendo el trenecito, yo abrazado a la espalda de Amanda y esta a la de María.
Cuando nos levantamos por la mañana, prepare en un momento el desayuno para los tres, estuvimos hablando tranquilamente de un montón de cosas, pero sin tratar nada sobre lo sucedido la noche anterior. María una par de horas después se despidió de los dos con sendos besos en las mejillas, marchándose y dejándonos atrás a los dos, con la inmediata necesidad por parte de ambos de hablar de lo que había sucedido ese noche. Pese a todo, aún tardamos un par de horas más en entrar en el asunto en cuestión...
Antes o después tendremos que hablar de ello, es inevitable -dije.
Lo sé, lo sé, pero es que estoy intentando aún saber cómo me siento tras lo de anoche, no estoy nada segura de ello -me respondió Amanda.
¿No te gustó entonces?
No, no es eso Dani, gustarme me gustó, evidentemente, ya me viste como disfrute.
¿Pero? -pregunté.
Pero también lo pasé mal cuando estuviste con ella. No, déjame terminar, -dijo alzando la mano al ver mi intención de hablar-, se que te dedicaste en especial a mí, que no me desatendiste en ningún momento y todo lo que hiciste fue siempre en función mia durante toda la noche, lo sé, créeme que lo sé, me di perfecta cuenta, y María también.
¿Entonces? -pregunté un poco perplejo.
No se Daniel, de verdad que no lo sé, si todo esto hubiese pasado hace unos meses creo que todo sería diferente, pero ahora... -hizo un gesto con las manos y se encogió de hombros.
A ver, por lo que se, tú, antes de que empezásemos los dos a salir juntos, con tus anteriores parejas habías tenido encuentros de este estilo, tanto con hombres como con mujeres, exacto más o menos a como anoche. Yo sinceramente no tengo ni idea de cómo reaccionaría con otro hombre, no lo sé, es la verdad. Sabes que esta no es mi forma de ver el sexo o a mi pareja, pero en tu caso, no lo entiendo, ya probaste todo esto y creo que tengo claro que te gustaba, por eso no entiendo esto Amanda, de verdad -dije completamente fuera de juego.
No es tan fácil, veras, me siento insegura, esto con mis anteriores relaciones nunca me había pasado, siempre sabia a lo que íbamos, como discurriría y luego como terminaría todo, ahora mismo, no es así, anoche disfrute de estar contigo y con María, eso no te lo voy a negar para nada. Pero no puedo decir que me gustó con todas sus consecuencias, porque la verdad es que, pese a todo, no me sentí nada cómoda con ello.
¿Es porque fue con otra mujer? ¿Quieres que lo intentemos con un hombre también? -dije tragando saliva, sintiendo un sudor frio en mi frente al decir eso.
¿Lo dices en serio? -me miro con los ojos muy fijos y el gesto más serio que nunca le había visto.
Si, completamente -asentí con firmeza.
¿Por qué haces esto? -preguntó cruzando los brazos.
Porque te quiero, entiendo a lo que tú estabas acostumbrada en el tema del sexo, a la libertad que tenias y que yo en cierto modo te obligue a dejar. Quiero intentar volver a darte esa libertad e intentar disfrutarla contigo, no sé si lo conseguiré o solo quedara en el intento, pero al menos ver si puedo darte esto...
¿Estas diciéndome que si me acuesto con otro delante tuyo no te importara? -me miro muy fijamente-, ¿es eso lo que estás diciendo?.
Si, eso mismo -dije mirándola fijamente también a mi vez-, no digo que me guste o que definitivamente pueda aceptarlo, pero pienso que te debo al menos el probar con ello, eso sí, te pido que si no puedo, lo dejemos a un lado y no volvamos hablar de ello mas.
Según lo que entiendo, pase lo que pase esto no influirá para nada en nuestra relación, aunque a ti no te guste que este con otro y me veas comportarme con él como una puta, ¿es así no? -preguntó aún más seria, con sus ojos clavados en los míos y los labios apretados.
Si, así es, eso mismo digo -dije desviando la mirada-, pero si no me gusta, tras esa vez no se volverá a repetir nunca más, ni volveremos a hablar de ello.
No -dijo con voz seca.
¿No?.
No, no estoy dispuesta a correr riesgos, te quiero, y nuestra relación es lo más importante para mí. Como ya te he dicho, si hace unos meses, si entonces hubiésemos hablado de esto, quizá no me hubiese mostrado tan reacia, es más, seguro que no me habría importado probarlo contigo, estoy segura que lo hubiese hecho encantada, pero ahora... -se encogió de hombros.
Te refieres a antes de engañarme, ¿no?
Si, así es, antes de equivocarme de semejante forma. Mira Daniel, lo cierto es que no estoy nada segura de ti o contigo con respecto a mí y nuestra situación. Y no, -dijo alzando una mano al verme intentar hablar-, no Daniel, no, no me refiero a que me quieras, eso lo sé, se bien lo mucho que me amas o no estarías aquí conmigo soportando lo que ahora sé que estas aguantando. Después de mi error, estuve a punto de perderte para siempre, estoy convencida que si no llego a acudir a tu madre para que hablase contigo e intercedieses para que me dieses otra oportunidad y que ella se metiese a saco entre los dos con el riesgo que supuso para ella en su relación contigo, ahora no estaríamos aquí -me señalo con la mano-. Y sabes que lo que digo es cierto.
Si, lo sé -admití-, posiblemente si no llegas a meter a mi madre y ella no hubiese hecho todo lo que hizo, arriesgándose como se arriesgó, no sé si te hubiese dado otra oportunidad, no creo que hubiese accedido siquiera a volver a hablar contigo. Sinceramente... -suspire-, tienes razón, creo que no lo hubiese hecho, y para serte franco, de no contarme en ese momento también, lo de ella y mi padre, quizá, incluso metiéndola por medio no habría servido para nada.
Ese es mi problema ahora, hemos estado en la cuerda floja por mi culpa, o si quieres puedes decir que le he visto las orejas al lobo, es igual como lo definas. La verdad es que tengo miedo de perderte, ya sea por culpa de otra mujer que te atraiga más que yo o porque el verme con otro te suponga un trauma, de cualquiera de las dos formas te perdería, y no quiero correr ningún riesgo, me niego en redondo a ello.
Pero te he dicho que pase lo que pase por hacer un trió con otro hombre, no ocurrirá nada, simplemente que si no puedo soportar verte entregada a otro, no se repetirá nunca más.
El problema es que eso ya lo viste una vez, ¿te acuerdas de cómo lo sentiste? No quiero volver a pasar por aquello, vale, no es igual, ni posiblemente la reacción seria la misma, aquí serias consciente en todo momento de la situación y de lo que más que posiblemente verías, pero... -se retorció las manos nerviosa-, no quiero arriesgarme, por favor, dejémoslo así, ya está, te agradezco el intento, pero tú no eres así Daniel, no quiero eso, no quiero que lo seas.
La verdad es que no sabía que más poderle decir, de modo que opte por dejarlo de lado y limitarme a abrazarla, dándole un beso de tornillo, con el que rápido se apresuró a colaborar. Reconozco que no estaba nada seguro de lo que le ofrecí, sonara machista y posiblemente lo sea, pero el hacerlo con Amanda y otra mujer me había excitado mucho, me había puesto a mil, pero posiblemente, no soportase verla disfrutando con otro, sin duda, volvería a sentir algo igual que lo de Barcelona cuando la vi con el marido de María, y si no igual, al menos seguro que algo muy parecido.
Corrí sobre mi idea un tupido velo que pareció tranquilizar a Amanda. No obstante seguía con la idea en la cabeza, creía entender los miedos de Amanda, y no diré que quizá no estuviesen bien fundados, pero en esos instantes no era lo que más me apetecía ponerme a analizar. Otro asunto problemático entre los dos fue María, si pensé que con esto del trió se había terminado todo, no podía haber estado mas equivocado. Me volvió a llamar solo un par de días después, con vistas a otra juerguecita, ya conmigo a solas o también con Amanda, ni que decir tiene que en esta ocasión no coló. Amanda considero que el pago por su desliz en lo referente a ella había finalizado, y se ponía de uñas cada vez que llamaba o se mencionaba algo de ella en su presencia.
Al final opte por acudir a mi madre, para preguntarle que le parecía, ya que yo por mi parte no entendía del todo las razones de Amanda, las comprendía pero nada más que hasta cierto punto, el mundo ese de la libertad no le entendía en absoluto y mi madre según parecía, era toda una experta. Quedé a comer con ella un día entre semana, con la desagradable sorpresa cuando llegué, de que allí también se encontraba Amanda para comer. Al verla decidí no preguntarle nada a mi madre, pero parece que mi queridísima novia había tenido la misma idea que yo, y también se lo había contado todo para poder obtener su consejo en este asunto, mi madre en un momento dado. La primera en hablar fue mi madre, para sorpresa mia y de Amanda, que creo que tampoco se lo esperaba
Bien, como ambos habéis acudido a mí, y tengo las versiones de los dos, creo que directamente os expondré la situación que habéis creado, ¿os parece bien?
Por mi si, gracias por la molestia -dijo Amanda.
Si mamá, por favor -replique a mi vez.
Bien, en primer lugar Amanda, lo que Daniel quiere es intentar ver el sexo desde tu punto de vista, cree o piensa, que de ese modo estaréis más cercanos, por mucho que conociéndole como le conozco, sepa que no lo ve nada claro y además, por mucho que quiera él no es así. Amanda, no pienses en nada raro, te aseguro que por su parte solo se trata de eso, y le creo cuando te ha dicho que pase lo que pase con su idea, no te lo tomaría en cuenta, por mucho que no le gustase. Que por cierto, no le va a gustar y se enfadara, yo apuesto porque tras la experiencia la tendréis gorda entre los dos, eso también os lo digo desde ya…, aunque como dije, le creo con eso de que no lo tomara en cuenta… con tiempo.
Pero yo…
No, es lo que yo opino y no voy a cambiarla, acéptalo así Daniel, te enfadaras seguro y discutiréis más seguro todavía, punto.
Mamá, mira… -me hizo un gesto dando por zanjado el tema.
Ahora cariño -dijo dirigiéndose a mi- te explicare lo que pasa con Amanda. Por un lado, según me ha dicho, tú no follas, tú haces el amor, y eso para un intercambio de parejas, o tríos, no es nada recomendable, sigues sin diferenciar simple sexo de sexo con sentimientos. Me ha contado lo del trió que hicisteis, y por lo que me ha comentado, con Amanda hiciste el amor, y con la otra follaste la mayor parte del tiempo, pero solo la mayor parte..., en momentos más o menos puntuales, involucraste sentimientos con ella, lo que es malo.
Pero mamá, yo creo que no, aún siendo que si, no sé, quizá pueda aprender a verlo y hacerlo de otra forma, ¿no? -dije esperanzado.
No cariño, no es tan simple, ¿cómo pretendes según tu hacer eso? ¿Follando con toda la que se te ponga a tiro para practicar con otras que no sean Amanda?... Tú te haces una idea de la majadería Daniel, -me cogió la mano-, ¿lo entiendes cariño?. El problema, es que así eres tú, eso no te vale a ti, tú no funcionas de esa forma, y Amanda por otro lado, ahora mismo también te quiere sin que pierdas eso, ¿verdad? -se volvió hacia Amanda.
Si, lo cierto es que sí, quiero a Daniel tal y como es, no estoy segura de querer que cambie en nada, no me gustaría que perdiese lo que es -dijo nerviosa, dándose cuenta de sus contradicciones.
Pero para eso tendría que cambiar, es lo que hablábamos... -dije sin terminar de entenderlo o entenderla a ella.
Veras hijo, creo que lo que no comprendes, es que Amanda desde que empezasteis juntos siempre puso en la balanza sus apetencias y forma de pensar respecto al sexo, con su atracción por ti, viendo cual de ambas era más importante para ella, manteniéndose en un tenso equilibrio, aunque siempre a tú favor en la línea. Cuando te engañó y tú la dejaste, la balanza cayó de golpe sobre ti, fue muy duro para ella descubrir eso. Confirmó entonces que tú eras lo más importante, más importante que cualquier otra cosa, por un error, por disfrutar del sexo diez minutos como aquel que dice, te había perdido para siempre y nada le merecía la pena si pasaba eso, nada, ¿lo entiendes?
Claro que lo entiendo, pero... -mi madre me interrumpió.
Pero Amanda, la muy liberal Amanda, quiere a su novio para ella sola, digamos que ahora mismo los papeles entre vosotros, hasta cierto punto se han invertido. Ahora eres tu el que quieres tratar de conseguir más libertad para ambos por ella, y ella es ahora la que no quiere oír hablar de eso ni en pintura. Creedme los dos si os digo, que es más divertido cuando te follan bien follada, o te follas tú a alguien que de verdad te gusta, que cuando ves que eso le pasa o lo hace tu pareja, especialmente si te es duro verlo, y esto os lo digo por propia experiencia. Cariño, como ya te conté, con tu padre, ese era mi límite, y él lo aceptó, creo firmemente que de no haberlo hecho así, nuestro matrimonio hubiese terminado rompiéndose por las discusiones, el daño que nos hubiésemos hecho, y los celos.
Entonces, ¿crees que deberíamos de intentar lo que quiere Daniel? -pregunto un tanto reacia Amanda.
No, sinceramente creo que no deberíais hacerlo, no os veo a ninguno de los dos en situación de aceptarlo bien. Pero si tomáis otra decisión, aseguraros de seguir, solo hasta donde esté dispuesto el otro, sin tratar de forzarlo. Puede que ahora no, pero quizá, dentro de un tiempo, os lo lleguéis a plantear en serio, recordar que lo importante es no tratar de imponer nada al otro, creedme que en estos asuntos, eso, la mayoría de las veces conduce al desastre en la pareja.
Tras esta charla que nos pegó, quedamos pensativos unos minutos, luego mi madre nos saco de nuestra nube. Estuvimos toda la tarde con ella hablando de muchísimas cosas, me entere ese día de cosas que no sabía sobre mis padres, también de cosas que había hecho Amanda con sus anteriores parejas. Creo que en esos momentos, tras escuchar según que sucesos, ya no tenía tan claro si deseaba darle esa libertad a la que ella estaba acostumbrada, os aseguro que con solo pensar en algunas de las cosas que contaron, hacia que me muriese de celos, para regocijo de mi madre y Amanda… que obviamente querían quitarme la idea de la cabeza.
Tras esto y algún pequeño altibajo más entre los dos, provocado principalmente por una insistente María, nuestra relación retorno a su curso y se reforzó mucho, especialmente en mostrarnos más confianza. Puedo decir que al final me salí con la mia, Amanda por puro desespero ante mi insistencia accedió a un trió con otro hombre, pero exigió a cambio dos cosas a las que no tuve más remedio que aceptar si quería hacerlo. Una fue que luego el trio lo haría yo con ella y otra, a lo que accedí en el acto, con exceso de alegría, por lo que estuvimos a punto de bronca. También exigió que los tríos fuesen con profesionales, nada de amigos o ir a buscar a nadie, Amanda quería alguien que llegase, follase, cobrase y nunca más verle, un mero intercambio comercial.
Y si, ciertamente paso como dijo mi santa madre durante nuestro primer trio, me morí de celos al verla entregarse como se entregó con él, no fue nada divertido ver como gemía, gritaba, jadeaba y se corría como ella misma me dijo anteriormente, como una autentica puta, zorra, guarra y arrastrada, con su polla ensartada en cualquiera de sus agujeros. Interiormente estaba seguro que se estaba esmerando por mostrarse de ese modo ante mi…, y que todo era aposta, disfrutado, pero en gran parte muy exagerado por ella.
Tras la experiencia tuvimos una pequeña crisis, no, como dijo mi madre, no me fue tan fácil de tragar como dije y pensé en un principio, lo hice, porque lo hice, pero necesite dios y ayuda para ello. Creo que Amanda fue cuando peor lo paso, pienso que incluso posiblemente lo pasase peor que cuando la deje tras su infidelidad, porque veía que esta vez podía ser definitivo, creo que gran parte de esto para ella, fue el pensar que se había pasado exagerando y ahora lo iba a pagar. Lo intenté, la verdad es que puse todo lo que pude de mi parte por intentar verlo como ella, pero fue completamente superior a mí, definitivamente yo no era así. Después de recuperarnos, tuve que acceder a la otra condición que me puso, un trió con ella y otra chica, también en este caso contratamos a una profesional del sexo, según me dijo Amanda, no quería a nadie que pudiese luego intentar entrometerse entre nosotros ni por accidente.
Mi trió estuvo genial de la muerte, menuda maquina follando que resulto la chica, disfrute de ella como un enano, el problema es que me vi envuelto en la situación exacta que con su trió, pero al contrario, yo “exagere” también para devolverle la pelota. En esta ocasión fue ella la que montó el espectáculo de celos enfermizos y quien estuvo a un tris de dejarme... Tampoco aceptó nada bien el verme follar con otra, y mucho menos el disfrutar con ella como disfruté, no, la situación tampoco resultó nada agradable en este caso.
No sé cómo o porque sucedería, pero pienso que tras nuestros problemas, en algún momento, a Amanda le debió de cambiar el chip, y su parte liberal, por como reacciono, tuvo que evaporarse… Y a mí, bueno, seguía como siempre, yo de liberal nada de nada, y casi era aún peor que antes… Antes era mi novia y bueno, digamos que ahora mismo, mi forma de pensar, es que Amanda era mía, punto pelota… Bufff… tampoco es que este muy orgulloso de haberme vuelto tan celoso, pero… bueno… y lo más sorprendente es que a ella parece que eso de que ahora le cele tanto le encanta… ¡¡Bahhh!!, quien las entiende.
Al final, decidimos que nos queríamos mucho, nuestra vida sexual era muy intensa y variada, pese a ser solo nosotros dos, por lo que no merecía la pena jugárnoslo todo en una estupidez. Los dos estuvimos de acuerdo en que si en algún momento nuestra relación se volvía rutinaria y aburrida, quizá no fuese mala idea el retomar lo de los tríos e intercambios, pero con más calma y razonándolo mucho antes de hacer ningún movimiento....
Aunque dicho sea de paso, la verdad es que lo comentamos los dos “con la boquita pequeña” y sin querer hacer mucho hincapié en eso, como deseando dejar la conversación y que no volviese a salir más. Personalmente, creo que esa tontería, fue más por intentar dar “vidilla” al otro que porque de verdad lo pensemos ninguno de los dos. Pienso que la verdad, es que ambos estamos más o menos igual al respecto, tenemos intención de que ya nos encargaremos de que eso no suceda bajo ningún concepto, en realidad ahora mismo somos a cual más celoso del otro, aunque supongo, que todo esto el tiempo lo dirá… y será que no, que ni de coña vamos…
FIN