Enmendando un error - 2
Si Daniel pensaba que tras la traición de Amanda ya no podían empeorar más las cosas se equivocaba, y de que manera
Enmendando un error - 2
El lunes me fui a trabajar con un estado de ánimo pésimo y se notó, varios de mis compañeros me preguntaron si me sucedía algo, porque no se me veía nada normal. Estuve tranquilo y digamos que relajado durante todo el tiempo que me encontré solucionando problemas, con la mente completamente ocupada, al no poder pararme ni un instante a pensar en nada que no fuese lo que me traía entre manos en ese momento. Solía tomarme unos cuarenta minutos para ir a comer y luego regresaba al trabajo a echar unas horillas para ganar más dinero, en ese tiempo me dio por mirar el teléfono, encontrándome con una nueva invasión de llamadas de Amanda.
Había tenido toda la mañana el móvil en modo silencioso, sin sonido, vista la situación, le deje en esa misma opción de recepción de llamadas, ante todo que no sonase. Cuando salí por la tarde y llegué a casa, hice una nueva comprobación, encontrándome con que Amanda seguía sin cejar en sus intentos, incluso en muchas de ellas reconocí el número de la centralita de su trabajo, pero con diferente extensión a la suya. En ningún momento varié la configuración del teléfono, la única diferencia es que estaba más pendiente del móvil de lo habitual por si alguien, aparte de lo obvio, intentase hablar conmigo poder devolvérsela nada más ver su llamada. El martes siguió todo en la misma tónica, Amanda no cedía ni un ápice con sus intentos.
Sabía que toda esa semana Amanda estaría de nuevo en Barcelona, más que probablemente con su amigo, sin embargo si me fijaba detenidamente en las horas de sus llamadas, whatsapp o mensajes de texto, podía ver que prácticamente ocupaban todo su más que probable tiempo libre entre reuniones, incluso por las noches los intentos se sucedían hasta altas horas de la misma. Pese a todo, cuando estaba en casa, en la cama, no podía dejar de pensar en ella, en que estaría haciendo en esos momentos, y en algunas ocasiones con quien.
Lo de terminar del todo y con todo con alguien a quien quieres con toda tu alma es mucho más fácil de decir que de hacer. Podías largarte de casa y bloquear cualquier intento de volver a verte de esa persona, pero los recuerdos..., ay los recuerdos, esos iban completamente por libre y haciendo estragos, no se deja de amar a una persona de la noche a la mañana, incluso el sustituir todo eso por odio lleva también su tiempo.
El miércoles cuando llegué a casa me llevé una sorpresa, el último intento de comunicación por parte de Amanda era del medio día a la hora de comer, después silencio absoluto, ni un solo intento más. El jueves siguió la misma tónica, a medio día solo me había llamado mi hermana para ver que tal iba todo. Sabía que si le decía algo no dudaría en presentarse en casa de mi madre esa misma noche llamándola antes para contárselo, por supuesto, de modo que no le dije nada de la situación, dejándola creer que todo iba bien. Por un lado me alegré de que Amanda por fin hubiese entendido que lo de la ruptura era en serio, pero por otro me temía que quizá estuviese esperando a volver a Madrid para la semana siguiente pillarme a la salida del trabajo, donde no me podría escapar de ella, y creedme que la creía muy capaz de ello.
Cuando regresé a casa de mi madre después del trabajo, me llevé la sorpresa padre, según entré escuche la voz de mi madre diciéndome que me diese prisa en ducharme para poder cenar los dos juntos. Me acerque por la cocina y abrazándola por la espalda le di un beso...
¿Qué haces aquí? ¿No se suponía que hasta el domingo de la semana que viene no regresabas? –pregunte con voz cariñosa.
Un pequeño contratiempo nos hizo regresar, pero venga anda, vete a la ducha y luego hablamos, ¿vale?
De acuerdo. Me lo cuentas mientras cenamos, me ducho en un momento.
Me fui a la ducha pensando en que podría haber pasado para hacerla regresar, justo ahora, en el peor momento posible, sabía que estando por aquí me iba a ser complicado ocultarle mi ruptura con Amanda. Cuando salí de la ducha me puse un pantalón corto con una camiseta, cuando entré en el salón me encontré con todo puesto ya, y a mi madre lista para servir la comida en los platos. Me senté y nos pusimos a comer mientras charlábamos los dos. Al final le pregunté...
Bueno mamá, y dime, ¿cómo es que has regresado tan pronto?
Pues porque uno de mis hijos parecía que tenía problemas y decidí regresar... –al escucharla respingué.
Mamá... -dije en tono de disculpa
No te preocupes cariño que a él tampoco le pareció mal que regresásemos, lo entendió perfectamente así que no creaste ningún problema
¿Él?
Claro, el amigo con el que me fui de viaje...
¿Pero no se suponía que ibas a ir con amigas?
Hijo de verdad quieres que siga con eso...
¿Con que?
Con decirte que me voy con amigas y no con algún amigo a pasar unos días o a divertirme. Me dijo tu hermana que no hacía falta que fuese tan de puntillas contigo y creo que tenía razón, ya eres mayorcito como para saber que sigo siendo joven y aun tengo mis necesidades, además de ser lo suficientemente atractiva como para atraer a los hombres.
Mamá, no hace falta que me des explicaciones, todos queríamos muchísimo a papa, pero como tú dices, aun eres joven y tienes tus necesidades, veo bien y normal que te puedas buscar a alguien que sea de tu gusto, me alegro de ello además –entonces caí en la cuenta y la mire con sospecha. ¡¡Por cierto!!, ¿cuánto hace que “sabes” que mi hermana y yo “sabemos” lo de tus amigos? –pregunte con una entonación especial.
Desde siempre, con tu hermana hablo mucho de ello y de ellos –soltó una risita-, ya sabes, cosas de mujeres. Pero cielo, tú estabas muy unido a papá, contigo no estaba tan segura de que lo entendieses como con ella...
No sé si enfadarme contigo o con Paula por la falta de confianza en mí.
Gracias cariño, y ahora podemos hablar si quieres de que es lo que pasa con Amanda -dijo tranquilamente mientras yo pegaba un nuevo respingo ante su pregunta tan directa.
¿Cómo dices?, no entiendo… -empecé, haciéndome el tonto, pero me corto en seco.
Digo que si quieres podemos hablar de porque has dejado a Amanda, ¿mejor así?
Mira mamá, no quiero ser descortés, pero déjalo estar, ¿vale?. No sé cómo te has enterado, pero déjalo, no quiero hablar de ello, simplemente se termino y ya está.
Algunas veces hijo pareces un poco cortito, ¿sabes?, obviamente me he enterado por Amanda. Me llamó llorando para explicarme que la habías dejado –al ver mi intención de hablar levantó las manos, pidiéndome silencio-, y antes de que digas nada te diré que me contó todo lo que sucedió, ¿vale?
Mira mamá, no sé qué te contaría, pero estoy seguro de que... -me callé.
Mi madre acababa de sacar su teléfono móvil y poniéndolo encima de la mesa mirando hacia mí, empezó a mostrarme las fotos que yo le había hecho a Amanda con su amiguito en Barcelona. Mirándome fijamente mientras lo hacía, mi madre fue pasando ante mis ojos una a una las tres fotos. Cuando levante la vista hacia mi madre la vi muy seria y mirándome directamente a los ojos.
Como veras, cuando digo que me lo ha contado todo, es que me lo ha contado todo, incluso me mando estas fotos que según ella recupero de la memoria de vuestra impresora, aunque por lo visto le dejaste también copias en papel.
Pues entonces ya está todo hablado mamá, ya sabes porque la he dejado. Si te has fijado bien, te habrás dado cuenta que ese de ahí no soy yo.
Lo sé cariño, sé que no eres tú, se que te engaño, y créeme que se como debes de sentirte en estos momentos después de haberla visto en esa situación con otro. Pero creo que te estás precipitando mucho con tus decisiones...
Mira mamá, se como os querías papa y tu, créeme que no creo que tengas idea de cómo me siento de traicionado ni lo duro que es todo esto para mí... verla con otro… -se me hizo un nudo en la garganta impidiéndome seguir.
Pues te equivocas cielo, durante nuestro matrimonio te aseguro que tu padre mantuvo relaciones sexuales con más de cincuenta mujeres distintas, y ninguna de esas era yo, así que creo que si puede que sepa cómo te sientes...
Mira mamá, te agradezco el intento, pero déjalo vale, estamos hablando de papa, no hace falta que me mientas así... vale ya, por favor.
No te estoy mintiendo cariño, es la verdad. También es verdad que yo a mi vez tuve también sexo con multitud de hombres, éramos lo que ahora se denomina un matrimonio liberal. Ambos nos acostábamos con otras personas con el consentimiento del otro.
Si os dijese que me quede helado mentiría, fue mucho, muchísimo peor que eso, además por su tono de voz y forma de decírmelo, supe instantáneamente que solo era la pura verdad, que no me estaba mintiendo en absoluto. Eso era ya lo único que me faltaba por saber, que mis padres, a los que idolatraba y que tenía por el modelo del matrimonio perfecto, hubiesen estado acostándose los dos con otras personas, y encima según parecía con el consentimiento del otro, no era capaz de asimilarlo, estaba en shock. Claro que peor aun fue cuando mi madre me dijo que mi hermana y su marido tenían ese mismo tipo de relación... ahí me remató del todo. Tuve que levantarme corriendo a ir al servicio a vomitar de como se me puso el estomago, se me revolvió por completo, incluso me tuve que sentar en la taza al terminar porque me mareaba, notaba como si me faltase el aire al respirar, creo que tuve un ataque de ansiedad, y lo malo es que aún le faltaba por empeorar. Cuando regresé del servicio os juro que no sabía ni que decir, ni como tomármelo, un sudor frio bañaba casi por completo todo mi cuerpo.
No lo entiendo... es... -estaba sin palabras
Es muy simple cariño, simplemente nosotros no vemos igual el sexo que el amor. Tanto tu padre como yo, o tu hermana y tu cuñado, tenemos las prioridades muy bien definidas al respecto... -la interrumpí
Claro, y por eso os acostáis con otros, porque las tenéis definidas de puta madre, de cojones… las tenéis definidas de cojones… -dije con voz amarga
No cielo, y no digas palabrotas. Para nosotros el sexo es solo eso, sexo, como te he dicho, tenemos las prioridades muy definidas hijo. Yo nunca hubiese hecho nada que le hiciese daño a tu padre, jamás me acosté con nadie con quien tu padre no lo aprobase, y el conmigo hizo igual, nunca tampoco se acostó con ninguna mujer a la que yo no hubiese dado mi visto bueno, si alguno decía que no, era no, simplemente y llanamente no.
Mira mamá, no quiero que te enfades vale, pero eso sería así en vuestro caso. Esto es distinto, ni Amanda ni yo... -me interrumpió
Eso en tu caso cariño, no en el de Amanda. Amanda piensa como pensaba tu padre, como pensamos tu hermana y yo. A ella la conocíamos de antes de que nos la presentaras, ¿te acuerdas que ese día, cuando la trajiste a casa?, acuérdate que tu padre te mando a por tabaco porque no tenía…
Sí, claro -no pude evitar contestar así, aunque la verdad es que no lo recordaba para nada.
Pues eso fue para poder hablar los dos con ella a solas. La habíamos conocido con su anterior novio en un club de intercambio al que nosotros solíamos ir también... ¡¡¡No!!!, ni lo pienses cariño -dijo mi madre al ver mi cara- jamás nos cruzamos en esa situación, Amanda nunca se acostó con tu padre o yo con su novio, y no, tu hermana esto no lo sabe tampoco, esto era algo únicamente entre ella, tu padre y yo.
De que hablasteis -dije apretando los dientes ante la nueva “sorpresita”, y con unas ganas de matar a alguien que no os hacéis una idea.
De ti, evidentemente. Queríamos saber si tu conocías algo tanto de ella como de nosotros en ese aspecto. Mira cariño, si algo te puedo asegurar, o te podría asegurar tu padre si aún estuviese aquí, es que Amanda te quiere con locura, de verdad... No hagas una estupidez por despecho, habla primero con ella, deja que te lo explique, escúchala y luego decide...
¿Me estás diciendo que como ella también distingue entre sexo y amor no se lo tome en cuenta? ¿Que no tiene importancia lo que ha hecho? ¿Que da igual que me haya engañado con otro?
Ni mucho menos hijo. Ya te he dicho que tu padre y yo siempre lo hacíamos con el consentimiento del otro, de otro modo hubiese sido traicionarnos. Yo amaba a tu padre y tu padre me amaba a mí, nunca nos hubiésemos engañado de ese modo... y Amanda, te ha engañado, de eso no hay la menor duda.
No te entiendo mamá, ¿entonces?
No te pido que la perdones, ni se me ocurriría hacerlo, solo quiero que hables con ella. Quizá después, descubras que sí, que quizá merezca la pena que le des una oportunidad cariño.
¿Y ya está?, ¿y así todo arreglado?
No cielo, créeme que es consciente que aun así tendrá que pagar por lo que ha hecho y créeme también que eso se lo he dicho yo misma cuando me lo contó, es consciente que si se la concedes, será la única que tenga. Ella no ve como tu el sexo y el amor en el mismo paquete, eso es cierto, pero pese a como lo vea o lo pueda ver, la verdad es que te engañó traicionándote, eso no lo puede negar, ni en ningún momento cuando hablé con ella lo intentó tampoco, y sabe más que de sobra que eso que ha hecho, le va a costar pagar un precio considerable.
Ya... hablar con ella... no sé si… no se… -dije completamente descolocado por todo lo que me estaba pasando y de lo que me estaba enterando, por si todo esto fuese poco, el estómago seguía intentando volvérseme del revés y me encontraba mareado.
No te preocupes por nada, la invite a cenar mañana y le pedí que hasta que hablaseis cara a cara no te volviese a llamar. Mañana yo cenare donde tu hermana y vosotros dos aquí a solas, por favor hijo, habladlo entre los dos y no pienses solo con el corazón, deja espacio para que la cabeza también pueda opinar por mucho que te duela.
Ya veremos mamá, ahora no me apetece seguir con esto, te ayudo a recoger y me acuesto que mañana tengo que madrugar -dije dando por terminada la conversación
No te preocupes hijo, ya recojo yo, pero piénsatelo cielo, no sumes un error tuyo al de ella por no pensar antes de hacer algo de lo que luego te puedas arrepentir.
No me moleste en contestarle siquiera, no tenía ganas de seguir hablando de nada, habían sido muchas cosas en solo un momento, la cabeza parecía a punto de estallarme. Lo de mis padres y mi hermana había sido un shock, el que supiese Amanda más de mis padres que yo en ese aspecto era otro, el que mis padres estuviesen enterados de esas cosas de Amanda otro más. Eran una cosa detrás de otra que se iban sumando al problema de Amanda..., con sinceridad os confesare que no tenía ganas más que de llorar. Parecía que todo se estuviese derrumbando a mí alrededor sin que pudiese hacer nada por evitarlo, me fui a acostar, pero no conseguí llegar a mi habitación, tuve que detenerme en el servicio para continuar echando bilis... Tenía un cuerpo que no os hacéis una idea.
Al día siguiente no es que estuviese muy allá que dijéramos, el estómago seguía haciendo estragos en mí. Estuve trabajando con mas ahincó aun que los días anteriores con el fin de evitar pensar en todo lo que me rondaba por la cabeza, lo que me había contado mi madre sobre ellos, mi hermana y lo que hasta ese momento había desconocido de la vida de Amanda se juntaban en mi mente junto a las imágenes de su traición, formando un coctel muy incomodo en mi cabeza. Me costaba distanciar unos hecho de otros, pensé que quizá eso fuese lo que había pretendido mi madre al contarme todo eso sobre ellos de golpe y en las circunstancias en que sabía que estaba con Amanda.
Cuando por la noche llegué a casa de mi madre, me encontré con la maleta que Amanda siempre solía llevarse a sus viajes. Al entrar al salón la vi sentada en la mesa y ciertamente no podía decir que no se la veía claramente afectada de verdad. En su rostro no llevaba ni rastro de maquillaje de ningún tipo, dejando plenamente visibles profundas ojeras y una evidente palidez junto con una clara irritación bajo los ojos, signo más que evidente de haber llorado mucho en los últimos días. Los ojos por su parte estaban también bastante enrojecidos, al punto de no verse prácticamente fondo blanco ninguno en ellos... Desde luego no podía decir en absoluto al ver todo eso que Amanda no lo estuviese pasando francamente mal, se le notaba en cada gesto y poro de su piel.
Perdóname por esta facha, pero tu madre me dijo que debía de recibirte sin maquillaje de ningún tipo... fue una de las condiciones que me impuso para interceder ante ti -la voz le falló, aunque se rehízo con esfuerzo- Yo... yo quería estar guapa para ti... pero... -esta vez no pudo seguir hablando.
No te preocupes por eso ahora, sabes que siempre me has gustado muchísimo más al natural. Tranquilízate anda, vamos a comer… a cenar –rectifiqué-, cuando te veas con fuerzas empiezas con lo que tengas que decirme
Gra.. gracias por esta oportunidad... -dijo intentando controlar la voz
No me las des, solo se trata de escucharte, solo de eso. No he prometido nada de nada.
Lo sé, y sé que posiblemente si no llega a ser por tu madre quizá no me la hubieses dado... pero de todos modos, muchas gracias cariño -se le nublaron los ojos cuando me vio apretar la mandíbula al escuchar ese "cariño".
Muy bien Amanda, te lo repito de nuevo, dime... -intente parecer lo mas frio posible
Amanda lentamente con la cabeza gacha empezó a contarme todo lo que según ella había sucedido entre ella y el hombre con quien la vi sin ocultarme nada, o al menos eso fue lo que me juro que haría. Permanecí callado durante toda la explicación que me dio sin interrumpirla para nada...
Su nombre es Juan, es parte del proyecto por el lado del cliente, mi contraparte exactamente. Llevamos cinco meses con este proyecto y desde el principio me estuvo rondando sin que yo le diese pie a nada, solo me hacía gracia su insistencia. Hace un par de meses me invito a una copa y no vi nada malo en ello. Te llamé y me despedí de ti diciendo que me iba a acostar pronto esa noche, después de eso nos fuimos a tomar unas copas a un local cercano al hotel donde me alojaba esos días. No me sentí especialmente orgullosa de haberte mentido, pero pensé que quizá te preocupases por mí y no lo quería... Te juro cari que no lo hice por miedo a que desconfiases de mi, créeme que no cielo, pero sé que me hubiese tocado llamarte al volver para decirte que estaba ya en el hotel, no quería que te desvelases teniendo que madrugar luego al día siguiente, y no te hubiese acostado hasta que lo hubiese hecho.
No paso nada, solo tomamos dos copas, bailamos un rato y después me acompaño hasta mi hotel, nos dimos un beso en las mejillas y cada uno nos fuimos por nuestro lado, yo a mi habitación y el supongo que a su casa. Después de eso me invito a cenar alguna noche junto con otros compañeros suyos, unas acepte y otras no porque tenía que trabajar, te lo conté, aunque siempre dije que había ido con algunos compañeros del proyecto sin entrar en detalles. La verdad es que únicamente quedamos para cenar los dos solos en un par de ocasiones, pero solo hablamos de trabajo, nada más, no ocurrió nada.
La primera vez que estuve con él fue hace un mes aproximadamente. Habíamos estado tomando unas copas varios de los compañeros de ambas empresas, después poco a poco cada uno se fue marchando por su lado, excepto el y yo. Lo cierto es que estaba bastante animada porque todo iba sobre ruedas, mucho mejor de lo que cualquiera hubiese esperado. Estuvimos bastante tiempo bailando los dos antes de marcharnos. Es cierto que me tome varias copas y que me encantaría poder echarles la culpa, pero no sería cierto, estaba contenta pero sabía lo que hacía en todo momento. Cuando llegamos a la puerta de mi hotel me beso en los labios con suavidad...
Sé que en ese momento debí haber cortado de forma tajante con él, debí de haberle parado los pies de modo firme y dejarle claras las cosas, pero... no lo hice, solo me reí y le dije que era un chico muy malo, le hice que me prometiese que no volvería a intentarlo más. Me dijo que me lo prometía, que no lo intentaría más si nos tomábamos la última copa en mi habitación. Sé que no debí de acceder, también sabía lo que eso significaba, pero era divertido tener así a alguien por mí, creía que lo controlaba y sería capaz de dominar la situación. Estuvimos tomando una copa y bailando un par de canciones, en la última me comenzó a besar en el cuello... Intente rechazarle, te juro que lo intenté, pero me estaba gustando lo que sentía y no pude. No sé exactamente en qué momento me entregué a él, pero lo hice por completo...
- *** -
Levanto la vista y al ver la cara que tenía, la forma en que apretaba los dientes, la rabia que me invadía, la volvió a bajar, pidiéndome con un hilito de voz que por favor no le pidiese que entrase en detalles que no me haría ningún bien conocer, que aceptara que simplemente se acostaron juntos esa noche. Preferí no saber que pasó, creí que si me lo explicaba no podría soportarlo, de modo que por una seña acepte lo que me pidió, no era capaz ni de articular palabra.
-***-
Por la mañana fue cuando me di cuenta de lo que había hecho, de que te había engañado con otro, me sentí morir por eso, por engañarte de ese modo. Cuando se despertó me intento dar un beso pero lo rechace, le di su ropa y le metí prisa para que se marchase de allí. Cuando se fue me eche a llorar sobre la cama. No podía soportarlo, de verdad, te juro que todo es como te lo cuento, no te miento en nada.
Luego cuando regrese a casa y me recibiste de esa forma, como siempre, con tanto cariño. No fui capaz de mirarte a los ojos, me daba miedo que pudieses ver algo en ellos y sentía vergüenza de lo que había hecho. Por la noche no conseguí pegar ojo, estabas abrazándome contra ti, te había dicho que no y pese a que notaba perfectamente como estabas tú me habías respetado sin intentar forzar la situación para conseguir que lo hiciésemos. Pase una noche terrible, quería llorar pero no podía, tenía miedo de despertarte y que me descubrieses. Por eso cambie también mis tonos de aviso del móvil, temía que en algún momento me pudiese mandar algo inapropiado y tu lo vieras al coger el aviso... estaba muy asustada con todo esto.
Esa semana fue infernal por completo, me sentía sucia por completo. Cada vez que me pediste que hiciésemos el amor fue un suplicio para mí, me sentía muy mal, sentía como si te fuese a manchar con mi miseria si me tocabas, al final opte por decirte que estaba con el periodo para evitar que insistieses, no podía mas con ello y sabia que me respetarías. Mil veces pensé en confesártelo, pero mil veces me dio miedo a perderte por eso si te lo contaba. Te confieso que contaba desesperada los minutos que faltaban para que tuviese que volver a Barcelona, no por verle a él, sino por estar lejos de ti. Te tenía miedo, cada vez que me preguntabas algo de repente, cada vez que querías hablar conmigo, cada vez que algo se salía de la rutina temblaba pensando que lo hubieses descubierto.
Regrese a Barcelona, estuve trabajando con él codo con codo. No quería ni verle, no quería recordar nada de lo que había sucedido entre los dos. El día anterior a mi vuelta se presento de improviso en mi habitación con intención de hablar conmigo para saber que me pasaba. Le deje entrar para hablar, no quería ningún espectáculo en el pasillo, le conté todo lo que sentí, estuvo intentando que me calmase y quitándole importancia al asunto de habernos acostado mientras tomábamos alguna copa. Lo cierto es que me consiguió tranquilizar y poco a poco me fui calmando... pero... empezamos a besarnos de nuevo. Terminamos como la vez anterior, haciéndolo de nuevo en mi habitación.
Esta vez no se quedo como la anterior, estuvo muy brusco e intenso, incluso esta vez se me irrito un poco esa zona. No sé porque lo volví a permitir, me gustaría poder decirte que no lo disfrute pero no puedo, te he prometido decírtelo todo y serte sincera por completo. Luego, después de un buen rato follando intento conseguir de mi algo que a ti siempre te he negado y no se lo permití, pero no porque no lo desease, en esos momentos me hubiese dado igual que me lo hiciese, lo habría aceptado. No fue por eso, sino porque a ti siempre te lo había negado y no quise que alguien que no fueses tu lo consiguiese de mi. Supongo que fue lo más cerca que estuve esa noche de tener realmente el control sobre mi deseo. Aun así lo intentó conseguir usando un poco de fuerza, pero se puso muy brusco conmigo y otra vez le eche de mi habitación de malas maneras, incluso estuve en un tris de romperle una lamparita en la cabeza.
Cuando regresé, esta vez fue peor que la anterior, no podía ni mirarte a la cara, me daba miedo incluso cuando me hacías alguna caricia. No podía sentir que me tocabas sin recordar lo que había hecho de nuevo. Por eso me empeñe esa noche en salir por ahí, por eso no quería estar en casa contigo a solas... tenía miedo, tenía mucho miedo de que quisieras hacer el amor, además ahora tenía el sexo irritado y pensaba que si lo veías te darías cuenta de que era esa irritación... tenía miedo, he pasado miedo desde el primer momento cada día que estuve contigo, miedo de que me descubrieses y perderte.
El día que tomaste esas fotos le dije que no volvería a suceder nada, que cualquier cosa que quisiese de mi solo del trabajo y durante el trabajo. Me pidió quedar para cenar y hablarlo, estábamos en la puerta de las oficinas y no podía permitirme ningún escándalo, de modo que acepte. Cuando salí de hotel se lo volví a repetir y discutimos, me lo termino por aceptar y me beso, fue ese beso al que correspondí, no sé porque lo hice, creo que porque había aceptado que lo dejaríamos, no sé, de verdad, aunque luego al darme cuenta lo rechacé empujándole, aunque sé que no es excusa para habérselo aceptado al principio. Después de cenar e intentar explicarle el porqué de no querer seguir así mientras durase el proyecto y me dijo que lo entendía. Cuando regresábamos me pidió una última vez, pero me negué, le dije que a mi habitación no volvería a subir nunca más, entonces fue cuando me arrastro hacia un rincón en plena calle. Nuevamente supo volver a calentarme, pero esta vez le dije que adelante, pero que sería el último y que nunca más volvería a permitir que nos viésemos a solas. Si quieres saberlo si, lo disfruté, en parte porque ya estaba muy excitada con solo tenerle al lado, en parte porque estaba segura de esta vez era yo quien dominaba la situación y de que este era el último de verdad, que eso sería definitivamente el fin de esta historia.
Como imagino que supondrás no cejó en su empeño, esa noche pese a haberle despedido en la puerta del hotel dejándole todo muy claro se presento media hora después en mi habitación, pero le eche, no le deje ni hablar siquiera, le cerré la puerta en las narices. Al día siguiente ni siquiera le permití estar a mi lado, pensé que por fin había logrado superar el problema por completo, esa estupidez que había cometido seria mi secreto, te aseguro que regresaba dispuesta a compensarte por todo ello, aunque tú no lo supieses. Al día siguiente cogí el vuelo con destino a Madrid contenta y relajada, algo que no hacía desde que empezó con todo esto, volvía decidida a estar más cerca aún de ti. Fue una tarde larguísima, estaba deseando que se terminase el trabajo para poder volver a casa contigo. Al final me escape casi media hora antes, te quería para mí esa misma noche, quería que me usases a placer, quería que borrases de mi cuerpo cualquier resto de sensación del otro.
Esa noche volví a casa feliz, tarde menos que nunca, estaba deseando verte, deseando poder compensarte por todo lo que te había hecho en esas semanas aunque tú no lo supieses... Cuando entré no estabas, pensé que estarías trabajando y te habrías retrasado más de la cuenta, ni siquiera me fije en nada, no vi lo que dejaste encima de la mesa. Empecé a preparar algo de cenar para los dos, ansiosa por qué regresaras de una vez para verte de nuevo, incluso tenía pensado vestirme de forma adecuada para que no pensases siquiera en cenar otra cosa que no fuese yo... Cuando salí al salón para poner las cosas para cenar los dos y luego ir a vestirme fue cuando vi sobre la mesa las fotos con todas tus llaves junto a tus cosas. Las cogí temblando de miedo, temiendo ver aquello... Te llamé enseguida, una y otra vez para que me perdonases, para que me dieses una nueva oportunidad, para verte, para lo que fuese, me daba igual... pero quería sobre todo oír tu voz de nuevo... No sé el tiempo que estuve llorando con esas fotos en las manos, solo quería morirme en ese momento porque te había perdido por estúpida, por mi culpa...
Cuando regresé esta semana a Barcelona le di por completo de lado pese a que siguió tras de mí. Cuando le dije en un aparte lo que me había pasado y le rogué que me dejase en paz de una vez, el muy cabròn intento "consolarme", en ese mismo instante le di un rodillazo en sus partes. Luego para terminar de hundirme me entere que el hijo de puta estaba casado, como no me dejaba en paz ni aún así, le amenace con ir a ver a su mujer y contarle todo..., tras eso por fin me ha dejado tranquila.
Como no contestabas, como no me atendías y estaba desesperada llamé a tu hermana para que me diese el teléfono de donde estuviera tu madre, aunque a ella no le dije nada. Luego la llame y hablé con ella, le conté todo lo que haba pasado, todo, absolutamente todo, igual que te lo he contado a ti, del mismo modo, sin guardarme nada, por mucho que pudiese perjudicarme al contárselo.
Después de esto termino diciéndome que me amaba de verdad, que no la perdonase si no quería, pero que por favor le diese otra oportunidad, que haría lo que fuese, lo que yo quisiese, pero que no la abandonase… que me demostraría con hechos que me quería de verdad… etc… etc… y bla, bla, bla…
Al final terminó llorando a lágrima viva, os aseguro que pese a todo lo pasado, no es nada agradable ver en ese estado a la mujer que todavía amas, aunque la verdad es que me quede frio, no podía sacar de mi cabeza lo que me había contado que hizo… ni ya que estamos, lo del matrimonio de mis padres y hermana… os aseguro que todo esto me superaba, tenía todo mezclado en la cabeza… Lo que de verdad me hubiese gustado en esos instantes era desaparecer y no volver a saber nada de nadie nunca más, ni Amanda, ni mi Madre, ni mi Hermana, ni hostias en vinagre… largarme al fin del mundo si hacia falta…
CONTINUARA