Enmendando un error - 3

No todo es tan simple como blanco o negro, ni siempre podemos hacer lo que queremos, especialmente cuando se tiene eso que se llama… conciencia y se piensa que las deudas hay que pagarlas

Enmendando un error - 3

Pese a todo seguía queriendo a Amanda con toda el alma, y verla así me dolía mucho. Pero también era cierto que no podía evitar recordarla en aquellos momentos que sorprendí, cuando se entregaba por propia voluntad a otro, disfrutando con él. Puede que ella tuviese un concepto más avanzado del sexo y el amor como decía mi madre, pero evidentemente yo no era así, y esto me había destrozado por completo.

Estaba en un maremágnum de sensaciones y sentimientos mezclados con un intento por mi parte de mantener una fría lógica en mis decisiones, algo que estaba empezando a ver como imposible. Por un lado estaba lo que me pedía el cuerpo, que era directamente partirle la cara y mandarla a tomar por culo sin contemplaciones. Luego la idea de intentar solucionarlo viendo de perdonarla o darle una oportunidad, pero perdonarla se me atragantaba con solo pensar en ello, lo de darle una oportunidad no tanto, pero aun así me resultaba ciertamente indigesto, y no tenía el estómago como para muchas bromas. También estaba mi mente fría, mi mente racional, esta me decía que la quería y desde luego no deseaba perderla, pero que darle un buen par de ostias bien dadas me sentarían de puta madre, con sinceridad debo de decir que el único motivo de estar callado pensando, haciendo la estatua, sin moverme ni un milímetro en ninguna dirección, es que no tenía ni repajolera idea de qué coño hacer…, especialmente tras la confesión de mi madre sobre su puto matrimonio modelo… porque de hacer lo que quería… bufffff… iría directo a prisión por asesinato múltiple…

Lo más evidente para todo esto, es que durante toda la conversación que habíamos mantenido me quedo claro que ya no confiaba en ella cuando me decía algo o me lo perjuraba. Para terminar de arreglarlo, antes de que me diese tiempo a decir ni media tras terminar ella de explicarse y yo de lograr aclararme aunque solo fuese mínimamente, sonó la puerta de la calle. A los pocos segundos entró mi madre en el salón, encontrándonos en completo silencio, sentados en la mesa uno frente a otro, yo con los brazos cruzados y el ceño fruncido, mirándonos pero sin decir nada. O más bien, yo mirándola fijamente y Amanda haciendo esfuerzos por intentar mantenérmela, porque cada dos por tres inclinaba la cabeza sobre su pecho.

  • ¿Habéis decidido ya algo? -preguntó mi madre

  • No he decidido aun nada mamá, y la verdad, no sé qué hacer -dije

  • Cariño, te juro que... -corté en seco a Amanda

  • No te vuelvas a dirigir a mí con esa palabra, ni con ninguna otra parecida... El cariño se demuestra, igual que el amor, y ya vi como me lo demostraste, fue muy instructivo ver tu modo de amarme, de modo que ahórratelo. Tengo un nombre, así que te rogaría que me llamases por el de ahora en adelante... pase lo que pase entre los dos -dije con tono duro

  • Daniel, vale... -soltó mi madre

  • No, no vale, y no te metas en esto mamá, es cosa entre ella y yo, no tuya

  • Te recuerdo que estas en mi casa -dijo muy seria

  • Si quieres me marcho ahora mismo a una pensión, no tengo ningún problema en hacerlo así. Total, ya no me puede ir peor salvo que me atropelle un coche, y si me mata bueno, ahora mismo tampoco creo que fuese tan malo -dije en tono sarcástico con ganas de hacer daño

  • Daniel, no crees que te estás pasando un poco con las dos -repuso mi madre con voz tranquilizadora

  • No mamá, no, no me estoy pasando. Solo estoy poniendo las cartas sobre la mesa con las dos y esta especie de encerrona que me habéis tendido, porque eso es lo que es esto, aunque penséis que soy un imbécil que no se daría cuenta. Te digo más, si la condición para que me quede aquí contigo, es volver con Amanda, me largo ahora mismo a una pensión y no piso más aquí en la vida, así de claro.

  • Yo nunca he dicho eso hijo, nunca lo diría, pero creo que deberías de ser menos duro con ella y comedir más tus palabras no sea que luego te arrepientas de ello. Sabes que te quiere muchísimo y que te lo ha demostrado en más de una ocasión hijo, te guste o no, es así y lo sabes… No te voy a decir en que o cuando, porque se de sobra que lo recuerdas perfectamente, por eso solo te pido que te lo pienses antes de tomar una decisión –dijo con voz tranquila intentando calmar a Daniel.

Después de esta intervención de mi madre y el medio enganchón con ella me había calmado bastante permitiéndome pensar con algo más de claridad que antes. Una de las cosas que más me jodía admitir es que tenía razón en lo que decía, Amanda siempre había sido mi soporte en los malos momentos, siempre me había apoyado en ella, y de hecho, había sido ella quien cargo conmigo cuando mi padre murió y entre en una pequeña depresión.  Amanda fue quien realmente me sacó de ella luchando a brazo partido contra mí y mi estado, para eso tuvo que aparcar su carrera momentáneamente para dedicarse a ello, estuvo a punto de sacrificarla porque me amaba. Por fortuna me recupere antes de que eso le pasase factura, y eso es algo que nunca le podría pagar bastante… pero es que joder, se me hacía muy cuesta arriba todo esto…

Mi situación era de aúpa, aunque solo fuese por eso no podía dejar de reconocer que se merecía una oportunidad, por mucho que me jodiese el tener que dársela, así que opte por algo intermedio, que si bien le dejaba todas las puertas abiertas, en cualquier instante podía cerrárselas en las narices del mismo modo. Un problema añadido es que estaba agotado del todo, y muy cansado de luchar por intentar estar a la altura de Amanda, de mantenerme a su nivel e intentar darle todo lo que podía para ir luego a encontrarme con esto, con que me había engañado de ese modo.

Lo siguiente que estuve pensando fue en como ordenar mis ideas para exponerlas con la mayor claridad posible, sin dejarme llevar o calentarme si su reacción no me gustaba... y no me refiero a que me llevase la contraria, se enfrentase a mi si no le parecía o eso, si no a… bueno, sinceramente no sabía ni a qué le temía reaccionar mal, creo que directamente era a ella misma a la mínima que dijese solo por ser ella... de locos, ¿no?...

  • Bien Amanda, lo siento pero no te puedo perdonar, eso es algo que me es imposible, cada vez que pienso en ti solo veo como te entregabas a ese tipo, no puedo con ello, se me revuelven las tripas.

  • Ya... -sus ojos se llenaron de lágrimas

  • Esta bien, te debo algunas cosas que hiciste por mí y que sabes también como yo. Amanda, solo por eso, no te voy a dejar, aunque puede que fuese lo mejor para los dos. Aceptare lo que quieres y espero sinceramente que estés segura de en qué te metes con esto. Veras, te voy a dar una oportunidad, solo una, y no habrá ninguna más, jodela en lo más mínimo y se terminó para siempre. No te alegres todavía –dijo Daniel con tono seco al ver como su cara empezaba a mostrar alegría-, porque será con mis condiciones...

  • Lo que digas, lo que quieras, aceptare lo que sea, solo me importas tú, aceptare lo que me pidas. Nos vamos a casa y me las dices, no me opondré a nada... –dijo secándose las lágrimas con las manos.

  • No voy a irme contigo a tu casa. Seguiré aquí con mi madre hasta que cobre un par de meses y me pueda permitir alquilar algo.

  • Pero... pero, ¿por qué? No lo entiendo, tenemos nuestra casa y... -nuevamente le corte

  • No es nuestra casa, es la tuya. Lo único que hacía que fuese nuestra eras tú y lo que sentíamos el uno por el otro, pero ahora mismo no podría estar bajo el mismo techo sin recordar y odiarte por ello, lo siento pero sería superior a mí.

  • Entonces que es lo que quieres, no lo entiendo Daniel, has dicho que tenía una nueva oportunidad… -dijo Amanda retorciéndose las manos con nerviosismo, con sus ojos de nuevo llenándose de lágrimas.

  • Es muy simple, vamos a volver a salir juntos como al principio de conocernos, es una nueva cuenta desde cero, o al menos intentare por mi parte que sea algo muy parecido a eso, y es lo máximo que me veo capaz de hacer por ti, para darte una oportunidad. Pero hay ciertas cosas que debes de saber en esto que te estoy proponiendo, primero que no confió en ti en absoluto y segundo que no pienso mover ni medio muslo en ninguna dirección, ni a favor, ni en contra. El arreglar el destrozo que has causado es cosa tuya, única y exclusivamente, hazlo como te dé la gana, es tu problema… no lo considero el mío…

  • Pero porque así, creo que es una tontería, podemos vivir juntos los dos, seguir en casa como hasta hora. Sé que no confiaras en mí, es lógico, lo veo normal después de lo que hice, pero no me preocupa porque no te fallare nuca más. Hare lo que quieras, te daré si quieres todos mis itinerarios, te llamare desde cada sitio que esté, solo desde teléfonos fijos, llámame a cualquier hora a mi habitación para asegurarte que no te miento, pon un programa de esos que te dicen la ubicación si quieres en mi móvil. Incluso si quieres te mostrare por video conferencia toda la habitación cuando tú quieras, o mejor, iremos a que nos coloquen en mi portátil una cámara web externa con un motorcito para que se mueva y puedas controlarla a distancia para ver en todo momento lo que quieras... lo que sea, pero por favor, vuelve conmigo a casa... por favor Daniel, por favor...

  • No, no lo hare, no voy a volver a vivir contigo, te lo repito, no podría hacerlo, y tampoco pienso amargarme la vida controlándote como dices, eso ya me lo has hecho tu bastante como para encima hacérmelo yo también estando contigo como un policía, lo lamento, pero ahora mismo, antes que tú esta mi salud mental. Son mis condiciones Amanda, las tomas o las dejas, es así de simple.

  • No lo entiendo, de verdad, por favor explícamelo... por favor Daniel...

  • Pues está muy claro, todo esto es porque no confió en ti y no confió en que de verdad me quieras aún como yo a ti, visto lo visto. Porque tampoco me creo que no me vuelvas a engañar de nuevo en cuanto puedas -Amanda hizo un gesto de dolor al escucharlo-. Pero aun aceptando eso y no dándote la patada en el culo, que es lo que realmente mereces y lo que realmente quiero hacer en estos momentos con toda mi alma, entenderás que no estoy preparado para regresar contigo como si nada hubiese sucedido, lo que paso, lo que hiciste, ahora se está cobrando su precio... y tú eres quien lo va a pagar en su mayor medida…

  • Pero Daniel... -empezaba a sonar angustiada

  • Sin peros. Tú estás pagando ahora por algo que hiciste y que disfrutaste, al menos eso que sacaste en tu beneficio de ello. Yo no hice nada, no solo no lo disfrute sino que lo único que obtuve fue dolor, y también tengo que pagar, es más, voy a pagar por ti muchísimo más de lo que debería y eso es por darte esta oportunidad. Lo acepto y lo hare, pero no pienso hacerme más daño luchando por nosotros, eso Amanda, ahora es cosa tuya, tu hundiste la relación, ahora, si puedes, cúrala –dije con voz dura y gesto muy serio-. Te lo repito Amanda, estas son mis condiciones y mis términos, o lo tomas o lo dejas, pero no sigas intentando marear la perdiz o me vas a terminar cansando de verdad, y te aseguro que me costaría muchísimo menos, me haría mucho menos daño cortar por lo sano que hacer esto que estoy haciendo.

  • Lo tomo -dijo Amanda bajando los ojos de los que empezaron a brotar lagrimas.

  • ¿Entonces seguiréis juntos, no? -dijo mi madre, que no había vuelto a mover ni un musculo hasta ese momento.

  • Si mamá, seguiremos juntos, solo que únicamente seremos novios y ya veremos si esto fructifica o no merece la pena intentar salvarlo, la pelota está en su campo, es ella quien tiene que salvarlo, no yo. Ahora con vuestro permiso, me marcho a la cama, contra menos siga aquí ahora mejor para todos, no sea que vomite encima de alguna de las dos... Veo que sois tal para cual…

Me marche a la cama tras esto, dejando en el salón a las dos mujeres, a mi madre con cara de cabreo tras mis últimas palabras y a Amanda llorando al escucharlas. No me preocupó para nada si se quedaban hablando entre ellas, poniéndome de vuelta y media o no, me daba absolutamente igual lo que hiciesen. Lo cierto es que durante la conversación me di cuenta de que obviamente seguía queriendo a Amanda con toda mi alma, también que deseaba poder abrazarla para consolarla y a la vez, que la quería dar media docena de ostias bien dadas para desahogar la rabia que llevaba dentro acumulada contra ella, sin olvidad el tenerla lo más lejos posible de mí por todo el daño que me había causado con su infidelidad. Paradójico tanto sentimiento cruzado y contrario unos a otros, ¿no?, tenía un lio en la cabeza de mucho cuidado.

Otro motivo para irme del salón como me fui es porque de verdad estaba a punto de vomitar, de hecho, antes de irme a mi habitación tuve que pasarme por el servicio para descargar, porque no podía aguantarme ni un solo instante más… eche hasta que no me quedo más que bilis para expulsar… Tampoco penséis que me olvidaba de mi madre y de todo lo que me había contado, podía entender que mis padres fuese de ese modo aunque yo estuviese ciego y solo viese lo que quería ver en ellos, desde luego no era quien para juzgarles, puesto que reconozco que habían sido unos padres inmejorables. Pero el modo y el momento en que me lo había contado, cuando más necesitaba tener la cabeza fría…

Sinceramente y aunque suene injusto por mi parte, aunque sea mi madre a quien quiero con locura, si todo con Amanda volvía a funcionar seria genial y entonces le debería una muy gorda por esto que había hecho, por lo que me había costado, que por cierto me imaginaba cuando le debía de haber costado hacerlo, no seré cínico diciendo que no lo sé. Pero si solo lograba hacerme más daño… sinceramente no tenía idea de cómo dañaría nuestra relación, pero de eso si estaba seguro, por mi parte hacia ella la dañaría considerablemente… y no me gustaba.

Cuando me levanté al día siguiente me encontré con mi madre preparando el desayuno, nuevamente volvió a la carga con Amanda nada más sentarnos a la mesa.

  • ¿Vas a llamarla para salir?

  • No, no voy a llamarla mamá y déjalo estar, ya hiciste todo lo que pudiste... no sigas…

  • Hijo, pese a lo que dijiste, creo que deberías de intentar avanzar un poquito para poder superarlo, no es bueno que... -la interrumpí viendo que no cejaba, aunque decidí pasarlo por alto… de momento.

  • No es por eso mamá, no la voy a llamar para salir porque no tengo dinero. Lo que tengo es para poder comer, para poder ir a trabajar con el coche y para poco mas, estoy poco menos que en la ruina hasta que cobre.

  • ¿Pero algún ahorrillo tendrás, no?

  • No mamá, todo lo que ganaba se metía en la cuenta de gastos que los dos teníamos, lo que me suponía casi todo el sueldo, por eso estoy tan pelado, manteníamos un tren de vida acorde con su sueldo, no con el mío. Además mamá, otra cosa, hazte a la idea, de que si tuviese esos ahorrillos o cualquier otra posibilidad, desde luego no serían para malgastarlos con ella, ¿esta claro? –mis ojos despedían chispas.

  • Lo entiendo –dijo alzando las manos en un gesto de intentar calmarme-, pero eso no importa, estoy segura de que si se lo dices a Amanda... -la corté bruscamente

  • De Amanda nada, nada de nada en absoluto. Ella tiene su nivel de vida y yo el mío, que es infinitamente inferior. Si le gusta bien, y si no la puerta está abierta de par en par para que se marche con quien quiera…, que sinceramente, tampoco creo que le costase mucho, ya tiene experiencia en ello… ¡¡¡Y NO TE METAS MAS, JODER!!! -dije ya muy enfadado.

Me levante sin terminar de desayunar y me marche. Sabía lo que mi madre quería decirme, pero no pensaba “entenderlo” bajo ningún concepto, me negaba en redondo a ello, como dije, no pensaba hacer nada de nada por sacar esto adelante excepto cruzarme de brazos. Amanda había hecho mucho por mí, me había apoyado a muerte incluso arriesgando sacrificar aquello por lo que tanto había luchado, que era su carrera, pero también yo me había esforzado y sacrificado mucho por ella… eso siempre había ido en ambas direcciones, siempre el uno por el otro.

Cuando empezamos a salir Amanda no tenía ese trabajo, de hecho tenia uno de media jornada en el que como supondréis, ganaba bastante menos que yo, ya que estudiaba y trabajaba a la vez. En esos días decidimos irnos a vivir juntos, lo pasamos muy mal muchas veces, pero siempre salimos adelante juntos, yo en esa época trabajaba como un esclavo para poder desahogarnos lo antes posible y que ella pudiese estudiar tranquila sin agobios, echaba más de catorce horas diarias, muchos incluso dieciocho, mi vida se limitaba a trabajar y dormir nada más.

Luego, cuando por fin terminó, consiguió un buen puesto y luchó como un demonio por varios ascensos, algo que logró en muy poco tiempo gracias a lo buena que era en su trabajo. Después de eso, cuando empezó a ganar más dinero e ir las cosas muy bien para ella en su carrera, fue cuando compró su piso y nos mudamos. Intentó ponerlo a nombre de ambos ya que decía que el logro era de ambos, no solo cuestión de dinero, pero no se lo permití, aunque os garantizo que tuvimos por ello un buen enganchón, de hecho las cosas estuvieron francamente mal entre ambos, si aún seguimos juntos fue gracias a mi padre que intercedió entre ambos y nos hizo entrar en razón, solo le faltó sentarnos en sus rodillas y darnos una azotaina. Aclaro que Amanda se quedó huérfana muy joven, la criaron sus abuelos hasta que también fallecieron, para ella mis padres, en cierto modo, habían sido como los suyos, ya que siempre la trataron como una hija más, lo que reconozco, que ahora también lo hacía todo mucho más complicado y era consciente de ello…

Mi forma de pensar a ese respecto era muy simple, el dinero que compró el piso era de ella, ganado por ella, de modo que el piso también lo seria, incluso llegué al extremo de firmarle un documento de renuncia a él, si hay algo que si soy es honrado y legal, no un trepa o un chupasangres. Por estas acciones fue por lo que estuvimos al borde de la ruptura, precisamente porque ella me acuso de no quererla si hacia eso, que mis reticencias eran por no estar seguro de mis sentimientos, y nada más. Ella argumento que el dinero lo había ganado ella, pero que nunca habría terminado de estudiar si yo no me hubiese matado a trabajar para que pudiese hacerlo. Y bueno, en fin, que éramos dos putos orgullosos, y como dije, por suerte ahí estaba mi padre en plan progenitor de ambos, tratándonos como dos críos, él fue quien nos metió a ambos “en vereda”…

Creo que en cierto modo, pensaba que haciendo esto de salir así, Amanda no tardaría en cansarse de mí. La diferencia económica era mucha entre ambos, especialmente cuando yo además tendría que pagar un alquiler con mi menor sueldo. Habría muchísimas cosas a las que yo no podría ir o hacer, y ella sí, cosas a las que yo no tendría acceso como ella, cosas a las que se había acostumbrado ya. Por otro lado también sabía que en cuanto más de uno y de dos de su entorno se diesen cuenta de la crisis que atravesábamos, o pensasen que habíamos roto se lanzarían sobre ella. Era una mujer muy atractiva, excelentemente colocada profesionalmente, muy bien considerada, ganando una bonita suma de dinero y una gran persona que lo estaría pasando mal, un bocado la mar de apetecible para cualquiera. Mi pensamiento al respecto era muy simple, no tardaría en irse con otro… yo tranquilizaría mi conciencia de haber hecho lo posible devolviéndole lo que había hecho por mí, y a pasar página.

Para mi sorpresa, al siguiente fin de semana cuando acepte quedar, Amanda se presentó en casa de mi madre en pantalones vaqueros, camisa, chaquetón vaquero  y zapatillas deportivas. Hacía años que no la veía de esa guisa, desde que empezó su meteórico ascenso en el trabajo. No pude evitarlo...

  • ¿Como vienes así?, no me lo esperaba, la verdad

  • Y cómo quieres que venga, supongo que iremos al cine y luego a comer alguna hamburguesa. Hoy pagas tu, la próxima pagare yo e iremos donde yo quiera -me miro desafiante

  • ¿Y eso porque? –dije frunciendo el ceño ante su contestación.

  • Porque son las reglas que tú mismo impusiste, sabes que era lo que hacíamos cuando empezamos a salir, un fin de semana cada uno. Mira Daniel, te voy a ser muy clarita, si quieres dejarme lo tendrás que hacer y decidir por ti mismo, no te pienso dar la más mínima facilidad o excusa para que lo tengas a huevo. No te pienso perder, tenlo muy presente.

  • No te entiendo...

  • Yo creo que sí porque me lo dejaste la mar de claro, ¿qué esperabas con esto?, ¿qué me limitaría a magnificar nuestra diferencia de estilo de vida o de posibilidades?. No cariño, no, no pienso cometer ese error, ya cometí uno muy grave y que es el que nos ha traído aquí, a esta situación. Bajo ningún concepto pienso cometer otro, abandonarte o dejarte escapar, eso ni lo sueñes tan siquiera, ves quitándotelo de la cabeza. Si quieres que rompamos, tendrás que dejarme tú a mí y no pienso darte excusas de ningún tipo que te faciliten la decisión de hacerlo -dijo con voz dura

  • Es decir que según tú hice todo esto para perderte y que esto no resulte... después de que pese a lo que me duele, darte una nueva oportunidad… es curioso...

  • No, has hecho todo esto para obligarme a elegir, entre tú y mi mundo del trabajo lleno de posibilidades, pensando además que elegiría el segundo dándote a ti de lado, así de simple –su voz era firme y segura.

  • Pues que suerte que lo ves tan claro, ¿me lo explicas por favor?, porque no lo entiendo...

  • Hace una semana que estamos así y en el trabajo ya se me han acercado media docena de babosos a ver si pillan cacho de la desconsolada novia y se la pueden tirar. Me ha recordado a lo de Barcelona, es en cierto modo la misma situación, y no lo voy a permitir, de modo que olvídate de ello, no tolerare a nadie la más mínima, ni daré oportunidad ninguna a que ocurra nada de nada con nadie, antes tiro a alguien por una ventana. Y otra cosa más, ten claro que más pronto o más tarde te haré regresar a casa, porque es nuestra casa, te guste o no.

  • Esto de que seas así de agresiva conmigo no será cosa de mi madre, ¿verdad? –dije en tono neutro, imaginándome de donde venía esta actitud.

  • No -dudó-, bueno no del todo. Me dijo que estabas esperando que nuestras diferencias “de clases” –dijo en tono sarcástico-, nos separasen y no lo voy a permitir -se alteró-, estaba incluso dispuesta a dejar el trabajo con todo lo que me costó llegar a donde estoy si me lo hubieses pedido o incluso hecho la más mínima insinuación de ello. Te quiero a ti, el resto me importa tres mierdas, de modo que comprenderás que hare lo que sea por recuperarte otra vez y tenerte para mi igual que te tenía antes.

  • De acuerdo, no he dicho nada, vamos al cine, yo pago pero tú eliges película -dije sonriendo aunque reconozco que por dentro lo de sus compañeros me sentó fatal y lo de la nueva intrusión de mi puñetera madre ni os cuento.

  • Trato hecho, vamos que yo elijo.

De traca, para colmo la elección que hizo de la película fue de traca, menudo coñazo de película que tenía pinta de ser. Lo malo es que esta aparentemente nueva Amanda me sorprendió de lo lindo, con algo que nunca jamás se me ocurrió que fuese capaz de hacer con su personalidad y forma de ser. Estábamos viendo la peli casi en las últimas filas, llevábamos veinte minutos de tostón y casi me estaba quedando dormido cuando no pude mas y se lo solté...

  • Anda guapa, que menudo coñazo de película que nos has metido a ver... -dije con tonillo zumbón

  • ¿Y a ti quien te ha dicho que escogí esta para verla?

  • ¿Entonces para qué...? ahggg... uhmmmmmm -gemí todo lo bajito que pude.

Casi sin saber que era lo que pasaba Amanda tenía mi polla fuera del pantalón y metida en la boca. Se puso a chupármela con calma y de una forma alucinante, me tenía al borde de correrme solo con una par de lengüetazos y movimientos de su boca sobre mi polla. La soltó por un instante...

  • Tu relájate y déjame hacer a mi... solo relájate... -dijo volviendo a metérsela de nuevo en la boca

Me costaba pensar con el pedazo mamada que me estaba pegando, Amanda siempre había sido una persona muy responsable y nada arriesgada en estos asuntos. Si bien es cierto que si la calentabas adecuadamente llegaba un momento en que dependiendo del sitio y las circunstancias cedía y transigía con lo que fuese que quisieses de ella, pero solo de ese modo. Ahora sin embargo sin que nadie la dijese nada o la pusiese por las nubes hacia esto por propia iniciativa. Mi mano acudió a su cabeza, acariciándola mientras me mordía la otra para no meter ruido con mis gemidos y jadeos... Levanto un segundo la cabeza sacándosela de la boca...

  • Avísame cuando te vayas a correr...

Después regreso con más ahincó aun a seguro con la mamada. Cuando pensé que ya no podía más como pude entre gemidos le dije que estaba a punto de correrme, deje quieta su cabeza y me sujete con fuerza a los reposabrazos de la butaca. Esperaba que hiciese lo que siempre hacia, que era retirarse, pero esta vez no lo hizo, se la incrusto prácticamente en la garganta y me la meneo con la mano hasta que me corrí. Se trago toda mi leche por completo sin dejar que se escapase ni una sola gota, y eso que llevaba más de quince días sin masturbarme siquiera. La cantidad de leche que solté fue increíble. Sentí perfectamente el ruido que hizo Amanda al tragársela. Cuando logre recuperarme del orgasmo…

  • Y esto, antes tú nunca... -me cortó seca.

  • Antes yo no hacia muchas cosas contigo, pero eso se terminó cariño, desde hoy eso se terminó del todo.

  • ¿A qué te refieres con eso de que no hacías muchas cosas conmigo? -dije en tono neutro

  • No te empieces a imaginar cosas Daniel. En Barcelona no hice nada de esto que he hecho hoy contigo. No tuvimos sexo oral, no me comió el coño, ni le chupe la polla, solo follamos. Además, me folló siempre con preservativo, incluso el último día que nos viste, y aun así, ese día le hice correrse fuera de mí como castigo por haberme llevado a esa situación, aunque yo fuese igual de culpable o posiblemente incluso más que él, ya que dos no follan si uno no quiere. Desde que empezamos a salir, en mi coño solo ha entrado tu leche, única y exclusivamente, igual que en mi boca.

  • ¿Entonces?

  • Esto lo hacía con el novio que tenía cuando tus padres me conocieron en el local de intercambio, y lo odiaba porque él me obligaba a ello. Más de una vez estuve a punto de mordérsela por ello... fueron estas cosas las que me hicieron romper con el... No me gustaba hacerlo porque me sentía una guarra...

  • Vaya, curioso eso de tu novio…

  • No vayas a empezar, recuerda que cuando empezamos a salir decidimos los dos hacer borrón con nuestro pasado, ni tu preguntabas, ni yo lo hacía contigo… -dijo muy seria.

  • ¿Entonces esto de ahora conmigo? –dije volviendo al tema, esquivando y dejando de lado tan espinoso asunto.

  • Tu eres distinto, siempre lo he sabido y hoy lo he comprobado cuando te lo he hecho, pese a lo que estabas sintiendo solo has apoyado tu mano en mi cabeza, cuando has visto que te corrías me has avisado y te has sujetado a la butaca, no has intentado obligarme a seguir hasta tragármelo... Igual que a él le dejé,  también son por pequeñas cosas como esas por las que me tienes tan enganchada a ti y dispuesta a hacer lo que sea por conservarte conmigo, lo que sea para recuperarte

  • De verdad que sigo sin... -me puso un dedo en los labios

  • Es muy sencillo, jamás me obligaste a nada, nunca te has intentado imponer a mí y me has dado siempre todo lo que has podido. Por eso te quiero tanto -vio el dolor en mis ojos al decir eso y recordar Barcelona- y por eso quiero compensarte con todo lo que tengo por haber sido una cerda contigo. Me equivoque gravemente, yo ahora estoy pagando justamente por lo que hice, pero no es justo que tu también lo hagas, al menos de este modo algo abras salido ganando algo pese a todo.

  • De modo que esto quiere decir que harás lo que yo te diga que hagas...

  • Eso mismo, dime qué quieres hacer y lo hare, me guste o no me guste

Me di cuenta de que estaba empezando a perder terreno con ella, no diré que me estuviese manipulando exactamente, pero indudablemente tenia las cosas muy, muy, muy claras sobre lo que debía de hacer para salvar la relación y yo no estaba seguro de querer eso, de modo que decidí cambiar el registro y atacarla por otro sitio.

  • ¿Y si te digo ahora que quiero que te folles a otro?

  • Te parto la cara en este mismo momento... -dijo contundente y muy seria.

  • ¿Entonces si te dijera que quiero un trió HMH te negarías?

  • Si tengo posibilidad de negarme sin riesgo de que me dejes por ello, si, desde luego que sí, con todas mis fuerzas. Solo tragaría con él en ese caso, y eso sí, pondría como condición que antes hubiésemos hecho uno MHM los dos juntos. Antes de disfrutar yo y no te mentiré, estoy segura que lo disfrutaría, tienes que disfrutarlo tú con otra mujer... aunque me muriese de celos –dijo mientras yo la miraba, sin entender eso último de los celos siendo ella “ tan liberal” según me vendieron, aunque lo deje pasar.

  • Venga, vámonos que tienes que limpiarte un poco antes de que salgamos y esto es un tostón de cuidado -dije levantándome

Salimos de la sala dirigiéndonos a los servicios para adecentarnos un poquito y colocarnos la ropa adecuadamente. Entró en el servicio de señoras, a esa hora todas las salas estaban en plena sesión, los únicos que circulaban por allí eran los empleados del cine. Con cuidado de no ser visto me asome al servicio de señoras donde se había metido Amanda, viéndola colocarse la ropa con calma delante del espejo, vi por el que aun tenía algunas gotas de semen en la comisura de sus labios. Espere hasta que empezó a enjuagarse la boca y limpiarse las comisuras de los labios... en ese momento actué.

Una de las veces que agacho la cabeza levantando el culito me acerque a ella a la carrera, habiendo pasado delante de sus narices sin que se diese cuenta. Por el camino me fui sacando la polla de la bragueta, con las dos manos aferre la cintura de sus vaqueros, abriéndole el botón y pegando un tirón de ellos había abajo, arrastrando Vaquero y ropa interior en el proceso, dejándola su sexo desnudo. Pegue la polla a su coñito y se la clave de un solo empeñon poniendo rápido una mano en su boca para tapar los posibles ruidos que hiciese al sentirse penetrada de ese modo tan brusco.

Solo segundos sepes estaba apoyada con las manos sobre el lavabo y gimiendo como una zorrita, movía la pelvis a mi encuentro que era una delicia, sus músculos vaginales me estaban estrechándome la polla como si quisiese estrangulármela. No lo pensé, solté su boca y lleve tres dedos a mi boca, ensalivándolos bien, entonces sin meditar media palabra se los introduje de un solo golpe en el culo haciéndola soltar un grito de dolor que amortiguo con su propia mano.... Solo unos pocos empéñones después de eso ambos nos corrimos como animales apoyándonos el uno en el otro para evitar caernos, ya que se nos doblaron hasta las rodillas. Yo quede jadeante sobre la espalda de Amanda mientras mi polla se desinflaba saliéndose de su coñito mientras que ella quedaba apoyada totalmente sobre el lavabo, jadeante y con cara de haber disfrutado... Apoyándome en el lavabo puse mis labios a la altura de una de sus orejas, se la mordí y a continuación le dije...

  • Para el próximo... creo que te romperé el culito de zorrita que tienes... putita mia... -le di otro mordisquito en la oreja escapándosele un leve gemido

Después de arreglarnos por completo salimos de allí marchándonos a cenar a un italiano. Cuando terminamos la cosa había mejorado hasta cierto punto, aunque aún le quedaba muchísimo camino que recorrer conmigo si de verdad pretendía que volviésemos a ser los de antes. La acompañe a su casa, dejándola en la puerta del portal y marchándome tras darle un beso en la mejilla nada más. Por su forma de mirarme fui consciente de que no se lo esperó, tras lo sucedido estaba seguro que pensó que la besaría en los labios, pero no quería ir tan rápido con una "reconciliación" que aún no me apetecía, no tenía pensado dar facilidad ninguna, con ese beso pretendí darle una de cal y una de arena como se suele decir… Lo cierto, es que no me fiaba de ella…

Seguía con mi forma de pensar, una persona lo estropeo, Amanda, y ahora ella era la única encargada de arreglarlo.

CONTINUARA